Osage
Obrero Revolucionario #1194, 13 de abril, 2003, posted at rwor.org
La guerra sigue, y a diario nos asaltan fotos de edificios quemados y de iraquíes muertos por las fuerzas armadas de Estados Unidos. Bush & Cía. prometen más de lo mismo y dicen que la guerra durará más de lo que se anticipaba. Ya han soltado miles de misiles cruceros y bombas, pero amenazan desencadenar más destrucción y muerte en los próximos días y semanas.
El gobierno y su prensa dicen que el público apoya la guerra, y los reporteros que viajan con las tropas presentan las "noticias" desde la perspectiva de un ejército invasor. Por nuestra parte, los que nos oponemos a la guerra nos preguntamos cómo demostrar que hemos tomado partido con los pueblos del mundo, no con el gobierno estadounidense y su guerra injusta e inmoral contra Irak. Hemos hecho mítines, vigilias, marchas y paros... y la guerra sigue. Es obvio que tenemos que hacer más.
El 20 de marzo, las protestas paralizaron el centro de San Francisco y la policía se puso loca de furia. En Nueva York se resolvió hacer lo mismo y se organizó una acción de desobediencia civil en masa una semana más tarde, el día 27. La Coalición M27 convocó a un simulacro de muerte en el Rockefeller Center (Quinta Avenida y calle 50), sede de varias cadenas de comunicación, para protestar contra lo parciales y tendenciosos que son los informes de la guerra, y contra corporaciones como General Electric (dueña de la cadena NBC) que hacen armas y suministros para el ejército.
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Nueva York, 27 de marzo. Corrió la voz de reunirse a primera hora vestidos de gente "normal". Nos reconocemos, aunque no nos conocemos, y nos sonreímos por debajo de cuerda. Sentado en un café, miro a los turistas que pronto verán una cara de Nueva York que no se imaginan y me sonrío solo.
A las 8 empieza a llegar gente de toda la ciudad. En una acera hay unas 500 personas, y al frente se reúnen más.
Vemos toda clase de policías alrededor de la famosa pista de patinaje y de los edificios: tiras fáciles de reconocer, policía montada, policía de motín. Ponen barricadas de metal para acorralarnos en las aceras.
Como a las 8:20 suena una bocina, como una sirena de ataque aéreo, y todos gritan "¡¡¡A la calle!!!". Inmediatamente, centenares de personas avanzan, tumban las barricadas y se "mueren" en pleno cruce. Docenas más llenan la calle en otras partes y el tráfico se atasca por manzanas. Se oyen tambores y cantos de "¡A alzarse con los pueblos del mundo! ¡Esta guerra no es en nuestro nombre!".
Muchos se acercan a ver a los "muertos" y la reacción de la policía. Esta agarra, empuja y arrastra con brusquedad. Mary Lou Greenberg, vocera de la rama de Nueva York del PCR y organizadora del proyecto No en Nuestro Nombre, está volanteando y de repente la agarran por detrás. Mientras la esposan, ella les explica a unos reporteros que mientras siga esta guerra injusta no puede seguir la vida normal.
El tráfico se embotella casi dos horas, y en la ciudad y más allá queda claro que hay gente dispuesta a trastornar la ciudad y a mostrar la realidad de la guerra contra Irak.
Llega un pequeño grupo de reaccionarios con letreros de "Saddam les da las gracias" y "Arde, Bagdad, arde". Aunque son poquísimos en comparación, las cámaras se concentran en ellos. Nos gritan "traidores", "Dios salve a América", "Apoyen las tropas" y "Trabajen, vagos". Unos chavos les contestan "Lean, burros". Coreamos: "¡Esta guerra es injusta y es justo protestar! ¡Apoyen las tropas que no quieren pelear!".
Cuando la policía se lleva a los que participaron en la desobediencia civil, los que estábamos en la acera nos vamos. Son las 10:30 de la mañana, pero parece que fueran las 4 de la tarde. Nos ponemos a esperar que llegue el mediodía, cuando está programado un paro en las universidades NYU y Columbia.
Indymedia, el servicio de prensa alternativa, informa que hay calles bloqueadas en muchas partes de la ciudad --Chinatown, Soho, Harlem-- con tachos de basura, escombros y estandartes contra la guerra. Un grupo de ciclistas se reunió cerca de la plaza Union, llenó las calles y paralizó el tráfico. También hubo arrestos ahí.
Varias preparatorias hacen simulacros de muerte.
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Mediodía. Cuando llegamos a la plaza del parque Washington, en el centro de NYU, vemos cientos de letreros en el aire y oímos gritos de protesta. Nos metemos entre los estudiantes, unos 700, y nos unimos a una marcha alrededor de la plaza. A veces llenamos la calle. No hay muchos policías y se ven nerviosos.
Al terminar la marcha hay un mitin. Vinieron más reaccionarios; unos parecen de una fraternidad estudiantil. La prensa los consiente todo el tiempo. Un tipo de unos 20 años tiene un letrero que dice "¿Dónde está su lealtad?". La hermana de un señor que murió en el ataque a las Torres Gemelas sube a la tribuna y lo confronta: le dice que le tiene lealtad a su hermano y a todos los que pueden perder seres queridos en cualquier parte del mundo en una guerra horrible.
Unos estudiantes de secundaria y de prepa están desilusionados de que la marcha haya terminado y van a carear a los reaccionarios. Unas chavas de octavo grado se ponen a debatir con un camarógrafo de la cadena derechista Fox News. El tipo no puede con ellas porque son lanzadas y están bien informadas, y queda reducido a decir babosadas como: "Ustedes no saben nada porque son unas niñas".
Se forma otra marcha por la calle al centro estudiantil de NYU. Unos estudiantes se meten al edificio y realizan un dramático simulacro de muerte en las escaleras. Los que están afuera ofrecen traerles agua y comida, llamar a la prensa, etc. Pero los estudiantes no se quedan mucho tiempo adentro: le entregan un pliego de peticiones al presidente de la universidad, y salen bailando y tocando tambores.
Noche. Platicamos con los estudiantes de secundaria y prepa que querían taponar las calles y causar más disturbios para el sistema, y que quedaron decepcionados de que las protestas no fueran como las de San Francisco. Una compañera dice que este día de desobediencia civil fue un gran paso para Nueva York, y que las autoridades temen y odian esa resistencia en la ciudad que fue el "punto cero". Se está sumando gente nueva (para casi todos los arrestados hoy este fue su primer arresto), y todos están aprendiendo a avanzar con desafío y elevar el nivel de resistencia, a pesar de las hordas de policías y soldados de la Guardia Nacional que hay por toda la ciudad.
Ya estamos pensando en el 7 de abril, el próximo día nacional de desobediencia civil convocado desde San Francisco. Ya estamos pensando en la próxima vez, ¡y todavía no ha terminado el día de hoy! Los nuevos están aprendiendo la resistencia en el proceso de la resistencia. ¡Chido ser parte del proceso con ellos!
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Medianoche. La policía no ha soltado a los detenidos y no deja entrar a los abogados. Unos manifestantes llaman a un juez y este presiona a la policía. Los detenidos empiezan a salir a medianoche.
Afuera, esperando a que salgan, el aire es de celebración. Cada vez que sale alguien con el puño en alto o haciendo el símbolo de la paz, lo recibimos con gritos de alegría. Me entero de que unas jóvenes leyeron adentro la promesa de No en Nuestro Nombre en voz muy alta para que la oyeran en las celdas de los hombres.
Da mucha alegría verlos salir a todos de la cárcel a medianoche, en el frío, cansados y con hambre, pero radiantes de felicidad al oír gritos entusiastas de protesta y de ánimo.
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