Obrero Revolucionario #1139, 17 de febrero, 2002, en rwor.org
“Nos dan órdenes que nadie debería tener que recibir: disparar a la gente, parar ambulancias, destruir casas sin saber si hay gente adentro”.
David Sonnschein, organizador de una declaración de reservistas del ejército israelí que se niegan a participar en la ocupación de Cisjordania y Gaza
“Lo que Israel está haciendo ahora es un crimen de guerra”.
Amit Bar-Tzedek, reservista que firmó la declaración
El gobierno y las fuerzas armadas de Israel dicen que ese país es una pobre víctima de la violencia terrorista y que lo único que hace es defenderse. Dicen que dispararles a chavos que tiran piedras, arrasar casas y huertos, asesinar líderes palestinos, cercar a la población de Gaza y Cisjordania, y todo lo demás es pura defensa.
Estados Unidos respalda plenamente las agresiones y las justificaciones de Israel, como se vio en este ejemplo: el primer ministro israelí, Ariel Sharon, dijo en enero que se arrepentía de no haber “liquidado” al líder palestino Yasser Arafat hace 20 años, durante la invasión de El Líbano. Sharon fue el comandante de la invasión, que sacó de Beirut a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) de Arafat. Eso es de plano una amenaza de muerte a Arafat, quien ha estado prácticamente preso desde diciembre en el cuartel de la Autoridad Palestina en Ramallah, rodeado por tanques y tropas de Israel. Pero Estados Unidos no dijo mayor cosa sobre la amenaza de Sharon y sigue clamando que cualquier muestra de resistencia palestina es “terrorismo” y que Arafat debe parar toda oposición a Israel.
Pero ha sucedido algo importante que desmiente esas justificaciones: un grupo de voces de las fuerzas armadas israelíes han condenado la brutal realidad de la ocupación de Palestina.
Declaración de reservistas genera tormenta
En enero, 52 reservistas firmaron una declaración pública de que no participarán en la ocupación de Gaza y Cisjordania. Los reservistas (oficiales y soldados) dicen que les han dado órdenes en las zonas ocupadas “con el único objetivo de perpetuar nuestro control sobre los palestinos”. Afirman que están dispuestos a defender las fronteras de 1967 de Israel (antes de conquistar Gaza, Cisjordania y otros territorios en la guerra del 67), pero que “no seguiremos combatiendo mas allá de las fronteras de 1967 con el fin de dominar, expulsar, matar de hambre y humillar a todo un pueblo”.
La declaración de los reservistas salió en un periódico de amplia circulación. Se sumaron más reservistas y en la segunda semana de febrero eran unos 200. Los dos capitanes de la reserva que empezaron la declaración dicen que esperan que firmen unos 500 reservistas.
Las Fuerzas de Defensa de Israel están integradas por un pequeño núcleo de oficiales de carrera, reclutas que prestan servicio militar y una gran cantidad de reservistas: hombres que prestan servicio un mes al año hasta la edad de 45 años.
La declaración de los reservistas ha demostrado que el fortín militar que es Israel tiene una rajadura, y le causó un patatús al gobierno y al ejército. Este no es el primer grupo que se pronuncia contra la violencia oficial a los palestinos, según informa el grupo “Yesh Gvul” (“Hay un límite”), que dice que más de 500 soldados y reservistas no han querido ir a Cisjordania en los 16 meses pasados. (A 50 de ellos los metieron a la cárcel). Asimismo, en septiembre del año pasado 65 adolescentes le comunicaron en una carta a Sharon que no iban a prestar el servicio militar obligatorio “debido a las medidas agresivas y racistas del gobierno y el ejército de Israel”.
Pero la declaración de enero es especialmente importante porque es la primera vez que un grupo del ejército toma una posición pública y unida contra la ocupación de Gaza y Cisjordania.
El jefe del estado mayor del ejército, el teniente general Shaul Mofaz, declaró: “Para mí esto es más que negarse a prestar servicio. Es una incitación a la rebelión. No hay nada más serio que eso”. Se informa que han amenazado con la cárcel a los reservistas disidentes.
Testimonio de crímenes
de guerra
Los signatarios de la declaración de enero han descrito sus experiencias como parte del ejército de ocupación de Israel.
El teniente Ishai Sagi relató que le ordenaron abrir fuego contra unos palestinos que tenían piedras para tirarles a los soldados. “No especificaron nada con respecto a si eran niños, mujeres o ancianos. Ni tampoco especificaron dónde dispararles”.
Al igual que otros signatarios, Sagi se opone a establecer colonias israelíes en Gaza y Cisjordania. El estado de Israel se fundó en 1948 en tierras robadas a los palestinos, y desde 1967 se ha extendido y construido colonias en Gaza y Cisjordania, apoderándose de más tierras palestinas. Sagi dijo: “Todo lo que hacemos allá —todos los horrores, toda la destrucción de casas, los retenes, todo— tiene un solo propósito: es por los colonos, quienes en mi parecer es ilegal que estén allá”.
Otro reservista, Shuki Sadeh, contó que vio cuando un francotirador israelí le disparó a un niño palestino a unos 150 metros desde un puesto fortificado y lo mató. Dijo: “Lo que me enfureció fue que nuestros soldados dijeron: ‘Bueno, otro árabe menos’”.
Ariel Shatil, un reservista que ha estado en Gaza, dijo: “Se dice que los palestinos disparan primero y que nosotros contestamos, pero no es verdad. Un oficial les dijo a los soldados de guardia: ‘Si hay calma o si no están seguros de la situación, suelten unas balas’... Todas las noches había tiroteos. Nosotros empezábamos y ellos nos contestaban”.
David Zonstein, teniente de la reserva, describió las instrucciones de un oficial de alto rango para “control de multitudes”. El oficial explicó que iban a poner francotiradores a matar a varios organizadores de una manifestación a fin de pararla. Si no, dijo el oficial, tendrían que “masacrar” mujeres y niños, “y eso no se ve bien en la prensa”.
En los 16 meses de la actual intifada, las Fuerzas de Defensa de Israel han matado a unos 800 palestinos; unos 250 eran menores de 18 años y los mataron a balazos.
Los palestinos tienen que pasar por retenes y humillantes requisas para ir a cualquier parte, incluso al hospital de urgencias. El ejército tiene sellados cientos de pueblos y ciudades. Shami Leybovitz, sargento de la reserva, escribió: “Hemos llegado a una situación en que tenemos a un millón de personas como ganado encerrado”.
Yigal Shochat, ex piloto militar, criticó fuertemente los ataques con jets F-16 y helicópteros artillados a las zonas palestinas: “Me imagino lo que debió ser el bombardeo de un F-16 contra la estación de policía de Ramallah. Fue bombardear una ciudad llena de gente e indefensa. Fue liquidar a una persona en la calle principal, desde un helicóptero, y matar a tres transeúntes”.
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Los testimonios de los reservistas dan fe de los crímenes y los horrores de la ocupación israelí. El gobierno estadounidense no ha dicho nada al respecto y la prensa grande casi no lo ha mencionado.
Por contraste, Estados Unidos le ha dado enorme importancia al supuesto cargamento de 50 toneladas de armas pequeñas y explosivos destinado a los territorios palestinos. Israel declaró que era “prueba” de que los palestinos son terroristas, y el gobierno y la prensa de Estados Unidos lo aceptaron y criticaron fuertemente a los palestinos.
A los palestinos los tildan de “terroristas” por buscar armas y explosivos mientras que Israel recibe billones de dólares de armas y ayuda militar de Washington cada año. El enorme ejército israelí, armado con lo último en tecnología, invade aldeas palestinas con tanques, mata a los funcionarios de gobierno palestinos con helicópteros artillados y les dispara a los chavos que tiran piedras. Y recordemos que Israel amenaza toda la región con armas nucleares.
¿Qué dicen estos contrastes sobre la manipulación de la palabra “terrorismo” por los imperialistas yanquis y sobre lo que consideran violencia justificada e injustificada?
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