Obrero Revolucionario #1140, 24 de febrero, 2002, posted at http://rwor.org
Según informes de prensa, en la segunda semana de febrero las fuerzas armadas de Israel llevaron a cabo la mayor operación contra los palestinos de Gaza en los últimos 17 meses.
En septiembre de 2000, unos meses antes de ser primer ministro, Ariel Sharon, líder israelí de extrema derecha, fue a la mezquita Al-Aqsa de Jerusalén Oriental acompañado de mil soldados y policías. La mezquita es un importante símbolo para los musulmanes y la maniobra tenía el propósito de insultar a los palestinos. Fue una descarada afrenta y declaración de que Israel ocupará el resto de Jerusalén, que para los palestinos es la capital histórica de su nación. Las masas palestinas contestaron con la intifada, o levantamiento, que Israel ha tratado de aplastar por todos los medios.
El martes 12 de febrero, tanques, carros blindados e infantería israelíes entraron a tres pueblos palestinos y a un campamento de refugiados en Gaza. En Beit Hanun impusieron toque de queda, y los tanques y soldados se apostaron en posiciones estratégicas.
En los días siguientes ocuparon más pueblos y campamentos de refugiados de Gaza. En Juhu al-Dik, al sur, llevaron a cabo "operaciones de ingeniería" con buldozers, o sea, la destrucción de viviendas y huertos. Desde septiembre de 2000 han destruido cientos de casas, dejado en la calle a miles de palestinos, y destruido cientos de hectáreas de olivos y árboles frutales.
Además, Israel atacó con aviones caza F-16 y helicópteros Apache (suministrados por Estados Unidos). El bombardeo aéreo destruyó residencias y oficinas gubernamentales, así como las oficinas del coordinador especial de la ONU encargado del Medio Oriente. La ONU expresó indignación ante los ataques en zonas residenciales.
En esta ofensiva han muerto siete palestinos y docenas han quedado heridos por los bombardeos. En los últimos 17 meses las fuerzas israelíes han matado a más de 900 palestinos y herido a miles.
A pesar de la abrumadora fuerza militar de Israel, los palestinos siguen en pie de lucha. En todos los pueblos y campamentos de refugiados se llamó a combatir a las fuerzas de ocupación. En Beit Hanun los chavos desobedecieron el toque de queda y lanzaron piedras a los tanques y carros blindados.
Israel anunció que la ofensiva era la respuesta al lanzamiento de cohetes Qassam 2 por el grupo fundamentalista Hamas. Los burdos cohetes, que no mataron a nadie ni destruyeron nada, ni se comparan a los poderosos cohetes modernos que ha usado Israel, por ejemplo para asesinar a altos funcionarios palestinos. Sin embargo, el ministro de Defensa de Israel dijo que los cohetes "traspasaron nuestra línea roja" y advirtió que de seguir disparándolos la "respuesta militar" será "diferente y sostenida".
El 14 de febrero, una mina destruyó un tanque Merkava 3 del ejército israelí y mató a la tripulación de tres soldados. Según los informes de prensa, fue una operación conjunta de Hamas y Fatah, en represalia por ataques en Gaza.
Esta es la primera vez que los palestinos destruyen un tanque israelí, que supuestamente son de los mejores. El New York Times comentó: "Los ataques a los tanques podrían obligar a los militares israelíes a modificar sus tácticas. Hasta hoy, los soldados israelíes se sentían invulnerables en los vehículos blindados en que patrullan los territorios palestinos". Un vocero militar de Israel dijo: "Esto sí que es guerra". Según la perversa lógica de las fuerzas de ocupación, la devastadora muerte y destrucción que causan sus tanques, aviones y helicópteros no son guerra. Pero ahora que una mina o un cohete han revelado una vulnerabilidad en su armadura, amenazan con más guerra.
La clase dominante de Israel habla abiertamente de tomar medidas más extremas contra los palestinos, inclusive de volver a ocupar Cisjordania y Gaza, que están, supuestamente, bajo control de la Autoridad Palestina. También habla de sellar a Jerusalén para que no entren los palestinos o de expulsar a todos los palestinos de Gaza y Cisjordania y anexarse oficialmente esos territorios. El primer ministro Sharon ha amenazado "liquidar" a Yasser Arafat, el líder reconocido de la Autoridad Palestina, que se encuentra prácticamente bajo arresto domiciliario en Ramallah, Cisjordania, rodeado de tanques y soldados israelíes.
En declaraciones oficiales Estados Unidos, el padrino de Israel, dice que reconoce a Arafat y a la Autoridad Palestina, y que las "negociaciones de paz" siguen siendo la meta. Pero, simultáneamente, amenaza a Arafat y dice que su posición, y él mismo, corren un gran riesgo si no somete a los fundamentalistas islámicos y a las masas en general. Mientras Estados Unidos proclama a los cuatro vientos que está "en marcha" y ataca aquí y allá para ampliar su dominación global, Sharon dice que las operaciones contra los palestinos son parte de la guerra mundial contra "el terrorismo". Después de que Bush dijo que Corea del Norte, Irak e Irán forman parte de un "eje del mal", el gobierno de Israel dijo que Irán estaba planeando atacarlo.
Según el "proceso de paz" establecido por Estados Unidos después de la guerra del Golfo en 1991, Arafat debía ser el "compañero de negociaciones" de Israel. Estados Unidos también pensó que al ofrecerle a Arafat que algún día tendría un mini-estado palestino, las masas se tranquilizarían y Arafat y su Autoridad Palestina (que representan a la burguesía) se encargarían de suprimir a las masas sin que las tropas de Israel tuvieran que intervenir directamente.
Pero ya a fines de la década pasada muchos palestinos se dieron cuenta de que el "proceso de paz" era una trampa y que seguirían bajo la ocupación israelí. A la Autoridad Palestina le otorgaron terrenos desconectados, Israel seguía detentando el verdadero poder y los colonos seguían apoderándose de más territorios. En Gaza, 6000 colonos israelíes, protegidos por 20.000 soldados, controlan el 40% de la tierra, mientras que un millón de palestinos vive en la miseria.
El levantamiento que empezó en septiembre de 2000 expresa la furia del pueblo palestino contra la ocupación y el engañoso "proceso de paz". Arafat y la Autoridad Palestina están perdiendo credibilidad entre las masas y no pueden someter la resistencia. A la vez, debe constar que Hamas, Jihad Islámica y demás fuerzas fundamentalistas tienen programas reaccionarios y no pueden liberar al pueblo palestino.
La situación en Palestina está al rojo vivo. El proseguir de Estados Unidos e Israel podría extender el levantamiento y crear mayor inestabilidad en toda la región, pues los dos han dicho que redoblarán los ataques si es necesario para aplastar la resistencia palestina.
Pero el pueblo palestino también ha recalcado su posición: no dejará de soñar ni de luchar por una Palestina libre, pase lo que pase.
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