By Mumia Abu-Jamal
Obrero Revolucionario #1144, 24 de marzo, 2002, posted at http://rwor.org
A veces, cuando es necesario descifrar sucesos difíciles de comprender, vale la pena examinar cosas sencillas que pueden arrojar luz sobre la complejidad.
Tras los sucesos del 11 de septiembre, el bombardeo de Afganistán por las fuerzas armadas estadounidenses es el primer paso de una campaña militar global que amenaza extenderse a Irak, y quizás Irán, Somalia y hasta Filipinas.
Nos dicen que esa guerra durará años, quizás décadas, en todos los rincones del planeta. En palabras del gobierno de Bush, es una "guerra contra el terrorismo", una "guerra contra el mal" y una "confrontación de civilizaciones". (Por supuesto, "nosotros" somos los buenos y "ellos" son los malos).
Uno se pregunta: "¨Cuándo no es terrorista un terrorista?"
El difunto intelectual paquistaní Eqbal Ahmad señaló que la historia y las circunstancias pueden cambiar las denominaciones:
"Hasta las décadas de 1930 y 1940, las fuerzas clandestinas judías que operaban en Palestina recibían el calificativo de `terroristas'. Pero eso cambió a partir de 1942, cuando el mundo empezó a enterarse del Holocausto y, en el mundo occidental, surgió cierta simpatía liberal por los judíos. En 1944 a esos terroristas sionistas los empezaron a llamar `luchadores de liberación'. En los libros de historia se encuentran afiches de `Se busca' de dos primeros ministros israelíes, Menachem Begin y Yitzhak Shamir, que los llaman terroristas y ofrecen una recompensa. Vi una recompensa de 100.000 libras esterlinas por Menachem Begin".
El terrorismo de ayer es el nacionalismo de hoy.
Los intereses y objetivos de Estados Unidos y sus socios occidentales tienen que ver con apaciguar el mundo ante las embestidas del capitalismo corporativo y neocolonialista, no con el terrorismo.
Lo que está en juego no es la democracia. Si así fuera, ¨por qué apuntalan gobiernos como el de Arabia Saudita o de los Emiratos, que ni siquiera aparentan ser democráticos? En realidad lo que está en juego es el control occidental de recursos como el petróleo y el gas natural.
Lo que está en juego es la hegemonía o la dominación del mundo emergente por el Occidente corporativo e industrial bajo el estandarte del globalismo.
Lo que se globaliza es el uso de la fuerza para reprimir los movimientos locales, nacionales y regionales que buscan la liberación o la autonomía. Lo que se globaliza es la máquina propagandística de las élites que justifica la desigualdad. Lo que se globaliza es el uso del terror por todo el mundo para proteger al sistema.
6/2/02 Derechos reservados 2002 MAJ
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