Michael Slate
Obrero Revolucionario #1191, 16 de marzo, 2003, posted at http://rwor.org
Es rara la vez que un concierto me llega tanto como el de No en Nuestro Nombre (NION) contra la guerra en el Teatro Comunitario de Berkeley el 31 de enero.
Con Chuck D y Fine Arts Militia, Ozomatli, Saul Williams, Ani DiFranco y Michael Franti con Spearhead, los boletos se agotaron días antes. Cuando llegué a las 6:30, afuera esperaban más de mil personas. Como todo en Berkeley, era todo un carnaval de colores, gente y política. Por todos lados el público, vistiendo playeras de "Poder a los Pacíficos" y No en Nuestro Nombre, debatía las noticias del día, y cotorreaba sobre sus artistas preferidos y la música que esperaba oír esa noche. El concierto lo organizaron NION, la revista AWOL (Ausente sin Permiso) y CCCO (Comité Central de Objetores de Conciencia), y lo produjo Sage Productions.
Cuando empezó, 3,500 personas llenaban el teatro de bote en bote, y la radioemisora Pacífica KPFA lo transmitió en directo a miles de personas más. Me latía que esta noche íbamos a sentirnos en otro mundo, en territorio liberado --aunque fuera por unas pocas horas-- donde podríamos respirar hondo, renovar la energía, cantar, bailar y reír.
Chuck D, el instigador del rap revolucionario, abrió la tocada con Fine Arts Militia, un conjunto de lo más chido capaz de combinar el piano jazz , un emotivo blues , rock y funk . Vestido de negro, gafas de sol y gorra negra, parecía una combinación de Thelonius Monk y Otis Redding, y se describió como un cruce del artista de rap Nas y el poeta Allen Ginsberg. Lo primero que dijo fue que vamos a parar esta guerra cueste lo que cueste, y arrancó con la canción clásica de Public Enemy, Acero negro en la hora del caos:
"El gobierno me mandó una carta/
La abrí y la leí/
Decía que eran güeyes
que me buscaban para el ejército/
¿Qué me ven la cara de pendejo?
Dije ¡ni modo!
Justo antes de tocar Stop the Bomb (Parar la bomba), Chuck llamó al público a ponerse en el lugar de los que a 30,000 millas de distancia estaban amenazados por las inminentes bombas de Estados Unidos. Este tema se repitió toda la noche.
Terminó la presentación con una canción reciente de Public Enemy, un blues rítmico: "Hijo de Bush, ¡PUM, PUM, PUM, PUM! Lo vamos a joder/adentro y afuera /No queremos ninguna guerra/ Díganle al Hijo de Bush/ Todos al ¡PUM!"
Luego de terminar la presentación de Chuck, recibimos un saludo sorpresa del prisionero político Mumia Abu-Jamal desde el pabellón de la muerte. "Al movimiento de derechos civiles lo acompañaron los coros de gospel . El movimiento de liberación de los negros contó con la resonante voz de tenor de Curtis Mayfield y artistas de jazz como Archie Shepp y Max Roach. Al movimiento contra la guerra de Vietnam lo apoyaron conjuntos como War e incluso los Beatles. La música de esas épocas llevó la voz de la resistencia y rebelión a millones de personas que nunca leyeron ni recibieron ningún volante ni asistieron a ninguna manifestación. Por eso aclamamos el poder de la música, no para vender carros ni jabón ni oro, sino para prender el espíritu, elevar el alma, templarnos con voces de resistencia...".
Este saludo de Mumia abrió la puerta para Ozomatli, que enloqueció al público desde la muy bailable Chango hasta la última, La misma canción . El grupo tocó canciones de su más reciente CD, como Dos cosas ciertas y Vocal Artillery , y obras nuevas como Ya viene el sol , una mezcla alocada de tabla y turntable , que fusiona ritmos de Bhang y del Medio Oriente para echarle nuevo sabor al sancocho musical del grupo. No hay nada como mirar a toditito el público de 3,500 personas entregadas al baile, haciendo temblar el teatro desde los fundamentos hasta el techo. Ozo estrenó una nueva canción sobre las decisiones que uno toma en la vida, Cuando canto mi canción quiero inspirar a mi gente.Al tema de tomar posición con la gente del mundo le hizo eco Raúl Pacheco, guitarrista y a veces vocalista, al hablar del corazón: "Estamos aquí, y en el otro lado del mundo hay otras personas que tratan de prevenir lo mismo que nosotros. En cada parte de esta Tierra hay personas que piensan en el mismo nivel".
El poeta Saul Williams cautivó al público desde su primera pieza, "La promesa de resistencia". Luego recitó Lenguaje en código con una lista de nombres, que termina con un tributo a los personajes culturales y literarios de la historia que opusieron resistencia a la opresión. También destacaron la pieza "Bloodletting" (Derrame de Sangre), de su CD No en nuestro nombre , y un pasaje de su nuevo libro Said the Shotgun to the Head (Dijo la escopeta a la cabeza), que describió como "un poema de amor a todas las cosas que están descomponiendo y destruyendo los valores del occidente".
Sus comentarios concentraron otro tema importante, el firme compromiso de que el pueblo puede parar esta guerra y hacer nacer un nuevo mundo. "Miren, es preciso que nos demos cuenta del poder que tenemos adentro. Otro mundo es posible, es muy cierto. Es la verdad más que la verdad... En el día de hoy, somos testigos del cambio de las fuerzas del gobierno a la fuerza de la vida. Lo que reconocemos por dentro es la fuerza de la vida. Las fuerzas del gobierno no prevalecerán sobre la fuerza de la vida. Ha durado dos mil años su reino de símbolos fálicos, cruces, bombas y toda esa mierda. ¡Ya se acabó!".
"El imperialismo estadounidense asesinó a mi padre", dijo Jeremy Glick, cuyo padre murió en el World Trade Center el 9-11. "Responsabilizo a George Bush de su muerte. El imperialismo piensa que si jode a la familia uno se agacha, pero más bien le da ganas de pagarles con la misma moneda. La vida de un norteamericano no vale más que la de un palestino o un afgano. No nos duele más la muerte de los héroes de 9-11 que la de Amadou Diallo. ¿Se te escurren las lágrimas? Júntalas. Paremos esta guerra. Paremos el imperialismo estadounidense. Esa gente mató a mi padre y ahora quieren que los apoye. No lo haré".
La siguiente artista fue Ani DiFranco. Se veía muy pequeña solita con su guitarra en el escenario lleno de guitarras, micrófonos y tambores, pero en cuanto empezó a cantar dominó todo el escenario y al público. Cuando cantó una canción sobre lo que ve en el mundo de hoy, dio en el clavo y se nos clavó en el alma: " Cualquier ecosistema te lo contará, el daño aquí es daño allá y allá y allá. Y la agresión engendra agresión, es una sencilla lección que antecede al rey de earl. Según mi pasaporte, represento un imperialismo brutal, pero eso no representa donde vive mi corazón, solo una imprecisa geografía. Yo sé que cuando uno se cría rodeada de ignorancia necia, se da cuenta que la misericordia tiene su propio país, que es redondo y sin fronteras. Le crecen alas y vuela por encima de todo, allá arriba donde da vueltas ese halcón". Lo más conmovedor de su presentación fue el poema "Self Evident" (Manifiesto), que escribió sobre 9-11.
A eso de las 11:00 subió Michael Franti con Spearhead. "No solo queremos prevenir la guerra en Irak", dijo. "Queremos mover una montaña. Esta montaña representa los intereses humanos, naturales y espirituales del mundo, que deben tener prioridad sobre los intereses empresariales, militares y materiales. No estamos aquí para hacer la guerra contra el terrorismo, sino la guerra contra el militarismo". Su música, que combina elementos de soul , rock y hip hop, une los valores de los años 60 con lo que pasa hoy.
Para terminar su set , tocó una canción que para mí es una de sus más impactantes, Sometimes (A veces), una larga canción enardecida de celebración con el coro " A veces siento que todo lo puedo". Desde los primeros acordes el público se puso de pie a cantar y bailar, y a la mitad todos los otros artistas subieron al escenario a acompañarlo con sus propias innovaciones. Cuando casi iba a terminar, aparecieron mil flores en el escenario y los artistas las aventaron hacia el público. Quién se podría imaginar a Chuck D aventando flores, pero créanme que fue chido. Los de en frente del escenario las agarraron y las aventaron al resto del público, y en el teatro llovían flores. Cuando dejó de llover y la canción terminó, sentimos que el techo había volado, y que de verdad, todo lo podríamos.
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