Obrero Revolucionario #1171, 20 de Octubre, 2002, posted at http://rwor.org
El 20 de septiembre, Estados Unidos publicó la nueva "Estrategia de Seguridad Nacional" (un documento de 33 páginas escrito por la doctora Condoleezza Rice, tutora personal y alta asesora del presidente Bush) en el cual manifiesta con descaro su pretensión de regir como el poder supremo del mundo.
El documento anuncia cambios radicales de doctrina internacional y militar. Primero, por primera vez afirma por escrito que Estados Unidos no tolerará que ningún gobierno o coalición desafíe su supremacía militar: "Estados Unidos mantendrá la capacidad de derrotar a cualquier enemigo --sea estado u otra fuerza-- que quiera imponernos su voluntad a nosotros, nuestros aliados o nuestros amigos... Contamos con la fuerza necesaria para disuadir a potenciales adversarios que intenten igualar o superar nuestro poderío bélico".
Con un plumazo se entierra la política de disuasión y contención de los últimos 50 años, y con ella la premisa de prevenir la guerra a través del "equilibrio mundial" creado por la amenaza mutua que ejercen unas potencias contra otras. La reemplaza una carrera armamentista unilateral permanente que amenaza aplastar a cualquiera que intente igualar el poderío militar yanqui.
Segundo, el documento descarta toda noción de soberanía nacional y adopta el concepto orwelliano de "responsabilidades soberanas", según el cual Estados Unidos "convencerá u obligará a los estados a aceptar sus responsabilidades soberanas". Es decir, Estados Unidos las determinará y si los otros países no están de acuerdo, los obligará a cumplirlas mediante amenazas, bombardeo, "cambio de gobierno" y ocupación militar.
Tercero, Estados Unidos se otorga el derecho de lanzar ataques sin advertencia, sin provocación y sin aprobación internacional: "No dudaremos en actuar solos, de ser necesario, para ejercitar nuestro derecho a la autodefensa preventivamente...".
De acuerdo a la doctrina de guerra preventiva, Estados Unidos atacará a otros países simplemente porque ellos (o un puñado de fuerzas "terroristas" en su territorio ) desean amenazar sus intereses en el futuro. No necesita evidencia de actos hostiles, ni siquiera comprobar que existe la capacidad. Y definirá quiénes son "terroristas", sin ninguna obligación de probar tales acusaciones.
La nueva doctrina defiende la agresión unilateral sin provocación y desafía descaradamente el derecho internacional y la carta de las Naciones Unidas.
Proclaman la dominación mundial
Según el nuevo documento, Estados Unidos tiene el derecho de amenazar a todo el mundo, pero no tolerará que ninguno (¡jamás!) tenga los medios de amenazarlo. La soberanía nacional de los demás se esfuma mientras la suya es absoluta, por encima de todo tratado, alianza o legalidad. Se entierra toda noción del derecho de los pueblos a la libre determinación y el autogobierno en su propio territorio.
El documento continúa la política de pasar por alto los tratados que frenen el poderío militar yanqui, y da al traste con las estructuras de consulta y acción conjunta que han gobernado las relaciones con los "aliados de Occidente" durante medio siglo. El imperialismo yanqui anuncia que impondrá su hegemonía a sangre y fuego. Proclama descarada, arrogante y salvajemente sus grandes ambiciones.
El documento habla de "un internacionalismo netamente americano" pero, ¿acaso no es simple y llanamente el imperialismo yanqui?
La nueva doctrina no se sometió a referendo ni a voto del Congreso. No se debatió en la prensa ni se negoció con los aliados. No la aprobaron las Naciones Unidas. Este plan de dominación mundial se proclamó (y se ejecutará) por decreto del presidente (de parte de la clase dominante capitalista/corporativa a la que él responde).
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Consideremos esto: El New York Times del 21 de septiembre informó: "Según un alto funcionario del gobierno, el señor Bush hizo grandes cambios editoriales porque le parecía que varias secciones del documento tenían un tono prepotente o arrogante". ¡Imagínense el original!
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El traje del emperador se deshilacha
"Nuestra responsabilidad a la historia es clara: responder a estos ataques y barrer el mal de la faz de la Tierra. Nos han atacado furtivamente, con engaño y asesinato. Somos una nación pacífica, pero feroz cuando provocan nuestra ira".
George Bush, 14 de septiembre de 2001,
citado
en "Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos"
"De acuerdo a nuestras tradiciones y principios, no empleamos la fuerza para lograr la ventaja unilateral".
"Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos", 20 de septiembre, 2002
"Siempre hemos tenido la opción preventiva. No es nada nuevo o revolucionario, pero creo que ha cobrado importancia respecto a otras opciones en estos días porque el mundo ha cambiado mucho tras el 11 de septiembre".
Secretario de Estado, Colin Powell, en una entrevista del noticiero Fox
"No hacen todo esto principalmente ni fundamentalmente en respuesta a los ataques del 11 de septiembre, sino como parte de planes más grandes (lo que llamamos sus grandes ambiciones de reconfigurar el mundo entero), y tumbar al gobierno de Irak es parte de esos planes".
Bob Avakian, presidente del PCR, "La nueva situación: La guerra contra el terrorismo", OR No. 1155
Si bien la nueva doctrina de seguridad nacional maneja las frases de fórmula sobre "libertad y democracia", detalla el empleo de la supremacía militar, y ofrece una justificación y una promesa acerca del nuevo orden que creará a punta de fusil.
Como justificación afirma que el 11 de septiembre obliga a proteger a la ciudadanía y promete que la dominación yanqui beneficiará al mundo ya que no busca "la ventaja unilateral". La justificación y la promesa son igualmente patéticas y falsas.
La estrategia actual no arrancó de los acontecimientos del 11 de septiembre pasado; se ideó mucho antes de que Bush (hijo) y su equipo subieran al poder. En 1992, el desconocido estratega Paul Wolfowitz escribió una "Orientación para la planificación de la defensa" para el secretario de Defensa, Dick Cheney. El documento, que se consideró muy extremo en aquel momento, se filtró al New York Times . Recomendaba que Estados Unidos buscara la dominación global y empleara su poderío militar contra cualquier rival que intentara desafiarlo. Hoy Paul Wolfowitz es miembro de la cúpula de poder del Pentágono y la Casa Blanca, y trabaja con su antiguo jefe Dick Cheney (actualmente vicepresidente) como arquitecto de la guerra contra Irak.
En fin, aprovecharon el 11 de septiembre para barrer la oposición y consolidar apoyo para los planes que tenían preparados desde hace mucho tiempo.
Hace poco Condoleezza Rice dijo: "Con el derrumbe del poder soviético el sistema internacional entró en un período inestable. En este momento es muy posible, más bien es probable, que esa transición se acabe. De ser así... nos aguardan grandes peligros, pero también enormes oportunidades".
Añadió que los acontecimientos mundiales están moviendo "las placas tectónicas de la política internacional" y que a través de esa clase de transiciones se produce una "nueva correlación de fuerzas". Como se ve en el nuevo documento de seguridad nacional que escribió, ante esta situación Estados Unidos busca imponer un dominio supremo y sin peros. Dado que ahora (supuestamente) cualquier grupo pequeño puede adquirir "armas de destrucción masiva", no permitirá que grupos hostiles a sus intereses operen en ninguna parte . El espectro del "terrorismo" (según lo definen ellos) justifica la intervención en todo el globo.
¿Y la promesa de no buscar la ventaja unilateral? Desde todos los rincones del planeta se oyen gritos y reclamos de ira e incredulidad.
Incluso los imperialistas alemanes (que por medio siglo han secundado toda propuesta yanqui) se muestran reacios a una guerra contra Irak, porque apretaría el control estadounidense de su principal fuente de energía.
Hace doscientos años, la naciente clase dominante yanqui divulgó la "Doctrina Monroe", según la cual le correspondía dominar el hemisferio occidental. Con docenas de invasiones construyó un miniimperio de colonias y "repúblicas bananeras" salvajemente explotadas. ¿Acaso el mundo espera otra cosa de la nueva "Doctrina Bush"?
De hecho, la doctrina ha ganado el odio de los pueblos del mundo a tal punto que ciertas fuerzas de la clase dominante temen que prenda una gran oposición en todo el globo. Hace poco la revista de la clase dominante Foreign Affairs advirtió en un ensayo (titulado "Ambiciones imperiales americanas"): "La historia demuestra que por sobreestimar su propio poderío grandes estados han hecho que los rechacen". Citó como ejemplo la Alemania nazi, cuyo "reino de mil años" duró muy poco tiempo.
Se necesita un movimiento de resistencia pujante e intrépido
Estados Unidos ha manifestado sus intenciones de forjar un nuevo orden mundial por medio de la guerra unilateral sin fin.
¿Qué vas a hacer? ¿Qué vamos a hacer?
La doctrina ya está en marcha. El presidente exige que el mundo apoye su ataque contra Irak y a la vez afirma que no necesita permiso. Ofrece pruebas raquíticas contra Irak y a la vez afirma que no necesita pruebas.
Con el pretexto de "luchar contra el terrorismo" amenazarán a todo el mundo y con el pretexto de prohibir potenciales "armas de destrucción masiva" las emplearán.Como grandes capos de la mafia se proponen imponer una pesadilla al mundo, un futuro en que dominen gracias precisamente a "la ventaja unilateral". Y lo hacen en nombre del pueblo estadounidense.
Es preciso poner sus planes al descubierto, lanzarnos a la resistencia y derrotarlos. Y para eso se necesita la solidaridad de todos los pueblos del mundo, y es especialmente importante forjar un pujante movimiento aquí en Estados Unidos.
Hay momentos en que se mueven "las placas tectónicas", cuando los acontecimientos sacuden y reconfiguran las estructuras del mundo, y cuando las acciones valientes y decididas afectan el curso de la historia.
No debemos subestimar la gravedad del momento. Es la hora de la resistencia.
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