Obrero Revolucionario #1147, 21 de abril, 2002, posted at http://rwor.org
Aeropuerto de Los Ángeles, 28 de marzo.
"¡Aquí estamos! ¡No nos vamos!", se unieron las voces de centenares de manifestantes airados en un gran grito contra las redadas de la Migra en el aeropuerto de Los Ángeles (LAX).
Los aeropuertos son una pieza clave del programa de "seguridad interna". En California, los patrullan la Guardia Nacional, el LAPD y cuerpos policiales especiales. Al viajero que llegue a LAX le avisan enormes letreros electrónicos: "Los vehículos desatendidos serán retirados". Pasa a una zona estrictamente controlada, donde revisan la identificación y registran a todos los pasajeros, hasta niños de tres años. A cada rato, hay "una alerta" y sacan a los viajeros y empleados de las terminales, a veces por horas.
Los inmigrantes que trabajan en LAX respiran un ambiente de hostigamiento. El presidente del SEIU, el sindicato de los trabajadores de limpieza, informa que les han quitado las chapas de seguridad a 80 ó 90 sin ninguna explicación.
El 18 de marzo, La Migra hizo una redada en la Terminal 1 (de la aerolínea Southwest) y pidió documentos a los latinos. Muchos huyeron, corriendo entre los carros y autobuses del congestionado tráfico alrededor del aeropuerto para esquivar a la Migra. Deportaron a inmigrantes que viajaban a Washington, D.C., Phoenix y San Francisco para trabajar. Fue la primera redada en LAX en varios años.
"Me dio mucha rabia", dijo una militante del sindicato de los Trabajadores del Campo. "A nadie lo deben cazar como a un animal. El INS [Servicio de Inmigración] quiere intimidar a los inmigrantes y eso me da muchísimo coraje".
Más de 500 personas se dieron cita para la protesta y rueda de prensa. Fueron docenas de trabajadores de limpieza del grupo Justice for Janitors (Justicia para los Trabajadores de Limpieza), muchos de los cuales participaron en una huelga hace dos años; estudiantes; costureros; y religiosos. Portaban carteles contra las redadas en inglés, español y coreano, y un representante del Consejo Musulmán de Asuntos Públicos participó de invitado especial en la rueda de prensa.
James Lafferty, del Gremio Nacional de Abogados, habló de lo que está en juego: "Primero vinieron a buscar a los musulmanes y los árabes, y al cabo de seis meses tienen casi mil presos en sus mazmorras sin acusaciones y sin que sepamos su identidad. Ahora vienen a buscar a los latinos".
Por más de una hora, protestaron en el aeropuerto y frente a la Terminal 1 al sonido de tambores coreanos. Los trabajadores de limpieza vestían las muy conocidas camisetas rojas; agitaban una enorme bandera mexicana, y entre la multitud se veían retratos de Emiliano Zapata y una manta de los jornaleros. La protesta salió en todos los noticieros y en las emisoras de las universidades, Pacifica e IMC; los noticieros coreanos la sacaron en primera plana.
Las organizaciones latinas condenaron las redadas; el presidente de MALDEF calificó el racial profiling (parar a la gente por su aspecto) de "intolerable". El director de la Red Nacional de Salvadoreños-Americanos dijo que las redadas hacen pensar que "la sociedad se está volviendo una zona militarizada", donde discriminan a gente de aspecto latino y árabe.
El Servicio de Inmigración defendió el operativo en una rueda de prensa. Dijo que no estaba relacionado con el 11 de septiembre y que simplemente detuvieron a los que tenían "aspecto de indocumentados". Pero un reportero de La Opinión dijo que pidieron documentos solamente a los latinos, especialmente los que no vestían traje y corbata.
Corrió la noticia y muchos inmigrantes optaron por no ir a LAX, aunque perdieran sus vuelos y pasajes. A finales de la semana, el INS anunció el fin del operativo, pero dijo que puede reanudarlo en cualquier momento. Deportó a más de 180 personas. Esta gran injusticia causará mucho sufrimiento y grandes penurias para los trabajadores inmigrantes, que tendrán que cruzar nuevamente la frontera para ganarse la vida, y para los familiares, que dependen del dinero que mandan. Además, la Migra arrestó a 18 niños y no se sabe si los separaron de sus padres.
Con esta clase de redadas buscan intimidar y aislar a los inmigrantes para que vivan en las sombras. Pero una vez más se comprobó que de la opresión nace la resistencia; las masas les voltearon la tortilla y transformaron una zona militarizada en una zona de protesta.
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