Sistema desalmado ataca a radical de los años 60

El castigo de Sara Jane Olson

Obrero Revolucionario #1130, 9 de diciembre, 2001, en rwor.org

El 16 de junio de 1999, Sara Jane Olson iba en su minivan cerca de su casa de Minnesota cuando de repente la rodearon agentes de la policía y del FBI. Tenían una orden de arresto viejísima que la sindicaba de pertenecer al Ejército Simbionés de Liberación (SLA, siglas en inglés) durante los años 70 y de colocar bombas debajo de patrulleros de la policía de Los Ángeles.

Los medios de comunicación se volvieron locos. El 31 de octubre de este año, Sara Jane Olson se declaró culpable de intento de homicidio con bombas. Pero al salir del juzgado, le dijo a la prensa que en realidad no era culpable, sino que sabí que en el clima político actual, después del 11 de septiembre, no iba a recibir un juicio imparcial y por eso se declaró culpable a cambio de una sentencia más leve (lo que se llama plea bargain).

El 3 de diciembre regresará a la corte para ver si habrá juicio o no.

Es un drama que empezó hace más de 25 años.

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El 16 de mayo de 1974, la policía rodeó una casa modesta de la comunidad negra de Compton, en California. Adentro estaban seis miembros del Ejército Simbionés de Liberación. Por 24 horas, policías de Los Ángeles, del estado y del FBI le dispararon a la casa... mientras millones de televidentes miraban. Al final, la incendiaron. Nadie sobrevivió.

El SLA era una pequeña organización radical formada en 1973 por ex presos negros y un comité de simpatizantes del movimiento de presos radicales. Cuando surgió, el movimiento revolucionario de los años 60 estaba en reflujo. Se debatía apasionadamente la estrategia revolucionaria: los revolucionarios maoístas promovían la revolución proletaria y el levantamiento armado de millones de masas; otras tendencias abogaban por varias formas de guerra de guerrillas urbana y acción armada de grupos pequeños; otras rechazaron toda forma de lucha armada.

El SLA realizó una serie de acciones armadas. Secuestró a Patty Hearst, hija de una acaudalada familia burguesa, y obligó a su familia a distribuir comestibles gratis a los pobres de California. El caso se ventiló mucho en los medios de comunicación, especialmente cuando Hearst se unió al SLA y participó en el robo armado de un banco.

Después de la despiadada masacre de los miembros del SLA en Compton, hubo una protesta y conmemoración de los muertos en Berkeley, donde Kathleen Soliah habló de su amistad con Angela Atwood, una de los asesinados. Kathleen se metió al movimiento contra la guerra de Vietnam cuando estudiaba en la Universidad de California en Santa Bárbara, y apoyaba la lucha de liberación negra. El discurso que dio en Berkeley le ganó la enemistad del FBI.

En agosto de 1975, la policía de Los Ángeles anunció que encontró bombas hechas a mano sin explotar debajo de dos patrulleros y acusó al SLA de colocarlas como represalia por la masacre de 15 meses atrás.

En septiembre del mismo año, el FBI arrestó en San Francisco a los miembros del SLA Bill y Emily Harris. Más tarde arrestó a Patty Hearst y su compañera de casa, Wendy Yoshimura. Al no encontrar también a Kathleen Soliah, el FBI la declaró la fugitiva "más buscada" del país, afirmando que era miembro del SLA.

Kathleen Soliah se metió a la clandestinidad y empezó una vida nueva como Sara Jane Olson. Vivía en un suburbio de clase media en Minnesota; se casó, crió a sus hijas y participó en producciones de teatro para aficionados. Aunque figuraba en las fotos de fugitivos en las oficinas de correos, participaba públicamente en actividades progresistas. Durante los años 80, colaboró en el movimiento contra el apartheid de Sudáfrica y como voluntaria en una librería política.

El asedio legal a Sara Jane Olson

"Los que gobiernan este sistema jamás perdonan".

Bob Avakian, presidente del PCR,EU

Hoy, en el clima de histeria y represión "antiterrorista" que impera a raíz del 11 de septiembre, las autoridades quieren darle a Sara Jane Olson un castigo ejemplar.

Aunque la pueden condenar a perpetuidad, Sara Jane Olson no ha renunciado a las ideas políticas radicales de los años 60. Señala que hay poca evidencia contra ella y afirma que ni fue miembro del SLA ni colocó bombas en patrulleros policiales.

Muchos amigos de Minnesota la apoyaron públicamente, ayudaron con los costos de abogados y viajaron a California para estar con ella. Se realizaron actos de apoyo en Minneapolis/St. Paul, Los Ángeles, San Francisco y San Diego. La oficina de Los Ángeles del Gremio Nacional de Abogados también la apoyó.

Los medios han pintado el caso de acuerdo al nuevo clima político de "ten miedo y sospecha de todo mundo". Dicen que el SLA era un "foco terrorista" y que Sara Jane Olson prueba que cualquier vecino --incluso en una comunidad acomodada-- puede ser un "terrorista". Un artículo sobre el caso se tituló: "Ya no hay tolerancia para los radicales impenitentes de los años 60".

Sara Jane Olson señaló que en ese clima no espera un "juicio imparcial". Es casi una condena anunciada.

Después de 26 años, pruebas chatarra

A raíz del arresto de los Harris en 1975, la policía cateó su departamento sin orden de registro. Presuntamente, en un ropero cerrado con llave había materiales para la fabricación de bombas similares a las de los patrulleros de Los Ángeles. La policía dice que Kathleen Soliah visitó el departamento. No hay ninguna evidencia de que viviera ahí o supiera qué había en los roperos.

La policía vincula a Kathleen Soliah con las bombas en parte porque un trabajador de ferretería dijo que ella le compró un tubo. Sin embargo, ese trabajador le dijo al padre de Soliah que la policía le especificó a quién identificar.

Otro testigo del gobierno es Patty Hearst, quien se espera que diga que Olson pertenecía al SLA. Hearst renunció al SLA para obtener amnistía presidencial y admite que no sería un testigo fidedigno.

Por otra parte, Wendy Yoshimura escribió en sus notas personales que Olson no estuvo en Los Ángeles el día que se colocaron las bombas. Más tarde, esas notas "desaparecieron" de la sala de evidencias.

En resumen, las autoridades tienen pocas evidencias, pero abundan las tácticas policiales sospechosas.

Injusticia en el tribunal

Las autoridades agregaron acusaciones de "conspiración" contra Sara Jane Olson para presentar como evidencia las acciones de los demás "conspiradores". Jim Lafferty, del Gremio Nacional de Abogados, criticó esa movida legal, diciendo que busca influenciar al jurado con acciones que ocurrieron antes de la fecha en que (según la policía) Olson se unió al SLA y en las cuales ella claramente no se involucró.

Asimismo, el juez dijo (después del 11 de septiembre) que permitirá descripciones de los "actos terroristas" del SLA como justificación de los cateos ilegales realizados por la policía en 1975.

Los fiscales le han ocultado evidencias y documentos a los abogados defensores, y han buscado contaminar el ambiente para el juicio. Un ejemplo: Shawn Chapman y Tony Serra, los principales abogados defensores, exhibieron decenas de documentos del juicio en un website con el fin de sacar a luz las muchas injusticias. Un documento tenía la dirección de dos policías. Con cinismo, las autoridades dijeron que eso era un complot para poner en peligro a los agentes. Arrestaron a los dos abogados y el Colegio de Abogados inició una audiencia profesional. Aunque las acusaciones se anularon más tarde, el incidente contribuyó a viciar el ambiente para el juicio.

¿Condena sin juicio?

Como dijimos al comienzio, el 31 de octubre Sara Olson se declaró culpable y luego, al salir, anunció a los reporteros que no era culpable, pero que no esperaba un juicio imparcial en tal ambiente. El juez se puso furioso y la llamó a una audiencia "sin precedentes". Dijo que no iba a permitir que se declarara culpable en el tribunal e inocente fuera de él, y que para mantener la "confianza del público" en el sistema legal debía retirar su declaración de inocencia.

Más tarde, Sara Jane Olson retiró su declaración de culpabilidad y solicitó un juicio. Dijo: "A raíz de una profunda reflexión, me di cuenta de que no puedo decir que soy culpable cuando sé que no lo soy". Agregó: "No he cambiado de parecer, pero he encontrado la valentía que necesito para hacer lo correcto".

En medio de todo eso, Sara Jane Olson participó en una protesta en Los Ángeles contra la guerra de Afganistán.

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El caso de Sara Jane Olson está ahora en un momento crítico. El 3 de diciembre, un juez decidirá si tiene derecho a un juicio con jurado. Si rechaza la petición, se prevé que la sentenciarán (sin juicio) a la cárcel de 20 años a perpetuidad. El fiscal ya anda diciendo que su "falta de remordimiento" será motivo para negarle libertad provisional en unos años.

Las autoridades han resuscitado este caso para pintar de criminales y de "terroristas" los movimientos de resistencia de los años 60 y 70. Están enjuiciando a Sara Jane Olson por las ideas políticas que tenía en ese tiempo y por su postura de hoy. Quieren imponer un veredicto injusto sobre el pasado y el futuro.


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