Del Comité del Movimiento Revolucionario Internacionalista
Después del 11 de septiembre

¡Oponerse a la cruzada "antiterrorista" de Bush contra los pueblos del mundo!

Obrero Revolucionario #1121, 7 de octubre, 2001, en rwor.org

Del Comité del Movimiento Revolucionario Internacionalista

El 11 de septiembre, miles de inocentes murieron en territorio estadounidense. En las tinieblas del terrorismo y servicios de espionaje, donde reinan intrigas y elementos de doble faz, tal vez nunca se conozca con precisión quién organizó el ataque ni los móviles. Pero hay dos cosas sumamente claras: primero, las víctimas se suman a los millones de víctimas directas e indirectas de las políticas y las acciones de la clase dominante estadounidense. Segundo, crímenes aún mayores están en ciernes.

El gobierno yanqui ha declarado la "guerra contra el terrorismo", y así se adjudica el derecho de atacar a todas las fuerzas y gobiernos desde el Medio Oriente hasta el sur de Asia. Y elegirá los blancos de acuerdo al servilismo y la velocidad con que los países se sometan a sus órdenes. El club de dignos cómplices del gobierno estadounidense no es exclusivo: pueden participar los gobiernos no democráticos o que utilizan el terror contra su población u otras fuerzas. Un buen ejemplo: la veloz transformación de Pakistán de potencial víctima en zona de estacionamiento de tropas yanquis. Esta guerra tropezará con una tormenta de resistencia de los países elegidos como blancos así como de los pueblos del mundo, incluso en los Estados Unidos y otros países agresores. Todo ello refleja el conflicto que opone el imperialismo mundial encabezado por los Estados Unidos a los pueblos y países oprimidos, la principal contradicción en el mundo de hoy.

No es de sorprenderse que muchas personas, por temor, ignorancia o egoísmo, se hayan tragado el cuento de otra sanguinaria cruzada de la "civilización occidental". En estos momentos, crece la cantidad de personas que piensan que los gobiernos --a fin de movilizar apoyo a una guerra criminal-- están traficando con el dolor tras la muerte de inocentes.

¿Por qué no nos dicen que al "sospechoso número uno", Osama bin Laden y su movimiento, lo patrocinó el gobierno estadounidense: lo financiaron, armaron y alentaron más de una década la CIA, el M16 británico y sus socios de los servicios de espionaje sauditas, durante la rivalidad del bloque occidental contra los soviéticos? ¿Por qué no nos dicen que el gobierno estadounidense reclutó y entrenó a los extremadamente reaccionarios talibanes en el servil Pakistán y mandó a tropas paquistaníes a Afganistán para colocarlos en el Poder? ¡Y, hoy, las mismas potencias que desataron a los talibanes contra el pueblo afganistaní quieren desatar aún mayores castigos!

Bush llama su "nueva guerra" "Operación Justicia Infinita", pero es infinitamente injusta. Bush representa el país que usó la primera bomba atómica contra el pueblo japonés en pos de consolidar su imperio al fin de la II Guerra Mundial, monstruoso crimen contra la humanidad. Las bombas y soldados yanquis mataron más de un millón de vietnamitas y 600.000 camboyanos. La CIA orquestó la masacre de hasta un millón de indonesios cuando derrocó a Sukarno en 1965. El propio 11 de septiembre ya se grabó con sangre y fuego en el corazón del pueblo chileno y del mundo: ese momento horroroso de 1973 cuando la CIA derrocó a Salvador Allende y aplaudió cuando Pinochet masacró a 30.000 opositores. Y, el gobierno yanqui ha patrocinado los escuadrones de la muerte y las fuerzas armadas quienes destazaron y balacearon a 150.000 personas durante 40 años en Guatemala y apuntaló a la tristemente célebre contra en el vecino Nicaragua y a los escuadrones de la muerte del gobierno salvadoreño en los años 1980. En la guerra del Golfo, la guerra aérea yanqui provocó la muerte de decenas de miles de iraquíes, tal vez hasta 200.000, incluidos soldados que se habían rendido. El bloqueo yanqui y la destrucción sistemática y planeada de la economía iraquí han causado la muerte de al menos 500.000 niños según las cifras de la ONU. Israel es el perro guardián bien comido en el Medio Oriente, que ha utilizado las armas y la ayuda que el gobierno estadounidense le ha suministrado para cometer cada crimen sionista desde la fundación del Estado de Israel en la tierra de otras personas hasta las masacres de los jóvenes palestinos hoy y las bombas "inteligentes" contra líderes políticos. Bush representa el país donde la policía libra una inmisericorde guerra contra las nacionalidades minoritarias, despacha a helicópteros para patrullar los ghettos y barrios e incluso bombardea a la población (la comuna de MOVE de Filadelfia, en 1985, con la muerte de 11 hombres, mujeres y niños). Tiene 3.500 condenados a muerte, entre ellos algunos de los más famosos presos políticos del mundo. La "democracia" yanqui respondió a los sucesos del 11 de septiembre proponiendo leyes que permitirían la detención indefinida de cualquier no ciudadano. Ahí, se mata a médicos que practican abortos, y el presidente le hace caso a los fanáticos religiosos más fundamentalistas.

¿Por qué no nos dicen Bush, Blair, Chirac, Schroeder, Berlusconi y sus secuaces que la guerra no es por la justicia sino por el imperio? No es un "choque de civilizaciones" sino el plan de gobiernos bárbaros y la "civilización occidental" para consolidar el control y competir entre sí por regiones de importancia estratégica y dominación mundial. Otras potencias imperialistas apoyan la campaña bélica, a la vez que se quejan de las fuertes presiones del gobierno yanqui para con sus socios en el crimen: son los dos elementos del plan para proteger su lugar en la mesa de saqueo imperialista, en que el trabajo y la vida de seres humanos son el único plato, tragado con los recursos naturales del planeta.

En la última década, en aras de la globalización se han intensificado las tendencias básicas del sistema imperialista mundial. Las potencias explotan más profundamente que nunca a cada rincón del mundo, desatando una insoportable violencia por medio de las armas y la acumulación de ganancias a costa de la vida de las masas. Si bien esta situación ha generado prosperidad para algunas personas una parte del tiempo en los países imperialistas, la vida digna y la felicidad que se les ha prometido a las clases medias a cambio de su silencio, han sido pura ilusión. En los países oprimidos, se han ofrecido cachivaches electrónicos y lo más putrefacto de la cultura occidental a una minoría con la esperanza de ganarse su docilidad, mientras que las masas de obreros y campesinos caen más profundamente en la pobreza y se pisotea la dignidad de los países.

Ante los horrendos crímenes y la arrogante dominación del mundo por los yanquis, a muchas personas de todo el mundo les encantó el gran golpe al corazón del imperio. Pero para aquellos que quieran liberarse del peso de las botas yanquis y no sólo una venganza efímera y degradante, es necesario conocer los momentos históricos cuando las masas populares se enfrentaron y derrotaron al más poderoso de los enemigos. Es muy importante recordar hoy la heroica lucha del pueblo vietnamita, que derrotó al ejército yanqui en medio de una tormenta revolucionaria mundial centrada en la China maoísta que sacudió a todas las potencias imperialistas y coloniales y también generó combativos movimientos de masas revolucionarios y de oposición, sin precedentes, en los propios países ricos, incluso los Estados Unidos. Últimamente, pocas personas se atreven a contar esa lección de la historia. Pero es más que historia, pues hoy, se están librando guerras populares dirigidas por maoístas en el Perú, Nepal y otros países; son guerras que se apoyan en las masas y encarnan la nueva sociedad que queremos crear.

Aunque una meta de la fiebre belicista de hoy es movilizar apoyo para un ataque contra los pueblos de los países oprimidos, otra es la suspensión general de muchos derechos y libertades en las democracias imperialistas y medidas represivas generales contra toda la oposición al imperialismo en los países clientelares, so pretexto de acabar con el terrorismo. En algunos países, las autoridades dicen que ya no tolerarán la oposición que hasta ahora no han podido aplastar con medios indirectos. En los Estados Unidos y Europa, los cobardes ataques a musulmanes y personas de otros países buscan generar un ambiente general de temor.

El que la resistencia a la "cruzada" declarada se desarrolle como parte de la batalla mundial por acabar con el imperialismo o que la secuestren los reaccionarios, en esencia depende de qué programa y qué concepción del mundo dirigen la lucha del pueblo. Nunca podemos dejar que nos impongan las opciones de la explotación y la opresión del imperialismo moderno con envoltura "democrática" occidental, o el regreso a una forma medieval opresiva de vida bajo el islam u otro movimiento religioso. En las últimas dos décadas, la historia ha probado en Irán, Argelia, Afganistán y muchos países más que los movimientos islámicos no podrán liberar al pueblo ni derrocar al imperialismo. Al contrario. La historia ha mostrado que únicamente cuando las masas tengan el Poder --en los Estados socialistas o en las repúblicas de nueva democracia dirigidas por la clase obrera y su vanguardia comunista--, es posible forjar un nuevo futuro.

Urge como nunca antes tener una visión comunista de una sociedad mundial basada en la asociación libre y voluntaria de todos los seres humanos, ya libre de divisiones de clases, ya libre de divisiones entre países opresores y oprimidos, ya libre de la subyugación de la mujer por el hombre. Aun cuando nos unamos con las masas en lucha quienes defienden otras ideologías, nuestra visión científica es la columna vertebral con que podemos navegar las contracorrientes de un mundo tumultuoso y que nos da fuerza y valor para movilizar al pueblo en las batallas del momento, de enfrentar los retos.

El Movimiento Revolucionario Internacionalista convoca a los pueblos de todos los países a unirse por millones para oponerse y luchar contra todo acto de agresión estadounidense. Rechacemos la hipocresía de los enemigos imperialistas. Apuntemos alto y luchemos por la auténtica liberación. Recuerde: las tenebrosas horas de la noche son el preludio de la alborada.

Comité del Movimiento Revolucionario Internacionalista
24 de septiembre de 2001

(Información: BCM RIM , WC1N 3XX, Londres, Reino Unido, o un participante en el MRI)


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