Obrero Revolucionario #1164, 25 de agosto, 2002, posted at http://rwor.org
Hace cinco años dos policías atacaron salvajemente a Abner Louima en el baño de una delegación en Brooklyn, Nueva York . Docenas de policías más supieron del ataque pero se callaron la boca.
El ataque a Louima es un símbolo internacional del Departamento de Policía de Nueva York (NYPD). Con el tiempo tuvieron que acusar a siete agentes. El tercer juicio de uno de ellos, Charles Schwarz, acaba de concluir. El jurado no se puso de acuerdo sobre tres acusaciones y solo lo condenó por perjurio. Tras cinco años un solo agente está preso: Justin Volpe, quien confesó y se declaró culpable de sodomizar a Louima con un palo.
El juicio de Schwarz es una asquerosa concentración de una campaña para anular los veredictos del pueblo y pintar a los policías como "héroes".
El ataque
Una calurosa noche de agosto de 1997, Abner Louima, un inmigrante haitiano, fue al Club Rendezvous, un club musical popular de Flatbush, Brooklyn (Nueva York). A la mañana siguiente estaba en el hospital con el recto y la vejiga lacerados, contusiones en todo el cuerpo, y miedo de que lo mataran.
Cuando la música terminó, empezó una pelea frente al club y llegaron los agentes Justin Volpe, Charles Schwarz, Thomas Wiese, Thomas Bruder, Mark Schofield y Eric Turetsky.
Alguien golpeó a Volpe y cayó al suelo. A Louima, que protestaba porque la policía tiró al suelo a otro hombre, le cayeron encima los agentes Schwarz, Wiese y otro. Lo golpearon, lo esposaron y lo metieron en la patrulla. Por su parte, Volpe se puso a perseguir al hombre que lo tumbó y golpeó a Patrick Antoine, un transeúnte que ni siquiera estaba en el club, y lo arrestó.
Schwarz y Wiese llevaron a Louima a la delegación. En el camino le soltaron insultos racistas y le dijeron que se largara a Haití. Por equivocación informaron a la delegación por radio que tenían al tipo que tumbó a Volpe. Louima dice que Schwarz y Wiese pararon la patrulla tres veces para volver a golpearlo. La tercera vez llegó Volpe y otros dos agentes y lo golperon con los puños y un radio.
A las 4:35 a.m. llegaron a la delegación 70. A partir de ese momento, docenas de agentes y empleados civiles vieron lo que pasó; después se callaron para tapar el crimen.
Volpe le advirtió a Louima que si contaba lo que le había pasado, lo mataría a él y a toda su familia. Pero Louima le contó lo que pasó, en el idioma haitiano y muy bajo, a una enfermera haitiana en el hospital. Cuando Magalie Laurent, otra enfermera, lo oyó, llamó al Departamento de Asuntos Internos del NYPD. Cuando este no respondió, llamó a la prensa.
Los puntos esenciales de lo que contó Louima (junto con otras pruebas, como sus heridas y el testimonio de agentes y empleados de la delegación) no han cambiado desde el principio, a pesar de un sinnúmero de declaraciones a investigadores, testimonio ante un gran jurado de acusación y tres juicios a los agentes.
Por otra parte, las versiones de los agentes que atacaron a Louima y de los que taparon el ataque cambian constantemente. Después del ataque se llamaron docenas de veces y centenares de veces en los meses que siguieron para cambiar de cuento. Los acusados y los representantes del sindicato de policías realizaron reuniones secretas en el sótano de la delegación. Así que sus versiones cambiaron y evolucionaron una y otra vez, se contradicen y no concuerdan con las pruebas físicas.
Regresemos al 9 de agosto de 1997: a Louima lo llevaron a la recepción de la delegación, y le bajaron los pantalones y la ropa interior. Más tarde, el sargento de recepción dio testimonio de que Schwarz le dio los datos de Louima y se lo llevó.
Eric Turetsky, el primer agente que dio testimonio contra los otros, dijo en todos los juicios que Schwarz llevó a Louima por un pasillo a la parte de atrás de la delegación, donde la única puerta abierta era la del baño.
Mark Schofield, otro agente que estuvo en el club, dijo que Schwarz llevó a Louima a la parte de atrás de la delegación, donde está el baño. Además, dijo que Volpe pidió prestados unos guantes de cuero. Más tarde los devolvió cubiertos de sangre. Otros empleados contaron lo mismo.
Louima dijo repetidas veces que el chofer de la patrulla lo llevó al baño de atrás de la delegación (se sabe que el chofer era Schwarz) y que después llegó Volpe. Louima dijo que Volpe le dio una patada en la ingle, y el segundo agente le puso el pie encima de la boca. Antes de sodomizar a Louima con el palo, Volpe lo amenazó: "Te voy a hacer algo. Si gritas o haces algún ruido, te mato". Mientras Volpe le metía el palo, el segundo agente (el chofer) lo sujetaba por las esposas.
Con graves heridas internas y sangrando, lo metieron en una celda. Volpe le dijo: "Si le dices a alguien lo que te pasó, te mato a ti y a toda tu familia". Luego se jactó ante los demás agentes de que "quebrantó" a un hombre y les mostró el palo cubierto de heces.
Los presos se pusieron a gritar que Louima sangraba mucho. Tras largo rato los policías pidieron una ambulancia para un caso de "baja prioridad" y "laceraciones menores", y tuvo que esperar 90 minutos para llevarlo al hospital.
Los sucesos de esa noche solo se conocen porque Louima sobrevivió al ataque y tuvo la valentía de contarlos, y porque Magalie Laurent se enteró y tuvo el valor de darlos a conocer.
La voz de Louima se unió a la de miles de familiares de víctimas de la brutalidad policial que no han sobrevivido y no pueden contar lo que les pasó. Al conocerse esta infamia, el creciente movimiento contra la brutalidad policial tocó a sectores de la población que antes no cuestionaban la "versión oficial". El apoyo al NYPD sufrió y los tribunales estatales tuvieron que entablar acusaciones contra varios agentes. Poco después el gobierno federal se hizo cargo del caso.
Los juicios
De las docenas de agentes y empleados de la delegación 70, solo acusaron a siete. A cinco los acusaron de delitos graves: Volpe, Schwarz, Wiese, Bruder y Michael Bellomo. A otros dos agentes los acusaron de perjurio (el castigo fue libertad condicional).
Los agentes y la prensa han dado varias versiones de lo que pasó. Por ejemplo, dijeron que Louima sufrió las heridas antes de que lo arrestaran, en un acto sexual en el club, o que solo un agente (Volpe) lo llevó al baño y lo atacó.
Pero en medio del primer juicio, en mayo de 1999, Volpe admitió que atacó a Louima y se declaró culpable. No cabía duda de que iban a condenarlo y quería reducir la sentencia. Contradijo sus propias declaraciones previas y el testimonio falso de varios agentes.
El juicio de Schwarz continuó y lo condenaron de violar los derechos civiles de Louima. A Wiese, Bruder y Bellomo los absolvieron. A Volpe lo sentenciaron a 30 años de cárcel. La sentencia de Schwarz se pospuso hasta el siguiente juicio.
Carl Dix, vocero nacional del PCR, dijo lo siguiente sobre las dos condenas: "Son raras las ocasiones en que condenan a los chotas que maltratan y matan, y cuando lo hacen, por lo general les dan un jalón de orejas. Así que esta condena se debe celebrar, especialmente porque fue nuestra lucha la que los mandó al bote. Si los condenaron fue porque Abner Louima sobrevivió y tuvo la valentía de contar lo que le hicieron y, TAMBIÉN, porque hubo un poderoso movimiento de resistencia contra este y otros casos de brutalidad policial. Si no fuera por eso, jamás los hubieran juzgado. La victoria es de nosotros, no del sistema judicial. Sin embargo, es solo una victoria parcial. ¨Qué les va a pasar a los otros chotas que participaron en el ataque a Abner Louima?".
En marzo de 2000, en un segundo juicio por impedir el debido procedimiento legal (tapar lo que pasó), condenaron a Schwarz, Wiese y Bruder. A Wiese y Bruder los sentenciaron a cinco años (pero apelaron y no han pasado un solo día en la cárcel) y a Schwarz a 15 años.
Durante los dos juicios, varios testigos declararon que Schwarz llevó a Louima al baño. Uno de ellos, el agente Turetsky, recibió amenazas de muerte y tuvo que huir de la delegación 70 con una escolta por contar lo que vio.
Los jurados dijeron que todas las pruebas indican que Schwarz fue el agente que sujetó a Louima en el baño durante el ataque. Un jurado del segundo juicio, un profesor universitario blanco, le dijo al programa radial "Democracy Now" de la red Pacifica: "Oímos muy claras pruebas de que Schwarz llevó a Louima al baño. En vista de lo que Volpe le hizo a Louima, no cabe duda de que necesitaba la ayuda de una segunda persona. Incluso si el detenido estaba esposado, costaría mucho trabajo hacer solo lo que hizo porque la persona se doblaría y se retorcería. Así que está claro que una segunda persona estaba presente y que era Schwarz".
Anulan los veredictos
El tercer juicio en la práctica anuló la condena previa de Schwarz. Con eso el sistema quiere robarnos dos cosas.
La primera es la verdad.
Desde el comienzo, poderosas fuerzas de la clase dominante han tratado de tapar la verdad y anular la victoria parcial de los primeros dos juicios. Se inició una campaña para absolver a Schwarz, liderada por columnistas amigos de la policía, los abogados y familiares de Schwarz. Cobró fuerza tras los sucesos del 11 de septiembre, cuando el sistema puso como "héroes" a todos los policías y tildó de antipatrióticos a todos los que los critican.
En las mentiras de esa campaña, lo central no es el brutal ataque contra Louima ni el "muro de silencio" con que los demás agentes protegieron a los culpables. Todo lo contrario: ahora Louima no es la víctima sino Schwarz, cuya vida ha sido violada.
La campaña de defensa de Schwarz resucitó declaraciones refutadas en los juicios. Agentes, abogados y familiares soltaron una mentira tras otra, que se contradicen. Los medios atacaron la integridad de Louima y repitieron la mentira de que sufrió las heridas en un acto sexual violento, lo que es increíble dado que el mismo Volpe admitió que le causó las heridas.Le dieron mucha importancia al hecho de que Louima no mencionó el nombre de Schwarz (a pesar de que dijo que el chofer de la patrulla fue el cómplice de Volpe, y no cabe duda de que el chofer era Schwarz). Exageraron unas pocas contradicciones del testimonio que dio en el hospital poco después de la cirugía, llenó de medicinas y conmocionado por el ataque.
La campaña sostiene que Louima y los demás testigos se equivocaron (o mintieron) cuando identificaron a Schwarz como el segundo agente que estaba en el baño. Dicen que Volpe lo atacó solo y que Louima inventó un segundo atacante porque sería menos humillante decir que lo atacaron dos agentes. Pero eso lo refutan varios testigos, tanto como pruebas físicas de que alguien lo sujetó.
Los defensores de Schwarz han dicho que Wiese (quien también tiene pelo rubio corto) es el segundo agente. En los juicios, Volpe dijo que Wiese estaba en el baño pero que no participó en el ataque. (Otra versión es que Wiese entró al baño después del ataque). Pero Volpe mintió (dijo que no lo hizo) hasta que se vio obligado a admitir la verdad, y tiene muchas razones para seguir mintiendo (como reducir su propia sentencia o prevenir represalias de los demás agentes).
Las pruebas indican que Schwarz, quien es más alto y pesa más que Wiese, es el culpable. Louima describió que el chofer (Schwarz) de la patrulla era más alto y pesado que el pasajero (Wiese). Además, los agentes que dijeron que Schwarz llevó a Louima al baño conocen muy bien a los dos agentes.
Imagínense si Volpe no hubiera confesado: ¨tendría una campaña de defensa y se presentaría como la "víctima"?
Schwarz apeló varias veces sin éxito. Pero en febrero de 2002, un tribunal de apelaciones anuló la condena por violar los derechos civiles de Luima. El tribunal no vio ningún problema en las pruebas; de hecho, básicamente ratificó lo que declaró Louima. Pero anuló el veredicto porque el abogado de Schwarz tenía un "conflicto de intereses", o sea, que también representaba al sindicato policial (al que demandó Louima).
Es un pretexto muy flojo para anular un veredicto. Durante el juicio, el juez le advirtió a Schwarz que eso podía pasar pero Schwarz respondió que no quería otro abogado.
El concepto de que el abogado de Schwarz tenga un conflicto de intereses es muy diciente. ¨Cómo podría surgir un conflicto si Schwarz y los demás agentes dicen la verdad? ¨Significa que el sindicato quiere mantener el "muro de silencio" y que esa meta no concuerda con la defensa de Schwarz?
El tribunal también anuló las condenas de Schwarz, Bruder y Wiese por impedir el debido proceso legal. Admitió que mintieron acerca del ataque a Louima, pero que no querían engañar al gran jurado. Bruder y Wiese salieron libres, sin ninguna condena.
El tercer juicio de Schwarz empezó en junio. Una vez más Louima tuvo que vivir de nuevo lo que le hicieron. Una vez más lo contó con valentía. Los testigos lo corroboraron y los agentes lo refutaron.
Pero esta vez solo condenaron a Schwarz de perjurio por decir que no llevó a Louima al baño. El jurado no se pudo poner de acuerdo sobre las demás acusaciones.
En el primer juicio, cuando Volpe confesó, los abogados de los demás agentes hicieron todo lo posible por distanciar a sus clientes de Volpe. Incluso lo tildaron de salvaje y mentiroso.
Pero en el segundo y tercer juicios de Schwarz, los abogados defensores mandaron comparecer a Volpe y este dijo que Wiese, y no Schwarz, estaba en el baño. Un columnista del periódico Village Voice,escribió: "En una grabación de una conversación de Volpe y su padre que tiene el gobierno, Volpe dice que los abogados de Schwarz `deben presentar estrategias para reducir mi sentencia' de 30 años de cárcel si querían que diera testimonio a favor de Schwarz. `Si piensan que voy a sacrificarme de nuevo a cambio de nada', grita, `están locos'".
Wiese está libre y ahora dice que él llevó a Louima al baño. Ese testimonio desempeña un papel importante en la defensa de Schwarz. (Wiese dice que jugó con el perro de la delegación fuera del baño durante el ataque y que no sabía lo que hacía Volpe). Pero nunca dijo eso en los juicios y no dio testimonio en el último juicio de Schwarz amparándose en la Constitución, que dice que uno no tiene que dar testimonio que lo incrimine. El jurado sí dijo que Schwarz mintió cuando dijo que no llevó a Louima al baño.
Todo eso nos lleva a la segunda cosa que el sistema nos quiere robar: la justicia.
De las docenas de agentes que estaban en la delegación el 9 de agosto, ninguno se opuso al ataque contra Louima, ninguno respondió a sus gritos de socorro y ninguno intervino. Ninguno.
En vez se pusieron a montar el "muro de silencio" para proteger a sus compañeros. La resolución de Louima de hacer saber la verdad y las protestas de docenas de miles de personas en las calles de Nueva York abrieron una brecha en ese muro. De los siete agentes acusados, condenaron a cuatro y solo sentenciaron a la cárcel a dos. Ahora un solo agente está en la cárcel.
Está programado otro juicio de Schwarz en septiembre, pero el desenlace no está del todo seguro.
Pero de una cosa no cabe duda: es una infamia que anularan las condenas de los policías y que Schwarz tuviera un tercer juicio. A Schwarz lo condenaron dos veces de participar en el ataque y de conspirar con otros agentes para taparlo. Nunca lo han absuelto de una sola acusación.
Nunca se han refutado los hechos básicos: que a Abner Louima lo violaron en una delegación llena de agentes, que unos participaron en el ataque o conspiraron para taparlo, y que estaban seguros de que no les pasaría nada.
La campaña de defensa de Schwarz concuerda con la glorificación de los capataces armados de este sistema de opresión para la "guerra contra el terror" y la defensa de "nuestro estilo de vida". Lo que le pasó a Abner Louima muestra dos aspectos fundamentales de este "estilo de vida": que es una pesadilla de opresión para millones de personas y que lo imponen por la fuerza y la brutalidad.
Desde que el pueblo saboreó un poco de justicia en la condena inicial de Volpe y Schwarz, poderosas fuerzas han tratado de anular el justo veredicto popular. Quieren que se crea que el ataque a Louima fue obra de un solo agente demente y que se pase por alto el papel de tantos otros agentes. Esto es injusto e inaceptable.
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