Obrero Revolucionario #1162, 11 de agosto, 2002, posted at http://rwor.org
La ocupación israelí hace que los niños palestinos pasen por hambre.
Una nueva investigación pone al descubierto las consecuencias devastadoras de la ocupación en la vida de los palestinos, especialmente los niños. La Universidad Johns Hopkins llevó a cabo la investigación (contratada por la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional, USAID) y los resultados salieron en un website palestino.
El estudio concluye que la desnutrición ya es muy extensa y que está aumentando rápidamente entre los niños menores de cinco años en Cisjordania y Gaza: el 30% sufre de desnutrición crónica y de crecimiento impedido, y el 21% sufre de desnutrición aguda. Esas cifras han aumentado dramáticamente desde 2000, cuando el 7.5% de los niños sufría de desnutrición crónica y el 2.5% de desnutrición aguda. Los investigadores también encontraron que casi la mitad de los niños menores de seis años y de las mujeres en edad reproductiva sufren de anemia leve o moderada por desnutrición.
Muchos investigadores palestinos creen que en realidad la cantidad de niños desnutridos es mayor. Un vocero de un grupo de socorro palestino dijo: "Calculo que el nivel de desnutrición infantil es de 50%. Suponga que no ha tenido ninguna fuente de ingreso durante 22 meses, pero que tiene que traer comida a 10 personas tres veces al día, además de pagar el agua, la electricidad, el alquiler, la escuela, la ropa y las medicinas".
Hundidos en la pobreza
El aumento de desnutrición infantil es una consecuencia directa de la brutal represión militar israelí que empezó hace dos años. El problema no es que Cisjordania y Gaza carezcan de comida, sino que la población no tiene con qué comprarla porque la ocupación la ha hundido en la pobreza.
En septiembre de 2000, el dirigente derechista israelí (y actual primer ministro) Ariel Sharon fue a Haram al-Sharif, un lugar clave en la capital histórica palestina de Jerusalén Oriental. Fue una clara provocación y llevó a amplias protestas y resistencia en las calles. El ejército israelí respondió matando a balazos a los jóvenes lanzapiedras. Desde esa fecha las fuerzas de ocupación israelí, y sus padrinos yanquis, se han dedicado a hacer añicos la sociedad palestina. Han invadido las ciudades de Cisjordania, tumbado casas y olivares, impuesto toques de queda que impiden que la gente salga de la casa y paralizado la economía.
Antes de septiembre de 2000, más de 150,000 palestinos de Cisjordania y Gaza iban a diario a trabajar en Israel. El ingreso de esos trabajadores era un cuarto del ingreso palestino. Ahora la frontera está cerrada y no se puede cruzar para trabajar.
El toque de queda es una forma de arresto domiciliario para centenares de miles de palestinos por días consecutivos. El ejército levanta el toque de queda irregularmente y solo por unas pocas horas. Por eso es imposible ir al trabajo o buscar trabajo de jornalero. Han tenido que cerrar las fábricas porque no entran las materias primas.
Como consecuencia el nivel de pobreza es asombroso. Un 60% de las familias de Cisjordania y un 85% de las de Gaza viven por debajo del nivel oficial de pobreza. O sea, más de dos tercios de los palestinos subsisten con menos de $2 al día.
Omar Abahira, un palestino de un pueblo cerca de Jenín, ganaba lo suficiente de su trabajo con una compañía telefónica israelí para dar de comer a sus 10 hijos. Ahora, como millones de palestinos, sufre bajo la ocupación. "Nunca he visto tal situación", dice Abahira. "No hay dinero ni trabajo, ¿y cómo voy a traer pan a mis 10 hijos?".
Igual que centenares de trabajadores de los alrededores de Jenín, Abahira cruza la frontera a escondidas y se mata trabajando en las granjas israelíes 10 horas al día, siete días a la semana, por un salario de miseria. Esos trabajadores (adultos y a veces niños) se arriesgan a que los capturen y los golpeen las fuerzas de seguridad. A veces la policía los detiene y los deporta a Cisjordania antes de que les paguen. Pero, como dijo otro trabajador de Jenín: "No hay opción. ¿De qué otra manera vamos a subsistir?".
Otra gente de Cisjordania y Gaza subsiste vendiendo las pertenencias familiares, pidiendo prestado dinero, o con comida de los grupos de socorro.
Las fuerzas de ocupación pueden paralizar completamente la economía palestina porque Palestina está bajo la dominación de Israel y de sus padrinos imperialistas. El gobierno estadounidense dice que apoya autonomía e incluso independencia para Palestina, pero en realidad sigue aumentando la dependencia de Israel. Las fuerzas de seguridad israelíes han dividido las zonas palestinas en pequeñas islas desconectadas, separadas por asentamientos israelíes, "carreteras de seguridad" y zonas militares. Eso permite imponer medidas represivas en las zonas palestinas en un dos por tres, como si fueran enormes penales.
"Un genocidio lento"
Además del hambre, los palestinos sufren de otros problemas de salud pública a causa de la ocupación. El Proyecto de Investigación e Información sobre el Medio Oriente (MERIP) informó: "El Instituto de Salud Pública y Comunitaria de la Universidad Birzeit advirtió que las enfermedades evitables, como hepatitis B, están en aumento porque la población no se puede vacunar con regularidad. Normalmente, el Ministerio de Salud de la Autoridad Palestina vacuna a los recién nacidos, pero hoy muchas madres no pueden ir al hospital debido al toque de queda u otros impedimentos. La cantidad de nacimientos en casa, donde no hay medicinas, ha aumentado un 40%... En algunas zonas, como el campo de refugiados Askar, cerca de Nablus, las medicinas se echan a perder porque la electricidad se va donde las tienen almacenadas".
Hace poco en Nablus, unos investigadores fueron a 300 casas y descubrieron que ninguna tenía agua potable. Debido al toque de queda no recolectan la basura. Por eso mucha gente sufre de diarrea: una persona en casi un tercio de los hogares investigados por USAID. Se teme que estallen epidemias de enfermedades contagiosas más graves, como cólera.
El 22 de julio, un avión de la Fuerza Aérea israelí soltó una bomba de una tonelada en un barrio densamente poblado de ciudad de Gaza. Mató a 16 personas, entre ellas 10 niños. La más joven, Dina Mattar, tenía dos meses. Las fuerzas de seguridad han matado a unos 260 niños palestinos desde septiembre de 2002.
Estos son asesinatos a sangre fría. La cruel ocupación israelí pone en peligro la vida de centenares de miles de palestinos, niños y adultos. Un trabajador de socorro palestino dijo: "Es como meternos a la cárcel días y semanas y no darnos nada de comer. Así es la vida bajo el toque de queda. Es un genocidio lento".
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