Obrero Revolucionario #1184, 26 de enero, 2003, posted at http://rwor.org
Cuando William Bratton fue jefe de policía de Nueva York (de enero de 1994 a agosto de 1996), dirigó una guerra despiadada contra el pueblo bajo el lema de "mejorar la calidad de la vida". A continuación, unos ejemplos de lo que hizo la policía bajo su mando.
Realizaron redadas coordinadas contra los que pedían limosna y lavaban parabrisas en las esquinas. Lanzaron operativos contra los que vivían en la calle. Multaban por "delitos" insignificantes como cruzar en medio de la calle, tomar alcohol en público y dormir en las banquetas; y cuando los multados no podían pagar los arrestaban.
La policía detenía y registraba a toda persona que "parecía sospechosa": chavos de pantalón holgado, jóvenes negros y latinos en carros de lujo o con la radio a todo volumen, gente que se paraba en la esquina con sus cuates. Detuvieron a 40,000 chavos por faltar a la escuela. Echaron a la basura las garantías constitucionales que amparan contra registros e incautaciones irrazonables. La policía paraba a todo mundo en "patrullas de chelas y meados" buscando latas abiertas de cerveza y por orinar en la calle (en una ciudad donde los baños públicos son escasísimos).
Hubo tantas denuncias de maltrato, muertes en la cárcel y balaceras injustas que Amnistía Internacional (AI) de Londres mandó un equipo a investigar. Basándose en los datos de la policía, AI demostró que durante el primer año de jefatura de Bratton, los asesinatos policiales aumentaron en un 34%, y los incidentes de balear y matar a detenidos aumentaron en un 53.3%. Durante ese año, se presentaron 4920 quejas por brutalidad policial, 37% más que el año anterior. El periódico New York Times informó que de julio de 1993 a diciembre de 1996 se recibieron 16,327 quejas.
Durante esos dos años, por lo menos 100 personas murieron a manos de la policía. Los lectores del OR reconocerán los nombres: Anthony Báez , un puertorriqueño de 29 años asfixiado por un agente de policía cuando su pelota de fútbol cayó en la patrulla; Nicholas Heyward Jr., un muchacho de 13 años asesinado por tener una pistola de juguete; Antonio Rosario (de 18 años) y su primo Hilton Vega (de 22 años), a quienes la policía mató de 28 disparos por atrás cuando tenían las manos arriba; Yong Xin Huang , un joven chino de 16 años golpeado y asesinado a bala cuando jugaba en la casa de un amigo... etc., etc.
Al mismo tiempo que las autoridades lanzaron esos ataques sistemáticos contra las masas, fomentaron el apoyo de la clase media. En el metro aparecieron carteles que decían que era malo dar limosna. En la radio criticaban la "barbaridad" de que lavaran parabrisas y pidieran feria en la calle. Fue toda una campaña para estimular las ideas más retrógradas de la clase media, para justificar su vida privilegiada en este país imperialista sin ningún cargo de conciencia y para que pensaran que tienen el derecho de vivir su vida sin ver la pobreza y miseria en que viven millones de personas.
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