De "Grandes objetivos y gran estrategia"

La humanidad se encuentra en el umbral de un gran salto

Bob Avakian

Obrero Revolucionario #1139, 17 de febrero, 2002, en rwor.org

El OR está publicando esta serie de pasajes de “Grandes objetivos y gran estrategia”, una obra inédita de Bob Avakian, presidente del PCR. Aunque se escribió hace más de un año, la obra (y estos pasajes en especial) abordan temas de importancia para la crisis y guerra actual. Esta es la parte 13.

 Como señalamos en Democracia: ¿Es lo mejor que podemos lograr?, el concepto metafísico y determinista (que en algunos aspectos importantes tenía Stalin, por ejemplo) de que el curso de la historia está predeterminado, en un sentido mecánico, y predestinado a llegar al comunismo es erróneo*. Pero por otro lado, es innegable, como destacó Marx, que la historia humana tiene cierta coherencia. Y el desarrollo de la sociedad humana, con su gran complejidad y diversidad en todo el planeta, ha llevado a la humanidad a un “umbral histórico” en que existe la base material, sentada por el desarrollo y lucha de los seres humanos y la sociedad humana hasta ahora, para dar el salto al comunismo mundial, y es de suma importancia para la humanidad en esta etapa de la historia que se dé ese salto. Pero si uno se distancia demasiado de los seres humanos y la sociedad o, mejor dicho, si no se basa en la concepción del mundo y el método del materialismo dialéctico e histórico, no se comprenderá todo esto y puede caer en el individualismo y el cinismo.

Es necesario encontrar la síntesis correcta, que corresponde a la concepción del mundo del proletariado y su programa revolucionario en esta etapa de la historia. Eso lo destacamos en Predicando desde un púlpito de huesos: si bien no es correcto decir que la moral y, hablando en un sentido más general, la ideología del proletariado son universales (no pueden aplicarse a toda etapa del desarrollo humano ni a todas las sociedades), tienen universalidad –y esto es de suma importancia– precisamente en esta época de la sociedad humana con relación al umbral histórico donde la humanidad se encuentra, es decir, en el umbral del salto al comunismo. De no comprender esto, uno caerá (o se hundirá) en el relativismo, en un sentido filosófico, y en otras cosas que objetivamente se contraponen a ese salto. Nuevamente hay que recalcar la profunda importancia de la diferencia señalada por Lenin entre captar que lo relativo reside en lo absoluto y caer en el relativismo. Si no se tiene presente esa distinción crucial, si uno no se basa completamente en el materialismo dialéctico, perderá el camino, o sea, no comprenderá que de hecho la humanidad se encuentra en un umbral histórico mundial, no porque necesariamente tenía que llegar ahí, en un sentido religioso, idealista o metafísico, sino por que así es en los hechos: está “puesta” para dar ese salto histórico mundial.

 

*Pie de página: En el libro Armas, microbios y acero, Jared Diamond argumenta, a mi parecer muy contundentemente, que no es cierto que el cultivo de la tierra y la vida de los agricultores fuera “superior” a la de los cazadores recolectores, a quienes en algunos casos desplazó la agricultura. Considerando el modo de vida y la lucha por la supervivencia, la agricultura no representó necesariamente un avance, comparada con las sociedades de cazadores recolectores. Sin embargo, Diamond analiza a fondo las razones muy concretas por las cuales la agricultura (y la industrialización, etc., que con el paso del tiempo se desenvolvió) triunfó sobre las sociedades de pequeños grupos de cazadores recolectores.

Si bien Armas, microbios y acero es un libro muy interesante y bueno, con abundante análisis materialista de la historia, es necesario criticar a Jared Diamond por sus condenas completamente superficiales de la Revolución Cultural en China (como el comentario que hizo en una plática que vi en video: “¡A algunos idiotas se les ocurrió cerrar el sistema educativo por varios años!”), y señalarle que esa clase de afirmaciones revelan un conocimiento totalmente inadecuado y tergiversado, y/o impresiones altamente subjetivas, de las cuestiones y luchas monumentales de la Revolución Cultural, como la lucha por transformar el sistema educativo en aras de servir al pueblo y su lucha por dominar y revolucionar la sociedad.

Lamentablemente, existe la tendencia por parte de intelectuales, en otros respectos muy penetrantes, de aceptar sin mayor análisis las más burdas tergiversaciones y calumnias de la experiencia de la transformación socialista hasta la fecha. Es necesario cuestionarlos cuando se desvían y se burlan de los métodos y principios que ellos mismos aplican para explorar, profundamente y en todos sus aspectos, complejos problemas histórico-mundiales. Desafortunadamente, este fenómeno es demasiado común –especialmente con relación a la actual “sabiduría tradicional” acerca del comunismo y cosas que “todo mundo sabe”, o supone, sin ninguna base concreta o sustancial, y en oposición a los verdaderos hechos– y no se cuestiona constante y contundentemente a intelectuales como Diamond, que abandonan sus métodos de costumbre y caen en métodos chafas. Es preciso que sepan que su “falta de rigor” (aunque provenga de sus propias predilecciones y prejuicios muy arraigados) no es correcta ni aceptable.

Está bien discrepar con el comunismo, filosófica y/o políticamente; está bien tener críticas, incluso críticas muy fuertes, de las políticas y prácticas de los estados socialistas o incluso del “proyecto socialista” en sí, siempre y cuando se hayan investigado seriamente estas cuestiones. En esos casos, corresponde el diálogo, el debate y la lucha. Pero es muy distinto hacer afirmaciones sobre cuestiones de gran importancia sin que les importe un comino que se están basando en nociones y, más que eso, en métodos totalmente ajenos a la realidad y a un enfoque serio. Dichos métodos chafas, flojos y completamente inadecuados son ajenos a los rigurosos criterios del materialismo dialéctico e incluso a los criterios que gente como Diamond plantea y por lo general lucha por seguir en su obra. Repito, esto es especialmente decepcionante y frustrante porque en muchos sentidos Armas, microbios y acero es una obra muy valiosa que cuestiona muchas cosas, en un sentido muy positivo. Esta enorme disparidad y falta de rigor metodológico debe ser vista como una oportunidad para iniciar un diálogo y debate más global con gente como Diamond, guiada por la orientación de unidad-lucha-unidad.


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