By Li Onesto
Obrero Revolucionario #1144, 24 de marzo, 2002, posted at http://rwor.org
En 1999, fui a Nepal y recorrí las zonas guerrilleras. La guerra popular ya llevaba tres años, y en los distritos occidentales de Rolpa y Rukum los maoístas empezaban a ejercer un nuevo "poder popular". Visité aldeas los odiados terratenientes, usureros y políticos corruptos tuvieron que huir. Hablé con miembros de organizaciones revolucionarias de mujeres, campesinos y estudiantes. Por varias semanas, viajé con jóvenes revolucionarios --chavas y chavos-- que me contaron historias de batallas. Escuché los relatos dolorosos de parientes de víctimas torturadas y asesinadas por la policía.
En Estados Unidos, los medios de comunicación parecían ciegos frente a todo eso. Casi nadie sabía que en Nepal estaba creciendo rápidamente una insurgencia maoísta.
Dondequiera que iba, los nepaleses me decían: "Cuando regreses [a Estados Unidos], dile al mundo lo que pasa aquí: que el gobierno nos arresta, nos tortura, nos mata. Dile también que luchamos como parte de la revolución mundial".
Han pasado tres años. El 13 de febrero de 2002 fue el sexto aniversario del inicio de la guerra popular en Nepal, y la lucha para sacar a luz la verdad continúa.
Durante esos seis años, la prensa burguesa de Estados Unidos ha pasado por alto o censurado las noticias sobre la guerra popular de Nepal. Pero con el recrudecimiento del conflicto en los meses recientes, la prensa y el gobierno han visto la necesidad de responder. Ahora, a raíz del 11 de septiembre, la "guerra global contra el terrorismo" les ha dado más libertad para sembrar mentiras sobre los maoístas ahí.
La desinformación siempre ha sido un pilar fundamental de la política exterior de Estados Unidos. En 1964, el gobierno fabricó el "incidente del golfo de Tonkín": dijo que el gobierno de Vietnam del Norte disparó contra buques de guerra estadounidenses. Ese fue el pretexto para extender la guerra de Vietnam. Durante los años 80, unidades de guerra psicológica del ejército transmitieron programas de televisión y de radio a Nicaragua para debilitar al gobierno sandinista. Durante la guerra del Golfo de 1991, el gobierno proporcionó noticias falsas, como la versión de que unos soldados de Saddam Hussein sacaron a criaturas de incubadoras en Kuwait y las dejaron morir.
En Perú, se ha regado todo tipo de mentira para calumniar a los revolucionarios maoístas que libran una guerra popular. Por ejemplo, en 1992 se gritó a los cuatro vientos que Elena Moyano, asesinada por los maoístas, era una feminista progresista y líder de la clase obrera que organizó un comedor popular. Eso era una mentira, fabricada para alejar a quien pensara en apoyar la revolución. En realidad, Moyano era una soplona que ayudaba a las fuerzas armadas a organizar escuadrones de la muerte. ¨Y los comedores? La policía política los aprovechaba para la labor de contrainsurgencia.
Ahora que la "guerra contra el terrorismo" se extiende a varios rincones del mundo, el Pentágono creó una nueva "Oficina de Influencia Estratégica" que proporcionará a la prensa en el extranjero información falsa y mentiras. Para Estados Unidos, "la verdad es cualquier cosa que digamos y cualquier cosa que nos convenga". El secretario de Estado, Colin Powell, en su visita reciente a Nepal dejó en claro que Estados Unidos apoya el gobierno nepalés y su lucha contra la guerra popular. Powell, junto con los medios de comunicación, llamó "terroristas" a los maoístas de Nepal, lo que coloca el conflicto dentro de la "guerra contra el terrorismo". Asimismo, aunque dijo unas cuantas palabras sobre los derechos humanos, tapó la realidad de que desde que se declaró "estado de emergencia" en noviembre, el Ejército Real Nepalés (ERN) ha realizado una campaña asesina de "búsqueda y destrucción" en el campo arrestando, torturando y matando a centenares de guerrilleros y aldeanos sindicados de simpatizar con los maoístas.
En todo el mundo, hay lucha contra los gobiernos reaccionarios y el imperialismo yanqui. En muchos casos, las fuerzas que dirigen esas luchas no representan los verdaderos intereses de las masas. Pero en Nepal, la lucha armada revolucionaria dirigida por el Partido Comunista de Nepal (Maoísta) es una auténtica guerra popular de liberación. Tiene la capacidad de inspirar a pobres y oprimidos por todo el mundo. Por eso, es importante diseminar la verdad sobre la revolución, su naturaleza y su progreso, especialmente ahora cuando se está librando una gran campaña de desinformación contra ella.
Estados Unidos siempre ha calumniado a las fuerzas revolucionarias que le parecen serias. Lo hace para justificar toda clase de brutalidad contrarrevolucionaria, desacreditar la revolución y sembrar confusión. Quiere socavar las protestas contra los abusos de derechos humanos a los revolucionarios y simpatizantes, y aislarlos de posible apoyo.
Mentiras en Katmandú
El gobierno de Nepal ha extendido el "estado de emergencia" por tres meses más. En el campo, el Ejército Real Nepalés sigue con la campaña asesina de "búsqueda y destrucción". Han suspendidos muchísimos derechos constitucionales. Han matado a centenares de personas y hay más de mil detenidos. La censura de noticias, la represión de los periodistas y la desinformación es constante.
Un boletín reciente del Partido Comunista de Nepal (Maoísta) señala: "Por todo el mundo, la desinformación ha sido un arma importante del imperialismo y sus lacayos para librar guerras injustas. Las reaccionarias clases dominantes de Nepal no son una excepción".
El gobierno de Nepal tildó oficialmente de "terroristas" a los maoístas y declaró su propia "guerra contra el terrorismo". Con eso, quería unir a la clase dominante, profundamente dividida por la cuestión de lanzar el ERN contra la guerrilla, y también ganar apoyo internacional. El gobierno de India manda camiones llenos de armas al gobierno de Nepal para "la lucha contra el terrorismo". Powell se reunió con altos oficiales militares en Nepal y un alto funcionario de Estados Unidos anunció la posibilidad de dar entrenamiento de equipo militar para la lucha contra los maoístas.
Por otra parte, el gobierno de Nepal quiere controlar totalmente los medios de comunicación y dicta qué se permite publicar o no. Ha allanado las oficinas de periódicos que simpatizan con los maoístas, incautado maquinaria y arrestado a reporteros revolucionarios. Ha interrogado a los directores de periódicos burgueses por citar a Prachanda, el presidente el PCN (Maoísta). Según informes periodísticos de Katmandú, han detenido a por los menos 59 reporteros por violar el estado de emergencia.
No se ha permitido a los periodistas viajar a las zonas donde operan los soldados. La prensa burguesa, por lo general, simplemente repite los "informes oficiales" del gobierno y estos, con sus tergiversaciones y mentiras flagrantes, se repiten en la prensa internacional.
Desinformación sobre las batallas
El 23 de noviembre de 2001, la guerrilla maoísta llevó a cabo audaces acciones militares en el distrito Dang, de la Región Occidental de Nepal. Por primera vez, el Ejército Popular de Liberación (EPL) atacó un cuartel y depósito de armas bien fortificados del Ejército Real Nepalés, además de realizar una redada exitosa en el pueblo de Sangja. El 25 de noviembre, el EPL llevó a cabo otra acción audaz en Salleri, en la Región Oriental, y miles de acciones por todo el país. Las fuerzas del orden sufrieron docenas de bajas y el 26 de noviembre el gobierno declaró "estado de emergencia".
Cuando supe esa noticia emocionante, repasé varias páginas noticieras de la Internet, buscando detalles. Estaba precavida, pues recordé las noticias sobre batallas entre policías y maoístas que leí en el periódico burgués Kathmandu Post en Nepal, que no eran del todo verídicas.
Los periódicos de Nepal decían que los maoístas sufrieron por lo menos 200 bajas en Salleri. Esa cantidad se repitió en algunos informes de la prensa internacional. Luego encontré uno que de plano me parecía sospechoso: los funcionarios del gobierno decían que la guerrilla descabezaba y mutilaba los cadáveres de sus camaradas caídos para ocultar la identidad. En otros artículos, se decía que unos importantes líderes maoístas cayeron muertos o que los capturaron. Otros decían que los maoístas estaban divididos en fracciones "duras" y "blandas", y que había una gran escisión entre el liderato político y el liderato militar del partido. En las semanas siguientes, apareció la noticia desalentadora de que muchos guerrilleros "se rendían".
Al final, todas eran MENTIRAS.
Un boletín de prensa del PCN (Maoísta) sacó a la luz que en Salleri los maoístas sufrieron 17 bajas y el gobierno 33: 27 policías, 4 soldados y 2 burócratas. La noticia sobre la decapitación y mutilación era puro invento. EL PCN (Maoísta) escribió: "¨Por qué mentir sobre la cantidad de héroes caídos? Y más, ¨por qué cometer un crimen tan odioso como descabezar o mutilar a un camarada caído? Todo mundo sabe que apreciamos y honramos a nuestros héroes y heroínas caídos y que no esquivamos el gran proceso de martirio revolucionario, sino que nos da un orgullo muy grande".
El gobierno seguía informando sobre el éxito de la campaña de "búsqueda y destrucción", pero en verdad el Ejército Real Nepalés (ERN) no ha podido penetrar en las plazafuertes de los maoístas. Los comandantes regionales del Ejército Popular de Liberación informan que el ERN no ha podido entrar a los bases de apoyo revolucionarias y solo ha realizado ataques aéreos por helicóptero de vez en cuando sobre diferentes partes del país.
El cuento de las "rendiciones" también se aclaró: el ERN masacró a aldeanos desarmados en los alrededores de las bases de apoyo maoístas, detuvo a centenares de simpatizantes y personas inocentes y, a culetazos, obligó a firmar papeles falsos de "rendición".
El boletín del PCN (Maoísta) sacó a flote que, a diferencia de lo que dicen los informes del gobierno (repetidos por la prensa), por lo general el ERN se quedaba en los cuarteles fortificados de la sede distrital o en zonas urbanas; solo salía en unidades de 300 a 500 soldados, detenía al azar aldeanos, arrestaba o mataba, y volvía al cuartel antes de oscurecer. Durante ese mismo tiempo, el Ejército Popular de Liberación realizó varias emboscadas y acciones militares.
Verdades y mentiras acerca de los blancos de la revolución
Cuando estuve en Nepal, conocí a muchísimos combatientes revolucionarios que fueron maestros en sus aldeas. Durante el mes que viajé por Rolpa y Rukum, mi traductor era un campesino que trabajaba su tierra en la mañana y enseñaba a estudiantes de secundaria en la tarde. Me dijo que abandonó su pequeña parcela, una casa de dos pisos y muchos búfalos, cabras y gallinas, para unirse a la revolución. En Rolpa, entrevisté a un maestro que fue arrestado y torturado por simpatizar con los maoístas. En Rukum, conocí a un grupo de maestros revolucionarios que cumplían tareas ilegales clandestinamente y también trabajaban en organizaciones legales de maestros. En todas partes, conocí a maestros que participaban en la revolución.
En Nepal, hay mucho analfabetismo, sobre todo de las mujeres. En algunas zonas, hasta el 60% de la población no sabe leer ni escribir. Pero en las zonas controladas por los maoístas, vi que construyen escuelas, realizen campañas de alfabetización y supervisan a los maestros para mejorar la educación en las aldeas. Jamás olvidaré a la chava que me dijo que su familia le prohibió estudiar, pero ahora que se unió a un pelotón del ejército popular estaba aprendiendo a leer y escribir.
Esas memorias de mi viaje a Nepal chocan con los informes de prensa que vi hace poco.
Por ejemplo, el periódico USA Today escribió el 20 de enero: "Los rebeldes han atacado a los empleados públicos y maestros y les han mutilado la mano". Se ha informado de "la mutilación y ejecución de veintenas de maestros". En un artículo, leí que mataron a un maestro simplemente porque desobedeció la demanda maoísta de no enseñar el arcaico idioma sánscrito. Asimismo, Amnistía Internacional (AI) dijo que los maoístas mataron a un maestro, miembro de AI, supuestamente porque pertenecía a una asociación de maestros afiliada con el partido en el poder, el Partido del Congreso Nepalí.
Esas historias dan la impresión de que los maoístas atacan a los maestros sin piedad, se oponen a la educación y son fanáticos como el Talibán que corta la mano como castigo y se opone al progreso. Es otra mentira grotesca.
En una carta a Amnistía Internacional, el departamento internacional del PCN (Maoísta) expresa su preocupación por sus "reportes parciales y exagerados". Señala: "Cada día el ejército real masacra a docenas de personas desarmadas e inocentes en encuentros fabricados, y se les prohíbe estrictamente a los medios de comunicación o las organizaciones de derechos humanos visitar los lugares para hacer una verificación independiente".
Agrega: "En cuanto a los casos específicos de ejecuciones a manos de maoístas de personas que también son maestros, ustedes dan la impresión de que se los ejecutó debido a su afiliación política con el Partido Congreso [[Nepalí]] o sus organizaciones de masas. Respecto a eso, queremos reiterar que el PCN (Maoísta) se opone a la violencia de por sí. No obstante, queremos recordarles que no vacilamos en usar la violencia como medida defensiva cuando el estado emplea sus instrumentos de coacción contra el pueblo.
"En tal caso, a cualquier persona --sea maestro, estudiante o intelectual, o trabajador manual, cualquier persona sin importar su ocupación o afiliación política-- que en repetidas ocasiones ayude a este estado fascista a realizar masacres contra el pueblo se le castigará según la ley revolucionaria.
"Mukesh Adhikari, quien fue su representante local, era una de esas personas; por mucho tiempo se involucró en actividades contra el pueblo y era un soplón comprobado, cuyos actos condujeron a la masacre de varias personas inocentes a manos del ejército real en Lamjung".
La verdad es muy diferente de lo que se informa en la prensa burguesa.
Cuando estuve en Nepal, oí hablar de "enemigos del pueblo" ejecutados por la guerrilla maoísta. En algunos casos, eran miembros del Partido del Congreso Nepalí u otro partido, pero no se los atacó simplemente por su afiliación política o por ser funcionarios del gobierno, sino porque hicieron cosas muy concretas --y generalmente, en varias ocasiones- - que llevaron al arresto, la tortura o la muerte de guerrilleros maoístas, miembros del partido y simpatizantes.
Los primeros soldados del ejército popular que yo conocí murieron debido a un soplón, y más tarde oí que los maoístas lo mataron. Esos jóvenes combatientes, adolescentes y veinteañeros, eran parte de una escuadra cultural que viajaba a diferentes aldeas para ganar apoyo para la revolución con sus canciones, bailes y teatro. En la brigada había varias chavas que me hablaron de la crueldad de la opresión feudal, que las sometía a matrimonios concertados y les prohibía estudiar, tener parcelas o divorciarse. Una chava me dijo:
"Unos 500 policías allanaron la aldea y arrestaron a todo el mundo, incluso a niños y ancianos. Nos arrestaron a mí y a mi madre. Por toda esa represión, decidí participar en el equipo cultural del partido. Y por la explotación y opresión de las masas, sobre todo las mujeres, buscaba la forma de liberar a las masas de esa situación y al encontrar que esta era la labor del PCN (Maoísta), entré a militar al partido".
Una semana más tarde, la policía asesinó a siete miembros de esa brigada, entre ellos varias chavas que conocí. Me acuerdo de la noticia en el Kathmandu Post : "Los maoístas murieron quemados cuando la bomba que arrojaron contra la policía estalló en medio de ellos...".
La verdad era muy diferente de lo que se informó. Supe después que lo que pasó en realidad fue que la brigada quedó rodeada y no se rindió. La policía prendió fuego a la casa, lo cual obligó salir a los guerrilleros, y la policía los fusiló a sangre fría.
Supe también que el asesinato de esos guerrilleros se debió a que los delató un miembro del Partido Comunista de Nepal (UML), un partido comunista falso que participa en el gobierno. Me dijeron que no era la primera vez en que un político ayudaba a la policía a cazar y matar a revolucionarios.
Pensé en ese incidente cuando me enteré de que el maestro de Amnistía Internacional --descrito en la prensa como simplemente un miembro del partido CN en el poder-- de hecho era un soplón responsable por la masacre de mucha gente inocente.
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Los que temen el éxito de la guerra popular en Nepal propagarán las noticias más siniestras, aunque se desmentirán en poco tiempo. Piensan que si diseminan muchas mentiras, pueden desacreditar a los maoístas y voltear la opinión pública contra la revolución. Al llamarlos "terroristas", quieren pintar ciertas luchas como "ilegítimas", incluso las que, como la guerra popular en Nepal, cuentan con el claro apoyo de millones de campesinos pobres.
No podemos permitir que la vil campaña de desinformación de los gobiernos de Estados Unidos y de Nepal tenga éxito. Hay que desmentirla y propagar la verdad sobre la guerra popular en Nepal. Hay que apoyar a las masas de Nepal que luchan por la libertad.
Este artículo se puede encontrar en español e inglés en La Neta del Obrero
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