Obrero Revolucionario #1195, 20 de abril, 2003, posted at rwor.org
Cuando el mundo entero veía con furia a las fuerzas armadas de Estados Unidos pulverizar edificios de apartamentos y mercados en Bagdad, los noticieros internacionales sacaron imágenes de la "guerra en el frente interno".
El 7 de abril, las autoridades de Oakland atacaron una protesta contra la guerra con perdigones, balas de madera y granadas llenas de bolas de plástico de calibre .45 con carga explosiva. En el ataque más brutal hasta la fecha, dispararon cientos de balas y docenas de granadas "subletales" por más de dos horas contra una protesta en el puerto de Oakland.
Unos 500 manifestantes bloquearon el puente. La policía arrestó a 31 personas; docenas más sufrieron serias heridas. Un estibador recibió un balazo en la mano y se la tuvieron que operar. (Él y otros ocho estibadores heridos estaban a un lado esperando entrar al trabajo y la policía los atacó). A varios manifestantes les chorreaba sangre por la cara; otros tenían grandes verdugones en el pecho y la espalda causados por balas de madera.
Sri Louise recibió un balazo en la cara cuando estaba sentada haciendo yoga en una de las entradas al puerto. Al día siguiente fue a una reunión del consejo municipal con una foto de ella que salió en los periódicos de todo el país con un verdugón del tamaño de un huevo en la quijada y un moretón grande en el cuello. Dijo: "Esta foto circula por todo el mundo. Todo el mundo está mirando".
Paralizan los muelles
La protesta apuntó contra las compañías Stevedoring Services of America (SSA) y American Presidents Lines (APL) por sus contribuciones a la guerra. Hace unas semanas el gobierno firmó un contrato con SSA por $4.8 millones para administrar el puerto Umm Qasr de Irak. La otra compañía tiene "una estrecha relación de trabajo con el Departamento de Defensa desde hace décadas", según su propio website.
La protesta fue parte del Día de Acción Directa para Parar la Guerra. En los alrededores, también hubo protestas en el edificio federal de San Francisco, en el astillero naval Port Chicago, y bloqueos de una autopista.
Los manifestantes llegaron a las puertas de las dos compañías antes de las 5 de la mañana y formaron piquetes. Esto paralizó las operaciones del puerto porque los estibadores no cruzaron los piquetes.
La policía cargó contra los manifestantes y les disparó muchas veces. A intervalos cortos, un cordón de policías en moto y a pie (con máscaras de gas) cargaba contra la multitud, disparaba, aceleraba los motores, se le tiraba al que se le pusiera en frente y lo perseguía con macanas. Las granadas estallaban en lo alto y volaban balas de madera por encima de las cabezas. Se oyó el comentario de que era la versión nacional de "shock y pavor".
"Estoy aquí porque esta guerra es injusta", le dijo una joven a nuestra corresponsal. "Nos están disparando gas y balas de plástico, y miren cómo nos altera. Nos corta o nos golpean, pero en otras partes están matando. Un psicólogo dijo por TV que debemos apagar la tele porque nos está alterando. Creo que debemos alterarnos. Hay que responsabilizar al gobierno de lo que está haciendo".
Los manifestantes coreaban "Esto es un estado policial".
Trent Willis, representante del sindicato de estibadores, dijo que lo mandaron a observar la protesta y que les recomendó a los estibadores no acercarse. "En el muelle de SSA, la policía se le echó encima a los estibadores que esperaban entrar al trabajo. Les disparó granadas de concusión, balas de madera y bolsas de perdigones. Hirió a nueve; seis quedaron mal. Mi compañero Jack Heyman, otro representante del sindicato, corrió a hablar con la policía cuando les dispararon para explicar que estaban esperando, pero lo arrestaron", le informó Willis a Pacifica Radio.
"No entiendo; ¿estamos en un estado policial?", preguntó Willis. Terminó: "Esto no lo vamos a dejar pasar sin decir nada".
Scott Fleming, un abogado de derechos civiles, recibió cinco balazos. Comentó: "Recibí cinco disparos de balas de madera, que son armas muy canallas... La policía se nos echó encima en motos y a pie, armada con esas armas `subletales'. Nos apuntaron directamente. Yo corrí, pero me dieron un balazo en el pecho y cuatro en la espalda. Logré mantenerme en pie y retirarme. Duele terriblemente y tengo moretones en toda la espalda".
Las autoridades dicen que esas armas no son nada del otro mundo. El jefe de policía de Oakland dijo que "apenas causan un poco de ardor". Sin embargo, ALS Technologies, una compañía que fabrica armas similares a las que usó la policía, escribe esto en su website sobre las balas de madera: "No se deben apuntar más arriba del esternón. Munición menos letal puede causar contusiones, abrasiones, fracturas de costillas, concusiones, pérdida de ojos, daño superficial de órganos, laceraciones graves de la piel, fracturas masivas de cráneo, ruptura del corazón o los riñones, fragmentación del hígado, hemorragias y muerte. Se requiere asistencia médica inmediata, inclusive si no se ven heridas físicas".
ALS también fabrica granadas como las que disparó la policía de Oakland. La compañía advierte que "pueden producir trauma mortal cuando le dan a órganos vitales y la energía que imparten excede 900 libras por pie... causan fracturas masivas de cráneo, ruptura de órganos vitales, compresión del corazón y/o laceraciones graves de la piel. El uso normal puede producir contusiones, abrasiones, fracturas de costillas y concusiones".
Los muelles y la máquina de guerra
La fuerte respuesta del gobierno fue una forma de decirle al movimiento antibélico que no tolerará que obstruya la máquina de guerra y de decirle a los estibadores que no se les ocurra usar su posición estratégica contra la guerra.
En los últimos años el sindicato de estibadores del Área de la Bahía de San Francisco ha tomado posiciones progresistas en muchas situaciones; por ejemplo, ha apoyado al preso político Mumia Abu-Jamal y ha mandado contingentes a marchas de protesta contra la guerra.
Los muelles son cruciales para la "seguridad nacional". A finales del año pasado, cuando los estibadores iban a declararse en huelga, el gobierno federal intervino. Tom Ridge, el zar de Seguridad Interna, llamó al presidente del sindicato de estibadores y le advirtió que una huelga sería una "amenaza a la seguridad nacional". Mejor dicho, le dijo que si se lanzaban a la huelga los considerarían "traidores" y "cómplices de los terroristas". El gobierno también amenazó con mandar tropas a los puertos.
El secretario de Defensa declaró que la disputa de los puertos cernía la amenaza de "degradar el aprestamiento militar, coartar la capacidad de llevar a cabo la guerra global contra el terrorismo, y debilitar la defensa y compromisos mundiales".
Otra intervención del gobierno para controlar los muelles fue la reciente aprobación de la "Ley de Seguridad de Puertos y Seguridad Marítima de 2002", que instituye extensas investigaciones de los trabajadores y nuevas tarjetas de seguridad.
"No me va a parar"
"Esto no me va parar, pero creen que me amilanará. Todo lo contrario, me da más rabia y más ganas de protestar".
Joven manifestante en los muelles de Oakland
La violencia de la policía de Oakland ha prendido mucha furia en los alrededores y por todo el país. Amnistía Internacional ha solicitado testimonios sobre el incidente. Por su parte, las autoridades defienden a la policía. Jerry Brown, alcalde de Oakland, dijo: "Venían a tomarse el puerto y eso no se puede permitir... La policía, que estaba en las líneas de combate, reaccionó como mejor pudo".
El 8 de abril más de 100 personas fueron a la reunión del consejo municipal de Oakland a protestar contra los ataques de la policía. Cuando el presidente del consejo, Ignacio de la Fuente, mandó parar los testimonios del público, lo abuchearon. De la Fuente se salió rodeado de policías, pero los testimonios continuaron. Se han pedido nuevas audiencias sobre la brutalidad policial.
Este artículo se puede encontrar en español e inglés en La Neta del
Obrero Revolucionario en:
rwor.org
Cartas: Box 3486, Merchandise Mart, Chicago, IL 60654
Teléfono: 773-227-4066 Fax: 773-227-4497