Obrero Revolucionario #1185, 2 de febrero, 2003, posted at http://rwor.org
Cuando oyes el nombre recuerdas: Tyisha Miller, la joven afroamericana que cuatro policías de Riverside ejecutaron cuando estaba inconsciente en su carro con el seguro puesto. Fue en diciembre de 1998, en Riverside, California. Ella acababa de cumplir 19 años.
Han pasado cuatro años y el sistema no ha hecho caso a los reclamos de justicia. Ahora, el gobierno federal ha decidido no procesar a los policías asesinos.
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El 28 de diciembre de 1998, una prima de Tyisha la encontró inconsciente en el carro, seguramente en necesidad de atención médica, y llamó al 911. Pero en vez de una ambulancia llegaron cuatro radiopatrullas.
La prima de Tyisha y una amiga les rogaron a los policías que esperaran, que un pariente ya llegaba con una llave para abrir la puerta del carro. Pero no esperaron, rodearon el carro y abrieron fuego. Después dijeron que oyeron un disparo y que ella movió la mano como para agarrar una pistola.
Dispararon 27 tiros; 12 le dieron en la espalda.
Los familiares y otros testigos dijeron que los policías hicieron comentarios racistas, antes, durante y después del asesinato. Cuando su cuerpo acribillado todavía estaba en el carro, le preguntaron al encargado de los perros policía si quería "echarle los perros encima". También se burlaron de sus familiares que lloraban. Decían cosas como: "Alaridos de muerte de Watts" y que parecía "el festival negro de Kwanzaa". Los familiares y fuentes del departamento de policía dijeron que tanto los supervisores de los agentes como estos hicieron esos comentarios racistas.
El encubrimiento empezó de inmediato. Desarmaron el carro de Tyisha, pavimentaron el estacionamiento donde estaba el carro y a los cuanto policías les dieron licencia con sueldo. El cuento oficial a la prensa fue que dispararon en autodefensa.
Al correr la noticia del asesinato a sangre fría, surgió una profunda y extensa ira. Más de 700 personas airadas fueron a su entierro. En cuestión de días se organizó el Comité Tyisha Miller, que no ha descansado un minuto para que se haga justicia.
Durante seis meses la Fiscalía Estatal de Riverside realizó una "investigación a fondo". Entrevistó a docenas de personas y estudió muchos informes oficiales y, en un extenso informe, concluyó que "no había suficientes pruebas" para acusar a los policías. El informe concluye con estas palabras: "Todo indica que los policías que dispararon de hecho intentaron auxiliar a la señorita Miller". ¡Mejor dicho, no son asesinos sino policías concienzudos!
Pero la lucha por justicia siguió. En 1999 los cuatro policías fueron despedidos. Para demostrar su descontento, muchos de los policías del departamento se rasuraron el pelo. El procurador estatal se vio obligado a intervenir y prometió realizar una nueva "investigación a fondo". Pasaron dos años. Luego ordenó a los departamentos de policía del estado que adoptaran medidas para "erradicar el racismo". Pero no acusó a los cuatro asesinos, una vez más con el cuento de que "no hay suficientes pruebas".
Después de cuatro años, la División de Derechos Civiles del Departamento de Justicia ha dado a conocer un nuevo "informe a fondo", que concluye que ¡ no hay suficientes pruebas para acusar a los policías! Una vez más dejan libres a los asesinos.
Un amigo de la familia Miller cuenta que él y otros activistas de derechos civiles consiguieron que los chavos furiosos no se lanzaran a las calles tras el asesinato porque pensaron que iban a conseguir justicia en los tribunales. Ahora dice: "Está claro... los policías van a salir impunes".
Un miembro del Comité Tyisha Miller dijo que la decisión no la sorprendió. "Nunca acusan a policías blancos, aunque exista un montón de pruebas. Así son las cosas en este país. Dicen que esta es una democracia, pero eso es una patraña. Hay democracia para un puñado". Hace 10 años el mundo entero vio que el sistema absolvió a los policías que le dieron una paliza a Rodney King; solo porque el pueblo se rebeló decidieron mandar a unos de los policías a la cárcel.
Para colmo, ahora los policías que mataron a Tyisha han entablado una demanda para que les devuelvan el trabajo. ¡Dicen que los despidieron por su raza! Su abogado dijo: "El municipio suele condecorar a policías que hacen lo mismo que mis clientes". La Junta Municipal de Riverside ya ha ofrecido a dos de los asesinos $2,000 al mes por el resto de la vida.
Unos días después de que el Departamento de In-Justicia dio a conocer su injusta decisión, el reverendo Bernell Butler, tío de Tyisha, nos dijo entre sollozos: "¡No lo puedo creer! Me siento perturbado. El gobierno federal dice que los policías no violaron sus derechos civiles. Pero sí violaron todos sus derechos civiles, ¡carajo, la mataron! Cualquier jurado del mundo los hubiera condenado, pero el fiscal dice que no hay razón fundada para acusarlos. ¡Ahora les quieren pagar por matar a Tyisha!
"Todo esto es prueba de que la ley no se aplica a los policías. Ellos tienen el derecho de matar a Tyisha, a Margaret Mitchell [una mujer sin techo asesinada por la policía de Los Ángeles-- OR], le pueden meter un palo en el ano a Abner Louima, pero no encuentran suficientes pruebas para acusar a los policías que hicieron esas cosas... son como policías nazis que se meten en la casa de uno a media noche. Deberían saludar a la Alemania nazi. ¡Es una vergüenza!".
El reverendo Butler dijo que el problema no se limita a esos policías: "Mira, este país es el que comete más crímenes y es el más corrupto. Mira toda la gente que sufre en el mundo entero por lo que hace este país; tenemos a Irán, Irak, Afganistán, Corea y Filipinas, como ejemplos. Yo todavía estoy en las fuerzas armadas y en unas pocas semanas me toca ir a Irak, ¡cómo diablos puedo ir de buena fe, cuando no hay ni pizca de libertad en este país! Casi estoy más dispuesto a que me metan a la cárcel que a luchar por este país. ¡Este país es Babilonia y no pelearé por él!".
Bob Avakian, presidente del PCR, dijo lo siguiente sobre el asesinato de Tyisha Miller:
"...Si esa es su manera de manejar la situación, ¡que se vayan al carajo!
¿Sí? Que se larguen, que se vayan al carajo, que se quiten de la faz de la tierra y dejen en
paz a las masas, porque es obvio que hay mil maneras de manejar esa situación que hubieran sido
mucho mejores. Y francamente, si nosotros tuviéramos el poder del estado y ocurriera algo
así, habríamos preferido que un policía del pueblo diera la vida primero, antes de
matar sin sentido a uno de las masas. Así actúan los verdaderos servidores del pueblo, o
sea, se juegan la vida por defender al pueblo.
"¡Al carajo con su pinche lema de `servir y proteger'! Si esa fuera su intención,
habrían encontrado otra manera mil veces mejor de solucionar el problema. ¿Cómo
lo manejaría el proletariado? La historia demuestra que cuando el proletariado tiene el poder pone
por encima de todo la vida de las masas, pero cuando la burguesía tiene el poder el papel de la
policía es sembrar terror y matar a las masas a sangre fría sin ninguna provocación
ni ninguna necesidad, precisamente porque cuanto más indiscriminado es el terror, más
asusta. Precisamente por eso lo hacen y es una parte importante de su oficio". (De "Plantear
nuestra línea de una manera osada, conmovedora y contundente", OR No. 1177)
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