Un pasaje de:

BOB AVAKIAN

BREAKTHROUGHS

(ABRIENDO BRECHAS)

El avance histórico hecho por Marx,
y el nuevo avance histórico del nuevo comunismo

Un resumen básico

BOB AVAKIAN

BREAKTHROUGHS

(ABRIENDO BRECHAS)

El avance histórico hecho por Marx, y el nuevo avance histórico del nuevo comunismo

Un resumen básico

Derechos reservados © 2019 de Bob Avakian. Todos los derechos reservados.

La traducción al español y la revisión es responsabilidad de revcom.us/Revolución, con la colaboración de traductores internacionales.

 

Lea la obra completa aquí.

Descargue el pdf de la obra completa aquí.

 

El siguiente pasaje de la obra de Bob Avakian, Breakthroughs (Abriendo brechas): El avance histórico hecho por Marx, y el nuevo avance histórico del nuevo comunismo, explora los principios esenciales del nuevo comunismo respecto a construir un movimiento para la revolución. Quisiéramos llamar la atención, esta semana en especial, al siguiente pasaje:

Y luego, como una parte importante del “Qué hacerismo enriquecido”, entra el principio de poner los problemas de la revolución ante las masas, y a la vez, luchar con ellas para asumir la perspectiva, los métodos, los principios y el programa de esta revolución. ¿Por qué es que esto tiene importancia? No se debe a que, según una orientación seguidista, pensamos que espontáneamente las masas vayan a tener la respuesta a estos problemas. Si ya la tuvieran, pues sería mucho más fácil para nosotros, ni siquiera necesitaríamos una vanguardia, las masas simplemente podrían hacer la revolución. Así que, ¿qué es lo que hay que entender aquí? Activar la participación de las masas, con dirección y con lucha, en el proceso de identificar y solucionar los problemas de la revolución, en lugar de una especie de enfoque oportunista de tratar de ocultar a las masas los problemas de la revolución o, con una “verdad política”, tratar de convencerlas: “Todo va realmente bien; lo único que ustedes tienen que hacer es participar” — y en tal caso es probable que ellos digan: “Bueno, si todo va bien, ¿por qué deberíamos participar? Pues eso requiere de mucha lucha y sacrificio. Ustedes ya van muy bien, adelante, avísenme cuando tengan todo listo y en tal momento tal vez le entro”. Un principio muy importante, entendido y aplicado correctamente, es que, en un sentido fundamental y esencial, las masas hacen la revolución. Eso no es y no debe tomarse como una receta para seguir a la cola de las masas y su espontaneidad. Pero éstas sí son las personas que tienen que hacer esta revolución y deben llegar a participar, en cada etapa, en bregar con el proceso y contribuir al proceso de determinar las formas para luchar y resolver y transformar las contradicciones que se enfrentan, los problemas de la revolución, con el fin de abrir importantes brechas y avanzar. Este es un principio muy importante y es algo que no debe igualarse a seguir a la cola de las masas y a pensar que, en un sentido reificado, todo el conocimiento está ubicado en las masas y que lo único que hay que hacer es decirles cuál es el problema y de inmediato ellas encontrarán una solución. Se trata de conseguir que participen, que se active un número cada vez mayor de ellas, sobre una base con dirección científica, en el proceso de luchar por enfrentar y transformar las contradicciones las cuales hay que resolver por medio de lucha en el camino hacia la realización de la revolución.

. . .

 

La estrategia… para una revolución real

El objetivo del comunismo, el proceso necesario que lleva a él —la revolución y la transformación profunda de la sociedad y, en última instancia, del mundo en su conjunto, para realizar las “4 Todas”— y la posibilidad (no la inevitabilidad sino la posibilidad) de esta revolución: no se establece todo esto mediante algún tipo de fantasía subjetiva y utópica, sino que se establece sobre una base científica, mediante el análisis de las contradicciones básicas del sistema existente del capitalismo-imperialismo, al ver esto en el contexto, y al examinar su lugar, en el desarrollo más amplio de la sociedad humana y de las fuerzas motrices de tal desarrollo, y de este modo al reconocer la base y las fuerzas potenciales para dar un salto radical más allá de esto y de todos los sistemas y relaciones de explotación y opresión anteriores. Aquí, como se indica en la observación que contrasta la posibilidad con la inevitabilidad, entra una distinción crucial y una cuestión profunda de metodología. En la historia del movimiento comunista, desde el momento de su fundación, ha habido una tendencia al “inevitabilismo” —la creencia errónea de que el desarrollo histórico conducirá inevitablemente al triunfo del comunismo— que ha sido más o menos pronunciada en diversos momentos y en diversas expresiones, pero que en cualquiera de sus expresiones ha ido en contra del método y enfoque fundamentalmente científico del comunismo, desde su fundación en el trabajo de Marx (y Engels). En este sentido, así como en otras dimensiones esenciales, el nuevo comunismo “representa y encarna una resolución cualitativa de una contradicción crítica que ha existido en el comunismo y en su desarrollo hasta este momento, entre su método y enfoque fundamentalmente científicos, y los aspectos del comunismo que han ido en contra de eso35. [negritas y cursivas en el original]

El enfoque científico del nuevo comunismo enfatiza que la base para esta revolución no se encuentra en el pensamiento y modo de pensar de las masas de personas en cualquier momento dado, sino en las contradicciones que definen este sistema las que causan una continua miseria para las masas de la humanidad mientras que, a su vez, estas contradicciones están integradas en las propias estructuras y dinámicas de este sistema y no es posible resolverlas ni eliminarlas dentro de sus límites.

Esto se expresa de manera concentrada en los “5 ALTOS”:

¡ALTO a la genocida persecución, encarcelación en masa, brutalidad y asesinato policial de negros, latinos y otra gente de color!
¡ALTO a la patriarcal denigración, deshumanización y subyugación de todas las mujeres por todos lados y toda la opresión por razones de género u orientación sexual!
¡ALTO a las guerras de imperio, ejércitos de ocupación y los crímenes contra la humanidad!
¡ALTO a la satanización, criminalización y deportación de los inmigrantes y a la militarización de la frontera!
¡ALTO a la destrucción del planeta por parte del capitalismo-imperialismo!

Se puede ver qué tan relevantes y qué tan inmediatamente urgentes lo son estos “5 ALTOS” y las contradicciones a las que se refieren.

Así que, ¿y qué de la cuestión de una revolución real en un país como Estados Unidos, y cómo se basa, una vez más, en estas contradicciones que definen pero las que no es posible resolver, que están integradas en este sistema y sus estructuras, funcionamiento y dinámicas básicos?

En “Sobre la posibilidad de la revolución” y CÓMO PODEMOS GANAR — Cómo en concreto podemos hacer una revolución36 (otro documento muy importante del Partido Comunista Revolucionario), se habla no solo de la necesidad de esta revolución sino también de la estrategia para realmente construir un movimiento hacia el derrocamiento de este sistema y luego llevar a cabo ese derrocamiento, cuando se hayan cuajado las condiciones para ello. Ahora, no voy a hablar de esto de manera extensa y exhaustiva — ya lo he hecho en Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución37, en particular, la Segunda parte, que habla de la estrategia para la revolución —que detalla lo que se presenta, de manera concentrada, en “CÓMO PODEMOS GANAR”— al hablar de lo que debemos hacer ahora para acelerar mientras se aguarda el surgimiento de una situación revolucionaria y de un pueblo revolucionario que cuente con millones de personas, para preparar el terreno, preparar al pueblo y preparar a la vanguardia para esa situación, cuando sea posible, y necesario, luchar con todo para ganar — para derrocar a este sistema opresivo, desmantelar sus fuerzas de supresión violenta y las demás instituciones de su dominio, y establecer un sistema político y económico radicalmente diferente, con el objetivo de la abolición total y definitiva de todas las relaciones de explotación y opresión. Pero sí quisiera enfatizar fuertemente la importancia de hacer realidad lo que se presenta, de manera concentrada, en CÓMO PODEMOS GANAR, y que se explica más completamente en Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución (y, a este respecto, Los pájaros no pueden dar a luz cocodrilos, pero la humanidad puede volar más allá del horizonte, en particular la Segunda parte, también es muy relevante, incluida la discusión ahí sobre las maneras en que los principios discutidos en “Sobre la posibilidad de la revolución” pueden ser de una aplicación más general en el proceso revolucionario en diferentes tipos de países).

En lugar de detallar ampliamente los diversos aspectos de la estrategia revolucionaria que se han desarrollado con el nuevo comunismo, incluidas las maneras significativas en que este nuevo comunismo representa una ruptura con lo que ha sido “lo que todos saben” en el movimiento comunista, quiero ofrecer, una vez más, un resumen básico de aspectos esenciales de esto.

En primer lugar, está la cuestión decisiva del internacionalismo. Además de remitir a la gente a la polémica “¿Comunismo o nacionalismo?”38 de la Organización Comunista Revolucionaria (OCR), México, en Demarcations #4, invierno de 2015, y a la discusión sobre el internacionalismo en EL NUEVO COMUNISMO, Segunda parte, quiero hablar brevemente aquí sobre la base filosófica y material para el internacionalismo comunista y la mayor síntesis de esto en el nuevo comunismo.

La base material se halla en que el capitalismo se ha desarrollado más plenamente y se ha convertido en un sistema internacional de imperialismo capitalista y las diversas características de eso, incluidas sus inversiones y explotación mucho más generalizadas a escala internacional (a diferencia de las etapas anteriores del capitalismo en las que se realizó la producción principalmente en los países de base y se llevó a cabo una búsqueda de los mercados de esos productos a escala internacional). Se ha internacionalizado mucho más el proceso de producción, cada vez más en las últimas décadas. Este es un solo sistema general con muchos componentes y dinámicas diferentes para cada uno de esos componentes dentro de este sistema general. La dinámica de este sistema en su conjunto a nivel mundial —no única, sino principalmente y en relación dialéctica con la situación en partes específicas del mundo y en países específicos— es el factor principal que establezca el escenario objetivo de la lucha revolucionaria en países específicos. Y cuando, mediante este proceso dialéctico, las contradicciones se expresen de una forma particularmente aguda en determinados países, eso puede conducir al surgimiento de una situación revolucionaria ahí. Así que existen dinámicas en países específicos, pero de eso no solo, y ni siquiera esencialmente, surgen las condiciones materiales que afectan el desarrollo de la lucha revolucionaria y que en última instancia pueden conducir al surgimiento de una situación revolucionaria en esos países específicos.

Captar eso también se interpenetra con el entendimiento filosófico que se requiere para un enfoque correcto y una aplicación correcta del internacionalismo. Como también se comenta en la polémica “¿Comunismo o nacionalismo?” de la OCR, México, esto tiene que ver con los diferentes niveles de organización de la materia en movimiento. Hay niveles relativamente discretos en todos los diferentes tipos de materia (en movimiento): hay diferentes órganos en el cuerpo humano, y además está el cuerpo humano como un todo, que abarca todos esos órganos, y existen las dinámicas en ellos y entre ellos; hay regiones particulares en un país, hay países particulares, y además está el mundo en su conjunto. Y así sucesivamente. Cada uno de estos niveles diferentes y relativamente discretos —subrayo relativamente— de la materia en movimiento tiene su propia dinámica, sus propias contradicciones internas; pero, a su vez, son parte de un sistema más grande, al igual que los órganos de un cuerpo son parte del cuerpo más grande, y es ese cuerpo más grande en sí y a su vez su interacción con el entorno más amplio que, en última instancia y fundamentalmente, establece los términos para lo que ocurre en ese cuerpo, inclusive en los diferentes órganos del cuerpo — aunque a veces lo que ocurre en un órgano en particular puede tener una influencia, o hasta puede ser determinante, en lo que le pasa al cuerpo en su conjunto, lo cual es obvio si uno sufre un ataque al corazón, por ejemplo. Así que eso es el materialismo y la dialéctica de todo esto.

Y lo mismo se aplica a la relación entre los países y el mundo y el sistema mundial en su conjunto. Hay niveles discretos de materia en movimiento que constituyen países, al igual que hay niveles discretos de materia en movimiento que constituyen diferentes regiones dentro de un país. Pero, a su vez, esos países, pese a su identidad relativa y carácter discreto y las contradicciones que son propias dentro de eso, existen dentro de una dinámica más amplia que (como he señalado anteriormente) es diferente a algo como la relación entre la Tierra y todas las galaxias en el universo. En otras palabras, sí, la Tierra es parte de un sistema solar, el que es parte de una galaxia, la que es parte de miles de millones de galaxias, y así sucesivamente; pero esa relación no tiene el mismo significado operativo, en términos de transformación social, que lo que en esta era, tiene la relación entre los países y las dinámicas del sistema imperialista, como sistema mundial.

Son las dinámicas fundamentales de este sistema mundial en su conjunto las que, para citar un fenómeno profundo, han sido responsables de las dos guerras mundiales. Como se señala en la polémica de la OCR, la Primera Guerra Mundial no fue causada simple, o esencialmente, por las dinámicas internas en cada país, que luego, de alguna manera, se extendieron a otros países. Obviamente, las dinámicas internas en los diferentes países jugaron un papel en eso, pero fue el escenario mundial más amplio y las contradicciones a ese nivel los que condujeron a esa guerra. Y es por eso que, por ejemplo, en una de sus declaraciones más acertadas, Stalin dijo que la razón por la que lograron triunfar en la revolución en Rusia —o por qué las condiciones eran más favorables para la revolución ahí que en otros lugares— fue porque las contradicciones del sistema imperialista mundial llegaron a concentrarse y centrarse en Rusia en una gran medida en ese momento. Ese es otro ejemplo de la comprensión correcta de la relación entre los países y la situación mundial en su conjunto.

Si no se entiende correctamente esa relación, si se invierte esa relación —tal como hacen las personas que se proclaman comunistas, pero las que en realidad defienden el nacionalismo en nombre del comunismo y se convierten, en el mejor de los casos, en nacionalistas radicales, lo que en última instancia se convierte en nacionalismo burgués— eso lisa y llanamente es actuar sobre la base de las dinámicas internas del país y de ver eso como el escenario más importante en el que se opera. Y eso puede llegar a contraponerse a otro país con sus propias dinámicas internas. El internacionalismo de uno se convierte en una forma de “interseccionalidad” internacional, para usar el lenguaje de los tiempos, que puede convertirse fácilmente en antagonismos entre diferentes “sectores” que se están “intersecando”.

En Mao había tendencias a proceder “a partir de la nación hacia el mundo”, incluso en su defensa y práctica del internacionalismo —unas tendencias a combinar eclécticamente el nacionalismo con el internacionalismo— aunque esto definitivamente ocupaba un lugar secundario a la orientación fundamentalmente internacionalista de Mao. Pero ciertos “maoístas” (entre ellos alguien como Ajith) han convertido en un principio estas tendencias secundarias de Mao, y, al hacerlo, efectivamente han reemplazado al internacionalismo con el nacionalismo.

Por lo tanto, tiene una importancia fundamental comprender la base material y filosófica para un enfoque correcto del internacionalismo: ver que el escenario mundial es fundamentalmente decisivo al mismo tiempo que entender y tratar correctamente las relaciones en movimiento entre las contradicciones y las dinámicas dentro de un país específico y otros países — y todo ello en relación con el sistema capitalista-imperialista como un sistema mundial.

Esto tiene claras implicaciones prácticas, como mencioné en EL NUEVO COMUNISMO, entre ellas, que hay que tratar a todos los países socialistas que existan en cualquier momento dado como, sobre todo —no únicamente, sino sobre todo— como bases de apoyo para hacer avanzar la revolución mundial, o de lo contrario, en última instancia se encontrarán contrapuestas al avance de la revolución comunista en el mundo en su conjunto; y, de hecho, se fortalecerá la base para derrocar y revocar la revolución en el país socialista específico. No se trata de proclamar un principio glorioso —“Que el internacionalismo signifique, ante todo, forjar una base de apoyo para la revolución mundial”— en algún sentido abstracto o casi religioso. Esto encierra muchísima complejidad porque, más de lo que se ha reconocido anteriormente en la historia del movimiento comunista, pueden existir contradicciones muy agudas, que tienen el potencial de convertirse en antagonismos, entre un país socialista que existe y las masas revolucionarias y las luchas revolucionarias en otros países. Hay muchas maneras en que los estados y las fuerzas imperialistas y reaccionarios en el mundo intentarán hacer que el país socialista tenga que adoptar ciertas políticas y acciones, en un esfuerzo por preservarse a sí mismo, las cuales vayan en contra del interés fundamental de hacer avanzar la revolución hacia el comunismo a escala mundial. Y si la revolución no continúa avanzando hacia el comunismo en un sentido general, saldrá en marcha atrás en general, incluso donde se han creado inicialmente países socialistas.

Así que se trata de contradicciones muy complejas y, en ciertos momentos, muy agudas. Y sin el enfoque correcto de entender la base material y la base filosófica para el internacionalismo comunista, ni siquiera habrá una oportunidad de tratar correctamente, ni hablar de lidiar en el mundo real, con estas contradicciones muy profundas, y en ciertos momentos muy agudos, de una manera que realmente haga avanzar la revolución mundial general. En una ocasión, alguien dijo con poca seriedad, acerca de la pérdida del socialismo en China: “Bueno, todo llega, todo pasa”. Millones de personas sufrieron y murieron para que se creara el socialismo en China, y millones de personas en todo el mundo apoyaron eso y en una medida muy grande, y en gran parte sobre una base legítima, cifraron muchas esperanzas en el socialismo en ese país. Fue un terrible revés cuando se derrocó el socialismo y se restauró el capitalismo ahí. Es muy importante conservar, y de hecho hacer avanzar, el socialismo dondequiera que se arrebate el poder a las manos de los imperialistas. Al mismo tiempo, sin embargo, si no se maneja correctamente el proceso de conservar y hacer avanzar un estado socialista en un país específico en relación con el desarrollo de la revolución mundial en su conjunto —y especialmente si ese proceso de hecho socava ese desarrollo de alguna manera esencial—, pues la cosa también va por el camino de salir revocada.

Se trata de toda la cuestión de que el comunismo realmente sea comunismo, y esto se ha enfatizado más con el nuevo comunismo — que el comunismo realmente sea el comunismo y, por lo tanto, realmente sea internacionalista en la forma en que he venido hablando, en oposición al nacionalismo en nombre del comunismo, o en una combinación ecléctica con el comunismo.

Ahora, quiero hablar de la orientación básica para construir el movimiento para la revolución, que se sintetiza en la formulación “Qué hacerismo enriquecido”. Aquí cabe señalar y mencionar, aunque sea brevemente, el hecho de que mientras que Stalin en general dirigió a la recién nacida Unión Soviética en el camino del socialismo y contribuyó en algunos sentidos importantes al desarrollo del movimiento comunista internacional, al mismo tiempo, de hecho “revocó el veredicto” del leninismo respecto a una serie de cuestiones importantes. Sobre el internacionalismo, por ejemplo — y esto fue marcadamente así durante el período inmediatamente previo a la Segunda Guerra Mundial y durante la misma, cuando, sobre una base muy descaradamente nacionalista, antepusieron los intereses de la Unión Soviética como estado, al avance general de la revolución mundial, en lo que fueron circunstancias muy agudas e intensamente contradictorias, para que quede claro. Lenin había enfatizado que el proletariado en los diferentes países, en particular en los países imperialistas, no tenía “patria” que defender (y aunque el capitalismo aún no se había desarrollado para convertirse en imperialismo capitalista como lo había hecho en la época de Lenin, esta posición básica se remonta a Marx y Engels en El Manifiesto Comunista, en el que decían que los trabajadores del mundo no tienen país y llamaban a los trabajadores del mundo a que se unieran, lo cual era una posición y declaración internacionalista muy importante para el mundo). Pero, bajo la dirección de Stalin en la Unión Soviética en los años 1930 y 1940, cuando palpaban que se avecinaba una guerra de manera inminente —y luego, como parte central de esa guerra, se dio un ataque masivo contra la Unión Soviética por Alemania, la que se había convertido en la Alemania nazi— explícitamente se revisaba la idea de que los trabajadores no tienen patria ni base ni interés en apoyar a la “patria” imperialista. De hecho, los comunistas decían cosas como: “Eso fue cierto por allá en los tiempos en que los trabajadores no tenían nada, pero ahora tienen sindicatos, escaños en el parlamento, etc., así que ahora tienen algo que conservar en la patria”.

Ello fue una revocación muy grotesca de la posición correcta por la que Lenin, especialmente en el contexto de la Primera Guerra Mundial, había luchado de manera muy enérgica e intensa, en oposición a los llamados “socialistas” que se movilizaban en apoyo a sus diversas “patrias” una vez que se iniciara la Primera Guerra Mundial. Así que, al aproximarse la Segunda Guerra Mundial y luego durante la misma, con Stalin se dio una revocación directa, explícita y muy burda de un principio básico y aplicación del internacionalismo. Se enfrentaban a circunstancias muy agudas, pero no se puede descartar los principios simplemente porque existen circunstancias agudas. Esto se relaciona de maneras importantes con la afirmación de que todo lo que es verdad es bueno para el proletariado.

Lenin le dio gran énfasis en su importante obra ¿Qué hacer? a no seguir a la cola de la espontaneidad de las masas, a no rendir pleitesía al trasero de las masas, sino al contrario, a llevarles la conciencia comunista desde “fuera” de sus propias experiencias y luchas cotidianas. Lenin enfatizó que la clase obrera y las masas de personas no podían desarrollar espontáneamente una conciencia comunista — que quizá gravitaran hacia ella, pero existían fuerzas más poderosas en la sociedad que las presionaban e influenciaban para volver (como él decía) a hacer esfuerzos por cobijarse bajo el ala de la burguesía.

Pero Stalin, ya en la década de 1920, también revocó algo de esto. Me acuerdo de los días de antaño en los que alguien trajo un ensayo de Stalin a una de nuestras reuniones en la Unión Revolucionaria, aun antes de que se formara el Partido Comunista Revolucionario. Este fue un momento en el que estábamos tratando de definir nuestra orientación para ir a la clase obrera —para llevar la revolución a la clase obrera— y alguien trajo este ensayo en el que Stalin dijo, deberíamos ir entre los trabajadores y ser los mejores luchadores por sus intereses inmediatos, y luego ellos verán que somos buenos tipos y querrán escucharnos hablar sobre nuestras convicciones socialistas y comunistas.

Eso fue extremadamente burdo y definitivamente fue una receta para el economismo contra el cual Lenin había polemizado —la idea general de reducir la lucha por el socialismo a algo que supuestamente evolucionó de las luchas cotidianas de los trabajadores en torno a sus condiciones económicas— y que concordaba de manera más general a la orientación revisionista de que “El objetivo final no es nada; el movimiento lo es todo”.

Así que se dio una revocación de algunos principios cruciales por los que Lenin había luchado en ¿Qué hacer? y otras obras. Un comentario irónico que revela qué tanta importancia tiene el ¿Qué hacer? de Lenin, salió de la boca de Donald Rumsfeld en el curso de la guerra de Irak de 2003; él hizo una analogía, una analogía muy perversa — hablaba de las fuerzas fundamentalistas islámicas reaccionarias y de cómo “nosotros” (los imperialistas) debimos haberlos aplastado en el acto, e hizo esta analogía: en los tiempos en que Lenin publicó ese pequeño panfleto ¿Qué hacer?, si en ese entonces hubiésemos sabido a qué nos hubiera llevado, lo habríamos aplastado en ese mero momento. Así que, de una manera perversa, eso muestra la importancia de “este pequeño panfleto” de Lenin y qué tan serio es el que fuera socavado en una medida importante después de la muerte de Lenin, incluso en las cosas que Stalin directamente hizo y dirigió.

Una de las cosas centrales de ¿Qué hacer? y una de las cosas centrales por las que Lenin estaba luchando en general —una de las líneas centrales en torno a las cuales fue atacado repetidamente— es el concepto de que, en lugar de reaccionar pasivamente a las condiciones objetivas, hay que estar “empujándolas” enérgicamente, intentando activamente transformarlas (“empujarlas” es frase mía, y no la de Lenin, pero sí corresponde a lo que él enfatizó fuertemente). Se hace la acusación de que los horrores de todo tipo se iniciaron bajo Lenin porque, en lugar de simplemente dejar que las condiciones materiales se cuajaran más o menos por sí mismas y de permitir que la gente llegara espontáneamente a saber qué hacer respecto a esas condiciones, Lenin insistió en que se necesita una vanguardia para dirigir a las masas, y una vanguardia necesita llevarles las ideas comunistas desde “fuera” de la experiencia y el pensar espontáneo de las masas — que no simplemente se podía esperar a que las masas, por su cuenta, llegaran a tener una conciencia comunista, con la idea de que tal vez se pudiera alcanzar el socialismo de manera pacífica porque con el paso del tiempo tantas personas hubieran llegado a estar a favor de él que la burguesía simplemente se hubiera puesto a un lado debido a la presión de la voluntad popular. Este es un ataque intenso contra Lenin, y en particular ¿Qué hacer? de Lenin, el cual hacen pseudo y autoproclamados “socialistas” de todo tipo, así como las fuerzas burguesas comunes. Pero Lenin fue absolutamente correcto: es necesario “empujar” las condiciones objetivas para hacer avanzar las cosas hacia el punto en que sea posible hacer una revolución comunista real, para derrocar a la dictadura de la burguesía; sí se necesita la organización de una fuerza de vanguardia que les lleve el entendimiento de la necesidad de hacer eso a las masas de personas y que luche con ellas para que asuman eso.

Y, en un sentido real, en el nuevo comunismo se ha “rescatado” y “enriquecido” el “Qué hacerismo”. Aquí va, una vez más, la cuestión a la que me referí anteriormente, de acelerar mientras se aguarda el surgimiento de una situación revolucionaria. En este sentido, quiero hacer referencia a los primeros seis párrafos de la Segunda parte de Hacer la revolución y emancipar a la humanidad39, que habla de aspectos importantes de acelerar mientras se aguarda, incluida una discusión importante sobre la relación, la relación dialéctica, entre el factor objetivo y el factor subjetivo — el factor objetivo es cualesquiera que sean las condiciones objetivas en un momento dado, entre ellas su carácter cambiante, y el factor subjetivo, el que no se refiere a las personas que son subjetivas, en el sentido de ser emocionales o medio descabelladas o algo por el estilo, sino en el sentido de los sujetos conscientes, las fuerzas conscientes, que actúan para incidir en las condiciones objetivas. Ahí, en esos primeros seis párrafos de la Segunda parte de Hacer la revolución y emancipar a la humanidad, se encuentra una discusión importante no solo de la relación dialéctica entre los factores objetivos y subjetivos en un sentido general, sino también, más particularmente, la forma en que pueden transformarse los unos en los otros.

¿Qué quiere decir eso? Significa que lo que existe allá en el mundo, especialmente cuando se refleja correctamente en la mente de las personas, puede llegar a ser parte de la conciencia del factor subjetivo, las fuerzas conscientes, quienes pueden actuar sobre la base de esa conciencia para hacer avanzar la revolución. En ese sentido, lo objetivo se transforma en lo subjetivo. Y lo subjetivo puede transformarse en lo objetivo en el sentido de que, sobre la base de un reflejo esencialmente correcto de la realidad, uno puede salir en la sociedad para cambiar las condiciones objetivas y, por lo tanto, lo que era subjetivo (lo que era parte de su conciencia) interactúa con las condiciones objetivas y las cambia, y en ese sentido se convierte en parte de ellas. Así que, en lugar de decir, “Existen condiciones objetivas allá en la sociedad y lo único que podemos hacer es responder pasivamente a ellas”, más bien se trata de ponerse de manera consciente a transformar continuamente esas condiciones objetivas por el camino hacia la revolución, sobre la base de un método y enfoque científico.

Otro punto importante que hay que mencionar brevemente aquí, en esos primeros seis párrafos de la Segunda parte de Hacer la revolución y emancipar a la humanidad, es que las fuerzas conscientes —el factor subjetivo en ese sentido— no simplemente reaccionan sobre la situación objetiva en algún sentido abstracto e inalterable, y metafísico. Existen factores objetivos que están cambiando constantemente en el mundo natural —por ejemplo, veamos algo como Puerto Rico y lo que pasó ahí con el huracán y las secuelas (éstas son condiciones objetivas que están cambiando constantemente en ese sentido)— y por otro lado, tal como se enfatiza en esos seis párrafos, existe una interacción constante de otras fuerzas sociales con la situación objetiva, fuerzas que en última instancia representan diferentes intereses de clase, todas las cuales intentan incidir y transformar a la situación objetiva de acuerdo con la forma en que perciben los intereses que representan. Y pueden darse “consecuencias imprevistas” en lo que hacen otras fuerzas de clase que quizá realmente podrían llevar a que las cosas se volvieran más favorables para la revolución SIEMPRE Y CUANDO las fuerzas comunistas respondan correctamente a eso. Así que, no simplemente se trata de “Vale, tenemos las condiciones objetivas en algún sentido estático e inalterable, y podemos ignorar las demás fuerzas sociales en la sociedad que están trabajando para incidir en esas condiciones y la manera en que eso está afectando las cosas”. Se señala, en oposición a eso, que todo lo que está pasando con todas estas fuerzas diferentes —no solo las “fuerzas de la naturaleza” están cambiando la situación objetiva, lo que sí hacen en formas importantes que interactúen con las fuerzas sociales, sino que también existen todas estas fuerzas diferentes en la sociedad que representan intereses de clase diferentes, en última instancia y fundamentalmente, que actúan para incidir en la situación objetiva— en cierto momento, todo esto puede conducir a una situación la que tal vez uno no hubiese podido anticipar hacía dos meses (o quizás incluso hacía dos semanas), que empiece a encaminarse hacia una crisis revolucionaria — SIEMPRE Y CUANDO, una vez más, los revolucionarios, las fuerzas comunistas conscientes, con una base constante y de una manera consecuentemente científica, han venido transformando la situación objetiva al máximo grado posible en concordancia con el rumbo que las cosas tienen que asumir a fin de hacer posible el derrocamiento de este sistema.

Esto no es algo que va sin rumbo, o algo en sí y de por sí. Tiene que estar en marcha todo un proceso de transformar continuamente la situación objetiva hacia la meta de la revolución y de acumular más fuerzas revolucionarias en cada momento de ese proceso, de modo que aceleremos mientras se aguarda, lo que significa que realmente estamos cambiando las condiciones objetivas. De manera central en todo esto, estamos cambiando la manera de pensar de las personas, en respuesta a esos cambios y en un sentido general: estamos luchando con las personas —no solo de a uno y de a dos, por aquí o por allá, sino con masas de personas— para transformar su manera de pensar. Por ahí va la importancia de la consigna: Luchar contra el poder, y transformar al pueblo, para la revolución. En este proceso, la transformación de la manera de pensar de las personas es fundamental y es el eslabón clave en general. Así que, a la vez que nos estamos uniendo con la gente para luchar contra los atropellos y abusos de este sistema, en una situación en que muchas personas aún no ven la necesidad de una revolución, estamos luchando por transformar su manera de pensar en concordancia con la necesidad objetiva para una revolución. Y una vez más, este proceso no es algo que va sin rumbo (según la noción revisionista de que “El objetivo final no es nada; el movimiento lo es todo”). No. Es un proceso cuyo propósito y la meta de sus preparativos, es algo muy específico: la revolución. Hay que presentar y popularizar esto en cada punto de este proceso.

Y luego, como una parte importante del “Qué hacerismo enriquecido”, entra el principio de poner los problemas de la revolución ante las masas, y a la vez, luchar con ellas para asumir la perspectiva, los métodos, los principios y el programa de esta revolución. ¿Por qué es que esto tiene importancia? No se debe a que, según una orientación seguidista, pensamos que espontáneamente las masas vayan a tener la respuesta a estos problemas. Si ya la tuvieran, pues sería mucho más fácil para nosotros, ni siquiera necesitaríamos una vanguardia, las masas simplemente podrían hacer la revolución. Así que, ¿qué es lo que hay que entender aquí? Activar la participación de las masas, con dirección y con lucha, en el proceso de identificar y solucionar los problemas de la revolución, en lugar de una especie de enfoque oportunista de tratar de ocultar a las masas los problemas de la revolución o, con una “verdad política”, tratar de convencerlas: “Todo va realmente bien; lo único que ustedes tienen que hacer es participar” — y en tal caso es probable que ellos digan: “Bueno, si todo va bien, ¿por qué deberíamos participar? Pues eso requiere de mucha lucha y sacrificio. Ustedes ya van muy bien, adelante, avísenme cuando tengan todo listo y en tal momento tal vez le entro”. Un principio muy importante, entendido y aplicado correctamente, es que, en un sentido fundamental y esencial, las masas hacen la revolución. Eso no es y no debe tomarse como una receta para seguir a la cola de las masas y su espontaneidad. Pero éstas sí son las personas que tienen que hacer esta revolución y deben llegar a participar, en cada etapa, en bregar con el proceso y contribuir al proceso de determinar las formas para luchar y resolver y transformar las contradicciones que se enfrentan, los problemas de la revolución, con el fin de abrir importantes brechas y avanzar. Este es un principio muy importante y es algo que no debe igualarse a seguir a la cola de las masas y a pensar que, en un sentido reificado, todo el conocimiento está ubicado en las masas y que lo único que hay que hacer es decirles cuál es el problema y de inmediato ellas encontrarán una solución. Se trata de conseguir que participen, que se active un número cada vez mayor de ellas, sobre una base con dirección científica, en el proceso de luchar por enfrentar y transformar las contradicciones las cuales hay que resolver por medio de lucha en el camino hacia la realización de la revolución.

En conexión con todo esto, quiero hablar brevemente de la separación entre el movimiento comunista y el movimiento laboral. Mencioné la lucha de Lenin con los economistas de su tiempo y el énfasis en ¿Qué hacer? de que no se llevaría a cabo el socialismo como una extensión de la lucha económica de los trabajadores, y reducir a eso la lucha por el socialismo y el comunismo llevaría a la continuación de la situación en la que las masas están encadenadas en el sistema existente — el entendimiento, recalcado por Lenin, de que las masas populares, los proletarios y otras personas oprimidas, nunca obtendrán una conciencia comunista simplemente como producto de la lucha inmediata con sus patrones y con la lucha general por sus necesidades inmediatas, por importantes que esas sean. Y, para retomar lo que ya dije sobre el desarrollo del capitalismo y su transformación en el imperialismo capitalista y el cambio de la configuración de clases en los países imperialistas, Lenin hizo el importante análisis de que, con el desarrollo del capitalismo y su transformación en el imperialismo capitalista, se dio lo que él llamó una escisión en la clase obrera, entre ciertos sectores que se habían aburguesado más —sobornados, como él dijo, con el botín del imperialismo y la depredación colonial en lo que ahora llamamos el tercer mundo— y los sectores a los que se refería como los sectores más abajo y más a lo hondo del proletariado que aún eran objeto de una explotación intensa y eran la base para un movimiento revolucionario real. Esto representó una ruptura inicial del movimiento comunista con el movimiento laboral — la lucha de Lenin contra el economismo y su reconocimiento de una escisión en la clase obrera en los países imperialistas.

Y luego, a medida que la lucha comunista se desplazaba cada vez más hacia el tercer mundo por un período de tiempo, particularmente después de la Primera Guerra Mundial, en China Mao desarrolló un modelo de una guerra popular basada en el campesinado, que obviamente no se basaba en el movimiento laboral. En las luchas tempranas en China, en la década de 1920, intentaron basar el movimiento comunista en las luchas laborales en las ciudades — y las fuerzas gobernantes y su despiadada represión las destrozaron y masacraron. Así que, obviamente, con esta guerra popular basada en el campesinado se incrementó la separación entre el movimiento comunista y el movimiento laboral.

Para continuar esto, en términos de cómo se ha desarrollado con el nuevo comunismo, quiero repetir una formulación que utilicé en una ocasión para recalcar este punto sobre la separación entre el movimiento comunista y el movimiento laboral. Dije, nos estamos proponiendo hacer “¡una revolución proletaria con un proletariado el cual no existe!” Ahora bien, hablaba de una manera deliberadamente provocadora a fin de recalcar algo esencial: no se trata de que, en realidad, no exista un proletariado, sino de que esto era una manera provocadora de decir que este movimiento no va a ser una extensión del movimiento laboral, no se va a hacer con la visión economista de que la clase obrera lucha contra sus patrones como mecanismo central para avanzar hacia el socialismo, y además que ni siquiera se va a hacer simplemente yendo a los sectores más abajo y más a lo hondo del proletariado en un país como Estados Unidos y tratando de basar el movimiento revolucionario en su inmensa mayoría ahí, aunque las masas populares en esa posición en la sociedad obviamente tienen que participar y jugar un papel importante en esta revolución.

Claramente, en realidad existe un proletariado, incluso en países como Estados Unidos — existen masas de trabajadores asalariados duramente explotados, en el propio Estados Unidos y a una escala internacional aún más amplia. Pero a lo que voy, y lo que intentaba explicar con esta afirmación deliberadamente provocadora, es lo siguiente: la revolución proletaria no llegará a darse, ni podrá darse, como una extensión de la lucha entre los trabajadores asalariados y sus patrones; la abolición del dominio del capitalismo no se logrará mediante algún tipo de huelga general de los trabajadores; ni es necesario, ni siquiera probable, que las principales fuerzas de combate en la batalla para derrocar la fuerza represiva armada del estado capitalista (la dictadura burguesa) provengan principalmente de los trabajadores asalariados con empleo, y ciertamente no provendrán de entre las capas mejor pagadas y más aburguesadas de la clase obrera.

Así que, ¿cuáles son las fuerzas vertebrales, o las potenciales fuerzas vertebrales, para la revolución, en particular en un país como Estados Unidos? Bueno, son las masas empobrecidas y duramente oprimidas y reprimidas que cuentan con decenas de millones de personas en Estados Unidos; y esto se interpenetra en una gran medida con las personas de las nacionalidades oprimidas, aunque no se limita a eso. Sí tenemos que reconocer, a su vez, que entre muchas de estas masas se manifiesta un fenómeno que se podría llamar la “desproletarización” — las personas que anteriormente fueron explotadas como trabajadores asalariados (o las anteriores generaciones de ellas que fueron explotadas de esta manera) pero las que ahora ni siquiera se encuentran en esa posición (en términos sencillos, no pueden encontrar trabajo). Ha acompañado esto lo que se podría llamar mucho “pequeño aburguesamiento”, así como “lumpen aburguesamiento”, entre sectores de las masas oprimidas — las personas que participan en actividades en pequeña escala, lo que es esencialmente pequeño burgués en el sentido de abarcar la propiedad y el comercio en pequeña escala y cosas por el estilo, y las personas que participan en la vida del crimen, entre ellas aquellas que lleguen a tener posiciones bastante poderosas y acaudaladas en eso, aunque a menudo y en general su situación es muy precaria.

Existen estos fenómenos, y existe el fenómeno de que en la esfera de la cultura, por ejemplo, cierto sector relativamente pequeño pero influyente de personas ha logrado subir de entre estas masas a una posición básicamente burguesa. Hago referencia al “lumpen aburguesamiento” porque abarca a las personas que no solo han utilizado la esfera de la cultura sino también en algunos casos el ámbito del crimen para forjar una posición en la que lleguen a ser muy ricas, y luego invierten en líneas de cosméticos y ropa y cosas por el estilo — se convierten en verdaderos burgueses, aunque al mismo tiempo son parte de una nación o pueblo oprimido. Y en una medida muy importante, sostienen la perspectiva correspondiente. ¡Ni hablaré en este momento de Kanye West! Pero más en general, existe el fenómeno de que presenciamos un profundo silencio de parte de muchas de estas figuras culturales y otras personas sobre algunos de los problemas candentes para las masas de hoy. Algunos de ellos quizá tuiteen sobre una que otra cosa, pero no alzan la voz y no responden con una posición firme contra los notorios actos de opresión e injusticia contra las masas populares. Y eso se debe a que su posición ha cambiado. No sólo se ha dado un “pequeño aburguesamiento” relativamente importante entre las masas oprimidas sino que también se ha dado el “lumpen aburguesamiento” al que hice referencia — y existe una cultura que refleja el carácter extremadamente individualista y adquisitivo de la cultura imperante en su conjunto.

Existe el fenómeno de lo que se podría llamar “el reaganismo entre las masas populares”, todo el “etos” que surgió con [el presidente estadounidense Ronald] Reagan en la década de 1980, ese individualismo extremo — y no solo el individualismo en abstracto, sino el individualismo que se expresa en términos de los antagonismos hacia los demás: “No puedes confiar en ninguna otra persona; nadie se preocupa por ti; tienes que aventajarte a otras personas antes de que se te aventajen a ti”. En una medida importante, esto se ha convertido en un modelo para las masas, aunque (una vez más, para volver a la declaración de Marx y los Grundrisse) las masas de ellas son totalmente incapaces de seguir este camino, únicamente unas cuantas de ellas lo pueden hacer. De hecho, en los deportes, las artes y demás, hay millones de personas talentosas, pero solamente una minúscula minoría de ellas siquiera pueden llegar a ocupar una posición con riqueza y prominencia. No obstante, esto se promueve como modelo. No sólo se promueve como una salida para la gente sino más en general se promueve como un modelo a seguir para la gente y una manera en que la gente debería pensar y comportarse. Esto sí representa un verdadero problema — y, más que eso, es una manifestación aguda de un problema mucho más grande en cuanto a la cultura imperante contra la que hay que luchar. Es necesario transformar radicalmente la manera de pensar de la gente al respecto.

Al mismo tiempo, con todo esto, está la pobreza y depauperización, y la implacable injusticia y opresión, a las que las masas están sometidas continuamente y de las que, para volver una vez más a Marx en los Grundrisse, no tienen ninguna salida salvo derrocar el sistema. Inclusive sin hacer una revolución, todo esto al que están sometidas continuamente causa que las personas se levanten contra el sistema y sus atropellos, y sienta una parte poderosa de la base objetiva para ganar a las masas, en particular (si bien no exclusivamente) a las personas que viven el peor infierno bajo este sistema, y para que jueguen un papel decisivo en la revolución que se requiere para satisfacer lo que de hecho son sus necesidades e intereses fundamentales. Pero esto requerirá muchísima lucha ideológica, transformar el pensamiento y modo de pensar de las masas de personas, a la vez que nos unimos con ellas en la lucha contra los opresores de arriba, las ganamos a transformarse en emancipadores de la humanidad y a dejar de ser personas que quieren vengarse y ocuparse de lo suyo, y así actuar como fuerzas vertebrales para la revolución comunista-proletaria.

Como señalé, esto está estrechamente relacionado con la lucha para abolir la opresión del pueblo negro y de otras nacionalidades oprimidas en Estados Unidos y toda la cuestión de la relación entre la liberación nacional y la revolución proletaria, en particular en un país como Estados Unidos, lo que se menciona en EL NUEVO COMUNISMO y al que se trata, concretamente y en un sentido estratégico general, en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte40.

Si bien hay que ganar a esta revolución, por medio de muchísima lucha, a estas fuerzas básicas que sufren de esta manera, una lucha en la que lo fundamental es transformar su pensamiento y modo de pensar, se necesita un frente unido más amplio, con la dirección del proletariado — no en el sentido reificado de que unos proletarios individuales representen la esencia de esta dirección, sino en el sentido de cuáles son los intereses fundamentales del proletariado como clase y, volviendo a Marx, la realidad de que el proletariado sólo puede emanciparse a sí mismo emancipando a toda la humanidad, eliminando la opresión y la explotación en todo el mundo con la realización del comunismo. La dirección del proletariado se refiere a basarse en ese entendimiento, y a proceder de esa manera. Y lo que corresponde a los intereses fundamentales del proletariado, y lo que se requiere para que la revolución realice esos intereses fundamentales, es integrar en el proceso revolucionario a tantas fuerzas como sea posible provenientes de los sectores más amplios de la sociedad, y luchar continuamente para ganar gente a la posición comunista revolucionaria. Se trata de atraer e incorporar a aquellos que viven el peor infierno bajo este sistema, pero además —y fundamentalmente al atraer e incorporarlos— se trata de trabajar al mismo tiempo para atraer e incorporar a muchas capas diferentes de la población, entre ellas en particular los jóvenes y los estudiantes, que constituyen una fuerza crucial que tiene un papel importante en este proceso revolucionario.

Esto requiere aplicar una orientación materialista dialéctica, científica a la situación y a los sentimientos e inclinaciones espontáneos, no sólo de las masas básicas las que es posible y necesario atraer e incorporar como la fuerza vertebral e impulsora de este proceso revolucionario, sino también de la clase media en Estados Unidos, y las diferentes capas en esta clase media, cuya situación es muy distinta a la de hacía 50, o incluso 20, años. Esto requiere un entendimiento dinámico y cada vez más profundo de la posición material y la perspectiva —las condiciones de la vida y el modo de pensar espontáneo— de estos diferentes sectores de la gente y cómo llevar a cabo la lucha necesaria para producir un cambio profundo en la perspectiva y los valores de un número grande y creciente de ellos, ganarlos a que participen de manera activa y cada vez más consciente en el proceso revolucionario, cuyo objetivo final es la abolición de todas las relaciones de explotación y opresión, todas las relaciones antagónicas entre los seres humanos en todas partes, y toda la agonía y la angustia que acompañan esas relaciones.

Todo esto —todo el conjunto del “Qué hacerismo enriquecido”— implica una ruptura fundamental con el economismo en todas las diferentes dimensiones en las que he hablado de esto. Y una de las formas en que esto se expresa de manera crucial es con respecto a la opresión de las mujeres y la lucha por la emancipación de las mujeres. En el movimiento comunista, se ha dado una tendencia a reducir esto, una vez más, a una mera cuestión económica — a reducir la lucha contra la opresión de las mujeres a simplemente cambiar el sistema económico. Y en cierto sentido también se ha planteado esto en relación antagónica con la lucha contra la opresión nacional. Por ejemplo, en la década de 1960 una línea muy influyente, en un sentido negativo, insistía en que, con respecto al pueblo negro, no se podía hablar de la opresión de las mujeres, porque los hombres negros han sido tan brutalmente oprimidos, algo que, por cierto, es cierto. Pero, en primer lugar, ¿y qué de las mujeres negras y todas las formas horrendas en que han sido oprimidas a lo largo de la historia de Estados Unidos hasta el presente? Y aún más fundamentalmente, ¿y qué de la emancipación de la humanidad en su conjunto? ¿Y qué de la transformación de todas esas “4 Todas”, entre ellas la profunda relación social que se ha entretejido en la sociedad de clases, se ha interconectado con la opresión de clases desde el principio mismo de la división de la sociedad en opresores y oprimidos, a saber, el estado oprimido de las mujeres?

Han surgido tendencias economistas y nacionalistas, incluso a veces en nombre del comunismo, que le han restado importancia a la lucha por la emancipación de las mujeres. Y con el nuevo comunismo, uno de sus pilares centrales es reconocer el papel fundamental y esencial de la lucha por emancipar a las mujeres y su interconexión y su papel decisivo en el proceso general de abolir toda opresión y explotación. En estrecha interconexión con esto está la ruptura radical que el nuevo comunismo ha hecho con la historia anterior del movimiento comunista en lo que respecta a la orientación sexual y las relaciones de género tradicionales. Mientras que, por un lado, y principalmente, el movimiento comunista históricamente hizo avances cruciales al analizar de manera científica los orígenes de la opresión de las mujeres, la base para su abolición definitiva y la relación de eso con el desarrollo general de la sociedad humana y la lucha para abolir todas las relaciones de explotación y opresión —especialmente en la obra esencial de Engels El origen de la familia, la propiedad privada y el estado—, al mismo tiempo ha surgido una influencia secundaria, pero importante, del patriarcado en el comunismo que, entre otras cosas, se ha manifestado en una orientación negativa hacia la orientación sexual y las relaciones de género que están en conflicto con las relaciones de género tradicionales — algo que nosotros, los que llegamos a ser comunistas revolucionarios a raíz del auge de lucha de la década de 1960 “heredamos” del movimiento y tradiciones comunistas existentes y que continuamos defendiendo durante un tiempo —un tiempo demasiado largo— y con lo cual por fin se rompió como una dimensión importante del desarrollo del nuevo comunismo. Al romper con esto, el nuevo comunismo no asumió la orientación de seguir a la cola de la política de identidad y de los métodos y enfoques relativistas acompañantes y otros métodos y enfoques no científicos, entre ellos la epistemología populista, sino que se aplicó un método y enfoque científico al estudio de la sexualidad humana y las relaciones de género a lo largo de la historia así como en la sociedad contemporánea, lo que incluye al aprender y sacar lecciones del trabajo de otras personas cuya perspectiva y enfoque no son comunistas, pero que, sin embargo, han realizado un trabajo importante con respecto a estas cuestiones cruciales y cuya posición sobre esto ha estado más en concordancia con la realidad que lo que ha estado la posición tradicional del movimiento comunista. El resultado de todo esto es una síntesis científica que se presenta de manera concentrada en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, que subraya que el objetivo no es solamente la igualdad entre hombres y mujeres, sino también:

superar todas “las cadenas de la tradición” encarnadas en los papeles y divisiones tradicionales de género y en todas las relaciones opresivas correspondientes, en toda esfera de la sociedad, y de facilitar que las mujeres participen y contribuyan, tan plenamente como los hombres, a todo aspecto de la lucha para transformar la sociedad y el mundo con el fin de arrancar de raíz y abolir todas las relaciones de opresión y explotación y emancipar a toda la humanidad41.

Es necesario entender en relación con la emancipación de las mujeres y la superación de toda opresión ligada a las relaciones tradicionales de género, así como en un sentido general, que únicamente al basarse en el punto de vista comunista, con el reconocimiento científicamente establecido de la necesidad de realizar las “4 Todas” — que únicamente así se podrá superar las divisiones y los antagonismos potenciales en diferentes sectores de la población y entre ellos, y únicamente así se podrá hacer incidir todos los elementos variados de la necesaria lucha para hacer la revolución, tales como se expresan en un grado importante en los “5 ALTOS”. Nada menos que eso hará posible que se superen completamente las divisiones que existen espontáneamente y las que el funcionamiento del sistema y las acciones conscientes de sus representantes de diversos tipos constantemente fomentan de manera objetiva. La clase dominante repetidamente pretende oponer unos sectores de la población a otros y, a diferencia de las ilusiones de la “interseccionalidad”, la clase dominante cuenta con muchas formas poderosas de hacerlo si no actuamos según el punto de vista de la emancipación de la humanidad en su conjunto.

Hay toda una historia de oponer unos sectores de la población a otros. Está el ejemplo atroz de los Soldados Búfalo después de la Guerra Civil —los soldados negros que combatieron para reprimir y matar a los indígenas y robar sus tierras— mientras que en la Guerra Civil, entre los diferentes pueblos indígenas, algunos de ellos se aliaron con la Unión del Norte, mientras que otros se aliaron con la Confederación del Sur, sobre la base de una estrecha percepción de sus intereses inmediatos. Únicamente con el punto de vista del comunismo será posible unificar a las masas de personas para superar toda manifestación de opresión y realizar las “4 Todas”. Esto es crucial en un sentido general y se vuelve particularmente agudo en torno a la cuestión de la mujer, porque continúa una tendencia, incluso en el movimiento comunista, a subordinar esto, o a no darle plena expresión, pretextando los intereses percibidos del momento, y con la perspectiva economista y estrecha de lo que debería constituir el movimiento de la clase obrera o el movimiento comunista. Así que, un componente muy importante del nuevo comunismo es reconocer la necesidad de darle plena expresión a la lucha por la emancipación de las mujeres y su papel crítico y esencial en relación con la lucha general por las “4 Todas”.

Para desarrollar lo que se mencionó anteriormente con respecto a la democracia, y su carácter y papel bajo diferentes sistemas y con la dictadura de diferentes clases, está la necesidad (como lo he expresado en el título de un libro) de lograr algo “mejor” que la democracia. Este es uno de los elementos centrales y también uno de los elementos más controvertidos y frecuentemente atacados del nuevo comunismo, por razones que bien se puede imaginar. Una vez más, Mao enfatizó de manera importante que la democracia es parte de la superestructura. Con el nuevo comunismo, esto se ha desarrollado más para sistematizar el entendimiento de que ir más allá de las divisiones de clase y el dominio de clase (la dictadura de clase) también implica ir más allá de la “democracia”. (Hablaré de esto en adelante, en particular en el contexto de tratar la cuestión de la dirección, y del desarrollo del análisis comunista del carácter y el papel del partido de vanguardia, antes y después de la toma del poder y el establecimiento de la dictadura revolucionaria del proletariado.

 


Notas

35. Partido Comunista Revolucionario, “Seis Resoluciones del Comité Central del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos — 1º de enero de 2016”. Disponible en revcom.us.  [volver]

36. Comité Central del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, CÓMO PODEMOS GANAR — Cómo en concreto podemos hacer una revolución, Revolución #457, actualizado el 24 de septiembre de 2017. Disponible en revcom.us.  [volver]

37. Bob Avakian, Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución. Película de un discurso pronunciado en 2018 en inglés. Disponible en revcom.us y thebobavakianinstitute.org. El texto en español está disponible en revcom.us.  [volver]

38. Organización Comunista Revolucionaria, México (OCR), “¿Comunismo o nacionalismo?”, Demarcations: Una revista de teoría y polémica comunista, #4, invierno de 2015. Disponible en demarcations-journal.org y revcom.us.  [volver]

39. Avakian, Hacer la revolución y emancipar a la humanidad, Segunda parte: “Todo lo que hacemos tiene que ver con la revolución”, se inicia con los siguientes seis párrafos:

“El qué hacerismo enriquecido”

Acelerar mientras que se aguarda — no someterse a la necesidad

Ahora quiero hablar sobre el “qué hacerismo enriquecido” y su papel en forjar un movimiento revolucionario y comunista. Quiero empezar con un repaso de unos puntos importantes relacionados a la orientación y enfoque estratégico generales de “acelerar mientras que se aguarda” el desarrollo de una situación revolucionaria en un país como Estados Unidos.

Anteriormente, hablé del punto de vista y enfoque revisionista del “realismo determinista”*** que, entre otras cosas, implica un enfoque pasivo acerca de la realidad objetiva (o la necesidad objetiva), que ve el factor objetivo como algo puramente objetivo —y puramente “externo”, por así decirlo— y no capta la relación dialéctica viva entre los factores objetivo y subjetivo y la capacidad de éste (el factor subjetivo — las acciones conscientes de la gente) de afectar y transformar al primero (el factor objetivo — las condiciones objetivas). Mejor dicho, ese “realismo determinista” no capta la orientación esencial, y la posibilidad, de transformar la necesidad en libertad. No capta, por lo menos no capta plenamente, el aspecto contradictorio de toda la realidad, lo que incluye la necesidad ante la cual uno se encuentra en todo momento. Por lo tanto, una de las características esenciales del “realismo determinista” es que descarta como “voluntarismo” cualquier comprensión dialéctica de la relación entre los factores objetivo y subjetivo, y ve las cosas de una manera muy lineal, no diferenciada, esencialmente uniforme y sin contradicción, en vez de verlas de una manera viva y dinámica y en su movimiento y cambio.

Pero claro, es necesario no caer en el voluntarismo. Y hay muchas maneras diferentes mediante las cuales se puede expresar ese voluntarismo, que llevan a varios tipos de errores y desviaciones (por lo general “ultraizquierdistas”), por así decirlo —entre ellos en la forma de ceder a los impulsos infantiles o aventureristas—, todo lo cual también es muy dañino. Pero —particularmente en una situación prolongada o alargada en la cual las condiciones objetivas para la revolución (o sea, para la lucha total por tomar el poder) todavía no han surgido— sin lugar a dudas el mayor peligro, que esa situación objetiva refuerza, es ese tipo de realismo determinista que no capta correctamente la relación dialéctica entre los factores objetivo y subjetivo, y los ve como estáticos, no dialécticos e inalterables.

Es cierto que no podemos, solo por nuestra voluntad o aun nuestras acciones, transformar las condiciones objetivas de una manera cualitativa — en una situación revolucionaria. Eso no lo podemos hacer simplemente con nuestras acciones o nuestra respuesta a las condiciones objetivas mediante nuestra iniciativa consciente. Por otro lado, una vez más una frase de Lenin tiene aplicación importante en este caso. Con respecto a la aristocracia obrera —los sectores de la clase obrera en los países imperialistas sobornados, no en pequeño grado, con el botín de la explotación y saqueo imperialistas del mundo entero, y en particular de las colonias— Lenin dijo que nadie puede decir con certeza qué posición tomarán esos sectores “aburguesados” de la clase obrera en el momento de la revolución —cuáles estarán del lado de la revolución en el momento de la verdad y cuáles estarán del lado de la contrarrevolución—, nadie puede decir precisamente cómo se va a desenvolver todo eso, insistió Lenin. Al aplicar ese mismo principio, podemos decir que nadie puede decir precisamente lo que la iniciativa consciente de los revolucionarios podría ser capaz de producir, al repercutir en la situación objetiva en un momento dado — en parte porque nadie puede predecir todas las otras cosas que todas las diferentes fuerzas del mundo van a hacer. En un momento dado nadie puede entender todo eso. Podemos identificar tendencias y patrones, pero también existe el papel del accidente tanto como de la causalidad. También está el hecho de que aunque los cambios en lo que es lo objetivo para nosotros no se darán enteramente, y quizás ni siquiera principalmente, debido a nuestro “trabajo” para afectar las condiciones objetivas (en un sentido directo, uno a uno), sin embargo nuestro “trabajo” para afectarlas puede generar ciertos cambios dentro de un marco dado de condiciones objetivas y además —en conjunción con una “mezcla” y como parte de la misma, junto con muchos otros elementos, como las otras fuerzas que afectan la situación objetiva desde sus propios puntos de vista— eso podría, en ciertas circunstancias, ser parte de la combinación de factores que llevan a un cambio cualitativo. Y, repito, es importante recalcar que nadie puede saber exactamente cómo se desenvolverá todo eso.

La revolución no se hace por medio de “fórmulas” ni actuando de acuerdo a unas nociones e ideas preconcebidas estereotípicas — es un proceso mucho más vivo, rico y complejo que eso. Pero es una característica esencial del revisionismo (el falso comunismo que ha reemplazado a una orientación revolucionaria con una orientación gradualista y, en última instancia, reformista) decidir y declarar que hasta que intervenga una deus ex machina —un FACTOR EXTERNO parecido a un dios—, no puede haber ningún cambio esencial en las condiciones objetivas y que lo máximo que podemos hacer, en todo momento, es aceptar el marco dado y trabajar dentro de éste, en vez de (como lo hemos formulado muy correctamente) esforzarnos constantemente contra los límites del marco objetivo y procurar transformar las condiciones objetivas al máximo grado posible en todo momento, mientras nos mantenemos siempre tensos ante la posibilidad de que diferentes factores se combinen y produzcan (o creen la posibilidad de producir) una cualitativa y concreta ruptura o salto en la situación objetiva.

Así que esto es un punto básico de orientación en la aplicación del materialismo y la dialéctica al proceso de acelerar mientras que se aguarda el surgimiento de una situación revolucionaria. No se trata simplemente que, en un sentido moral abstracto, sea mejor acelerar y no solo aguardar —aunque, claro, sí lo es— pero esto tiene que ver con una concepción dinámica del movimiento y desarrollo de la realidad material y de la interpenetración de diferentes contradicciones y la verdad de que, como Lenin recalcó, todos los límites en la naturaleza y la sociedad, aunque sean reales, son condicionales y relativos, y no absolutos. (Mao también recalcó ese mismo principio básico al señalar que dado que la variedad de las cosas es inconmensurable y las cosas están interrelacionadas, lo que es universal en un contexto es particular en otro contexto). La aplicación de este principio al tema en cuestión subraya que solo en el sentido relativo, y no absoluto, las condiciones objetivas son “objetivas” para nosotros — lo son, pero no en el sentido absoluto. Y, además de eso, lo que es externo en una situación dada puede pasar a ser interno, como resultado del movimiento —y los cambios producidos por el movimiento— de las contradicciones. Por lo tanto, si uno ve las cosas de una manera lineal, por ende sólo va a ver las posibilidades que están directamente en frente — es como si uno se tiene puestas las anteojeras. Por otro lado, si uno ve las cosas con un enfoque correcto, dialéctico materialista, reconoce que pueden suceder muchas cosas no esperadas y siempre tiene que mantenerse tenso ante esas posibilidades mientras trabaja sistemáticamente por transformar la necesidad en libertad. Repito, ése es un punto básico de orientación.

***El “realismo determinista” es un tema en la Primera parte: “Más allá del estrecho horizonte del derecho burgués”, que se puede descargar en revcom.us, y en las entregas de la Primera parte, se halla en “El marxismo como ciencia — En oposición al materialismo mecánico, el idealismo y la religiosidad”, en Revolución #109, 18 de noviembre de 2007.  [volver]

40. Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte (Proyecto de texto). De la autoría de Bob Avakian y adoptada por el Comité Central del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, 2010 (Chicago: RCP Publications, 2010). También está disponible en revcom.us.  [volver]

41. Ibíd., p. 6.  [volver]