La calamidad de la "reforma del welfare"

El capitalismo redobla la guerra contra los pobres

Obrero Revolucionario #1152, 26 de Mayo, 2002, posted at http://rwor.org

Hace cinco años se declaró "el fin del sistema de welfare tal como lo conocemos". Con Bill Clinton al mando, la clase dominante les quitó la subsistencia a los más pobres de este país. Estaba resuelta a explotar a millones de proletarios que no trabajaban o a utilizarlos para bajar el sueldo de millones más. Fue una "reforma" sumamente cruel y desalmada que prometió echar a la calle a los más necesitados.

A las mujeres pobres les dieron un máximo de cinco años de welfare. Para las que no han podido encontrar trabajo, los cinco años están a punto de terminar. Además, la clase dominante decidió que a los cinco años iba a "reexaminar" el welfare. Por eso, en los próximos meses vamos a ver:

Primero, muchas personas más perderán el welfare (esto está sucediendo desde enero y afecta sobre todo a las mujeres con niños).

Segundo, se iniciará un debate en Washington sobre cómo acabar de una vez por todas con el welfare.

Ahora, al acercarse el plazo, los analistas hablan de que va a haber un "choque de dos trenes".

Un "tren" es la recesión económica. Durante los años iniciales de la "reforma", millones de personas consiguieron trabajos de salario mínimo porque la economía estaba en expansión. Pero el crecimiento económico terminó y el nivel de desempleo está aumentando desde hace más de un año. Un promedio de un millón de empleados pierden el trabajo al año y los sectores más pobres son los más afectados, como por ejemplo trabajadores de hoteles y turismo, donde hay muchos trabajos de bajo salario. No se sabe cuántos más perderán el empleo en los meses que vienen.

El segundo "tren" es el hecho de que la "red de seguridad" para los que pierden el trabajo está hecha añicos. En el año transcurrido la cantidad de personas que reciben welfare ha aumentado en muchos estados, pero ahora reciben menos y tienen un límite de cinco años. Las pocas fuentes de subsistencia que había para los tiempos difíciles están desapareciendo.

Las víctimas de este "choque" son los millones de personas que viven al borde de la miseria. Van a quedar sin trabajo, sin seguro de desempleo, sin servicios médicos y sin guarderías. En el pasado podían recurrir al welfare, pero ahora...

Cruel reforma

Con el comienzo de los debates en Washington, han publicado un montón de estadísticas. Demuestran el alto precio que han pagado millones de personas por el "éxito" de la "reforma".

Ya antes de la actual recesión económica, las "reformas" crearon profundas dificultades:

La cantidad de personas que reciben welfare ha bajado drásticamente durante ocho años. En siete estados centrales, por ejemplo, dos tercios de los que recibían welfare lo perdieron.

Pero un reciente estudio de la Fundación Joyce documenta que millones de personas viven en la pobreza y que esa cantidad está creciendo. Algunas reciben welfare, pero muchas lo han perdido.

Para el último grupo, el nivel de vida ha empeorado. Mucha gente que antes vivía en la pobreza, pero que recibía un cheque mensual regular del welfare, ahora vive en la misma pobreza pero con un trabajo que no le ofrece ninguna seguridad. La Fundación Joyce halló que de los que perdieron el welfare: (1) un cuarto ha tenido más de cinco trabajos, muchas veces de tiempo parcial; (2) han tenido trabajo un promedio de dos tercios del tiempo durante los últimos tres años; (3) casi la mitad no ha podido pagar la renta o la electricidad, o comprar ropa o suficiente comida; (4) apenas la mitad (57%) tiene trabajo después de dos años, y de los que trabajan solo un tercio tiene seguro médico. Es decir, las mujeres que antes tenían welfare y cuidaban a sus niños ahora van de un trabajo temporal y mal pagado a otro, les cuesta mucho llegar al fin de mes y no tienen dónde dejar a los niños mientras trabajan.

Muchos de los que hoy reciben welfare (32% en 1999) trabajan de tiempo parcial. Ganan muy poco: un promedio de $6.65 la hora. Para los que han perdido el welfare, la situación es peor: ganan un promedio de $7.15, pero como no reciben seguro médico ni estampillas de comida, experimentan una pobreza más cruel. Hay unos 8.5 millones de niños en Estados Unidos sin ninguna forma de seguro médico, a pesar de que el 80% de los padres de esos niños trabajan.

Las mujeres que perdieron el welfare y trabajan tienen el doble del nivel de depresión clínica que la población en general: dos de cada cinco.

Muchos de los que perdieron el welfare y consiguieron trabajo han tenido que solicitar welfare otra vez porque no pueden pagar el cuidado de los niños o porque el salario no les alcanza para la comida y la renta. Solo del 30 al 40% reciben seguro de desempleo cuando pierden trabajo.

De los que prdieron el welfare de 1997 a 1999, el 22% volvieron a solicitarlo en 1999. La actual recesión ha aumentado la cantidad de personas que lo necesitan: se calcula que cada vez que el nivel de desempleo nacional sube 1%, la cantidad de personas que necesitan welfare sube de 5 a 10%.

La "extrema pobreza" también ha aumentado: una de cada siete personas que recibían welfare ahora no tiene ingreso. Muchas viven en la calle y recurren a medidas extremas, como la prostitución o la economía subterránea. Miles de niños viven en familias sin ingreso alguno.

“¿Éxito?” ¿Para quién?

Oficialmente, la "reforma del welfare" se ha declarado un "éxito". Los medios anuncian jubilosos: "La cantidad de personas que reciben welfare ha bajado drásticamente en muchos estados". Millones de personas ahora "están trabajando".

Lo que se debate en Washington es cómo aumentar ese "éxito". La administración Bush propone:

Todos esos recortes ocurren en una época de enormes aumentos del presupuesto del Pentágono para comprar armas y librar la guerra por todo el mundo.

Cuando se señala que esa "reforma" ha empujado a millones de personas a la extrema pobreza, la respuesta que se oye en Washington es muy diciente: "La meta de la reforma es eliminar el welfare, no eliminar la pobreza".

Si lo juzgamos con ese criterio, con el criterio de la clase dominante, la "reforma del welfare" sí que es un gran éxito, y quieren profundizarla.

Pero con los criterios del pueblo, de los que anhelan una vida y un mundo mejor, es una barbaridad.

Al acercarse el "choque" del sistema de welfare, hay que preguntarnos: ¿Cómo van a subsistir nuestras hermanas y hermanos? ¿A qué se verán obligados a recurrir? ¿Cuánto tendrán que sufrir? ¿Por cuánto tiempo permitiremos que estos monstruos nos gobiernen?


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