Obrero Revolucionario #1130, 9 de diciembre, 2001, en rwor.org
El viernes 23 de noviembre la guerrilla maoísta lanzó una pujante nueva ofensiva en Nepal, con una serie de ataques en más de 20 de las 75 capitales de distrito.
La guerra popular en Nepal, que inició el Partido Comunista de Nepal (Maoísta) en febrero de 1996, lleva casi seis años cobrando fuerza y extendiéndose por todo el país. La nueva ofensiva rompe un alto el fuego de cuatro meses y pone fin a charlas entre el gobierno y los revolucionarios.
Al cierre de esta edición, las batallas continúan a lo largo y ancho del país. El rey ha declarado "estado de emergencia", acompañado de medidas represivas, arrestos, censura y suspensión de los derechos constitucionales. Y, por primera vez, ha mandado al Ejército Real Nepalés a luchar contra la guerra popular.
India ha anunciado que ayudará al gobierno nepalés a aplastar a los maoístas. Estados Unidos, China, Rusia y Japón han declarado que apoyan al gobierno y al rey.
Los informes periodísticos son escasos y no concuerdan. Pero no cabe duda de que la nueva ofensiva de miles de combatientes maoístas le ha dado duro a la clase dominante nepalesa.
Ataques coordinados
El mayor ataque ocurrió el viernes 23 por la noche en el distrito de Dang, a 450 km al oeste de la capital, Katmandú. La guerrilla atacó puestos de las fuerzas de seguridad y mató a 14 soldados y nueve policías. Por primera vez atacó un cuartel del Ejército Real (una importante base de la campaña militar contra la guerra popular).
Los medios informaron que poco antes de la medianoche empezaron ataques coordinados contra las oficinas administrativas del distrito, la delegación policial y el cuartel. El ataque coincidió con la ausencia de la mayoría de los soldados, que estaban de licencia o en otras zonas. Solo había de 45 a 50 soldados (de un total de 200) y la mayoría dormía cuando los maoístas lanzaron el ataque por sorpresa. El comandante del cuartel murió.
Los guerrilleros registraron las oficinas del gobierno, confiscaron el dinero de los bancos y capturaron al administrador distrital. Destruyeron las oficinas administrativas, el puesto de policía, el cuartel militar, la cárcel, los bancos, y las oficinas de hacienda, de impuestos y de bosques. Centenares de combatientes participaron en el ataque y capturaron gran cantidad de armas y municiones. Según un informe, confiscaron $2 millones de los bancos de Dang.
En un ataque contra otro cuartel en la zona, mataron a 11 soldados e hirieron a 50.
Esa misma noche lanzaron un ataque en Syanja, a 225 km al oeste de la capital, y mataron a 13 policías y un inspector. Se tomaron el banco y la cárcel, pusieron en libertad a los presos y confiscaron dinero, armas y municiones. Según informes radiales, mil rebeldes participaron en ese ataque.
Los guerrilleros también atacaron y destruyeron un aeropuerto en Surkhet, en la Región Occidental. Demolieron un helicóptero de fabricación rusa que ha realizado ataques contra la guerrilla. El helicóptero pertenece a una compañía, Asian Airlines, que está a punto de venderle al ejército otros dos helicópteros Mi-17 avanzados con equipo infrarrojo para combate nocturno. Los medios informaron: "Unos 25 minutos antes de hacer volar el helicóptero, los maoístas cortaron la electricidad al aeropuerto de Surkhet". También dañaron otros dos helicópteros pertenecientes a las aerolíneas Gorkha y Air Ananya.
Los ataques del 23 de noviembre conmocionaron al gobierno nepalés. Inmediatamente el primer ministro, Sher Bahadur Deuba, organizó una reunión de emergencia para lanzar una ofensiva contrarrevolucionaria unificada. El domingo 25 por la noche, mientras el rey se preparaba para anunciar el estado de emergencia, la guerrilla atacó de nuevo, esta vez en Salleri, en la Región Oriental.
Centenares de combatientes atacaron puestos del gobierno cerca del monte Everest, en el distrito de Solukhumbu. La batalla duró seis horas. Fue la primera vez que el ejército popular participó en una batalla de tanta envergadura en la Región Oriental, donde los maoístas no han tenido tanta fuerza como en el occidente.
También destruyeron la torre del aeropuerto de Phaplu, confiscaron dinero y oro de los bancos, y atacaron las oficinas distritales de la policía y del gobierno.
Según un informe, a las 10:30 de la noche el jefe del gobierno de Solukhumbu informó a los jefes de otros distritos que mil maoístas estaban en las oficinas. El subjefe de policía de la Región Oriental informó que a medianoche una voz gritó por la radio que los rebeldes atacaban desde todos los lados, y luego la comunicación se cortó.
Nuevo Consejo Popular
En medio de la nueva ofensiva, el Partido Comunista de Nepal (Maoísta) anunció la formación de un nuevo "Consejo Popular" de 37 miembros. Un website que apoya la guerra popular dice: "El consejo se formó en una conferencia de representantes del ejército de liberación popular, de varios frentes de liberación nacionales y regionales, de varias organizaciones de masas y de los comités populares unidos distritales. El consejo es una asamblea popular unida provisional y transicional, que se encargará de las funciones administrativas, legislativas y militares en las zonas liberadas y dirigirá los comités populares unidos. Es la alternativa a la monarquía y se esforzará por crear la República Popular de Nepal".
El Partido Comunista de Nepal (Maoísta) también exhortó a una semana de "acción popular" y un "bandh" (paro) el 7 de diciembre.
La guerra popular cobra fuerza
El gobierno nepalés lleva años empantanado en una crisis por la guerra popular, que ha conquistado grandes zonas del oeste del país, especialmente los distritos de Rolpa y Rukum.
Ahora el ejército popular tiene la capacidad de realizar movimientos a nivel de batallón (o sea, de varios centenares de soldados) y ha formado compañías provisionales y permanentes en varias regiones. Docenas de pelotones y centenares de escuadras regulares se suman a los miles de combatientes de las milicias populares.
En grandes zonas del campo, hay zonas guerrilleras y bases de apoyo de la guerra popular donde se han forjado nuevas formas de poder popular. Se han elegido Comités Populares Unidos locales y distritales para forjar e implementar nuevas políticas. En mayo de 2001, se anunció la formación de gobiernos populares en enormes reuniones en los distritos de la Región Occidental, donde la guerra popular tiene más fuerza.
Tras la masacre de la familia real (el rey y otros ocho miembros de la familiar real murieron a manos de un príncipe) el 1º de junio, el ejército popular redobló la lucha. El 6 de julio, atacó puestos policiales en tres distritos, mató a 41 policías e hirió a muchos más. El 12 de julio, se celebró un bandh (paro) nacional y, el mismo día, la guerrilla atacó un puesto policial en Holleri (distrito de Rolpa) y capturó a 70 policías.
Eso provocó una crisis gubernamental y el primer ministro tuvo que renunciar. El nuevo primer ministro anunció un alto el fuego unilateral y negociaciones con los maoístas. El PCN (Maoísta) respondió con una suspensión de acciones ofensivas.
En las charlas el PCN (Maoísta) exigió el establecimiento de una república, un gobierno interino y una asamblea constituyente. El gobierno puso en libertad a varios camaradas y dirigentes maoístas presos.
El miércoles 21 de noviembre, Prachanda, el presidente del PCN (Maoísta), anunció la suspensión de las charlas porque el gobierno había rechazado las principales demandas. A los dos días el ejército popular lanzó la nueva ofensiva.
Crisis gubernamental y estado de emergencia
El lunes 26 de noviembre el rey Gyanendra declaró el estado de emergencia y ordenó la movilización de los 50.000 soldados del ejército real. Antes el ejército se había desplazado a varias zonas de guerrilla pero no había trabado batalla.
Gyanendra instituyó la "Ley para la prevención y castigo del terrorismo y de actividades subversivas". Declaró que el PCN (Maoísta) es una organización "terrorista" como pretexto para un montón de medidas represivas (¿suena familiar?):
Suspendió el derecho de asamblea. A los "terroristas" o simpatizantes los pueden meter a la cárcel de por vida. Pueden cerrar periódicos que simpatizan con los maoístas. La policía puede registrar sin orden. Suspendió el derecho a la información, la libertad de expresión o el derecho a la privacidad. La policía puede congelar cuentas bancarias y pasaportes. La policía tiene nuevos poderes para registrar y detener 90 días y el Ministerio del Interior puede extender el término. Han apretado la seguridad por todo el país. El 30 de noviembre el gobierno advirtió a los médicos que no deben atender a los maoístas heridos sin permiso de las autoridades. El ministro de Salud dijo que si un médico desafía esa orden, lo castigarían de acuerdo a la ley contra el terrorismo.
Esta es la segunda vez en la historia de Nepal que se ha declarado estado de emergencia.
El principal partido de oposición, el Partido Comunista de Nepal (Marxista-Leninista Unido), apoyó el estado de emergencia y dijo: "Tal acción es una respuesta necesaria a las actividades terroristas de los maoístas".
Arrestos y censura
Se han prohibido actividades públicas y publicaciones que apoyan a los maoístas. En muchos distritos, sobre todo en la Región Occidental, se ha declarado toque de queda. A la policía le ha ordenado matar a los que pegan afiches o apoyan a los maoístas de otra forma.
Poco después de la declaración del estado de emergencia, las fuerzas de seguridad registraron las oficinas de periódicos que simpatizan con los maoístas, como el diario Janadesh. Arrestaron a periodistas revolucionarios y confiscaron computadoras, máquinas de fax y archivos. También arrestaron a varios dirigentes maoístas en Katmandú y a cinco docenas de estudiantes en Pokhara.
El gobierno también está tratando de controlar los medios de comunicación. El Ministerio de Información y Comunicaciones publicó pautas que tienen que obedecer los medios. No se puede publicar nada que genere odio o falta de respeto al rey o a la familia real, al ejército, a la policía o a los funcionarios del gobierno. Tampoco se pueden publicar noticias a favor de los maoístas o que proponen tumbar al gobierno.
Se permite publicar tres clases de noticias: 1) "Noticias que condenan las actividades criminales de los maoístas terroristas. Pero hay que tener cuidado de no levantar el estado de ánimo de los terroristas". 2) "Noticias sobre la heroicidad y logros del Ejército Real Nepalés, la policía y los funcionarios del gobierno", y 3) "Noticias oficiales del gobierno y los medios gubernamentales".
El 27 de noviembre, el ejército le informó a los medios que tienen que pedir permiso al Departamento de Información si quieren informar sobre las fuerzas militares. El gobierno creó dos grupos para seguir las noticias sobre la guerra.
Piden ayuda a India
India ha dominado económica y políticamente a Nepal desde hace muchos años, y la clase dominante nepalesa es subordinada a la de India. La guerra popular le preocupa mucha a India.
El PCN (Maoísta) ha advertido que existe el peligro de intervención de India contra la revolución. Actualmente el rey y el Partido del Congreso Nepalés han pedido ayuda.
La embajada india anunció que apoya el estado de emergencia. Incluso antes de la declaración del estado de emergencia, el comandante del ejército nepalés fue a India para pedir armas y pertrechos militares. El primer ministro de India, Atal Bihari Vajpayee, ofreció ayudar al rey a aplastar la insurgencia.
Según varios informes, Nepal ha pedido municiones, armas y equipo de ingeniería. También quiere que India entrene a 30.000 paramilitares.
El ministro del Interior dijo: "Nepal comprará dos helicópteros y equipo de India para el uso exclusivo de las fuerzas policiales". También dijo que ha pedido ayuda a otros países, como Estados Unidos y China.
Pedir ayuda a India no es nada nuevo. India es la principal fuente de armas de Nepal y ha estado preparando el terreno para una intervención directa contra la guerra popular.
En los últimos meses ha despachado miles de soldados a la frontera, donde cooperan con el ejército nepalés. En la zona de Bengal Occidental, donde viven muchos nepaleses, el gobierno llevó a cabo redadas y arrestó a dirigentes maoístas. Ahora las autoridades de Bengal Occidental han alertado a las fuerzas fronterizas para impedir que los maoístas crucen la frontera.
Tras los sucesos del 11 de septiembre, el ministro del Exterior de India tildó a los maoístas de Nepal de "terroristas", una etiqueta que nunca antes se les había aplicado. Suena a pretexto para intervención.
Preocupaciones imperialistas y ayuda contrarrevolucionaria
Otros gobiernos reaccionarios han expresado apoyo al gobierno nepalés y condenado a los maoístas. La embajada yanqui anunció que apoya "el uso de fuerza contra la violencia maoísta".
A comienzos de noviembre, el gobierno nepalés anunció que Estados Unidos le iba a dar varios helicópteros avanzados. En el clima de hoy, cuando todo se justifica como medida "contra el terrorismo", se anunció que sería para "combatir a los terroristas". Un funcionario del Ministerio del Interior dijo: "Desde el ataque al World Trade Center, Estados Unidos está comprometido a eliminar el terrorismo en todo el mundo y los helicópteros son una parte de eso".
Los gobiernos de la Unión Europea, Rusia, Japón y China también declararon apoyo al gobierno nepalés.
Hoy China es un país capitalista; el gobierno odia el legado de Mao Tsetung y teme una revolución maoísta en la frontera. En mayo, el primer ministro chino fue a Katmandú a hablar sobre la insurgencia.
El ejército nepalés necesita "ayuda internacional" para combatir la guerra popular. Quiere comprar 50.000 rifles de asalto, dos helicópteros Mi-17 rusos (y posiblemente otros Mi-24 más viejos) y nuevas armas alemanas. Varias compañías armamentistas de Corea, Alemania, Israel, Estados Unidos y Bélgica compiten para reemplazar los viejos rifles.
La lucha continúa
Al cierre de esta edición, siguen los combates entre el ejército real y la guerrilla maoísta.
El jueves 29 de noviembre, dos bombas dañaron una fábrica de Coca Cola. Fue el primer ataque en la capital desde la declaración del estado de emergencia. El presidente de la Cámara de Comercio e Industria lo llamó un ataque "antiamericano". Coca Cola ha invertido $26,31 millones en la fábrica.
Las autoridades controlan los medios de comunicación, así que la información es poco confiable. Pero no cabe duda de que la nueva ofensiva asustó a la clase dominante y provocó una crisis gubernamental. Los reaccionarios han respondido con una campaña de represión y la movilización del ejército para cometer mayores crímenes.
Desde hace seis años la guerra popular de Nepal cobra fuerza y se extiende. Ahora, con la nueva ofensiva, los revolucionarios maoístas demuestran que están resueltos a seguir adelante a pesar de los retos, vueltas y revueltas de la lucha.
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