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Revolución #73, 17 de diciembre de 2006
El Informe Baker sobre Irak
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"La situación en Irak es grave y se está deteriorando… A pesar de un esfuerzo enorme, no se ha logrado estabilidad… En este momento no hay garantía de que ninguna línea de acción pare la guerra sectaria, la creciente violencia o la marcha hacia el caos. Si la dirección continúa igual, las consecuencias políticas serán extremas… El descenso hacia el caos podría provocar el colapso del gobierno iraquí y una catástrofe humanitaria. Los países vecinos podrían intervenir; los choques entre los sunitas y los chiítas se podrían extender; Al Qaeda podría ganar una victoria propagandística y ampliar su base de operaciones; la posición global de Estados Unidos podría sufrir; la sociedad estadounidense se podría polarizar más… La capacidad de Estados Unidos de moldear el curso de los acontecimientos está disminuyendo y se está acabando el tiempo…".
Esas son las conclusiones del Informe del Grupo de Estudio de Irak, o Informe Baker, compuesto de 10 políticos de la clase dominante de larga trayectoria: cinco demócratas y cinco republicanos, dirigidos por James Baker, ex secretario de Estado, y Lee Hamilton, ex representante. El Congreso lo creó para evaluar la situación de la guerra de Irak.
A un nivel, el Informe Baker es una crítica del gobierno de Bush y sus declaraciones de "progreso" en Irak, con la meta de obligarlo a enfrentar lo que el New York Times (un periódico liberal pro imperialista) llama "un desastre de relaciones exteriores en gran escala" y a hacer ajustes.
Pero a un nivel más profundo, el informe y el subsiguiente debate muestran las enormes contradicciones que confronta Estados Unidos, y en particular las contradicciones que agudizó la invasión de Irak. El problema central es que la guerra y la ocupación no han tenido éxito y, al contrario, les ha salido el tiro por la culata. Debido a la guerra el fundamentalismo islámico ha cobrado fuerza: en la insurgencia sunita contra la ocupación, en las facciones chiítas que controlan el gobierno iraquí y ahora en la guerra civil entre las dos. Además, ha estimulado a las fuerzas islamistas por toda la región, como Hezbolá en Líbano y el Talibán, que está resurgiendo en Afganistán. Esto es exactamente lo contrario de lo que se propuso la camarilla de Bush. Se manifiesta en la creciente cantidad de ataques contra las fuerzas de la ocupación y de matanzas sectarias, y en las divisiones del gobierno iraquí. Este atolladero ha restringido la capacidad de Estados Unidos de proyectar su poder por todo el mundo, y ha abierto brechas y oportunidades para sus rivales imperialistas y otras fuerzas que considera hostiles a sus intereses, como China y Venezuela.
El informe y el debate demuestran el enorme contraste entre las opciones restringidas de Estados Unidos (cualquier línea de acción podría llevar al desastre) y las enormes y crecientes apuestas. Muestran la imposibilidad de retirarse así no más. El informe y la respuesta del gobierno de Bush permiten ver los fuertes desacuerdos que hay en el seno de la clase dominante sobre la crisis de Irak y, de igual modo, su urgente necesidad de forjar un consenso bipartidista para evitar un desastre estratégico.
Los imperialistas y su sistema corren mucho peligro en esta situación, pero también hay peligros (y el potencial de oportunidades) para el pueblo. El Informe Baker no es una declaración contra la guerra; no la desenmascara ni dice que es una guerra ilegal, inmoral e injusta en aras de la expansión imperial. Por el contrario, es una evaluación de la mejor manera de mantener la dominación del Medio Oriente ante crecientes peligros. Tampoco es un repudio de la "guerra contra el terror" ni del programa del gobierno de Bush, a pesar de las fuertes críticas que hace de ciertas tácticas y métodos de ese programa en Irak y por toda la región.
Busca "puntos de coincidencia" para que la clase dominante pueda maniobrar y evitar un posible "desastre estratégico". (El hecho de que la guerra ya es un enorme desastre para el pueblo iraquí ni siquiera entra en sus cálculos). Otra meta es impedir que estalle el descontento y la indignación de millones de personas en Estados Unidos que odian esta guerra y pensaron que votaron contra ella.
Reubicación de tropas, presiones al gobierno iraquí, ofensiva diplomática
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Hay tres elementos clave de las 79 recomendaciones del Informe Baker. Primero, propone cambiar las operaciones militares de combatir la insurgencia a adiestrar al ejército iraquí, y retirar gradualmente las tropas de combate de ahora al 2008, “si las condiciones lo permiten”. Con eso esperan apaciguar la insurgencia y la guerra civil, y reducir el atractivo de las fuerzas islamistas (tanto sunitas como chiítas) que han cobrado fuerza como resultado de la invasión y ocupación.
Segundo, esas medidas están vinculadas al cumplimiento de ciertos objetivos en determinadas fechas, y si no se cumplen Estados Unidos recortaría la ayuda. La idea es presionar a las varias facciones del gobierno iraquí a arreglar sus conflictos y tomar medidas para parar la marcha hacia una guerra civil sectaria. Tal guerra sería una amenaza a la existencia misma de Irak como nación, y podría llevar a una guerra regional.
Tercero, recomienda una ofensiva diplomática a fin de obtener la ayuda de los países vecinos, especialmente Siria e Irán, para estabilizar la situación en Irak (actualmente varios países le echan leña al conflicto con apoyo y armas a las milicias rivales). Igualmente, se propone sofocar las llamas del radicalismo islámico y el odio a Estados Unidos reanudando las negociaciones entre Israel y los palestinos sobre la formación de un estado palestino.
Las recomendaciones no son una desviación dramática de lo que ha propuesto el gobierno de Bush. No establecen un plan o fecha límite para retirar las tropas y no proponen retirarlas inmediatamente. De hecho, el Informe propone dejar docenas de miles de soldados en Irak indefinidamente (aunque en segundo plano). Inclusive contempla la posibilidad de aumentar las tropas temporalmente, si los comandantes dicen que es necesario. En general, el tono del Informe es “dialogar” con Bush, o sea, tratar de persuadirlo de que tenga más flexibilidad y considere a otras fuerzas de la clase dominante, empujarlo a admitir que hay un problema muy grave y que quizá tenga que restringir algunas de sus metas, llevarlo a ajustar la postura militar y diplomática para ganar tiempo… pero pone mucho cuidado en no desafiarlo directamente sino darle una amplia gama de opciones que puede adoptar y decir que concuerdan con sus metas básicas.
Bush y los neoconservadores contestan con su propio "realismo"
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A pesar de los esfuerzos del Grupo de Estudio de “dialogar” con Bush, hasta la fecha él ha rechazado sus principales recomendaciones: retirar las tropas de combate y hablar con Siria e Irán. “También creo que vamos a tener éxito. Creo que vamos a prevalecer”, dijo en una rueda de prensa con el primer ministro británico, Tony Blair. “Un fracaso perjudicará a las futuras generaciones de americanos… Estamos de acuerdo en que es importante salir victoriosos en Irak”.
Los aliados neoconservadores de Bush corrieron a ridiculizar el Informe. Dicen que es poco realista y que es una claudicación. Este debate ilustra el campo minado en que se encuentra Estados Unidos. El Grupo de Estudio declaró con razón que la política de Bush ha sido un desastre, pero los neoconservadores contestan, con razón, que las recomendaciones del Informe podrían empeorar la situación.
¿Retirar las tropas de combate y que el ejército iraquí las reemplace? Eso es lo que tratan de hacer, sin éxito, desde hace tres años. “Básicamente el Informe elude el tema más importante: establecer seguridad en Irak”, escribió un columnista del periódico derechista Weekly Standard. “Todas las exhortaciones a convencer a los iraquíes de negociar entre sí, o con Irán y Siria, y zanjar diferencias son inútiles si no paramos el baño de sangre que actualmente envuelve a Bagdad y la provincia de Anbar”.
¿Presionar al gobierno iraquí a abandonar el sectarismo y unificarse? “Las recomendaciones del Grupo de Estudio de Irak se basan en la capacidad de un gobierno iraquí frágil de forjar reconciliación nacional y seguridad en un momento en que el país está fracturado en grupos sectarios, sus fuerzas de seguridad son incompetentes y la competencia de visiones es una amenaza a la existencia misma del estado”, escribió el Washington Post, un periódico liberal pro imperialista. “El Grupo de Estudio amenaza con debilitar un gobierno ya debilitado”, comentó Anthony Cordesman, analista militar burgués.
¿Hablar con Siria e Irán? Esto es problemático para el gobierno de Bush por varias razones. Primero, va contra una de sus metas centrales: debilitar los gobiernos de esos países y quizás tumbarlos (y en el caso de Irán, quitarle una fuente de apoyo central a los movimientos islamistas). Segundo, no es claro qué haría Irán para ayudar a Estados Unidos o por qué. Baker admitió eso, pero dice que si el gobierno iraní no hace nada por lo menos el mundo vería que no es razonable. Pero para Bush y los neoconservadores, le daría demasiada legitimidad. Por último, aunque Irán y hasta cierto punto Siria tienen cierta influencia en Irak, ninguno controla las fuerzas que desencadenó la invasión.
Fundamentalmente, el gobierno de Bush y sus partidarios dicen que no se puede regresar a la situación que prevalecía antes de la invasión, ni mucho menos al objetivo de preservar el statu quo en el Medio Oriente que guió la estrategia estadounidense en la región desde la II Guerra Mundial hasta que Bush empezó una transformación regional. Retirarse de Irak envalentonaría a las fuerzas fundamentalistas islámicas, que son el principal blanco de esa estrategia, dicen los neoconservadores. En cuanto a la recomendación de reanudar las negociaciones de Israel y los palestinos, esto tropezaría directamente con la meta del gobierno de Bush de derrotar a fuerzas fundamentalistas como Hamas y fortalecer a Israel como arma regional.
La respuesta del Grupo de Estudio, de que el plan de Bush para transformar el Medio Oriente ha debilitado el control estadounidense, también es realista. Como dice la canción de The Clash: “Si me quedo, ay qué lío, si me voy, doble lío”.
Baker-Hamilton: Respuesta a la fragilidad política y trastornos en el frente interno
El Informe también menciona las crecientes divisiones y polarización políticas en Estados Unidos, tanto en el seno de la clase dominante como entre amplios sectores de la población y el gobierno de Bush, y en el mundo político en general. Un columnista del Wall Street Journal concluyó:
“A pesar de las 79 recomendaciones para ‘salir adelante’, el principal propósito del Grupo de Estudio no es salvar a Irak de una catástrofe sino salvar al sistema político estadounidense de una catástrofe… Los dos presidentes del grupo, Jim Baker y Lee Hamilton, lo dicen explícitamente al comienzo del Informe. ‘La política exterior de Estados Unidos está destinada a fracasar… si no la apoya un consenso amplio y sostenido’. Leon Panetta, representante demócrata de 1977 a 1993, dijo en la rueda de prensa: ‘Este país no puede librar una guerra si está tan dividido como hoy’”.
Estas dos clases de divisiones interactúan constante y dinámicamente. Las divisiones en la cúpula de la clase dominante pueden abrirle espacio al descontento del fondo, y la resistencia del fondo puede crear problemas y ampliar las divisiones en la cúpula. El Grupo de Estudio trata de responder a ambas divisiones 1) forjando un consenso sobre la línea de conducta en Irak para evitar una catástrofe estratégica y 2) minando la oposición a la guerra dentro del Partido Demócrata y en la sociedad en general. “Si el Informe ayuda a aislar a John Murtha y la izquierda que pide retirarnos ya”, comentó en un editorial el Wall Street Journal , “sus autores habrán hecho algo bueno”.
Por último, todos los que cifraron sus esperanzas en las elecciones y los demócratas o que esperaban que las dificultades en Irak hicieran cambiar la situación y obligar al gobierno de Bush a cambiar de rumbo, tienen que recapacitar. Primero, Bush de ninguna manera ha abandonado su programa y sigue dirigiendo al gobierno, como dijeron con regocijo hace poco los derechistas duros William Kristol y Robert Kagan:
“Aunque ni los medios ni muchos observadores de la situación política se dan cuenta, la comisión de Baker no puede hacer nada para obligar a Bush a cambiar de camino. Tampoco será fácil para la mayoría demócrata del Congreso tomar las riendas sobre Irak. En el sistema estadounidense, el presidente siempre tiene una enorme autoridad en política exterior, si quiere ejercerla. No cabe duda de que el presidente Bush lo quiere”.
Por su parte, los demócratas han dicho que no van a recortar los fondos para la guerra, aplaudieron las recomendaciones imperialistas del Grupo de Estudio, votaron casi unánimemente a favor de Robert Gates para secretario de Defensa… y algunos hasta piden despachar más tropas.
Por eso le toca al pueblo sacar al gobierno de Bush. Afirmar que la guerra y todo el programa de Bush tienen que parar es más urgente que nunca. Como dice El Mundo no Puede Esperar:
"En esta situación de fuertes debates y divisiones en el gobierno, cuando no hay una solución fácil, se necesita más que nunca una oposición masiva a esta guerra injusta que exija pararla ya. Se necesita una oposición fuerte y que la gente que no permite que sigan cometiendo crímenes de guerra en su nombre confronte a los que hoy debaten cómo responder a la debacle que se avecina en Irak. Si no, por más problemas que tenga el gobierno de Bush, no resultará nada bueno para los pueblos del mundo".
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Revolución #73, 17 de diciembre de 2006
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Bueno, a partir de lo que hemos dicho hasta ahora, quiero regresar a la cuestión de UN ANÁLISIS MATERIALISTA DEL ESTADO Y SU RELACIÓN CON LA BASE ECONÓMICA SUBYACENTE.
El estado es, en esencia, un instrumento de dominación de clase y de opresión de una clase
Primero que todo, ¿qué es el estado? En las teorías posmodernistas, que se expresan en ciertas tendencias izquierdistas, se oye decir: “el estado tiene agencia”. Esa es una forma pomposa de decir que el estado no es un instrumento de dominación de clase sino una institución que puede ser influenciada por distintos grupos de la sociedad, dependiendo de cuánta presión ejerzan sobre él. Obviamente eso es un punto de vista reformista, no revolucionario, y lleva a un programa reformista, no revolucionario. Esta noción de que el estado se puede influenciar y llevar a actuar así o asá, de que no es algo inalterable, de que se puede llevar a tener un carácter distinto y a desempeñar un papel distinto, dependiendo de quién tenga más influencia, es la vieja visión revisionista del estado que ahora se expresa en lenguaje “posmodernista”.
Pero para hacer una revolución y transformar la sociedad, para entender cuál es el problema y cuál es la solución, es esencial hacer un análisis materialista de la naturaleza y el papel del estado. Así que adentrémonos en esto: ¿qué es el estado, cuál es su carácter esencial y su papel esencial?
Engels, en El origen de la familia, la propiedad privada y el estado, planteó el resumen muy conciso, con mucho materialismo histórico, de que el estado es un instrumento de dominación de clase, un instrumento de opresión de una clase a las otras clases que domina, y que surge de la división de la sociedad en clases antagónicas, en explotadores y explotados, y es una manifestación de esa división.
Por otra parte, en el libro Democracy: Can’t We Do Better Than That? (Democracia: ¿Es lo mejor que podemos lograr), cité la afirmación de Raymond Lotta de que el estado es una manifestación de una determinada división de funciones en la sociedad. Eso le da al estado su carácter particular de clase. Mejor dicho, el estado en general tiene el carácter y el papel de ser un instrumento de opresión de una clase (o un instrumento de dictadura), pero ser una manifestación de una determinada división de funciones en la sociedad manifiesta el carácter particular de un estado dado. En un sentido fundamental y amplio, podemos decir que el estado es una manifestación de las relaciones de producción de la sociedad; las refleja y a su vez las refuerza. Con una excepción: el estado proletario, que fuera de reflejar y reforzar, busca ser un instrumento de mayor transformación de las relaciones de producción y las relaciones sociales de la sociedad. Esa es una de las cosas que da al estado proletario un carácter cualitativamente diferente a todas las formas previas de estado.
La dictadura proletaria se propone la abolición de las clases junto con las otras “4 Todas”. Busca acabar (no por exterminio físico, como dice la caricatura usual, sino por la transformación de la sociedad) las clases y su base material: busca acabar la burguesía; busca acabar la pequeña burguesía; y busca acabar el mismo proletariado. Como dije en una conversación con unos camaradas, de esas tres clases a la única que no le importa eso es al proletariado. [risas] Las otras dos clases no quieren desaparecer (eso no quiere decir que la dictadura del proletariado también se ejerce sobre la pequeña burguesía; esa es otra cuestión). Lo que quiere decir es que hay que transformar las circunstancias y las personas para que dejen de existir no solo la burguesía sino también la pequeña burguesía y, es más, el proletariado. Pero el proletariado es el único que quiere hacer eso, en términos sociales amplios.
Si entendemos el papel del estado y recordamos lo que decía de por qué queremos el poder estatal, podemos entender mucho más profundamente la verdad y la realidad de que sin el poder estatal todo es ilusión, hablando de transformar la sociedad de una forma fundamental y cualitativa, hablando de eliminar la opresión y la explotación que agobia a la mayoría de la humanidad, y la pesadilla que es. Hace poco leí unos artículos del Servicio Noticioso Un Mundo que Ganar1, irónicamente fechados el 4 de julio de este año, dos en especial: uno sobre globalización, la reunión de los jefes de estado de los principales países industriales y la demanda de eliminación o reducción de la deuda; y otro sobre África, sobre el Congo. Si alguien no los ha leído, debe leerlos y vale la pena leerlos más de una vez porque retratan con suma claridad las terribles condiciones en que viven las masas bajo la dominación del imperialismo y de los agentes locales del imperialismo en esos países. En el Congo, en la última década, han muerto de 3 a 5 millones de personas en guerras internas en que ningún bando representa nada positivo para la liberación del pueblo. Hay toda clase de fuerzas militares, a veces pandillas organizadas por las corporaciones y consorcios capitalistas para luchar contra sus rivales por el saqueo y robo de los minerales y recursos. Me recuerda la vieja canción de Peter Tosh “Fight Against Apartheid” (Lucha contra el apartheid): “Se roban mis diamantes para financiar sus misiles balísticos”. Eso es lo que ocurre de la forma más horrible. Eso es lo que pasó en Zaire por 40 años, cuando se llamaba Zaire, cuando mataron a Lumumba y estalló una guerra civil, y los imperialistas impusieron a Mobutu. Y es lo que pasa ahora muy agudamente: millones han muerto en esta década en esa parte del mundo, no de hambre, como en Níger y otras partes de África; mueren en guerras intestinas, guerras reaccionarias, organizadas por los imperialistas e inclusive por las compañías y los consorcios que roban el país.
Si uno es marxista y ve eso, dirá: “qué urgente necesidad hay del poder estatal proletario en esos países”. La gente sufre esos horrores porque no ha hecho una revolución y no tiene el poder estatal proletario. Que critiquen el estado como institución todo lo que quieran, pero, carajo, ¡pongamos una dictadura proletaria y que la critiquen después! Como he dicho varias veces, por ejemplo en la entrevista que me hizo Michael Slate2, primordialmente hay que encomiar el estado proletario, aunque le hagamos críticas. Esa es otra unidad de contrarios: defender y encomiar el estado proletario por un lado, y criticar sus deficiencias por el otro. Si uno entiende eso como marxista, como comunista, ve la urgente necesidad del poder estatal para acabar con los horrores que sufre la gente. En esas guerras del Congo contraponen a tribu contra tribu, a que se maten. Inclusive lo que sucedió en Ruanda está relacionado con la red de relaciones imperialistas y la batalla entre los rivales imperialistas, por más que estos lloren lágrimas de cocodrilo y lo aprovechen para inclinar la opinión pública mundial a favor de sus intervenciones por todo el mundo. Ahora están haciendo eso con Nepal (a lo que volveré más adelante): “Nepal podría ser otro Ruanda, otro Camboya; la humanidad no lo puede permitir, no puede permitir que esa sociedad caiga en el caos y que se maten unos a otros”. En estos momentos están influenciando la opinión pública en esa dirección ante la perspectiva de que triunfe la revolución maoísta en Nepal. Pero en África el horrendo sufrimiento de la gente es muy vívido y real porque no hay un estado proletario. Bueno, cuando nazca un estado proletario, tiene que vérselas en el terreno militar con los imperialistas y otras fuerzas reaccionarias, pero sin el poder estatal proletario, sin poder reorganizar la sociedad y proporcionarle a ese estado una fundación material, a la vez que se transforma la sociedad y se apoyan luchas revolucionarias en otras partes del mundo, el pueblo no tiene la menor posibilidad.
De nuevo: Sin el poder estatal, todo es ilusión
Viendo esto como comunistas, salta a la vista cuánto sufre el pueblo porque no tiene el poder estatal proletario, porque tiene otras clases de poder estatal reaccionario y porque lo lanzan a matarse entre sí para beneficio de los que detentan otras clases de poder estatal y trabajan al servicio del imperialismo, la opresión y la explotación. Lo mismo sucede en vastas partes del mundo y en el mundo en general; y no se puede hacer nada al respecto sin el poder estatal proletario. Vaya, yo siento un respeto enorme por los que se unen a Médicos sin Fronteras, pero se queman muchísimo porque los problemas son inmensos y crecen de manera exponencial mientras que tratan de hacer algo…porque los pueblos no se han zafado del sistema imperialista y establecido un poder estatal proletario. Este sufrimiento continuará y empeorará hasta que eso suceda. Cuando uno ve esto y lo entiende, no refractado por un prisma burgués o revisionista, cuando se ve con un análisis comunista, salta a la vista la urgente y apremiante necesidad de la revolución proletaria y el poder estatal proletario. Sí, esta revolución tiene que pasar por distintas fases. Pero en esencia, y a fin de cuentas y fundamentalmente, nuestro objetivo tiene que ser la revolución proletaria y el poder estatal proletario, como primer salto hacia la meta final de un mundo comunista. Hemos tenido todas las otras clases de estado, y los imperialistas han usado la experiencia con todas esas clases de estado para reforzar la idea de que, después todo, su dominación e inclusive su colonialismo directo es la única opción para África y otras partes del tercer mundo. “Miren lo que han hecho desde que se independizaron”, dicen, negando el hecho real de que esos países nunca han tenido independencia. Mobutu: ¿eso es independencia?
Si quieren entender por qué “sin poder estatal todo es ilusión”, repito: piensen en todas las cosas que detestan, que deben detestar, que los convencieron de ser comunistas porque se dieron cuenta de la enormidad de esto y de que no hay otra forma de lidiar con esto dentro de los confines de este sistema. Todas las infamias que aumentan y aumentan sin que puedan hacer nada, en sentido fundamental, porque no existe el poder estatal proletario, porque la idea de hacer algo al respecto sin el poder estatal es, en realidad, apenas una ilusión.
Después de las elecciones del 2004 y del prominente papel que desempeñaron los fundamentalistas fascistas cristianos en la “reelección” de Bush, el escritor religioso Jim Wallis se puso a decir (y recibió apoyo de sectores de la clase dominante) que la única oposición viable a ese fascismo cristiano es una oposición que tiene mucho en común con él, que tiene muchos de los mismos apuntalamientos religiosos, aunque quiera darle una apariencia un tanto distinta. Como señalé en Predicando desde un púlpito de huesos3 hace años, aunque Wallis reconozca y condene, o por lo menos lamente, el sufrimiento de las masas por todo el mundo, su labor ha sido predicar reconciliación entre opresores y oprimidos, y promover la reforma dentro del sistema y las relaciones de opresión y explotación de Estados Unidos y del mundo. Wallis sostiene que la reforma, no la revolución, es la única forma de gestar un cambio positivo; critica abiertamente el comunismo y acepta y repite las calumnias y distorsiones más crasas de la experiencia histórica de la sociedad socialista y del movimiento comunista. En The Soul of Politics, un libro que escribió la década pasada (ahora tiene otro libro: God’s Politics), da ejemplos para demostrar que la reforma, la reconciliación y el cambio pacífico son la esperanza (la única esperanza, a su parecer) de mejorar el sufrimiento de las masas. Un ejemplo que da es de Brasil; no sé si es cierto o no, pero supongamos que lo es y miremos su contenido: a unos campesinos los estaban expulsando de sus tierras y llamaron a las esposas de los senadores (miren las relaciones sociales) y, en versión moderna de Lysistrata,4 ellas presionaron a sus esposos, los senadores, para que intervinieran y no dejaran echar a esos campesinos. Wallis dice muy entusiasmado que este es un paradigma, un modelo, de cambio. Bueno, yo me puse a investigar (recuerden, hay que trabajar) [risas] lo que pasaba en Brasil en esa época y, durante el lapso de 10 a 15 años del que Wallis habla, expulsaron de sus tierras a 15 millones de campesinos. Si aceptamos que el relato de Wallis es cierto y que a esos campesinos no los expulsaron, miremos el cuadro general. Primero, esos campesinos, la mayoría, seguramente ya no están en sus tierras. Inclusive si permanecieron en ellas como un pequeño foco por un tiempo, en ese mismo período 15 millones de campesinos acabaron en pueblos y favelas. Seguramente muchos de ustedes vieron la película “Ciudad de Dios” y en general saben en qué condiciones viven los campesinos que llegan a la ciudad. Brasil tiene sus relucientes fachadas y enclaves, pero en el campo y en las favelas hay una terrible pobreza y la gente cae en conflictos, arma pandillas y se mata entre sí por un capitalismo extraoficial. Eso es lo que pasa sin un poder estatal proletario. Eso es lo que ha sucedido por décadas porque no ha habido poder estatal proletario.
Lo mismo pasa en Estados Unidos. Miremos lo que ha pasado porque no hemos tenido poder estatal proletario: el crecimiento de horribles problemas económicos y sociales; la difusión del fundamentalismo religioso entre las masas básicas; la asfixia de las masas con opresión e ignorancia deliberadamente inculcada… porque no pudimos hacer la revolución, en especial durante el gran repunte de lucha de los años 60, con su efervescencia y vientos revolucionarios. No responsabilizo principal y esencialmente a los que nos hicimos revolucionarios en esa época, pero el hecho es que debido a que, por una combinación de razones, la revolución no estalló y debido a que no tomamos el poder proletario, miren lo que ha sucedido en el mundo y en Estados Unidos por décadas. Pensar que todo eso se puede cambiar sin el poder estatal proletario y que se puede encontrar otra manera de aliviar el sufrimiento de las masas, y ni hablemos de eliminarlos, es la más absurda y dañina de las ilusiones.
Para lo que sirve la coacción
Hablando del poder estatal y de lo que se puede hacer con él, quiero hablar específicamente del elemento de coacción y de lo que se puede hacer con él. Esto se relaciona con el punto de las “restricciones” que planteó un camarada y que mencioné antes: todas las restricciones no son malas. Veamos. He citado este ejemplo, de otro camarada, sobre la película “Remember the Titans”. No es sobre la dictadura del proletariado, pero es sobre un importante cambio social en el cual el poder estatal impulsó las reformas liberales de la época. Para los que no recuerdan o que no vieron la película, es sobre una ciudad de Virginia a principios de los años 70 donde acaban la segregación de una prepa y del equipo de fútbol, y al entrenador blanco, que había ganado muchos trofeos, lo remplaza un entrenador negro, de una escuela negra. ¿Qué hubiera pasado si se les hubiera dicho a los blancos, a los padres de los estudiantes de esa prepa blanca: “Hagamos una votación democrática? ¿Cuántos quieren eliminar la segregación de la escuela; cuántos quieren que se integre el equipo de fútbol; cuántos quieren un entrenador negro?”. ¿Están locos? [risas] Pero como se planteó una necesidad que confrontar, como se ejerció esa coacción, se creó una fundación diferente para cambiar la mentalidad de esa comunidad; y también, se creó un terreno más favorable para que los elementos avanzados se destacaran, para que no los sofocaran. Los elementos del equipo de fútbol, primero, y después los elementos de la comunidad que estaban a favor pero temían decirlo, o que cambiaron de parecer, pudieron tomar la iniciativa porque ese era el terreno.
Aquí se ve el valor de la coacción. Toda la coacción no es mala. Del mismo modo que nunca habrá una sociedad sin necesidad, tampoco habrá una sociedad sin coacción, inclusive cuando no haya poder estatal ni coacción política, en ese sentido, y una parte de la sociedad no ejerza una dictadura sobre las otras. Pero aun así habrá necesidad y, de modo afín, nunca se eliminará enteramente la coacción. Todos los miembros de la sociedad no harán todo lo que quieran todo el tiempo, ni siquiera en la sociedad comunista. La diferencia es que en la sociedad comunista los individuos se someterán voluntariamente a esa situación por el bien común que entienden conscientemente, porque entienden que “esta vez no haré lo que quiera, pero en el contexto general esto es mucho mejor para todos y, por lo tanto, mucho mejor para mí”.
Veamos otro ejemplo. En estos momentos hay una gran controversia sobre la evolución. La única razón de ser de esa controversia es que un sector de la clase dominante, un sector poderoso, ha decidido que le conviene mellar la aceptación de la población general de la evolución como un hecho científico. Bueno, dejarán que unos científicos hagan su trabajo basado en la evolución. ¿Recuerdan el libro y la película Handmaid’s Tale (El cuento de la criada). La sociedad vivía bajo una moral de hierro, pero los miembros de la élite gobernante tenían clubes con prostitutas y todo lo demás. Es una analogía detestable, pero si logran imponer que en las clases de ciencias se enseñe que la evolución no es un hecho científico, dejarán que los científicos hagan el trabajo que la burguesía considera necesario y ellos se dirán entre sí: “Claro, sabemos que la evolución es verdad; no podríamos hacer nada si no lo fuera”. Pero a la población general quieren diseminarle otra ideología; no es solo replantear la evolución y si es verdad o no, sino replantear la definición de ciencia de modo que tenga elementos teístas y sobrenaturales, lo cual, por definición, acaba la ciencia. [Con una voz satírica:] “Estamos en la superficie de la Tierra por la fuerza de la gravedad o porque dios lo quiere. No sabemos cuál. Hay que enseñar las dos explicaciones en las escuelas. ¿O quieren suprimir las ideas y no dejar que todos tengan la oportunidad de decidir por su cuenta?”. [risas]
Hablando con una camarada sobre la evolución, dijo: “Si en este instante me pidieran una prueba del hecho de que la Tierra gira alrededor del Sol, no podría darla. Tendría que ir a estudiar y regresar con la información, pero acepto este hecho porque la comunidad científica ha determinado por siglos que es verdad, se ha comprobado a satisfacción muchas veces y concuerda con lo que sabemos de la realidad. ¿Existe la posibilidad teórica de que se equivoque? Sí, pero no parece ser así”. Los científicos no debaten y, en este momento, la sociedad en general no debate si la Tierra es el centro del universo y si el Sol gira alrededor de ella, o si la Tierra es parte de un sistema solar y gira alrededor del Sol. Pero la camarada agregó: “Sin embargo, si a un sector de la burguesía le conviniera, podría generar ese debate (si la Tierra gira alrededor del Sol) tal como lo están haciendo con la evolución. Los científicos no lo dudarían, pero se podría crear una controversia en la sociedad por motivos políticos si un sector de la clase dominante viera que le conviene”.
Se está dando una lucha política, una lucha de clases fundamentalmente, en el campo de la epistemología; es una lucha política sobre epistemologías opuestas. Es una lucha compleja y no se da en términos de comunismo versus otras ideologías. Es básicamente la ciencia y la Ilustración contra lo que se opone a eso. Es otra de las complejidades con que tenemos que lidiar.
La única razón de que exista una polémica sobre la evolución en Estados Unidos es que un sector de la clase dominante quiere fomentar una epistemología diferente al servicio de un programa político, social y económico que es abiertamente reaccionario. Los científicos no polemizan sobre la evolución: la abrumadora mayoría de los científicos, especialmente del campo de la biología, reconocen que la evolución es una de las verdades más fundamentales de toda la ciencia. Esencialmente, los científicos no han debatido este hecho por más de cien años y la ciencia lo ha verificado. Pero se está fabricando una controversia con fines políticos. Bueno, el poder estatal y la coacción también sirven para esto: el proletariado toma el poder y en las escuelas se enseña evolución. [risas] Punto. [risas] Nada de que “florezcan ideas” sobre si la evolución es verdad o si todos somos el producto de un gran diseñador. Eso está resuelto. Ahí está. Es parte del currículo de la sociedad socialista. La evolución es un hecho que ha establecido la ciencia y se va a enseñar, punto.
Este es un ejemplo de por qué es importante tener el poder estatal y es un ejemplo de un aspecto positivo de la coacción: usar el poder estatal para dar por sentados principios que concuerdan con la realidad y que corresponden a los intereses de las masas populares y en última instancia de la humanidad. Hay que dar por sentadas ciertas cosas o no se podría hacer nada ni avanzar. ¿Quiere decir eso que no queremos que haya cuestionamiento intelectual sobre toda clase de cosas? Por supuesto que no. Y si se presentara una prueba (prueba científica, derivada de la aplicación del método científico) de que la evolución no es un hecho, habría que reconocerla. Pero todo no se puede “debatir” todo el tiempo; no se haría nada y la sociedad no funcionaría. Así será en la sociedad socialista, cuyo principio fundamental es habilitar a las masas a conocer y cambiar el mundo cada vez más conscientemente y de acuerdo a sus intereses, y avanzar al punto en que las divisiones de clases y los instrumentos de opresión de clase no obstruyan y distorsionen el proceso de que la humanidad conozca y cambie el mundo para beneficio de todos. Tiene que haber un núcleo sólido, así como mucha elasticidad, pero si se echa todo al aire en la sociedad socialista, la burguesía recuperará el poder muy rápidamente.
¿Por qué no se enseñan “dos teorías alternativas” de epilepsia en las escuelas: la que la ciencia médica ha descubierto sobre las causas materiales de la epilepsia y la que dice que la epilepsia es posesión de demonios? [risas] Vaya, hay que tener en cuenta que la sátira de hoy es la horrible realidad de mañana. En las charlas sobre religión he dado el ejemplo de la epilepsia, de que Jesús se equivocó con la epilepsia: la Biblia dice que Jesús curó la epilepsia expulsando un demonio. Bueno, si es conveniente en lo político para un sector poderoso de la clase dominante, es posible que se abra un debate [con voz sarcástica]: “Bueno, hay explicaciones alternativas de la epilepsia. Unos creen que se debe a los mecanismos eléctricos y químicos del cerebro, pero esa teoría tiene muchos puntos débiles. [risas] Otros se están dando cuenta de que quizá, después de todo, se debe a posesión demoníaca”. [risas] ¿Por qué no enseñamos eso en las escuelas? No, no debemos hacerlo porque no es verdad; se ha demostrado científicamente que no es verdad. Del mismo modo, se ha demostrado científicamente que la evolución es verdad y que el diseño inteligente no es una explicación verídica del surgimiento y desarrollo de la vida (y la vida humana).
Así que la coacción tiene cierto valor; debemos entender el valor y el papel de la coacción, pero en relación dialéctica con la realidad fundamental y la orientación fundamental de que la revolución y el avance al comunismo, ahora y tanto más en la sociedad socialista, debe ser el acto liberador consciente de las mismas masas. Entender esa contradicción correctamente requiere materialismo y dialéctica (en contraposición al idealismo y la metafísica) con respecto al comunismo y a cómo llegar a él.
A partir de todo esto, debe quedar claro que el proletariado (expresado de una forma concentrada en el papel de su partido de vanguardia) debe tomar el poder y debe ser el elemento decisivo y determinante del estado, y que no comparte el poder estatal con ninguna otra clase (no puede hacerlo de modo esencial), aunque aplica la orientación estratégica de forjar el más amplio frente único, bajo su dirección, durante el avance hacia el comunismo. Más adelante voy a hablar más a fondo de la aplicación del frente único bajo dirección proletaria durante toda la etapa de transición al comunismo porque es otra contradicción muy importante. Pero aquí quiero hacer hincapié en que el proletariado (expresado de una forma concentrada en el papel de su partido de vanguardia) debe dirigir el estado y el ejercicio del poder estatal. Eso es algo en movimiento, es algo que cambia, porque a medida que se avanza hacia el comunismo como parte de la revolución mundial, el papel del partido debe ser remplazado más y más por otros medios del ejercicio del poder de las masas. Pero el papel del partido, y su necesidad, no se eliminará completamente hasta que lleguemos al comunismo y tampoco haya necesidad de estado. Esa es otra contradicción que vamos a tener que manejar correctamente y, sí, mejor que antes, inclusive con todos los grandes logros, especialmente por medio de la Gran Revolución Cultural Proletaria bajo la dirección de Mao.
La lucha implacable contra la espontaneidad
Otra cosa que tenemos que tener claro es que existe la necesidad de una lucha resuelta y continua en contra de la influencia de la espontaneidad. Una de las cosas que continúo comprendiendo más profundamente es lo que dice Lenin cuando habla sobre las luchas de las masas y se refiere a su “tendencia espontánea a cobijarse bajo el ala de la burguesía”. Esta es una formulación muy importante porque no dice: “Bueno, estas luchas tienden a irse naturalmente hacia una dirección donde la burguesía puede dominarlas”. Más bien dice: Hay una “tendencia espontánea a cobijarse bajo el ala de la burguesía”. De hecho, esto es lo que repetidamente se ve en la lucha para sacar a las masas de los confines mortales del marco político dominante en Estados Unidos, en relación con El Mundo no Puede Esperar. Vemos esa tendencia repetida y continuamente a cobijarse bajo el ala de la burguesía o de un sector de ella (representado generalmente por los dirigentes del Partido Demócrata). Y esa espontaneidad, incluso esa tendencia natural a regresar bajo el ala de la burguesía (si no directa y organizativamente, sí políticamente) también existirá en el socialismo. Esa tendencia a mantener las cosas dentro de (o a regresarlas a) los confines de las relaciones burguesas y su reflejo en la superestructura (los confines del derecho burgués, para abreviar), persistirá incluso en una sociedad socialista debido a razones ideológicas y materiales y a la constante interpenetración de los factores materiales e ideológicos. Esto tiene que ver con el hecho de que las clases y las disparidades sociales continúan en la sociedad socialista; tiene que ver con condiciones y presiones materiales, así como con el hecho de que los estados socialistas seguramente existirán, por un largo período de tiempo, rodeados por estados imperialistas y reaccionarios.
Por eso existe la necesidad de una lucha constante e implacable, en un sentido real, en contra de la espontaneidad y de desviarla hacia un camino revolucionario. Esto se aplica tanto a la sociedad capitalista y al movimiento para tomar el poder y establecer un estado socialista nuevo, como a una sociedad socialista para seguir avanzando hacia el comunismo.
En el próximo número: Segunda parte
1. El Servicio Noticioso Un Mundo que Ganar es publicado por la revista Un Mundo que Ganar, una revista política y teórica inspirada por la formacion del Movimiento Revolucionario Internacionalista. Para subscribirse al servicio en línea comuníquese con: http://uk.groups.yahoo.com/group/AWorldToWinNewsService/
[regresa]2. La grabación de la entrevista del corresponsal revolucionario Michael Slate a Bob Avakian está en la internet (en inglés) en BobAvakian.net. El tema mencionado aquí se encuentra en la parte titulada “March 29, 2005: Michael Slate interviews Bob Avakian on China, the Cultural Revolution, and Dissent” (29 de marzo de 2005: Michael Slate entrevista a Bob Avakian sobre China, la Revolución Cultural y el disentimiento).
[regresa]3. Predicando desde un púlpito de huesos: Necesitamos la moral, pero no la moral tradicional (Chicago: Insight Press, 1999).
[regresa]4. En Lysistrata, una obra de teatro de Aristófanes, de la antigua Grecia, las mujeres se niegan a tener relaciones sexuales con sus esposos hasta que acaben la guerra que están librando
[regresa]Permalink: http://revcom.us/a/073/seanbell-es.html
Revolución #73, 17 de diciembre de 2006
Protestas irrumpen en Nueva York
"Esta es la primera vez que he ido a una protesta. Me dolió tanto la muerte de Amadou Diallo y tantos otros compañeros. Estoy cansada. Para cambiar la situación uno tiene que ponerse de pie, por eso decidí hacerme presente".
Señora en la protesta contra el asesinato policial de Sean Bell, el 6 de diciembre
"Estoy parado cerca de la boca de incendios y me vienen a preguntar que qué estoy haciendo, que si estoy vendiendo drogas, aunque me vieron entrar a la casa cinco minutos antes. En esta calle hay mucho narcotráfico, pero de todos modos no es justo. Nos dicen que somos groseros y nos meten presos”.
Estudiante de prepa del Bronx en una reunión para hablar del asesinato de Sean Bell y el tratamiento de los negros por la policía
En los últimos 10 días miles de personas se han lanzado a la calle en protestas organizadas a toda prisa contra el asesinato de Sean Bell: una de universitarios de CUNY, otra en el vecindario donde lo mataron, y otras en Newark y New Jersey. El 6 de diciembre, mil personas se congregaron frente al cuartel general de la policía de Nueva York en respuesta a la convocatoria del Movimiento 12 de Diciembre, un grupo negro nacionalista radical. Al cierre de esta edición, se están trazando planes para más protestas.
Desde hace varios años una represiva atmósfera política ha impedido que se exprese la indignación por los asesinatos policiales. Ahora esa atmósfera se está rasgando y lo que les ha pasado a las víctimas y sus familiares atrae la atención nacional.
Sean Bell, de 23 años de edad, murió en una ráfaga de 50 balas disparadas por cinco policías la madrugada del sábado 25 de noviembre, tras celebrar despedida de soltero con sus amigos Joseph Guzmán y Trent Benefield. Murió pocas horas antes de la boda.
El 4 de diciembre, en el programa "Larry King Live", Nicole Paultre, la novia de Sean, dijo que Guzmán y Benefield, heridos en el hospital, le dijeron que pensaron que les iban a robar el carro a mano armada. “Tenían miedo”, dijo ella. Los dos les han contado a sus abogados del terrible momento cuando un tiras los siguió del club y se puso en frente del carro con la pistola desfundada y sin identificarse, y que cuando Sean trató de arrancar lo rozó. Inmediatamente otros cinco tiras abrieron fuego. Uno de ellos vació la recámara, cargó otra y siguió disparando. En las noticias han mostrado a Benefield tirado en el suelo, esposado y gritando de dolor por los tres disparos que le dieron.
Culpan a las víctimas: Otro ataque
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La prensa inmediatamente publicó los antecedentes judiciales de las víctimas, aun de cuando eran menores de edad, lo cual está prohibido. Pero si pensaste que la prensa y la policía no pueden rebajarse más para justificar una ejecución, el presidente de la asociación de detectives, Michael Palladino, prueba que te equivocas. Este le dijo a la prensa: “La pregunta mágica con respecto a esta balacera es: ¿Qué hacen estos tres hombres? ¿Cómo planeaba Bell pagar la boda y mantener a sus hijos?”.
La policía de Nueva York es famosa por calumniar a sus víctimas y tratarlas de criminales. A Patrick Dorismond lo acusaron de narcotráfico cuando lo mataron. ¡¡Después salió que ellos se acercaron a él y él los rechazó !! ¡Hubo un altercado y lo mataron! Con respecto a Abner Louima se inventaron un cuento hasta que salió la verdad y, a pesar de la “cortina azul de silencio”, se supo que lo habían torturado. Mintieron sobre Anthony Rosario, Hilton Vega, Anthony Báez y tantos otros que han matado. Así que nadie debe creerles ni una sola palabra a los policías, ni “el” ni “y”.
Pero hay más: este sistema ha creado una situación sin opciones ni esperanza para millones de jóvenes negros y latinos. Algunos teóricos conservadores del sistema admiten que para esos jóvenes el “crimen es una alternativa racional”. El sistema no les ofrece futuro; manda a sus policías a hacer de las suyas con ellos; y abren fuego cuando quieran y luego calumnian a quienes han matado. ¿Qué clase de sistema es ese ?
El abogado Michael Hardy, que representa a Guzmán y Benefield, dio en el clavo cuando dijo: “Todo eso indica que la policía no está investigando las fechorías de la policía en el lugar de los hechos. Lo que le interesa es inventarse un pretexto para justificar lo que hicieron y manchar el nombre del muerto”.
“Tácticas de la Gestapo”
La policía dice que un “cuarto hombre” se fugó y que él tenía la pistola, lo que sirvió de pretexto para llevar a cabo una serie de redadas en el vecindario de Trent Benefield, que vive cerca del lugar de la balacera. Los vecinos sintieron indignación al ver que la policía acosó a amigos y parientes de las víctimas, así como a posibles testigos, con el claro propósito de intimidar. El obispo Erskine Williams, que ha denunciado a la policía y cuyo hijo fue arrestado por no haber pagado una infracción de tránsito de $25, habló por muchos cuando dijo: “Esas son tácticas de la Gestapo”. No se dejen engañar, buscarán hasta que encuentren a alguien que tiene mayores problemas que una infracción de tránsito y lo presionarán.
Miles de personas acudieron al velorio y entierro de Sean el 1º de diciembre. Cientos permanecieron a la entrada de la iglesia hablando con pasión sobre lo que pasó y por qué la policía sigue matando a jóvenes negros y gente de color. Un joven negro preguntó: “¿Alguna vez la policía ha matado a un blanco de 50 balazos o de 41, como mataron a Amadou Diallo? Yo quiero saber por qué. ¿Me pueden dar una explicación lógica de eso?”. Una señora negra le dijo a sus amigos en el entierro: “Yo soy respetuosa de la ley, amo la paz, pero ya estoy harta de la paz”.
En la avenida Liverpool hay una ofrenda en memoria de Sean y de sus amigos, a donde muchos acuden para expresar su dolor e ira. También van a platicar sobre lo que sucedió. Una persona le dijo a nuestro corresponsal que la policía se porta como un “ejército de ocupación”, haciendo referencias a lo que el ejército hace en Irak. Otros se preguntaban si es cuestión de “entrenar mejor” a los policías.
Varios amigos de Sean que estaban en la protesta del 6 de diciembre frente al cuartel general de la policía hablaron de “leyes que desconocemos”, con el temor de que estas podrían decir que todo lo que la policía hace está bien. Hablamos de una solución revolucionaria, pero no la veían y se sentían angustiados. “Estamos atrapados aquí”, exclamó uno de los amigos de Sean.
Se ha distribuido la declaración de la rama de Nueva York del PCR, “¡El asesinato de Sean Bell es una injusticia! 50 razones más por las que necesitamos la revolución”, en medio del tumulto y fermento. La declaración dice: “La policía existe para ‘servir y proteger’ a este sistema [de capitalismo e imperialismo]. La policía es el equivalente moderno de los cazadores de esclavos de un sistema de ganancias basado en la explotación, aquí y en todo el mundo, de los que no tienen nada que perder y solo pueden vivir vendiendo su fuerza de trabajo, cuando consiguen trabajo. El látigo del amo es hoy la pistola semiautomática de la policía, con la que mata una y otra vez, hasta dejarnos casi sin lágrimas. Por eso es que siguen matando, no importa cuántos policías negros o latinos contraten, no importa cuánto les enseñen ‘cursos de diversidad’, no importa cuán ‘sensible’ sea el alcalde…”.
El vocero nacional del PCR, Carl Dix, dijo:
“Ya centenares de personas se han echado a la calle a protestar contra el asesinato de Sean Bell. Hay que rechazar los llamados a la calma y a esperar que se conozcan todos los hechos. Ya se conocen suficientes hechos. Un joven que salía de su despedida de soltero horas antes de casarse está muerto. Sus dos amigos están heridos. Los tres estaban desarmados cuando la policía les disparó 50 balazos. Ahora la policía hace redadas en su barrio, y arresta a familiares y amigos. Eso es suficiente para sacar la conclusión de que ha cometido un terrible crimen.
“Las protestas políticas de masas contra los policías asesinos y las autoridades que les dan rienda suelta y justifican sus crímenes tienen que continuar.
“Sin esa resistencia, las autoridades pensarán que nos pueden hacer lo que les dé la gana y que sufriremos en silencio. Tenemos que dejar en claro que lucharemos contra estas injusticias. Y en el proceso tenemos que debatir y difundir ideas revolucionarias, y desarrollar un movimiento que está llevando a millones a ver que este sistema es criminal y que se necesita una revolución”.
Se seguirán organizando protestas. Revolución y el portal revcom.us tendrá las últimas noticias.
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Revolución #73, 17 de diciembre de 2006
¿Cómo salir de esta situación en que la policía mata a balazos a jóvenes negros, latinos y de otras nacionalidades oprimidas? ¿En que hay más de dos millones de presos en este país, supuestamente el “mejor del mundo”?
¿Por medio de “comprarles a los negros” o de hacer una revolución?
Ahorita la gente tiene mucho coraje por el asesinato de Sean Bell. ¿Cuántos más tienen que morir? ¿Cuántos más se sumarán al sinnúmero de víctimas, a los millones de seres humanos masacrados en el viaje de África a la esclavitud, a los miles linchados en los tiempos de segregación racial oficial, a los que ahora mueren asesinados a manos de la policía en las urbes, una y otra vez?
¿Cuándo se romperá esta cadena de esclavización, explotación y encarcelamiento masivo? ¿Y cómo se logrará de verdad? Esto se está debatiendo en estos días con mucha más urgencia que en “tiempos normales”.
Algunos dicen que una solución es que los negros deben boicotear los negocios que no son de negros y gastar su dinero en los negocios de negros. Quieren fortalecer la clase de “pequeños empresarios” (o sea, capitalistas) negros.
Pero esto, ¿adónde nos lleva? Esos pequeños capitalistas tienen que explotar a la gente para sobrevivir. ¿A qué gente creen que explotarán? Tienen que pedir a los bancos e instituciones financieras grandes préstamos y otras formas de financiamiento. ¿Quién controla los bancos y con qué fines? Tienen que competir entre ellos, porque “sobrevive solo el más cabrón”. Todo eso los obligará a ocupar todo el poder que acumulen para extender y defender esa explotación, y fortalecer su posición en la competencia feroz. Y tienen que hacer todo eso como parte de un imperio internacional que se ceba del sudor y sangre del pueblo del mundo entero. ¿Quién diablos quiere ser parte de eso ? NO es que los capitalistas sean el enemigo; en realidad, este sistema racista los aplasta a ellos y se debe forjar unidad con ellos cuando oponen resistencia a la discriminación y luchan contra el sistema. En la lucha contra la brutalidad policial, y el sistema en general, debemos unirnos con los que promueven y siguen esa estrategia. Pero la pura verdad es que el camino capitalista no lleva a la liberación.
Piénsenlo así: si uno está enfermo, necesita saber lo que lo está enfermando. No puede tratar el cáncer del estómago como si fuera una infección intestinal. Le hace falta un diagnóstico correcto y luego, sin lugar a dudas, el remedio apropiado.
“Comprarles a los negros” puede parecer fácil, lógico o que tiene sentido común, pero no cura la enfermedad. La enfermedad que aflige y que tanto ha hecho sufrir al pueblo durante cientos de años es el capitalismo: el sistema que vive de la ley de ganancias antes que nada.
El capitalismo fomentó la esclavitud en primer lugar y después se cebó del trabajo de los esclavos. Después mantuvo a los negros en las plantaciones como aparceros, hasta que le resultó más lucrativo mecanizar la agricultura y correrlos de la tierra, para explotarlos en las industrias urbanas como empleados de bajos ingresos, los últimos para contratar y los primeros para echar. Luego el capitalismo los echó de la industria cuando encontró en otra parte más ganancias, y lanzó a la juventud de hoy en una vida donde le toca, por turnos, el crimen, la prisión y los trabajos mal pagados. El capitalismo generó y fortaleció las instituciones políticas y sociales sanguinarias de supremacía blanca y las ideas racistas igualmente sanguinarias que siguen definiendo la dichosa “civilización estadounidense”. Hoy el capitalismo no tiene nada que ofrecer a la juventud más que la droga o a la religión, y las dos son un callejón sin salida. Y las ideas y programas de los que actualmente están al mando del sistema capitalista tienen, definitivamente, un elemento y una lógica genocida contra los negros.
No se pueden curar las infamias del capitalismo con más capitalismo.
El pueblo necesita una onda bien nueva, algo radicalmente y fundamentalmente distinto. Una ruptura radical que arrancará de raíz todo el sistema económico y político que produjo y sigue produciendo esta opresión, en vez de tratar de superarse dentro de ella. Que construirá un nuevo poder estatal comprometido a eliminar toda opresión —y, como parte crucial de eso, la opresión del pueblo negro y de otras minorías— y que da pasos gigantescos en toda esfera social para realizar avances inmediatos en eso. Una sociedad donde la dirección alienta y fomenta el debate y el disentimiento, como una parte clave de llegar a la verdad, transformar el mundo y crear una sociedad en la cual la gente respira y se desarrolla plenamente. Donde la dirección dirige todo eso de manera que apoya y ayuda a la gente a crear nuevas ideas e instituciones basadas en la VERDAD. Ideas e instituciones que dicen ¡basta! de ricos que joden a los pobres; de la opresión de los de color por los blancos; de la opresión de la mujer por el hombre. ¡Basta! de que un grupo controle la riqueza y el poder y obligue a los demás a trabajar como esclavos para hacerlos cada vez más ricos y poderosos. ¡Basta! de las mentiras que lo justifican.
No, no se cura el capitalismo con más capitalismo, se cura con la revolución: una revolución comunista, que erradica todo lo reaccionario.
Es una solución dura, pero es la única, y hay una manera de lograrla y una manera de resolver los problemas para saber cómo hacerla. Hay mucho que estudiar y discutir sobre la respuesta revolucionaria, y muchas más cuestiones a las cuales todos debemos buscar el enfoque correcto.
Checa este Partido y a su presidente, Bob Avakian, y si ya lo checaste, arrímate más. Trabaja con él, constrúyelo, súmate: hay trabajo que hacer y un mundo que ganar.
Basta de competencias: ¡SÉ UN EMANCIPADOR DE LA HUMANIDAD!
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Revolución #73, 17 de diciembre de 2006
El estado mexicano ha desatado una ola de terror y de castigo colectivo contra los rebeldes de Oaxaca. Desde junio, un movimiento que se inició con una huelga de maestros se tomó el Zócalo de la capital del estado, cerró carreteras, bloqueó edificios del gobierno, y tomó emisoras y canales de televisión. Con la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) a la cabeza, el movimiento demanda un salario justo y la salida del odiado gobernador Ulises Ruiz Ortiz.
Ahora, el estado mexicano está tratando de aplastar la rebelión con el pretexto de “acabar la impunidad” y “restaurar el estado de derecho”. Las fuerzas del orden desalojaron los campamentos y las barricadas de la APPO, y ahora las calles están llenas de camiones de la policía estatal y la Policía Federal Preventiva (PFP) con rifles de grueso calibre. Circulan camionetas sin placas, de cristales oscuros, llenas de sicarios y porros que disparan indistintamente y se llevan a militantes y transeúntes. Radio Ciudadana, una emisora a favor del gobernador, los incita a atacar a los rebeldes, y a quemar residencias y oficinas de los partidos burgueses de oposición.
Los empleados municipales de Santa Lucía que mataron a Brad Will (periodista de Indymedia) salieron en libertad, aunque el periódico Universal sacó en primera plana una foto de ellos en el momento de dispararle el 27 de octubre.
El gobernador proclama sangrienta y violenta “normalidad”
Desde la megamarcha del 25 de noviembre, el gobierno ha realizado por lo menos 200 arrestos, cinco asesinatos, docenas (que pueden llegar a cientos) de desapariciones y ha dejado montones de heridos. A la mayoría de los detenidos los trasladaron a penales de alta seguridad en tres estados lejanos y les pusieron una fianza altísima (4 millones de pesos, o sea, unos 400,000 dólares). El 26, Ulises Ruiz se paró en el Zócalo y declaró triunfal el retorno de la normalidad.
En los seis meses del conflicto, el gobierno ha expedido órdenes de aprehensión contra cientos de maestros y activistas, y ahora los está deteniendo. Cazadores de recompensas recorren el estado buscándolos con fotos. El periódico Noticias de Oaxaca describió la detención de unos maestros: “Asustados y con lágrimas en los ojos, los alumnos de la Escuela Primaria '5 de Mayo' de este municipio vieron como efectivos policiacos detuvieron a sus maestros". En respuesta, los maestros han declarado huelgas por todo el estado.
El 25 de noviembre, miles de todo Oaxaca se sumaron a una megamarcha a pedir la salida de Ulises Ruiz, la retirada de la PFP y la libertad de los presos políticos. Formaron una cadena humana alrededor de la PFP con la intención de continuar esa protesta pacífica 48 horas. Esto sucedía pocos días antes de la toma de posesión de Felipe Calderón y el estado tomó la decisión de aplastar el movimiento de resistencia. La PFP lanzó un gran ataque con gas lacrimógeno, balas de goma y tanques. Los porros del gobernador abrieron fuego contra los manifestantes. Estos se defendieron con piedras y armas improvisadas. En el curso de la batalla se quemaron oficinas y carros del gobierno. Noticias de Oaxaca describe que se formaron líneas de batalla y barricadas contra los tanques y la policía: “La gente de edad repartía refresco de cola para mitigar los ojos irritados por los gases químicos. Las mujeres sacaban piedras de las piedras. Otros fabricaban bombas molotov para abastecer a la línea de tiradores”. Los chavos portaban escudos de la PFP con la consigna “Y la resistencia continúa”.
Calderón y sus patrocinadores imperialistas
El 1º de diciembre, en una de sus primeras actividades como presidente, Calderón invitó a Ulises Ruiz a una comida de gobernadores en Los Pinos, la residencia presidencial.
Calderón se ha ganado la confianza de altos políticos e inversionistas de Estados Unidos, y ha prometido que hará de México un paraíso para la inversión extranjera. Un aspecto importante de esto es proteger a Ulises Ruiz. Naturalmente, dice que la ola de represión que vive Oaxaca es la restauración del “estado de derecho”. El gobierno de Calderón desatará mucha más represión contra el pueblo para abrir más las puertas del país a la explotación imperialista. Desde su punto de vista, no se puede permitir que la rebelión de Oaxaca se extienda por el país.
George Grayson (un reaccionario “experto” en México, asesor del Departamento de Estado, invitado frecuente a programas, que escribe en la revista FrontPage del fascista David Horowitz) explicó lo que se espera de Calderón para defender los intereses imperialistas. El 9 de noviembre salió en el programa de CNN de Lou Dobbs y dijo que la víspera se reunió con Calderón en Washington: “Hablamos de lo que yo llamo ‘el tabú de Tlatelolco’, o sea, la renuencia del gobierno mexicano a usar fuerza contra los infractores de la ley…”. Calderón le aseguró que él sí va a superar ese “tabú”, que recuerda la masacre de estudiantes en la plaza de Tlatelolco antes de las Olimpiadas de 1968.
Calderón se ha esforzado por cumplir las expectativas de Estados Unidos y la “comunidad de inversión” internacional. El día de la toma de posesión anunció que estaba dispuesto al diálogo con la oposición. Flavio Sosa, uno de los líderes de la APPO (y miembro del Partido de la Revolución Democrática, PRD, un partido de oposición burgués), le creyó y fue a la capital a reunirse con representantes de la Secretaría de Gobernación. Pero en vez de diálogo, la policía rodeó el centro donde la APPO organizó una rueda de prensa para anunciar la reunión y a la salida arrestó a Sosa.
Continúan las protestas
El 3 de diciembre, los familiares de los detenidos recorrieron las calles de Oaxaca y rodearon el Zócalo pidiendo la liberación de los detenidos. Se pararon en las narices de la PFP, a pesar del clima de temor que ha impuesto. Unos se pintaron la cara, se vendaron los ojos y se pusieron cadenas en las manos para dramatizar la tortura de sus seres queridos. Dijeron que la PFP actuó “en complicidad con la Policía Ministerial del estado, trasladaron a los detenidos la noche del 25 de noviembre a mazmorras clandestinas, donde los torturaron. A las prisioneras las 'pudieron manosear y golpear' y sometieron a golpes a los hombres durante varias horas. 'A todas y todos les infligieron humillantes vejaciones de lesa humanidad'". Contaron que pasaron días buscando a sus familiares hasta que se enteraron que estaban en un penal de Nayarit, un estado del norte del país.
El estado está tratando de aplastar la lucha popular, pero el pueblo de Oaxaca, heroico y desafiante, no se ha dejado. En la prensa mexicana se comenta una y otra vez que los oaxaqueños le han perdido el miedo al estado. Declaran que la lucha continuará hasta que se largue Ulises Ruiz. Esto marca una tónica de lucha en un país en que millones se han manifestado contra el gobierno en los últimos meses. El conocido artista oaxaqueño Francisco Toledo formó un comité de artistas, intelectuales, abogados y representantes de la iglesia católica (Coalición 25 de Noviembre) por la liberación de los detenidos y el regreso, con vida, de los desaparecidos. Está programada otra megamarcha para el domingo 10 en Oaxaca.
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Revolución #73, 17 de diciembre de 2006
Debra Sweet
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Este es el discurso que dio Debra Sweet, directora nacional de El Mundo no Puede Esperar, el 4 de diciembre en la Universidad George Washington. Revolución obtuvo el texto del portal de WCW: http://www.worldcantwait.org.
Hola. ¿Cuántos de ustedes son estudiantes? (Unos 25 son de la George Washington y otros de la Universidad Howard). Cada generación deja su huella en el mundo: contribuye o desmerece… participa activamente o permite pasivamente que los acontecimientos sigan su curso… y cada una influencia el desenvolvimiento de la historia.
Pero no todas las generaciones viven momentos que tienen un impacto perdurable. La generación que se levantó para abolir la esclavitud… y la que se rajó ante los nazis. Estas se destacan entre las que se celebran o se desprecian.
Todos los que vivimos en este país tenemos un papel mayor que jugar que esas generaciones.
El premio Nóbel Harold Pinter dijo el año pasado: "El gobierno de Bush es la fuerza más peligrosa que jamás haya existido. Es más peligrosa que la Alemania nazi por la extensión y profundidad de sus actividades y sus intenciones en todo el mundo".
Sacar al gobierno de Bush antes del 2008 debe ser la tarea de todos los que viven en este país; si no, todo lo que Bush está haciendo o ha hecho se vuelve permanente y no es fácil revocarlo.
¿Se nos recordará como la generación que se quedó de brazos cruzados ante la matanza de los iraquíes aunque sabíamos que la guerra se inició con mentiras?
¿Seremos la generación que aceptó la doctrina de guerra preventiva que ataca a países que no son una amenaza?
¿La generación que permitió que se legalicen torturas, como la privación de sueño, las palizas, el submarino, los ataques de perros y la violencia sexual?
¿La generación que permitió que se revoque el hábeas corpus, una piedra angular del derecho que impide detenciones arbitrarias e indefinidas?
¿La generación que toleró espionaje del correo electrónico, el teléfono, las cuentas bancarias y los récords escolares… declaraciones del presidente a la hora de firmar las leyes que van contra lo que está firmado… listas de personas que no pueden viajar en avión… detención de periodistas?
¿Vivirán las futuras generaciones esclavizadas a la reproducción obligatoria sin saber lo que son los derechos reproductivos? ¿Logrará su próxima meta el movimiento que ya ha dado grandes pasos para prohibir el aborto: eliminar el control de la natalidad, valorar a las jóvenes en funcion de su virginidad, e imponer el embarazo y la sumisión al esposo como una forma de adoracion?
¿Se enterrará la evolución y el conocimiento científico para que las futuras generaciones sean incapaces de pensar críticamente, de impedir el calentamiento global o sencillamente de asombrarse ante las maravillas del mundo natural?
¿Se reinterpretará la historia, como ya están haciendo los textos escolares de los fundamentalistas cristianos y quieren hacerlo en las universidades tipos como David Horowitz, con el fin de borrar y justificar los horrores de la esclavitud y los linchamientos, el genocidio de los amerindios y la conquista de tierras extranjeras?
Catherine Crier, una ex jueza republicana de Texas, escribió sobre un movimiento que “quiere ver a Estados Unidos gobernado por la ley de la Biblia. Como en el Sudán, Arabia Saudita e Irán… una nación gobernada por las escrituras del Antiguo y del Nuevo Testamento. El cristianismo de los renacidos reemplazaría a la Constitución”. Termina ese pasaje con estas palabras: “A todos los americanos que creen que nuestra democracia está a salvo, están equivocados. Hoy, la derecha radical está ganando, y lo sabe. Pronto, podríamos vivir en un país muy diferente, un país que fue nuestro, un país que será de ellos”.
Estos son los enormes cambios que estamos viendo, y han avanzado mucho más de lo que nos imaginamos.
Ese rumbo no se descarriló ni se cuestionó en las elecciones de este año.
¿Vieron algún anuncio con niños iraquíes baleados por soldados estadounidenses en pueblo tras pueblo que prometía retirar las fuerzas armadas inmediatamente de Irak? Vieron algún anuncio con fotos de Abu Ghraib que imploraba votar en contra de los que aprobaron la Ley de Comisiones Militares? ¿Vieron algún anuncio contra los candidatos que quieren penalizar el aborto, que se oponen al control de la natalidad y que no quieren que se casen los gays?
No hubo ni uno. Pero el senador Chuck Schumer mandó a miles de hogares críticas a los republicanos por no tener una “estrategia creíble para la victoria” en Irak. Hubo anuncios televisados del demócrata Harold Ford de Tennessee contra la “píldora del día siguiente” para adolescentes y contra los matrimonios gay. Antes, durante y después de las elecciones, Nancy Pelosi y Howard Dean prometieron que no habrá un juicio de destitución del presidente Bush.
Por un día y medio, más o menos, después de las elecciones Bush balbuceó que ha escuchado al pueblo y que estaba dispuesto a considerar ideas “nuevas” sobre Irak. Designó a Eric Keroac, un médico opuesto al control de la natalidad que dirige una cadena de clínicas de “crisis de embarazo”, a supervisar asuntos de población del departamento de Salud y Servicios Humanos.
E inmediatamente volvió a sus promesas beligerantes de que “vamos a quedarnos en Irak hasta cumplir la misión”.
El viernes, el New York Times declaró: “En medio de una cacofonía de planes en contienda sobre qué hacer con Irak, se perfila una realidad: a pesar de la victoria de los demócratas este mes en elecciones vistas como un referendo sobre la guerra, la idea de retirar las tropas de Irak está retrocediendo rápidamente al horizonte como opción viable”. Más adelante dice: “Incluso los demócratas, que tienen las miras en el 2008, han dejado de hablar de una veloz retirada de Irak en favor de un trotecillo enérgico”.
Ahí está. Los demócratas ya nos están diciendo que para ganar las elecciones del 2008 no pueden insistir en terminar la guerra pronto, a pesar de que una de las razones por las que tantos votaron por los demócratas fue precisamente porque querían eso.
¿Qué lógica siguen los demócratas? Durante estas elecciones, al igual que en el 2004 y en las que vienen en el 2008, aceptan y promueven la lógica republicana de la tal “guerra contra el terror”. Pero ese es el lema que el gobierno de Bush usó para lanzar una guerra por el imperio. Es el lema que ha usado para demandar, y conseguir, poderes de estado policial sin precedente. Nunca se trató simplemente de estupideces e incompetencia. Es un plan para rehacer el mundo y aprovecharon el 11 de septiembre del 2001 para hacerlo.
Fue a partir de esa lógica de la guerra contra el terror que los demócratas aprobaron la guerra preventiva de George Bush contra Irak. Ahora las morgues de Irak están repletas, las aldeas y pueblos en escombros, la economía y la infraestructura en ruinas, y los soldados que han regresado dicen que tenían permiso de masacrar civiles.
Fue en nombre de la guerra contra el terror que los demócratas cooperaron para aprobar la Ley de Comisiones Militares, por lo cual ahora George Bush, y cualquier presidente que le siga, tendrá el derecho de desaparecer a quienquiera sin adjudicarle cargos ni informar a los familiares. Tendrá el derecho de mandar que se le torture, que se le detenga indefinidamente sin recurrir a los tribunales. En una palabra, todo lo que se vio en Abu Ghraib y peor.
La guerra preventiva y la tortura son crímenes de guerra, como también el castigo colectivo y los ataques a civiles, hospitales y ambulancias. Sin embargo, hubo acuerdo entre los demócratas y los republicanos para diezmar a Faluya, una ciudad de 350,000 habitantes, donde pulverizaron 36,000 de las 50,000 viviendas y cortaron la luz y el agua por varias semanas; donde desataron más de dos toneladas de bombas por persona; donde declararon “zona de fuego libre”; donde los francotiradores disparaban contra hospitales y ambulancias.
Los que vivimos en este país tenemos que decidir: ¿Se va a seguir haciendo todo esto en nuestro nombre?
Unos oyen hablar de sacar a Bush y se preguntan: ¿no sería más fácil o mejor apoyar a los demócratas para parar esto? No, porque ellos no van a parar esto.
Ya llevamos cuatro años con el mismo rollo de que Bush propone (o lo agarran haciendo) algo desastroso y los demócratas, al principio, hacen un poco de bulla, luego capitulan y al final el mundo empeora.
Podemos mencionar a los magistrados de la Suprema Corte Roberts y Alito, la Ley Patriota, el espionaje de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), la Ley de Comisiones Militares, y ahora vemos lo mismo con respecto a la guerra de Irak. Prometieron un "nuevo rumbo" pero ya los vemos complaciendo a Bush, con el cuento de que sería demasiado calamitoso retirarse y que no quieren perjudicar sus chances de ganar las elecciones del 2008.
Es hora de que la gente deje de engañarse a sí misma y de engañar a otros. Los demócratas no van a parar este rumbo. Pero sí hay otra fuerza en la sociedad: el pueblo. Millones y millones de personas que están hartas de esta guerra.
Soldados que ya llevan tres o cuatro turnos de servicio.
Miles que siguen desperdigados por todo el país después del huracán Katrina y millones más que arden de furia por la manera en que trataron a los negros y ahora están furiosos una vez más por la manera en que mataron a un joven desarmado la semana pasada de 50 balazos.
Mujeres y gays a quienes les están arrebatando derechos de una manera sistemática. Ríos de migrantes que no hace mucho llenaron las calles de las ciudades en protesta.
Intelectuales y artistas que no están dispuestos a ser serviles ante un rey.
Toda la gente que intentó expresar sus sentimientos por medio de las elecciones y cuyos sentimientos no encontrarán satisfacción hasta que desarrollemos un movimiento de resistencia y protestas de millones para sacar del poder al gobierno de Bush.
En esta cultura de satisfacción inmediata, muchos dicen: “Protestamos contra la guerra pero no sirvió de nada”.
Se equivocan. Sirvió de MUCHO. El gobierno no hizo caso, pero la gente del mundo y de este país sí hizo caso.
Nadie puede negar que antes de la guerra el mundo entero sabía que un sector considerable de este país se oponía a la guerra y pensaba que era injusta e ilegítima. En el trabajo y en las escuelas había mucho debate; despertó a muchos para que pensaran de otra manera y tomaran posición; obligó a otros a mirar ciertas cosas que por lo general ni siquiera hubieran querido analizar; atizó mucha controversia y sembró dudas aun en quienes respaldaron al presidente.
Luego, al desenvolverse los acontecimientos, a medida que las mentiras se ven claramente y que Irak se hunde en una guerra civil que Estados Unidos no puede ganar, esas preguntas y dudas que se sembraron empiezan a brotar.
Por ejemplo la película de las Dixie Chicks, Shut Up and Sing , hace recordar lo rápido que se desplomó el respaldo al presidente. Cuando Natalie Maines hizo su famoso comentario de que le daba vergüenza que Bush fuera de su estado natal de Texas, la popularidad de Bush era de 80% y ahora es menos de 30%.
Eso importa. No porque los que están en el poder obedezcan los deseos de la mayoría, sino porque es más difícil que hagan de las suyas en el Medio Oriente cuando la ciudadanía no los respalda. Y es importante apoyar a los soldados que tienen la valentía de oponerse a lo que captan que es una guerra ilegítima e inmoral.
Los resultados no siempre se ven inmediatamente.
Daniel Ellsberg, quien trabajó en el Pentágono durante la guerra de Vietnam y después dio a conocer los Pentagon Papers (Documentos del Pentágono) que contribuyeron a poner fin a esa guerra, dijo que aunque en ese momento nadie lo sabía, retiraron la propuesta de usar armas nucleares en Vietnam cuando en octubre de 1969 más de dos millones de personas se lanzaron a las calles de la capital en protesta. Él mismo dijo que nunca hubiera corrido el riesgo de que lo metieran a la cárcel y de ver terminada su carrera dando a conocer esos documentos secretos si no hubiera sido por la valentía y resolución de los manifestantes.
Imagínense qué hubiera pasado si después de la protesta de octubre de 1969 la gente simplemente hubiera dicho que no se logró nada porque no paró la guerra y se hubiera resignado. La historia hubiera sido muy diferente.
Quiero repetir algo: toda generación deja su huella en el mundo. Si no repudiamos, luchamos y sacamos del poder al gobierno de Bush y su programa, las huellas que dejaremos serán las de aprobar, de consolidar y de complicidad con todo lo que ha hecho.
No podemos limitarnos a las condiciones impuestas por los que están en el gobierno. Tenemos que hacer que respondan a nuestras demandas de que el rumbo de todo esto tiene que parar. Tenemos que demandar, en las calles y a través de los medios de comunicación, que el Congreso empiece un juicio de destitución contra este presidente que está cometiendo crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.
Superemos el tabú de no polarizar a la gente. La única manera de voltear la corriente es lanzándonos contra la corriente. Necesitamos trastornar las cosas y tomar riesgos para que la gente hable de la verdadera naturaleza, las raíces y los objetivos de esta guerra. Una manera importante de hacer esto es vestirse con uniformes naranja (como los de los presos de Guantánamo) el 10 y 11 de diciembre e ir a tiendas, a las escuelas, a las iglesias, al trabajo y a la calle. Eso es lo que vamos a hacer por todo el país.
En el portal de worldcantwait.org hay más información sobre esto.
Desatemos una conversación sobre si de veras hay, o debe haber, una “guerra contra el terror” o si es una pantalla para que la ciudadanía apoye una guerra por el imperio que ya tenían planeada antes del 11 de septiembre. Estos temas los abordan los siguientes libros: Worse Than Watergate , de John Dean, Hegemony or Survival , de Noam Chomsky, y Oil, Power and Empire , de Larry Everest, pero la mayoría no sabe nada de esto y les amarra las manos.
La gente no puede movilizarse plenamente si no sabe lo grave que es la situación; no corre riesgos si no sabe cómo podría impactarla.
En las universidades debe haber un debate tan intenso sobre el rumbo de todo esto que rebose a otros sectores de la sociedad sobre el papel que debemos jugar para PARAR los horrores que el gobierno de Bush seguirá cometiendo.
El 4 de enero, El Mundo no Puede Esperar llama a venir a Washington el día que se inicie la nueva sesión del Congreso. Si los crímenes de guerra, la tortura y los crímenes contra la humanidad no son suficientes para iniciar un juicio de destitución, ¿qué es? Que empiece el juicio de destitución y la investigación. ¡Fuera Bush!
En la última escena de la nueva película Ground Truth , que entrevista a soldados que han regresado de Irak, Camilo Mejía, el primer soldado que desobedeció órdenes de ir a Irak, por lo cual pasó un año en la cárcel, está a punto de llorar. En una escena anterior cuenta lo que él y su unidad hicieron, que torturaron y mataron a gente inocente:
“Al pueblo le quiero decir que lo siento mucho. Siento mucho el daño que causé. Y siento mucho mi cobardía, no oponerme antes a la guerra, no decir algo antes, no desobedecer más órdenes. Lo siento.
“Y a los soldados les quiero decir que hay una salida. Aunque signifique la cárcel, la deshonra o la vergüenza, hay una salida. También quiero decir que después de estar preso no hay libertad más elevada que la que obtenemos cuando uno hace lo que le dicta la conciencia. Con eso podemos vivir sin arrepentimientos”.
Hagamos caso a esas palabras y a su ejemplo. Para qué esperar, si mañana vamos a arrepentirnos de que no hicimos nada cuando todavía teníamos tiempo. No dejemos pasar el momento, cuando la gente se siente optimista y tiene esperanzas, después de ver en las elecciones que muchos estaban de acuerdo con ellos. Arriesguemos todos algo para despertarlos y para unirlos, y cumplir nuestra obligación con el mundo, pues no puede esperar más. ¡Fuera Bush y su gobierno!
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Revolución #73, 17 de diciembre de 2006
Millones de personas sienten un gran alivio, hasta euforia, por la victoria de los demócratas y esperan que lleve a un cambio positivo. Pero en realidad las elecciones fortalecieron una dinámica muy negativa para la frontera y los migrantes, y podrían preparar el terreno para una serie de leyes muy peligrosas y de graves consecuencias cuando el Congreso vuelva a reunirse en enero.
Nancy Pelosi, la nueva presidenta de la Cámara de Representantes, anunció que la inmigración será uno de los primeros frentes de trabajo bipartidista con la Casa Blanca. Esto marcará la pauta para los temas de la frontera y los migrantes, y para la cooperación de los demócratas con Bush. Por su parte, Bush ha dicho que su mayor prioridad nacional es una "reforma integral de la política migratoria" y que tiene "mucho en común con los demócratas". Todos los principales líderes demócratas, de Barack Obama a Hillary Clinton (quien criticó a Bush por no reforzar "de manera exponencial" la Patrulla Fronteriza como ella sugirió), apoyan el programa de Bush de "reforma integral" (lo que significa un programa de trabajadores huéspedes).
Existe un amplio consenso de la clase dominante y de sus representantes políticos (tanto demócratas como republicanos) de que hay que "asegurar" la frontera. Lo que queda por resolver es cómo crear un programa de trabajadores temporales que satisfaga la necesidad de mano de obra para superexplotar (especialmente en la agricultura, donde los migrantes son más del 70% de los trabajadores).
Este consenso bipartidista puede explicar por qué Bush corrió a firmar la Ley de Valla Segura a finales de octubre, que autoriza la construcción de un muro de 1,200 kilómetros, más puntos de control y tecnología avanzada, como vehículos aéreos teledirigidos, para cazar a los que crucen la frontera. La construcción del muro era parte del proyecto de ley Sensenbrenner (HR 4437), que millones de personas rechazaron en las calles en la primavera por ser una medida fascista. Otro aspecto de dicho proyecto de ley era criminalizar a todos los que contraten o ayuden a los migrantes.
El proyecto de ley de reforma migratoria "aceptable para ambos partidos" que aprobó el Senado en la primavera es igualmente represivo y sigue el plan de Bush, aunque no criminaliza a los que ayuden a los migrantes. Lo apoyó una coalición formada por Bush, los demócratas y varios republicanos. Propone una cerca triple a lo largo de la frontera, un gran aumento de la Patrulla Fronteriza y de centros de detención, y que el inglés sea el idioma oficial. La Ley de Valla Segura la aprobaron en un momento en que la clase dominante no podía ponerse de acuerdo para escoger entre el proyecto de ley de Sensenbrenner o el proyecto de reforma migratoria del Senado. Pero ahora, con la victoria de los demócratas, se cree que aprobarán la propuesta del Senado.
Mucha gente cree que la propuesta del Senado es algo positivo, inclusive gente progresista y que apoya a los migrantes. Pero es muy mala para el pueblo. Redobla la represión contra los migrantes y, fundamentalmente, tiene grandes implicaciones para la organización de esta sociedad y las relaciones con México, como parte de la guerra contra el mundo.
Definir el debate y moldear la opinión pública
Demos un vistazo a lo que pasó en las elecciones en Arizona. Varios candidatos virulentamente opuestos a los migrantes (por el estilo de los Minutemen) perdieron. Pero se aprobaron medidas crueles contra los migrantes, como restringir el derecho de salir bajo fianza, de recibir ayuda pública, y de recibir indemnización por daños y perjuicios, y se declaró que el inglés es el idioma estatal oficial. Los candidatos que apoyaban los Minutemen no ganaron, pero sí lograron moldear el debate y hacer que el programa reaccionario de Bush y los demócratas pareciera "lo mejor posible". O sea, la dinámica de las elecciones le dio credibilidad a los Minutemen. Se presentaron como una "alternativa posible" en la discusión sobre la inmigración, y los recibieron como una parte legítima del debate político (como hace años cuando trataron a David Duke, dirigente del Ku Klux Klan, como un candidato serio que merecía que lo escucharan).
Muchos representantes de la clase dominante, como los senadores Tam Tancredo (ultrarreacionario) y Hillary Clinton, dicen que la inmigración y el control fronterizo deben ser un elemento de la "guerra contra el terror" y de la seguridad nacional. Robert Mueller, director del FBI, dijo que "ciertos individuos de países que tienen vínculos establecidos con Al Qaeda han intentado cruzar la frontera ilegalmente por medio de traficantes de extranjeros y con apariencia hispana". Un informe del Comité sobre Seguridad de la Patria de la Cámara de Representantes dijo que Hugo Chávez, presidente venezolano, proporciona documentos falsos para que los terroristas de todo el mundo entren a Estados Unidos. Todo esto, tanto como el odio y temor diarios que siembra el locutor de CNN Lou Dobbs, fueron parte del debate electoral.
Preocupaciones fronterizas del imperio
La actual frontera se estableció como resultado de la invasión a México de 1846, cuando Estados Unidos se apoderó de la mitad del territorio mexicano para expandir el sistema de esclavitud. Los capitalistas y el capital estadounidenses llevan 160 años cruzando la frontera sin pensarlo dos veces para dominar el país, saquear los recursos económicos y humanos, y pisotear las instituciones políticas, sociales y culturales. En 1916, Estados Unidos despachó las fuerzas armadas a aplastar la revolución mexicana.
Desde 1994, el Tratado de Libre Comercio (TLC/NAFTA) ha arruinado a millones de campesinos mexicanos, que no pueden competir con los productos agrícolas baratos que inundan el país. Muchas maquiladoras de productos baratos para el mercado estadounidense se han trasladado a China, donde pagan aun menos. El proceso global de explotación ha causado migración y miseria humanas sin precedente en muchos países, como México.
El control de la frontera no es un tema secundario para los imperialistas. Es esencial, especialmente durante la actual campaña para establecerse como un imperio indiscutible e indisputable. No es simplemente cuestión de vigilar quiénes cruzan la frontera en general. El plan de Bush de seguir militarizando una zona ya militarizada tiene una dimensión mayor: el temor de trastornos sociales y políticos, y hasta de un levantamiento revolucionario, que podrían cruzar la frontera.
Es decir, fuera de echarle la culpa a los migrantes por los problemas sociales, los imperialistas están respondiendo a verdaderas necesidades y temores sobre la estabilidad política y social del país y de su "patio". Por eso le prestan mucha atención a lo que pasa en México, como el levantamiento de Oaxaca, y consideran que la frontera y los millones de migrantes que la cruzan son parte de las fuerzas centrífugas que amenazan la cohesión nacional (cuya base es la supremacía blanca y la dominación imperialista de México y otros países). Estados Unidos es la única potencia imperialista que tiene una frontera directa con uno de los países que saquea, y que capta a millones para seguir explotándolos dentro de sus propias fronteras.
Fuera "de las sombras" y bajo la luz fascista
En vista de todo esto, la clase dominante ha llegado al consenso de que tiene que sacar a millones de migrantes "de las sombras". Esto tiene varias metas: satisfacer la sed del sistema de mano de obra barata, mantener a este sector como una casta inferior, y vigilar e impedir la resistencia y la agitación social. El plan imperialista de guerra sin fin requiere estabilidad en el "frente interno", o sea, una población y fuerza de trabajo dócil, con millones de migrantes superexplotados. Por eso el sistema no puede permitir que millones de personas sigan viviendo "fuera de la ley".
Esto es de especial importancia cuando se trata de un sector de la base de la sociedad que conoce la cruel realidad de lo que hace Estados Unidos en México y otros países. En vista de la historia imperialista de Estados Unidos y de las realidades del programa de Bush, ¿cuáles son las implicaciones de tener docenas de miles de agentes de la Patrulla Fronteriza y tropas de la Guardia Nacional en la frontera si el gobierno decide intervenir en México, Centroamérica u otras partes de Latinoamérica? ¿Y quién dijo que no los puede usar para reprimir un trastorno en ESTE lado?
Resistencia y revolución
Lo que se necesita ahora es redoblar y ampliar la lucha de los migrantes que empezó en la primavera. No se puede transigir en los derechos fundamentales de los migrantes ni en la oposición a la militarización de la frontera. No puede haber terreno común con el programa de Bush y la represión integral de los migrantes. Hay que librar una lucha ideológica con la clase trabajadora y los oprimidos, y otros sectores, para que capten que los mismos intereses y fuerzas que los obligan a emigrar a Estados Unidos (y que crean los sistemas de opresión y explotación en sus países de origen) oprimen y explotan a los negros y demás masas aquí. Hay que ayudar a todos a ver que tenemos un opresor común y un interés común en luchar para quitarnos de encima este sistema.
Ese potencial se vio en forma embrionaria cuando llevaron a cabo redadas de migrantes en Arkadelphia, Arkansas, un pequeño pueblo en una zona religiosa y conservadora, y unos trabajadores negros, gente de clase media y hasta empleados del gobierno municipal apoyaron a los migrantes ( Boston Globe, 24 de julio de 2006). O cuando los Minutemen, supuestamente dirigidos por un negro, fueron al parque Leimert de Los Ángeles, un barrio negro, y se tropezaron con muchos manifestantes airados, tanto negros como blancos. En octubre, los estudiantes de la Universidad Columbia protestaron contra un programa de los Minutemen.
Urge forjar alianzas de distintos sectores populares, especialmente de los oprimidos y los proletarios, para derrotar los ataques contra los migrantes y prepararse para los mayores trastornos que se avecinan, e inclusive potenciales levantamientos revolucionarios. La actual crisis puede empujar la situación en una variedad de direcciones. Pero por su cuenta, la situación será peor para las masas, de ambos lados de la frontera y por todo el mundo.
La compleja dinámica subyacente de este sistema empuja al gobierno de Bush y al Partido Demócrata a unirse para controlar la frontera y reprimir a las masas de migrantes. Eso exige una resistencia masiva, de múltiples aspectos y dimensiones, para cambiar la situación y acelerar la posibilidad de que se presenten aperturas revolucionarias, y de aprovecharlas si se presentan, en uno o ambos lados de la frontera.
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Revolución #73, 17 de diciembre de 2006
Aplausos & abucheos
Quiero mandar “aplausos” al programa de televisión Studio 60 por el episodio del 5 de diciembre. Esta serie retrata la producción semanal de un programa de sátira cultural como Saturday Night Live, y para mí ha sido divertida, cómica e interesante. Por ejemplo, hay un romance intermitente entre Matt, un escritor y productor de ideas liberales (representado por Matthew Perry), y una fundamentalista cristiana (representada por Sarah Paulson); un número titulado “Cristianos locos”; se presentó un escritor atacado por el macartismo en los años 50; y hay una batalla continua con la Comisión Federal de Comunicaciones, que regula lo que no se puede decir en el aire, como la regla de no decir “el nombre de dios en vano”.
En el último episodio del año (el programa regresará el 8 de enero), los personajes están preparando su “show” prenavideño y la orquesta está ensayando. Mencionan que hay muchos músicos enfermos y que otros músicos los reemplazan. Resulta que el trompetista de reemplazo es muy bueno y Danny (Bradley Whitfield), uno de los productores, pide su nombre. Así se entera de que, como los demás músicos suplentes, es un músico de Nueva Orleáns que perdió su empleo y su casa, y que ahora busca trabajo en Los Ángeles. Danny tiene una idea y pide un tiempo al final del “show”.
No descubrimos qué pasó hasta el final, un segmento muy conmovedor: en medio del escenario oscuro, D.L. Hughely, un miembro del reparto, se para debajo del foco y dice: “Señoras y señores, presentamos la ciudad de Nueva Orleáns”. El escenario se ilumina un poco para mostrar en relieve a un grupo de músicos de Nueva Orleáns: dos trompetistas, un saxofonista, un tubista y un trombón. Empiezan a tocar una bella versión de “O Holy Night”, sombría pero con un poco de jazz. En el fondo se presentan transparencias en blanco y negro de Nueva Orleáns. Vemos una aerofoto de la ciudad inundada; los techos y las copas de árboles; el agua que cubre un plano indistinto que sabemos es la cuadrícula de las calles; la gente que reconstruye en medio de los escombros; un letrero que dice: “Lo único que quiero para la navidad es que me devuelvan mi ciudad”… es imposible no pensar en la negligencia criminal del gobierno que los abandonó tras el huracán y que sigue abandonando hoy a miles de personas que no pueden regresar y reconstruir su hogar.
El portal de Studio 60 informa que los músicos efectivamente eran de Nueva Orleáns. Tiene un enlace a Tipitina’s Foundation, una fundación establecida después de Katrina. Al principio, la fundación se dedicaba a ayudar a los músicos a salir adelante; hoy opera desde el legendario club de música Tipitina’s Uptown como sede de la nueva Oficina Cooperativa de Música, que ofrece ayuda legal, comercial y de alojamiento a los músicos, y clases de música a estudiantes.
Los productores ejecutivos de Studio 60 , Tommy Schlamme y Aaron Sorkin, trabajaron con la fundación para reunir a los músicos: Troy Andrews, trompeta; Kirk Joseph, tuba; Roderick Paulin, saxofón; Frederick Shepherd, saxofón; Stephen Walker, trombón; Mervin “Kid Merv” Campbell, trompeta; y Bob French, batería. También pagaron, de su propio bolsillo, los gastos para llevarlos a Los Ángeles.
En fin, se trata de un tributo emotivo a los músicos desplazados por Katrina y a los miles que perdieron su casa y siguen abandonados por el gobierno. Ilustra el sentimiento profundo de gente por todo el país y el mundo que tiene coraje por lo que pasó y ha abierto su corazón a la gente de Nueva Orleáns.
Li Onesto
P.D. El episodio se puede ver en la Internet (http://www.nbc.com/Studio_60_on_the_Sunset_Strip/) y lo presentarán de nuevo el 18 de diciembre en NBC a las 10pm/9pm hora central.