Obrero Revolucionario #1168, 29 de septiembre, 2002, posted at http://rwor.org
"Creemos que como habitantes de los Estados Unidos
tenemos el deber de
resistir frente a toda injusticia
hecha por nuestro gobierno en nuestro nombre".
Comienzo de la Promesa de Resistencia de No en Nuestro Nombre
Hay momentos en que el futuro depende de lo que nosotros hacemos. Hay coyunturas en que todo el mundo está mirando. Hoy vivimos uno de esos momentos.
Hay días en que nuestro acto de presencia realmente importa: uno de esos días será el 6 de octubre de 2002.
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Tras el 11 de septiembre de 2001, el gobierno estadounidense declaró una guerra sin límites. A comienzos de octubre empezó el bombardeo de Afganistán. Ha intervenido en un montón de países: Yemen, Somalia, Filipinas, Usbekistán y muchos más. Con poca publicidad la Marina ha parado y registrado miles de buques a punta de cañón en el Mediterráneo oriental; ha despachado en clandestinidad total equipos de comandos, asesinos y espías a muchas partes (la Casa Blanca tiene una lista de 60 países). Ha apoyado los salvajes ataques israelíes contra los palestinos en Cisjordania y Gaza. Aquí en Estados Unidos ha desatado una racha de represión: arrestos sin acusación formal, cárcel sin juicio, detención por la nacionalidad, nuevas leyes que permiten intervenciones telefónicas, redadas e infiltración policial de organizaciones e iglesias. El secretario de Justicia, John Ashcroft, quiere crear una red nacional de un millón de informantes. La Marina amenaza con apoderarse de los puertos para impedir que los estibadores se declaren en huelga. La pesadilla de la película Minority Report (Sentencia previa) se ha vuelto realidad: ahora meten al bote por lo que uno podría hacer en el futuro.
A fines del primer año de guerra, al acercarse el 6 de octubre de 2002, la Casa Blanca ha puesto en claro que tiene programada una nueva escalada: un brutal ataque contra Irak.
Lo presentan como una campaña global de guerra y represión que nadie puede desafiar ni resistir. Pero se ve que la "guerra contra el terrorismo" es profundamente ilegítima, injusta e inmoral.
Bush se pavonea al podio de las Naciones Unidas y da órdenes al mundo: endosen la próxima guerra o sean "irrelevantes"; participen en la próxima campaña de bombardeos o Estados Unidos lo hará "solo". Los asesores del presidente han preparado una doctrina de "guerra de previsión", que declara que Estados Unidos puede atacar cualquier país que quiera sin provocación, y que no se permitirá que ningún país desafíe su supremacía militar en ninguna parte del mundo.
Los medios de comunicación repiten las mentiras como loros. El Congreso le ofrece a Bush un cheque en blanco para la guerra. Planean, fríamente, sacrificar miles de vidas... de iraquíes y de soldados estadounidenses. Despachan tropas, tanques y bombas al golfo Pérsico. Y tres estudiantes de medicina musulmanes ni siquiera pueden comer en un restaurante Shoney's del sur de la Florida sin que les caigan patrullas, histeria periodística y acusaciones racistas.
Dicen que toda esa locura se hace "en nuestro nombre"... en el nombre de los que vivimos en Estados Unidos, en el nombre de las víctimas del 11 de septiembre, por nuestra seguridad, para combatir el terrorismo y hasta para garantizar la paz. Pero nada de eso traerá seguridad... y ese no es el verdadero propósito. Esto arranca de planes trazados por centros de investigación derechistas y demás promotores del imperio estadounidense. Es una campaña para reconfigurar el mundo con bombas inteligentes, comandos e intervenciones telefónicas, todo al servicio del capitalismo estadounidense.
Pero se oyen más voces que dicen: ni locos; no se puede permitir que hagan esto.
Por todo el mundo se responde con horror e indignación a la campaña de dominación global de esta "hiperpotencia" beligerante. Pero les dicen que Estados Unidos "está unido", que el gobierno actúa "en nuestro nombre", que nadie puede oponer resistencia ante tal máquina de guerra.
Por todo el mundo se capta que atacar a Irak no tiene nada que ver con el 11 de septiembre, que es para controlar fuentes de petróleo. Los árabes y musulmanes se sienten bajo sitio. En cien países la gente se pregunta si Estados Unidos les impondrá un "cambio de gobierno". Hasta en Alemania, desde hace mucho firme aliado de Estados Unidos, se debate si la conducta de Bush se parece a la de Hitler.
En Estados Unidos hay amplio descontento y efervescencia. Muchos se dan cuenta de que el gobierno no tiene pruebas, de que no tiene justificación, de que nos está presionando a aceptar un rumbo peligroso, de que ha tratado muy mal a los musulmanes y los ciudadanos del sur de Asia, de que hace añicos los derechos constitucionales por decreto.
Y de que se avecinan cosas más terribles.
A todo eso lo acompañan la posibilidad y la responsabilidad de actuar, de forjar un camino diferente, un futuro diferente, por medio de la resistencia.
El 6 de octubre y una visión de resistencia
" Ahora mismo estamos a dos dedos de un suceso verdaderamente trascendental.
"El gobierno devastó Afganistán y se está preparando para hacerle lo mismo al pueblo iraquí. Aquí en Estados Unidos, vemos la posibilidad de tener un enorme impacto en lo que hagan los meros meros, y en lo que piensen y hagan millones de personas por todo el mundo.
"En el trabajo de No en Nuestro Nombre hemos visto el gran descontento que existe por todo el país. A muchísima gente le molesta que hagan añicos la Carta de Derechos. También hay mucha incertidumbre: mucha gente no entiende lo que implica la monstruosa guerra sin límites que prepara Bush.
"Nos incumbe cambiar ese clima. No es suficiente oponer resistencia por calmar la conciencia. Tenemos que lanzar una resistencia que pare esta campaña de guerra y represión.
"La meta del 6 de octubre es llevar la resistencia a una coyuntura, para que el movimiento comience a captar el potencial de su poder e influencia para transformar la sociedad. Eso es lo que la situación actual exige".
Miles Solay, ĦRehusar & Resistir!
"Tenía 16 años y todavía era partidario de la guerra de Vietnam cuando unos amig os me llevaron a las protestas de abril de 1967 en el parque Central. En esos días, todos los jóvenes teníamos tarjetas de conscripción y estaba prohibido destruirlas. Pero ese día, cerca de la Quinta Avenida, vi a docenas de jóvenes hacer cola y, uno por uno, quemar su tarjeta de conscripción en un fuego común. Hasta hoy recuerdo su actitud clara, resuelta y heroica al violar la ley por oposición a la guerra. Y eso me hizo penar: `Bueno, quizá todo lo que nos han dicho sobre esta guerra es una gran mentira'".
Militante contra la guerra de Vietnam
El 6 de octubre se redoblará la resistencia a esta campaña de guerra y represión.
Este es un movimiento nuevo que se está forjando en un momento en que nos exigen silencio, pasividad y conformidad. El 6 de octubre miles de personas se unirán para rechazar ese clima, para declarar oposición a lo que está haciendo el gobierno y solidaridad con los pueblos del mundo.
Ya ha habido resistencia. Por ejemplo, el 19 de septiembre salió en el New York Times una potente Declaración de Conciencia firmada por una amplia gama de personas. El periódico inglés Guardian comentó: "La firmaron músicos como Laurie Anderson y Mos Def, actores como Ossie Davis y Ed Asner, escritores como Alice Walker, Russell Banks, Barbara Kingsolver y Grace Paley, y dramaturgos como Eve Ensler y Tony Kushner. Firmaron Martin Luther King III, Gloria Steinem, Noam Chomsky, Edward Said y el rabino Michael Lerner. Es la declaración de oposición al gobierno más amplia que ha salido desde el 11 de septiembre".
La Declaración de Conciencia comienza: "Que no se diga que en Estados Unidos la gente no ha hecho nada cuando su gobierno ha declarado una guerra sin límites y ha instaurado nuevas medidas represivas".
Ese mismo espíritu se manifestará en las calles el 6 de octubre. El centro de atención será Nueva York, por supuesto, donde murieron miles de personas el 11 de septiembre y donde todavía hay tanto pesar. Ahí, desde el comienzo, ha sido fuerte la oposición a tomar represalias, y a aprovechar el 11 de septiembre como pretexto para la guerra. Hoy en las emisoras se oyen anuncios que urgen participar en el 6 de octubre. Han respondido inmigrantes de las comunidades bajo sitio, trabajadores de rescate de las Torres Gemelas, universitarios que han opuesto una osada resistencia, bibliotecarios opuestos a las medidas de "seguridad", artistas, estudiantes y más.
El proyecto No en Nuestro Nombre ha convocado una movilización muy diversa en el East Meadow del parque Central el domingo 6 de octubre. Esa tarde los participantes dirán la Promesa de Resistencia juntos en una variedad de idiomas. Será un llamado a millones más en Estados Unidos y por todo el mundo. La convocatoria de la manifestación del Comité contra la Guerra de la Universidad Kent State, que urge ir a Nueva York, dice: "ĦDigan la Promesa de Resistencia, la declaración que unifica a la gente de conciencia en este momento histórico crucial! Díganla y luego llévenla a sus seres queridos, a su barrio, a su vida, para que podamos forjar un movimiento lo suficientemente fuerte para parar las injusticias que comete nuestro gobierno en nuestro nombre".
Entre los que planean decir la promesa en Nueva York y San Francisco ese día figuran el poeta Saul Williams, el cómico Reno, la cineasta Mira Nair ("Monsoon Wedding"), el reverendo Peter Laarman (de la iglesia Judson Memorial), la abogada Lynn Stewart, el rapero Boots Riley, el rabino Michael Lerner y Starhawk.
La convocatoria nacional del proyecto No en Nuestro Nombre ofrece la siguiente visión: "El 6 de octubre... DEBE SER UNA MUESTRA DE DESAFÍO Y RESISTENCIA EN ESTADOS UNIDOS CONTRA TODA LA MÁQUINA DE GUERRA Y REPRESIÓN. Ese día nuestro compromiso y nuestra promesa tienen que hacerse oír por todo el país, del parque Central de Nueva York, de San Francisco, de Los Ángeles y de todas partes, para que se oiga en la Casa Blanca y por todo el mundo. Tenemos que declarar, al unísono, que asumimos la responsabilidad de oponernos, de forjar resistencia, de PARAR las injusticias que comete nuestro gobierno en nuestro nombre".
Hay momentos en que el futuro depende de lo que nosotros hacemos. Hay coyunturas en que todo el mundo está mirando. Hoy vivimos uno de esos momentos. Súmate.
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