Larry Everest
Obrero Revolucionario #1167, 22 de septiembre, 2002, posted at http://rwor.org
¡Al parecer, la hipocresía, mentiras, manipulación y masacres imperialistas no tienen límites! Veamos un ejemplo más.
Estados Unidos ha lanzado una gran campaña propagandística a favor de una guerra contra Irak y el presidente Bush habla a cada rato de un "cambio de gobierno" en ese país (traducción: una invasión militar que dejaría miles y miles de muertos). Se debaten abiertamente diversas estrategias militares, tales como un blitzkrieg contra Bagdad con una fuerza de 50,000 a 100,000 soldados acompañada de un bombardeo aéreo masivo. Y Estados Unidos ha emprendido preparativos militares en el golfo Pérsico: el New York Times el 19 de agosto informó que se han observado "los primeros indicios concretos de preparativos logísticos alrededor de Irak".
No se ha comprobado que Irak represente ninguna amenaza militar para Estados Unidos ni que haya tenido conexión alguna con los sucesos del 11 de septiembre; sin embargo, los jefes del imperio claman que hay que sacar a Saddam Hussein, que pretende adquirir "armas de destrucción masiva" y que está dispuesto a usarlas. El presidente Bush y su asesora de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice, dicen que un "cambio de gobierno" en Irak se justifica porque empleó gas tóxico en la guerra contra Irán de 1980 a 1988. Pero hace poco salió al descubierto que por medio de un operativo secreto el gobierno de Estados Unidos espoleó a Irak a atacar a Irán y a la población curda de Irak con armas químicas.
El artículo del New York Times del 18 de agosto informa que altos oficiales militares con información directa sobre el operativo dijeron: "Brindamos a Irak asesoría crucial para batallas decisivas de la guerra contra Irán a sabiendas de que los comandantes iraquíes empleaban armas químicas".
El papel de Estados Unidos en la guerra entre Irán e Irak
Se sabe que Estados Unidos ayudó a Irak con espionaje por satélite sobre Irán, pero el artículo del New York Times tiene nuevas revelaciones: "Más de 60 asesores de la Agencia de Defensa e Inteligencia [DIA] le brindaron a Irak información detallada sobre el despliegue militar iraní, sus planes y tácticas para bombardeos y batallas, y los daños que incurrían". Y la asesoría continuó aun cuando se supo que Irak "había integrado a su arsenal armas químicas y las empleaba en los planes de batalla que los asesores estadounidenses preparaban o recomendaban". Es decir, los asesores yanquis sabían perfectamente que Irak empleaba armas químicas. Según uno de ellos, al Pentágono "no le horrorizó el uso de gas por Irak. Fue simplemente otra forma de matar; le daba igual que mataran con balas o con gas fosgeno". Otro le dijo al New York Times : "Para nosotros, el empleo de gas por los iraquíes no fue asunto de mayor importancia estratégica".
Miles de iraníes murieron o quedaron heridos en los ataques con gas, pero para los yanquis no representó mayor problema, pues esas matanzas beneficiaban SUS intereses imperialistas.
Los intereses estratégicos de Estados Unidos
En 1979, una revolución tumbó al fiel gendarme de Estados Unidos, el sha de Irán, y la Unión Soviética invadió a Afganistán (que colinda con Irán). Esos sucesos sacudieron a la clase dominante estadounidense y contraatacó: espoleó a Irak a invadir Irán con el propósito de debilitar a ambos países para fortalecer su hegemonía y presencia militar en la región.
El 14 de abril de 1980 (cinco meses antes de que Irak atacara a Irán), el asesor de Seguridad Nacional del presidente Carter, Zbigniew Brzezinski, destacó la buena voluntad de Estados Unidos hacia Irak: "Consideramos que en lo fundamental coinciden los intereses de Estados Unidos e Irak... no vemos ningún motivo por el cual las relaciones entre nuestros países deban ser conflictivas".
Según el presidente de Irán, Abol Hassan Bani-Sadr, dos meses antes de que Irak arremetiera contra Irán, Brzezinski se reunió personalmente con Saddam Hussein en Jordania: "Brzezinski le aseguró que el gobierno de Estados Unidos no se opondría a la separación de Khuzestán [en el suroeste de Irán]". Fuentes periodísticas señalan que además de Estados Unidos, el emir de Kuwait y el presidente de Egipto instaron a Irak a invadir a Irán. El Financial Times de Londres dijo que Estados Unidos engatusó a Irak con fotos obtenidas por satélite que indicaban que las fuerzas iraníes no aguantarían un ataque de gran envergadura (no era cierto). En el colmo de la hipocresía la prensa estadounidense repite el refrán del "descarado agresor Saddam Hussein", cuando el propio Estados Unidos espoleó a Irak a librar una larga y sangrienta guerra contra Irán.
Abastecer y manipular a ambos lados
Estados Unidos manipuló y abasteció de armas a Irán e Irak con el propósito de prolongar la guerra y debilitar a ambos países.
En 1982, Irán iba ganando la guerra y amenazaba atacar a Basora, la segunda ciudad de Irak. Según una declaración jurada de Howard Teicher, funcionario del Consejo de Seguridad Nacional de 1982 a 1987: "En la primavera de 1982, Irak estaba al borde de perder la guerra... Y en junio, el presidente Reagan decidió... hacer todo lo posible dentro de los límites de la ley para evitar esa eventualidad". Por medio de una orden secreta, autorizó "el apoyo activo a Irak, y otorgó billones de dólares de créditos, inteligencia militar y asesoría, además de supervisar la venta de armamento por terceros para que tuviera las armas que requería".
Estados Unidos estaba a favor de las bombas de dispersión. Según Teicher: "El director de la CIA, [William] Casey, recalcó que las bombas de dispersión eran perfectas porque `multiplican la fuerza'... la CIA asesoró a Cardoen [la compañía que las manufacturó] en la venta de bombas de dispersión y otras municiones a Irak".
En esos años, Irak se abasteció de armas de alta tecnología gracias a billones de dólares de ayuda de Estados Unidos y sus aliados. Inglaterra le vendió tanques, piezas de repuesto para misiles y artillería; Francia le dio howitzers, misiles Exocet y bombarderos Mirage; y Alemania le dio la tecnología para producir gas neurotóxico y gas mostaza.
William Blum (autor de Killing Hope: U.S. Military and CIA Interventions Since World War 2y Rogue State: A Guide to the World's Only Superpower ) señala que Estados Unidos ayudó a Irak a conseguir armas biológicas: "Según un informe de 1994 de un comité del Senado, de 1985 (o antes) a 1989, el sector privado, con previa autorización del departamento de Comercio, exportó un verdadero caldo tóxico de materiales biológicos a Irak" - sustancias como ántrax, botulismo y la bacteria E. coli - y "posteriormente los inspectores de las Naciones Unidas encontraron los mismos microorganismos en el programa de guerra biológica iraquí".
Apoyar al uno y al otro
Durante la guerra entre Irán e Irak Estados Unidos apoyó cínicamente al uno y al otro según le convenía. (Entre otras cosas, buscaba recuperar influencia en Irán). En mayo de 1985, un memorando dirigido al director de la CIA, William Casey, señaló: "Era oportuno favorecer a Irak cuando se batía en retirada y la revolución islámica [de Irán] cobraba fuerza. Pero a lo mejor es hora de volver a favorecer a Irán...".
A principios de los 80, Estados Unidos animó a Israel a abastecer de armas a Irán entre bastidores, y en 1985 empezó sus propios envíos clandestinos de armas, lo cual salió a la luz cuando estalló el escándalo "Irán-contra" a mediados de la década.
En septiembre de 1986, Oliver North y Robert McFarlane de la administración Reagan le dijeron a Irán que Estados Unidos podía, en palabras de North, "valerse de su amistad e influencia con ciertos países árabes" para tumbar el gobierno de Saddam Hussein.
En febrero de ese año, mientras North y compañía entablaban pláticas secretas sobre el tema con Irán, este asestó un golpe contundente a Irak con la toma de la península Fao. El New York Times (19 de enero de 1987) informó que Irak atribuyó la derrota "a inteligencia estadounidense errónea": el ejército detectó movimientos de tropas iraníes, pero Estados Unidos "aseguró que Fao no era el blanco".
El New York Times (12 de enero de 1987) informó: "En los últimos años, agencias de inteligencia estadounidenses le han dado tanto a Irán como a Irak inteligencia distorsionada o errónea a propósito" con tal de "evitar que ninguno de los dos gane la guerra".
Tras la victoria iraní en Fao y ante los temores de una derrota iraquí y el escándalo Irán-contra, Estados Unidos favoreció nuevamente a Irak. Según el articulista Bob Woodward del Washington Post , a finales de 1986: "[El director de la CIA, William] Casey se reunió con altos funcionarios del gobierno iraquí para... recomendar más ataques contra Irán, sobre todo contra blancos económicos". Teicher señala: "En 1986, el presidente Reagan envió una comunicación secreta a Saddam Hussein en la cual recomendó que escalara el bombardeo de Irán...".
En 1988, Irak lanzó gas tóxico contra civiles curdos en la ciudad de Halabja en el norte del país y Estados Unidos aumentó la ayuda militar. Según el periodista Jeremy Scahill: "Fuentes de inteligencia estadounidense le dijeron al L.A. Times en 1991 que `al parecer helicópteros manufacturados en Estados Unidos participaron en el bombardeo'".
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Hace poco, la asesora de Seguridad Nacional de Bush, Condoleezza Rice, dijo que Estados Unidos tiene la "obligación moral" de librar una guerra contra Irak. ¿A qué clase de "moral" se refiere? Como hemos visto, ella y sus compinches tienen un largo y siniestro historial de engaño, manipulación y grandes masacres en la guerra entre Irán e Irak. Espolearon una terrible carnicería que dejó más de un millón de muertos y heridos.
La guerra que Estados Unidos propone contra Irak sería igualmente criminal y causaría muchísima destrucción, y el único motivo, al igual que antes, son los intereses del imperio y de dominación global.
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