Obrero Revolucionario #1194, 13 de abril, 2003, posted at rwor.org
El 7 de marzo el secretario de Estado estadounidense, Colin Powell, y el ministro del Exterior británico, Jack Straw, le dieron a Irak un ultimátum; exigieron una cooperación parecida a la de Sudáfrica en 1994. Durante el proceso de preparar la guerra, elogiaron constantemente el "modelo" sudafricano de cooperación genuina y desarme voluntario, en contraste con la actitud de Irak.
Pero estas palabras bonitas ocultan algo acerca del programa de armas nucleares de Sudáfrica que muestra la hipocresía de las "grandes potencias" en relación con la proliferación nuclear y "las armas de destrucción masiva".
En los 70, Sudáfrica e Israel colaboraron en el desarrollo y pruebas de armas nucleares. Esos odiados países colonialistas se encontraban rodeados por grandes movimientos de resistencia popular. El estado de apartheid sudafricano oprimía brutalmente a la mayoría africana y temía ataques de la guerrilla que tenía bases en los países fronterizos. Israel recién había duplicado su territorio al apoderarse, por medio de una guerra de conquista, de Cisjordania, la Gaza y las Altos de Golán, y al igual que Sudáfrica lidiaba con una resistencia armada constante de combatientes con bases en los países vecinos.
Israel es un país pequeño en el Mediterráneo y no tiene un gran territorio que pueda dedicar a pruebas secretas de armas nucleares, mientras que Sudáfrica necesitaba la tecnología que Israel tenía. Esos países despiadados hicieron un trato a fin de obtener dichas armas.
En 1979, los satélites detectaron un resplandor en el océano Índico: sin duda una de las pruebas nucleares lanzada desde Sudáfrica con estrecha cooperación israelí. Para el gobierno estadounidense al mando del presidente Jimmy Carter, no era nada grave; no le inquietó que sus aliados, dos países altamente reaccionarios y racistas, llegaran a poseer armas con las cuales podían amenazar y aniquilar a los pueblos africanos y árabes que los rodeaban.
En 1993, el último presidente del gobierno de apartheid, F.W. de Klerk, anunció la destrucción del arsenal nuclear, en el momento que transfería el poder a un gobierno de mayoría negra encabezado por Nelson Mandela.
Solo entonces , el gobierno estadounidense y las Naciones Unidas se interesaron en constatar la destrucción de las armas; por todo un año los inspectores de la ONU recorrieron Sudáfrica (ya bajo el gobierno de Nelson Mandela) estudiando las instalaciones nucleares y sus documentos.
En realidad, el "modelo" de desarme de Powell es un modelo de hipocresía, racismo e imperialismo. Estaba bien que el sistema racista de apartheid tuviera armas nucleares, pero no que las tuviera un gobierno encabezado por africanos.
Estados Unidos solapa el desarrollo de armas nucleares por sus aliados, como esos dos odiados países racistas, pero cuando cayó el apartheid se empeñó en que se desmantelaran.
Para colmo, hasta la fecha Estados Unidos jamás ha protestado contra el arsenal nuclear israelí ni sus reiteradas amenazas hacia sus vecinos. Según los yanquis, ¡Israel ni siquiera tiene armas nucleares!
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