Obrero Revolucionario #1131, 16 de diciembre, 2001, en rwor.org
Con la llegada de diciembre, el conflicto palestino dio un fuerte giro: tras varias explosiones de bombas en Israel, el ejército lanzó una serie de ataques contra ciudades palestinas con aviones de guerra F-16 y helicópteros artillados Apache. Asimismo, apretó el cordón militar de retenes y represión a lo largo y ancho de Gaza y Cisjordania.
Los bombardeos aéreos se centraron en la infraestructura de la Autoridad Palestina, que encabeza Yasir Arafat. En Ramala, cayó un misil cerca de la oficina donde estaba Arafat. Otras bombas destruyeron helicópteros que usa Arafat, así como oficinas y delegaciones de policía de la Autoridad Palestina. El ejército destruyó con bulldozers la pista del aeropuerto de la ciudad de Gaza, el único que nominalmente controla la Autoridad Palestina (aunque en realidad lo controla Israel). También hubo bombardeos contra zonas de civiles; uno de los muertos fue un estudiante que iba camino a la escuela.
Ariel Sharon, el primer ministro, declaró que era una respuesta "justificada" a las bombas, y que era parte de la guerra internacional contra "el terror".
El grupo islámico Hamas reivindicó los ataques suicidas, pero Sharon afirmó que Arafat era culpable de todo ataque contra Israel y que debía aplastar de inmediato las organizaciones Hamas y Jihad Islámica. Arafat recibió una lista de más de 30 "terroristas" palestinos y órdenes de arrestarlos. La lista se la entregó un representante del gobierno de Estados Unidos, que reiteró las órdenes de Sharon de desmantelar los grupos islámicos.
Arafat declaró estado de emergencia. La policía palestina arrestó a unas 200 personas y puso bajo arresto domiciliario al jeque Ahmed Yassin, alto líder de Hamas. Pero Israel se quejó de que no era suficiente, de que no arrestaron a los principales líderes; por su parte, Arafat se quejó que los ataques militares israelíes no dejan trabajar a la policía palestina.
No es nada nuevo que Israel y Estados Unidos le digan a Arafat que ataque a grupos como Hamas, pero ahora le han dado un ultimátum: o hace lo que le mandan o...
Al cierre de esta edición, el gobierno estadounidense dice que no piensa botar a Arafat. Sin embargo, es claro que la cabeza de Arafat está en juego (y no solo en sentido figurado). Sharon estaba en conversaciones en Washington cuando estallaron las bombas y de inmediato regresó a Israel y ordenó los ataques. Normalmente, cuando Israel desata grandes ataques contra los palestinos, Estados Unidos pide "moderación", de dientes para afuera. Pero no esta vez. El vocero de la Casa Blanca dijo: "El punto de vista del presidente es que Israel es un gobierno soberano y que tiene derecho de defenderse". Mejor dicho: ¡adelante, muchachos!
El secretario de Estado advirtió que este era el "momento de la verdad" para Arafat. Un enviado especial al Medio Oriente escribió que si Arafat no actúa de inmediato, Estados Unidos "debe suspender relaciones con él y con la Autoridad Palestina". Tales amenazas no son solo de palabra: el misil que cayó cerca de la oficina de Arafat claramente era una forma de decir que Israel lo podría matar, como a muchos de la Autoridad Palestina.
Arafat ha sido el encargado de "negociar" con Israel en el "proceso de paz" que inició Estados Unidos después de la guerra del Golfo, y es el encargado del "autogobierno" de las zonas que puede que quizá algún día lleguen a ser un miniestado palestino. Por eso, es muy serio que Israel le dé un ultimátum (con clara aprobación de Washington), y podría tener grandes repercusiones en la región y más allá.
Hace apenas un par de meses, Estados Unidos hacia declaraciones "conciliatorias" sobre la cuestión palestina; por ejemplo, decía que siempre ha estado a favor de un "estado viable" para los palestinos. Pero ahora, con la "victoria" sobre Afganistán, Estados Unidos se siente con alas y ha decidido pisar más fuerte Palestina y advertir que toda resistencia contra Israel y toda oposición a los intereses de Estados Unidos será motivo para caerle encima con la "guerra contra el terrorismo". Ya el gobierno federal cerró y congeló los bienes de la Fundación Tierra Santa, una organización musulmana de caridad, con el pretexto de que financia a Hamas.
Por otra parte, voces de peso de la clase dominante, de Israel y gobiernos árabes del establo yanqui, como Egipto, advierten que quitar a Arafat y desmantelar del todo la Autoridad Palestina sería contraproducente pues puede prender más furia y oposición de los palestinos y en toda la región.
La situación está en un punto peligroso. Las masas palestinas pueden sufrir una nueva serie de ataques de Israel. Y parece que Estados Unidos e Israel se han embarcado en un camino que puede prender más trastornos e inestabilidad.
El problema básico de Palestina: Ocupación injusta
Echarle la culpa a Arafat de todo y decir que los ataques militares israelíes son "autodefensa" es el colmo de la hipocresía. Hamas declaró que las explosiones eran represalias por el asesinato de su alto líder Mahmoud Abud Hanoud en noviembre. Abu Hanoud se sumó a una serie de políticos palestinos asesinados por Israel últimamente y el gobierno israelí sabía que Hamas tomaría represalias por ese asesinato. Así que el "shock" de Sharon cuando estallaron las bombas fue total hipocresía.
Sharon es un maestro de provocación reaccionaria. En septiembre de 2000 (pocos meses antes de tomar las riendas del gobierno), se presentó rodeado por mil soldados y policías en Haram al-Sharif, una plaza del centro de Jerusalén que es muy importante en la religión islámica. Claramente, era una declaración arrogante de que Israel piensa seguir siendo dueño de todo Jerusalén, una ciudad que es el centro político y cultural de la nación palestina. La visita tenía toda la intención de provocar una fuerte protesta palestina, que luego Israel aprovechó como excusa para ataques violentos y mayor represión.
Sharon es un alto líder de la ultraderecha, que considera que el "proceso de paz" es capitulación y recomienda apretar más las clavijas en Gaza y Cisjordania. Ciertas fuerzas de ultraderecha incluso quieren expulsar completamente a los palestinos de esos territorios y anexarlos a Israel. Ahora, después de provocar a Hamas asesinando a uno de sus líderes, Sharon lanza una ofensiva militar contra Arafat y la Autoridad Palestina, y la presenta como una "guerra contra el terror".
Es importante recordar que el gobierno israelí estimuló a Hamas en sus comienzos (años 70 y 80), como contrapeso a las fuerzas seculares de la resistencia palestina. Esa era la época en que Estados Unidos formaba fuerzas islámicas en Afganistán y otras partes contra los movimientos de liberación nacional y contra los imperialistas soviéticos.
Israel y Estados Unidos dicen que el problema central de Palestina es la "violencia", pero no se refieren a la constante violencia del moderno y bien equipado ejército israelí contra los palestinos. Por ejemplo, cuando el mes pasado cinco niños palestinos murieron en Gaza a causa de una mina, el gobierno israelí primero dijo que no fue así y después dijo que fue un "accidente infortunado". Huelga decir que Estados Unidos no acusa a Israel de terrorismo por esas muertes ni por la muerte de centenares de palestinos desde septiembre del año pasado. Pero eso sí, toda oposición y resistencia del pueblo palestino es "terrorismo" y hay que eliminarlo.
La causa del conflicto palestino es la lucha contra la opresión de Israel: una lucha justa de liberación de la ocupación colonial y de recuperación del territorio perdido. El estado de Israel se estableció en 1948 con el apoyo de las grandes potencias en tierras robadas a los palestinos con una campaña de limpieza étnica: arrasando centenares de pueblos y expulsando a más de 800.000 palestinos. Después, Israel ha conquistado más territorio con guerras de agresión y sigue creciendo con la construcción de colonias en Cisjordania y Gaza.
Hoy, los pueblos y campamentos de refugiados de Cisjordania y Gaza están expuestos constantemente a bombardeos de tanques, aviones, barcos y cañones israelíes. Una y otra vez el ejército derrumba casas y destruye frutales y olivares. Las comunidades palestinas son pequeños fragmentos rodeadas por soldados y colonos israelíes. La vida diaria es un laberinto de barricadas, retenes y trincheras militares. Para hacer una visita familiar o ir a un hospital de urgencia hay que pasar por humillantes y peligrosos cateos.
Pero esa brutalidad implacable no ha extinguido la resistencia popular. Los chavos confrontan a diario a las tropas y tanques israelíes con piedras y hondas.
La resistencia palestina ha sido una fuente de inspiración para los oprimidos por todo el mundo y especialmente en el Medio Oriente, y ha atizado odio contra Israel (y su chorro de dinero: Estados Unidos) y contra los gobiernos reaccionarios pro yanquis de la región.
Para Estados Unidos, el control del Medio Oriente es crucial para el imperio. Después de la guerra de 1991 contra Irak, aumentó la presencia militar directa en la región. También tiene fuertes lazos con Egipto y otros estados árabes reaccionarios. Pero Israel es la fortaleza estratégica para los planes de Estados Unidos en el Medio Oriente.
Estados Unidos trató de extinguir la llama de la resistencia palestina en la década pasada con el "proceso de paz", que ofrece la falsa esperanza de un miniestado, es decir, vivir en algo parecido a una reserva indígena.
Ahora Estados Unidos ha abarcado a Palestina en la "guerra contra el terrorismo". No se han perfilado todos los detalles, pero como muestra la actual ofensiva militar israelí, esto traerá más violencia reaccionaria, opresión e injusticia para el pueblo palestino.
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