Obrero Revolucionario #1123, 21 de octubre, 2001, en rwor.org
El PCR saluda a los valientes luchadores que se están movilizando para el sexto Día Nacional de Protesta para parar la brutalidad policial, la represión y la criminalización de una generación.
Cada 22 de octubre desde hace cinco años nos hemos reunido en ciudades por todo el país. Los familiares de las víctimas de policías asesinos han protestado al lado de chavos de los ghettos y barrios pobres y de gente de todas las nacionalidades que anhela justicia.
Juntos hemos sacado a la luz la realidad de VIDAS ROBADAS: las miles de personas muertas a sangre fría por la policía en la última década. El 22 de octubre ha sido un día para condenar: la brutalidad diaria contra los de abajo, especialmente los negros, latinos, gente de color y los inmigrantes; el tratamiento de toda una generación que han demonizado; y la práctica de racial profiling (hostigar y arrestar por el color de la piel).
Nuestra resistencia ha inspirado a millones de personas que viven esa brutalidad a diario y le ha abierto los ojos a millones más. Hemos puesto a la defensiva a las autoridades por la conducta de la policía. El 22 de octubre ha sido una concentración de las luchas contra la brutalidad policial, luchas que están creciendo y templándose por todo el país.
Todo eso ha sido muy importante para el pueblo.
Pero este 22 de octubre, tras los sucesos del 11 de septiembre y todas sus secuelas, podría ser el día de protesta más importante hasta la fecha.
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Este año las manifestaciones y los mítines del 22 serán más polémicos. Las autoridades y los medios de comunicación dirán que "todo ha cambiado con el 11 de septiembre" y que no se debe protestar.
Sí, algunas cosas han cambiado. Pero otras no.
Este mes en Cincinnati un juez absolvió al agente que mató a Timothy Thomas. El nombre de Timothy se agrega a la larga lista de víctimas de policías asesinos que no han recibido justicia: Amadou Diallo, Tyisha Miller, Pedro Oregón, Johnny Gammage, Anthony Rosario, y muchos, muchos más. Esto no ha cambiado. Pero ahora nos dicen que tenemos que callarnos y soportar esas fechorías por "la unidad nacional".
El valiente preso político Mumia Abu-Jamal todavía está en el pabellón de la muerte por una condena injusta. Esto no ha cambiado. Pero ahora el desalmado político que firmó su orden de ejecución es el director del nuevo Departamento de "Seguridad de la Patria".
Nuestros hermanos y hermanas inmigrantes todavía tienen que vivir en las sombras por miedo a la Migra. Esto no ha cambiado. Pero ahora han redoblado la opresión de los inmigrantes, con arrestos e interrogatorios en masa por el FBI, más deportaciones y más militarización de la frontera, con especial ferocidad contra los árabes, sudasiáticos y otros musulmanes.
A la gente de color la siguen hostigando en las calles, las autopistas y los aeropuertos. Esto no ha cambiado. Pero ahora las autoridades han redoblado el racial profiling contra la gente del Oriente Medio y el sur de Asia.
Dos millones de personas languidecen en los penales de este país; la gran mayoría son jóvenes de las minorías condenados de delitos no violentos. Esto no ha cambiado. Pero ahora quieren darle más poderes a la policía, los tribunales y los penales.
Continúa la represión contra los que luchan por un mundo más justo: con violencia contra las manifestaciones, toques de queda, espionaje e intervención electrónica de todo tipo, en Washington, D.C., en Cincinnati y en todo el país. Esto no ha cambiado. Pero ahora están promulgando a todo dar nuevas leyes para facilitar el espionaje y el arresto de disidentes.
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Este año, el 22 de octubre se realizará en medio del bombardeo estadounidense del pueblo de Afganistán. Cruelmente, las autoridades aprovechan el dolor y las lágrimas por los sucesos del 11 de septiembre para crear una nueva realidad represiva.
Desde hace muchos años, la epidemia de terror policial y de cárcel para los jóvenes ha destrozado la vida de docenas de millones de personas. Pero ahora la estructura de poder está aprovechando los sucesos del 11 de septiembre para borrar esa historia y "rehabilitar" a la misma policía cuya brutalidad ha sacudido e indignado a millones. Con el pretexto de proteger a la ciudadanía, les dan más poderes represivos a los matones que ya agreden y asesinan con impunidad.
Los que captamos esa realidad, los que la hemos experimentado en carne propia, tenemos que oponer resistencia. Tenemos que demostrar que la cháchara de que "todo ha cambiado" causará más sufrimiento.
¿Cuál era la misión de los agentes que le metieron 41 tiros a Amadou Diallo, que sodomizaron a Abner Louima, que estrangularon a Anthony Báez frente a su familia o que balearon a Nicholas Heyward, Jr., porque tenía una pistola de juguete? ¿Son "héroes de la clase trabajadora" cuya misión es proteger al público? No. Son opresores del pueblo y parte del aparato represivo que siembra terror sistemáticamente contra las masas de este país. Ese es el papel de la policía de Nueva York y de la policía en general.
¿Qué declaración hizo el juez que absolvió al agente que mató a Timothy Thomas y dijo que solo "cumplía su deber"? Que es el deber de la policía defender un sistema injusto de riqueza en un polo y pobreza en el otro, y las demás relaciones sociales opresivas que experimentamos a diario.
¿Qué mentalidad tenía el agente que atropelló y mató a María Herrera, su hijo y su hermana en Brooklyn tras una orgía y borrachera con toda la delegación? ¿Son héroes o una bola de arrogantes que piensan que la vida de la mujer no vale nada? ¿No es la misma mentalidad que vemos ahora en las bombas bautizadas "NYPD" que matan a mujeres y niños en Afganistán?
Los políticos y la prensa nos dicen que ahora no es conveniente criticar al sistema o a la estructura de poder. Desde el 11 de septiembre y del supuesto heroísmo de la policía de Nueva York, todo ha cambiado y hay que silenciar las críticas y la oposición. ¿Cómo? Díganselo al juez que absolvió al asesino de Timothy Thomas.
¿Qué significa "todo ha cambiado"? ¿Que ahora la policía va a parar el hostigamiento y el salvajismo contra los chavos de los ghettos y barrios pobres? ¿Que ahora se abolirá la discriminación en toda la sociedad y que se implementará una auténtica igualdad para los negros, latinos y otras nacionalidades oprimidas? ¿Que ahora a la mujer no la agrederán ni la tratarán como objeto sexual? ¿Que ahora los fascistas cristianos y demás reaccionarios dejarán de acosar y matar a mujeres que buscan libertad reproductiva, y a los médicos y trabajadores de clínicas que proveen servicios de aborto y de control de natalidad, y que Bush condenará a esos reaccionarios por los ataques contra la mujer?
¿Que ahora se acabará el hostigamiento de los inmigrantes y la explotación con salarios de miseria? ¿Que ahora pondrán en libertad a los presos políticos y los condenados injustamente, como Mumia Abu-Jamal, y se acabará la persecución política? ¿Que ahora las grandes corporaciones imperialistas suspenderán la esclavitud en talleres de miseria de centenares de millones de niños y adultos en México, Haití, Bangladesh, China y demás países, para producir chips para computadoras, ropa de moda, pelotas de fútbol, etc.? ¿Que ahora Estados Unidos y las demás "grandes potencias" (y los aspirantes a "grandes potencias") pararán las agresiones y guerras de dominación y dedicarán sus inmensos recursos a poner fin al hambre, la enfermedad (por ejemplo el SIDA) y la enorme brecha entre ricos y pobres en el mundo?
Si no, pues...
NO NOS DIGAN QUE "TODO HA CAMBIADO" Y QUE NUESTRA LUCHA CONTRA ESAS INFAMIAS, Y NUESTRA RESOLUCIÓN DE ACABAR CON ELLAS, NO SON NI NECESARIAS NI VÁLIDAS. DE HECHO, SON MÁS NECESARIAS, MÁS VÁLIDAS Y MÁS IMPORTANTES QUE NUNCA.
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Hoy se habla mucho de "héroes". El 22 de octubre tenemos que alabar a estos héroes:
-- los padres de las víctimas de asesinatos policiales, que han encontrado la valentía, en medio de su dolor y de maltrato y ataques policiales, de luchar y reclamar justicia;
-- los jóvenes que se les han plantado a las autoridades y reclamado un mundo mejor y más humano, a pesar de gas lacrimógeno, balas de goma y mentiras;
-- todos los demás que se han mantenido firmes, sean los inmigrantes hostigados en la calle, los presos condenados injustamente o los luchadores que condenan el coro ensordecedor, dirigido desde los más altos niveles, que exige más represión.
¡ALTO A LA BRUTALIDAD POLICIAL, LA REPRESIÓN Y LA CRIMINALIZACIÓN DE UNA GENERACIÓN!
¡LA REVOLUCIÓN ES LA ESPERANZA DE LOS DESESPERADOS!
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