Obrero Revolucionario #1183, 19 de enero, 2003, posted at http://rwor.org
Cuando una gran potencia quiere descalabrar a un pequeño país debilitado, no necesita el elemento de sorpresa. Puede llevar a cabo abiertamente los preparativos, puede tomarse el tiempo necesario para despachar ejércitos e incluso puede ordenarle al mundo entero mirar lo que va a pasar.
El gobierno estadounidense primero devastó a Afganistán y ahora tiene a Irak en las miras. Ha convertido al norte de Kuwait en una zona militar y tiene flotas listas para despachar bombarderos. El plan es invadir y ocupar Irak.
Los tanques, bombarderos y buques del Pentágono están cambiando las relaciones de poder mundiales. Miles de jóvenes están llegando al golfo Pérsico para matar y morir.
En tales momentos, cada uno de nosotros tiene una gran responsabilidad: decidir qué pensar y qué postura adoptar.
¿Por qué se están preparando para atacar al pueblo de Irak? ¿Qué intereses están al mando? ¿Qué tipo de futuro le imponen al mundo con amenazas y guerra?
El emperador no tiene traje
Los preparativos de guerra son muy reales, pero los pretextos que ofrecen son sumamente irreales.
El gobierno dice que tiene que tumbar a Saddam Hussein porque es una amenaza al mundo. Pero Irak es un país pequeño y débil; sufrió una derrota militar en la guerra del Golfo seguida por una década de ataques aéreos y sanciones económicas. Todos sus vecinos (Turquía, Siria, Arabia Saudita e Irán) se oponen a un ataque estadounidense. Los comandantes yanquis dicen que Irak ni siquiera tiene la capacidad de atacar las fuerzas que están a lo largo de sus propias fronteras. De ser así, ¿cómo puede ser una amenaza a Estados Unidos y al mundo?
El gobierno dice que Irak podría adquirir "armas de destrucción masiva" y podría amenazar a otros países con ellas. Qué declaración tan ridícula. Estados Unidos ya tiene armas nucleares y es el único país que las ha soltado... dos veces. Hace un mes Bush dijo que en ciertas circunstancias estaría dispuesto a atacar a Irak con armas nucleares. Israel ha hecho la misma amenaza. Hace un par de meses Paquistán, un aliado de Estados Unidos, amenazó las principales ciudades del oeste de India. Irak no amenaza a otros países con armas nucleares.
El gobierno dice que Irak tiene vínculos con "terroristas" islámicos como Al Qaeda, pero no tiene ninguna prueba de eso. De hecho, el gobierno iraquí no es fundamentalista; permite muchas religiones y las mujeres no tienen que ponerse velos. En los años 1980, Estados Unidos (no Irak) dio dinero y armas a las fuerzas islámicas en Afganistán y Paquistán de las que salió Al Qaeda. En 1990 Osama Bin Laden ofreció regresar a Arabia Saudita para luchar contra Irak.
Los pretextos de Washington son ridículos.
Oportunidades para los agresores
"El sistema internacional ha estado en transición desde el colapso de la Unión Soviética. Ahora es posible, más bien probable, que ese estado de cambio esté terminando. Si es así, pues... esta es una época de grandes peligros pero, lo que es más importante, de grandes oportunidades".
Condoleezza Rice, asesora de Seguridad Nacional de Bush
"El imperio americano... acostúmbrense".
Revista del New York Times, 5 de enero
Tras el 11 de septiembre de 2001, la estructura de poder de Estados Unidos desató una enorme ofensiva global. Poderosas figuras políticas y militares (agrupadas alrededor del vicepresidente Dick Cheney y el secretario de Estado Colin Powell) llevaban una década pidiendo (y planeando) tal ofensiva. Afirmaban que el colapso de la Unión Soviética dejó a Estados Unidos en una posición de indiscutible dominación mundial, y que debe aprovechar su poderío militar para garantizar -agresivamente-- que nunca surja una superpotencia rival entre las demás potencias mundiales. (Su posición se puede encontrar en muchos escritos, como "Dick Cheney's Song of America: Drafting a plan for global dominance" (El himno de América de Dick Cheney: Un plan para la dominación global), en la revista Harper's,octubre de 2002).
El 11 de septiembre de 2001 se llevaron a cabo ataques en territorio estadounidense que le presentaron al gobierno de Bush nuevas oportunidades y presiones. Primero atacó a Afganistán. Pero unas pocas horas después de los ataques del 11 de septiembre, el secretario de Defensa Donald Rumsfeld mandó que sus asesores trazaran planes para una guerra contra Irak, a pesar de la falta de pruebas de que participó en los ataques. Un asesor escribió: "Ataque masivo. Barrámoslo todo. No importa si no tiene relación".
Atacar a Irak es parte de una ofensiva para garantizar la dominación del imperio estadounidense. Es la segunda fase de la guerra global que Cheney dijo podría durar toda una generación.
Los sucesos del 11 de septiembre le permitieron al gobierno decir que hace todo eso en nombre del pueblo estadounidense, para protegerlo. Pero en realidad tiene metas e intereses muy distintos.
Los intereses de los imperialistas
"Es preciso comprender que no es simplemente que las corporaciones estadounidenses tengan `sed' de petróleo ni que la economía nacional `depende de los hidrocarburos'. Fundamentalmente, los capitalistas monopolistas que gobiernan a Estados Unidos tienen que controlar grandes fuentes de petróleo y otros combustibles en todo el mundo para bajar al mínimo los costos de producción (a través de la superexplotación de la mano de obra en los países productores del petróleo), prevalecer en la competencia con rivales imperialistas y controlar las arterias vitales de la economía mundial. Para acaparar esas fuentes se valen del aparato de gobierno, especialmente las fuerzas militares, lo cual es una manifestación de la naturaleza primordial del sistema imperialista".
Bob Avakian, "Los grandes retos de la nueva situación"
Hoy el golfo Pérsico es la primera fuente de petróleo del mundo y Estados Unidos lleva 50 años maniobrando para controlarlo. Le dio armas a Israel y Turquía, sus dos principales aliados militares regionales. Apuntaló la dictadura del sha de Irán y la monarquía fundamentalista de Arabia Saudita. En los años 1970, el presidente Jimmy Carter anunció que Estados Unidos respondería con armas nucleares a una intervención soviética en Irán hacia los yacimientos petroleros. Washington apoyó la sangrienta guerra de Saddam Hussein contra Irán tras la caída del sha.
Los estrategas estadounidenses opinan que esa región es tanto frágil como esencial. Los principales países productores de petróleo (Arabia Saudita, Irak e Irán) no son sirvientes leales ni estables del imperialismo yanqui. Por eso, con el colapso de la Unión Soviética, Estados Unidos atacó a Irak en 1991 y estableció bases militares permanentes en la región (en Arabia Saudita, Kuwait y Bahrein) por primera vez.
Ahora ha redoblado esa presencia militar. Ha transformado a Qatar, un pequeño país del Golfo, en el centro nervioso de la dominación yanqui. Los planes de guerra (filtrados a los medios y publicados en el New York Times el 6 de enero) contemplan conquistar los campos petroleros iraquíes rápidamente para protegerlos del combate y volver a producir petróleo lo antes posible.
Ahora en Washington debaten si se debe permitir que Irak, después de la conquista, vuelva a participar en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), o sea, cómo se establecerá el precio de su petróleo en el futuro.
Irak es el blanco inmediato, pero el subsecretario de Defensa Wolfowitz ha dicho que será una base para las operaciones regionales, o sea, una plataforma para dirigir los cambios políticos que Estados Unidos busca en Irán y Arabia Saudita. Estados Unidos (y no Saddam Hussein) tiene un plan para dominar a los vecinos de Irak.
La dominación global
Varios rivales potenciales de Estados Unidos --especialmente Alemania, Francia y Japón-- son muy dependientes del petróleo del golfo Pérsico.
En conferencias secretas, los funcionarios del gobierno estadounidense están debatiendo cuáles compañías petroleras internacionales controlarán los campos petroleros iraquíes en el futuro y qué contratos firmados antes de la guerra se respetarán. Es decir, están decidiendo qué potencias tendrán acceso al petróleo iraquí.
Además, los voceros de la Casa Blanca han dicho que hay un plan para explotar los recursos y la mano de obra iraquíes para pagar el enorme precio de la conquista y ocupación.
En cierto sentido, las maniobras militares y políticas de las potencias capitalistas siempre tienen que ver en última instancia con las ganancias. Pero eso no se debe entender en un sentido estrecho, como si solo quieren conquistar a Irak para beneficiar a las compañías petroleras.
El despliegue militar en el golfo Pérsico y el ataque contra Irak son una maniobra estratégica con el fin de controlar la vida económica de las demás potencias. Cuando Europa y Japón miran sus fuentes de energéticos, ven la Infantería de Marina y los buques de guerra yanquis.
Eso explica la danza de los imperialistas europeos. Actualmente Francia y Rusia controlan una parte de la producción petrolera de Irak y por eso se oponen a que Estados Unidos conquiste a Irak. El ex director de la CIA, James Woolsey, le advirtió a Francia que si no apoya la guerra contra Irak, perderá todo el petróleo iraquí en el futuro. Así que los gobiernos europeos se quejan de cada paso que da Washington hacia una invasión, pero a fin de cuentas irán a la guerra porque no quieren perderlo todo.
Hace poco el primer ministro británico, Tony Blair (el "perrito faldero" de Bush), dijo que "el precio de proteger nuestra influencia es que no abandonamos a Estados Unidos a confrontar solo las situaciones difíciles... A todos los países les gustaría tener la misma relación con Estados Unidos que nosotros tenemos, incluso los que lo critican lo más duramente en público".
Es decir, mientras algunos imperialistas esperan que Washington no conquiste todo el mundo, los intereses imperialistas de todas las potencias dictan que estén a su lado si logra conquistar a Irak.
Un mensaje al mundo: Miren atentamente
"Como los capos de la Mafia --y precisamente eso son, a una escala monstruosa-- no pueden permitir siquiera la apariencia de que alguien les dé un puñetazo y se salga con la suya".
Bob Avakian, "Los grandes retos de la nueva situación"
Bush se acerca con arrogancia al podio. Amenaza anular la ONU. Hace caso omiso de las preocupaciones de la gente de todo el mundo. Manda que los gobiernos del mundo le obedezcan.
Por todas partes el ataque contra Irak parece sin justificación, agresivo y muy amenazador. Esta tosquedad es parte del mensaje. Al mundo entero le mandan que mire atentamente lo que le pasa a los países y gobiernos que desafían al nuevo imperio romano. Estados Unidos puede tener armas nucleares, y también sus aliados como Israel. Pero ningún país que lo desafíe puede ni soñar con oponerle resistencia.
Los voceros estadounidenses han amenazado con juicios a funcionarios del gobierno y generales "clave" iraquíes. Tienen listas de cuáles van a "reformar y mantener en el poder". En este nuevo orden mundial, el precio del desafío es un "cambio de gobierno"... y la muerte. La recompensa por la capitulación es seguir gobernando como títere yanqui.
¿Quién se beneficia de esta locura?
Irak está en las miras de las fuerzas armadas yanquis. Un estudio de la ONU concluyó que una guerra contra Irak dejará heridos o muertos a unos 500,000 iraquíes.
Estados Unidos tiene una larga y asquerosa historia de "cambios de gobierno": Pinochet en Chile, Mobutu en Congo, el sha en Irán, el general Ky en Vietnam del Sur, Suharto en Indonesia. Eso es lo que llevará una ocupación yanqui.
Afganistán fue la primera fase; la segunda es Irak. ¿Qué país será el próximo? El Chicago Tribune anunció en un titular: "No atacarán a Corea por el momento". El planeta no se someterá pacíficamente a la dominación de una nueva Roma, y la conquista global no reportará seguridad o prosperidad para nadie, ni siquiera los que viven en Estados Unidos.
El nuevo orden que quieren establecer pone el capital y las ganancias encima de las necesidades y preocupaciones de los pueblos. Es un orden construido con cimientos de sangre, amenazas y robo, disfrazado con un velo de mentiras patrióticas.
Lo hacen en nombre del pueblo estadounidense, pero esta guerra NO lo beneficiará ni beneficiará a los pueblos del resto del mundo.
Esta profunda verdad nos permite movilizar a millones de personas contra esta guerra, incluso muchos que al comienzo la apoyarán.
No queremos esta guerra, y tenemos que pararla.
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