C. Clark Kissinger
Obrero Revolucionario #1133, 6 de enero, 2002, en rwor.org
El 18 de diciembre, un juez federal declaró que la sentencia de muerte de Mumia Abu-Jamal violó la ley. Inmediatamente los partidarios de Mumia llamaron a amigos y pusieron la noticia en la internet.
Por primera vez en 20 años, un tribunal ha declarado que ocurrió algo indebido en la farsa de juicio que metió a este preso político revolucionario en el pabellón de la muerte. Pero un vistazo a la decisión demuestra que la lucha tendrá que continuar.
Primero, un tribunal federal superior podría anular la nueva decisión (del juez federal William Yohn) y reafirmar la sentencia de muerte. La fiscal de Filadelfia, Lynn Abraham, anunció que apelará al Tribunal de Apelaciones del Tercer Circuito. Si este reinstaura la sentencia, el gobernador de Pensilvania podría fijar una fecha de ejecución inmediatamente.
Segundo, la decisión de Yohn permite que la fiscalía realice una nueva audiencia de sentencia, que podría volver a sentenciarlo a muerte. Esta es una amenaza muy seria en el clima actual de supresión de los derechos de los acusados y de glorificación de la policía. Un coro de voces reaccionarias exhorta a reinstaurar la sentencia y ejecutarlo ya.
Cometiendo una gran injusticia, ¡Yohn ratificó la condena de Mumia! Al anular la sentencia de muerte, mencionó una sola violación de las normas jurídicas. Pero rechazó todos los 20 puntos de la petición de habeas corpus de Mumia, que demuestran sin lugar a dudas que lo condenaron injustamente y la mala conducta del juez y la fiscalía, como supresión de pruebas, coacción de testigos, perjurio policial, imposición de un abogado incompetente, prohibición de defenderse a sí mismo y de tener el asesor que quería. Yohn también rechazó el punto de que el proceso de selección de jurados fue racista (aunque dijo que podría figurar en una futura apelación).
Si la decisión de Yohn se ratifica, Mumia quedaría sentenciado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. Esto sería una gran injusticia, y muchas organizaciones e individuos --como Amnistía Internacional, Educadores pro Mumia Abu-Jamal, ¡Rehusar & Resistir! y Tom Morello (de Rage Against the Machine)-- ya han exhortado a seguir luchando hasta conseguir justicia completa.
Historia de injusticia
Hace 20 años condenaron a Mumia por la muerte de un policía de Filadelfia y lo sentenciaron a muerte en un juicio que Amnistía Internacional llamó "una parodia de la justicia". Desde ese entonces, Mumia ha escrito y hablado desde el pabellón de la muerte contra la injusticia y la opresión, y sus partidarios han librado una encarnizada lucha para parar el plan de ejecutarlo y silenciar su voz.
Mumia es el preso más conocido del pabellón de la muerte en Estados Unidos y por todo el mundo. Los informes sobre la decisión del 18 de diciembre hicieron que mucha más gente se enterara de su caso.
Cuando oyeron la noticia, los reaccionarios se pusieron a gruñir que Mumia debe volver al pabellón de la muerte. Maureen Faulkner --viuda del agente que murió la noche de los hechos y vocera de las fuerzas pro pena de muerte-- dijo que el juez era "demente y torcido". Rich Costello, director de la Orden Fraternal de Policía (FOP) de Filadelfia, dijo que la decisión era "un aborto de la justicia". La fiscal Abraham anunció que iba a apelar hasta la Suprema Corte, si fuera necesario.
Por otro lado, los partidarios de Mumia consideran que se ha abierto una grieta en el sólido muro de injusticia que lo ha mantenido tanto tiempo en el pabellón de la muerte.
La decisión recibió mucha publicidad por todo el país: salió en la primera plana del New York Times; la mencionaron todas las redes televisivas; y se discutió en el programa "Today" al día siguiente. El periódico negro de Nueva York, Amsterdam News, la llamó "la primera grieta en 20 años", pero advirtió que podría ser "una maniobra para diluir el pujante movimiento de apoyo aquí y por todo el mundo a Abu-Jamal".
Varias agencias noticieras de otros países también informaron sobre la decisión, entre ellas la BBC de Inglaterra. Reuters informó que suscitó muchos comentarios en Francia, donde hace poco nombraron a Mumia "ciudadano honorario" de París.
El contexto de estos sucesos es una agresiva campaña de dominación global acompañada de medidas represivas internas extraordinarias: han abolido muchos derechos básicos con leyes y órdenes presidenciales; una atmósfera de "estás con nosotros o contra nosotros" amenaza reprimir todo disentimiento; han legitimado el racial profiling con el pretexto de tomar medidas de "seguridad"; han detenido a muchos inmigrantes; y han establecido tribunales militares... todo en nombre de la "justicia".
En medio de todo eso, esta decisión y la publicidad que ha recibido han hecho que más gente conozca a Mumia. Los amantes de la justicia se indignarán al enterarse de que pasó 20 años en el pabellón de la muerte antes de que un juez resolviera que lo sentenciaron indebidamente. Y si la sentencia es indebida, ¿qué otros problemas tuvo el juicio?
Para todos los que tienen ojos para ver, lo que salta a la vista es una gran injusticia racista cometida contra un periodista negro revolucionario:
La policía y el FBI tenían a Mumia en las miras desde que era un joven revolucionario dirigente del Partido Pantera Negra de Filadelfia. En las calles de Filadelfia lo llamaban "la voz de los que no tienen voz" por sus comentarios radiales en pro de la justicia y en contra de la brutalidad policial. En la farsa de juicio de 1982, el "juez-verdugo" Albert Sabo, la fiscalía y la policía complotaron para suprimir las pruebas, amenazar a los testigos, y más. En la audiencia de sentencia la fiscalía citó declaraciones políticas de Mumia de hacía muchos años para persuadir al jurado a sentenciarlo a muerte.
Cuánto más se examina este caso, más se ve que ha sido una gran injusticia, así que toda la atención que está recibiendo ahora es una excelente oportunidad. Pero por otra parte, la posibilidad de que reinstauren la pena de muerte o de que lo sentencien a cadena perpetua es seria, especialmente en el clima de hoy. La situación dicta seguir luchando por su libertad.
La decisión de Yohn
El juez Yohn le ordenó al estado de Pensilvania anular la sentencia de muerte o celebrar una nueva audiencia de sentencia en un lapso de 180 días. Los locutores derechistas y la FOP gruñeron que levantó la sentencia de muerte a raíz de un "detalle técnico". Pero en realidad el "detalle técnico" es el derecho al "proceso legal establecido" garantizado por la Constitución.
Yohn dijo que el juez Sabo, cuando dio instrucciones al jurado sobre la sentencia, no cumplió las normas establecidas por la Suprema Corte en casos que podrían llevar a una sentencia de muerte: Sabo les dio a entender a los jurados que solo podían tomar en cuenta circunstancias atenuantes (contra la pena de muerte) si las aceptaban unánimemente. Pero en realidad la ley no requiere tal aceptación unánime.
Así que la decisión de Yohn no se basó en un "detalle técnico" sino en una clara violación de la ley. Pero Yohn escogió una violación relativamente menor y pasó por alto violaciones mucho más flagrantes, como por ejemplo, que el fiscal citara las declaraciones políticas de Mumia para recomendar la pena de muerte.
Además, Yohn rechazó todos los 20 puntos que presentó la defensa para que anulara la condena. Una de las mayores infamias del caso es que Sabo, el juez del juicio de 1981, también presidió la audiencia de apelación de 1995, y rechazó todas las nuevas pruebas (de coacción y soborno de los testigos de la fiscalía y de que el abogado de Mumia en 1981 estaba mal preparado y era incompetente, algo que él mismo admitió).
Hubiera sido justo anular la condena y mandar a celebrar un nuevo juicio, o a lo mínimo una audiencia sobre las nuevas pruebas. Pero la justicia nunca ha sido lo central en este caso. Yohn ratificó una condena que Amnistía Internacional y muchos otros llaman injusta y que, como comentó el periódico The American Lawyer, "entrampó" a Mumia.
El tribunal de Yohn era la última oportunidad para presentar nuevas pruebas. Pero Yohn ni siquiera permitió discutirlas, a pesar de que Mumia y su hermano presentaron por primera vez declaraciones juradas sobre los sucesos de la noche de 1981 en que murió Faulkner. También hay declaraciones juradas de Arnold Beverly, que admite que él mató a Faulkner, y de una empleada del tribunal de Filadelfia que oyó a Sabo prometer "matar a ese nigger". (Yohn no mencionó esas declaraciones, pero antes dijo que no quería que el juez estatal celebrara audiencias sobre ellas).
Ratificar la condena quiere decir que las futuras apelaciones solo podrán tomar en cuenta las actas del juicio presidido por Sabo, bendecido por la Suprema Corte estatal (dominada por miembros de la FOP) y ahora adoptado por un juez federal.
Los próximos pasos
Con la anulación de la sentencia de muerte, hubieran debido trasladar a Mumia del pabellón de la muerte a la parte general del penal, donde podría estar con otros presos y tener visitas directas de familiares y amigos por primera vez en 20 años. Pero el estado de Pensilvania apeló inmediatamente para bloquear el traslado.
Los abogados de Mumia también anunciaron que van a apelar sobre la condena. Las dos apelaciones van al Tribunal de Apelaciones del Tercer Circuito, donde las decidirá una junta de tres jueces federales.
En esta fase todavía existe la posibilidad de anular la condena, porque Yohn dejó abierto un aspecto del juicio de 1981: el proceso racista de seleccionar los jurados. La fiscalía rechazó 11 candidatos afroamericanos que cumplieron todos los requisitos, y en el juicio hubo un solo jurado negro.
El Tribunal de Apelaciones está en el proceso de decidir el caso de Donald Hardcastle, cuya condena fue anulada hace poco por razones muy parecidas a las de Mumia. En el caso de Hardcastle, el fiscal también rechazó los candidatos afroamericanos al jurado. Además, se trata del mismo fiscal, el mismo juez y los juicios ocurrieron en el mismo período de tiempo.
El hecho de que anularan la condena de Hardcastle pero ratificaran la de Mumia demuestra lo injusta que es la decisión y lo mucho que se necesita redoblar la lucha. En Filadelfia se demostró que la policía entrampó y metió a la cárcel injustamente a miles de personas, y a los fiscales les presentan un video de capacitación para rechazar jurados negros. Yohn ha debido tomar en cuenta las pruebas y la sórdida historia racista de los tribunales y la policía, y anular el veredicto. Pero no lo hizo. Eso demuestra una vez más el tratamiento excepcional a Mumia de este sistema, y la realidad de que toda pizca de justicia se gana por medio de la lucha.
Además, no es seguro que el Tribunal de Apelaciones tenga la autoridad de anular la condena, porque la Ley contra el Terrorismo y de Pena de Muerte Efectiva de 1996 (que afecta las apelaciones a tribunales federales) es relativamente nueva y no se ha puesto a prueba.
Mumia y sus abogados seguirán luchando en los tribunales. Pero las decisiones de los tribunales sobre las nuevas leyes son un campo de batalla político muy influenciado por la lucha popular.
Redoblar el movimiento en defensa de Mumia
Ahora el caso de Mumia está en una nueva fase crítica, en el contexto de una ola de represión sin precedentes, leyes y órdenes fascistas, la supresión del disentimiento y la glorificación de la policía. El imperio estadounidense anda bombardeando y amenazando por todo el mundo en nombre de la "justicia", y en el país pide grandes sacrificios para defender la "civilización" y el "modo de vida" estadounidenses.
El caso de Mumia cuestiona ese "modo de vida" y demuestra la dura realidad de la "justicia" estadounidense. ¿Qué clase de sistema entrampa y amenaza ejecutar a una persona como Mumia, quien ha dedicado la vida al pueblo y es un faro positivo para millones, especialmente para la nueva generación? Un sistema de una injusticia y opresión profundamente arraigadas.
La historia de Mumia encarna la "historia de Filadelfia": el bombardeo de la casa de MOVE en 1985, que mató a 11 personas; uno de los mayores porcentajes del país de negros en el pabellón de la muerte; un departamento de policía célebre por la corrupción sistemática y la brutalidad contra los negros.
El caso de Mumia concentra la profunda injusticia del pabellón de la muerte y todo el sistema carcelario, lleno de gente cuyo único crimen es ser pobre, joven y negro o latino.
El tratamiento de Mumia es una concentración del maltrato rutinario a los negros por la policía, los tribunales, las cárceles y los medios.
La historia de Mumia muestra cómo trata el gobierno a la oposición política, y especialmente a los revolucionarios que logran conectarse con los de abajo.
Todo el caso de Mumia es una prueba contundente de por qué no se puede permitir que este gobierno y sus dependencias policiales tomen más poderes para espiar, arrestar y ejecutar.
La lucha por Mumia demuestra que el pueblo tiene que luchar para obtener justicia en este sistema, y esa verdad tiene especial importancia en la situación actual. La decisión de Yohn ha destacado el caso de Mumia y nos presenta una oportunidad para redoblar la lucha para parar la ejecución, anular la condena y conseguir su libertad. Tenemos que aprovechar esta grieta para que millones vean esta gran injusticia.
¡Alto a la ejecución!
¡Anulen la condena!
¡Libertad para Mumia!
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