Revolución #113, 23 de diciembre de 2007

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Revolución #113, 23 de diciembre de 2007

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Tortura…

Videos destruidos…

¿La nueva normalidad?

¡A MOVILIZARSE!

El 7 de diciembre, el New York Times informó que en el 2005 la CIA destruyó videos grabados en un centro de detención secreto cuando a dos detenidos los sometían a “técnicas de interrogatorio severas”, o sea, la tortura. Los videos duraban cientos de horas.

Después de que salió esta noticia, se supo que entre las “técnicas” que se ven en los videos es la que llaman “waterboarding”, o el submarino, en que sujetan al preso con los pies elevados y le cubren la cara con una sábana o un plástico. Luego le echan agua encima, generando asfixia y haciéndole pensar que se va a ahogar; en ocasiones han matado a los detenidos con esta técnica.

Se informa que las torturas se realizaron en el 2002, en una de las prisiones secretas de la CIA, conocidas como “sitios negros”, que están en diferentes partes del mundo, como Afganistán, Tailandia y Europa Oriental. Los videos destruidos eran del interrogatorio de Abu Zubaydah, un saudita que Estados Unidos alega era “íntimo colaborador” de Osama bin Laden, y Abd al-Rahim al-Nashiri, otro saudita oriundo de Yemen a quien se le acusa del bombardeo del buque de guerra estadounidense Cole en Yemen. Ahora los dos están presos con cientos de otros en el campamento de tortura de Guantánamo.

La víspera del artículo del New York Times, el director de la CIA, Michael Hayden, envió una carta a todos los empleados de la CIA en que dijo que destruyeron los videos porque ya no tenían ningún “valor de inteligencia” y representaban un “riesgo grave de seguridad”, porque si filtraban a los medios los agentes de la CIA “y sus familias correrían el riesgo de represalias de Al Qaeda y sus simpatizantes”.

Tom Malinowski, director de Human Rights Watch, señaló lo falso de la afirmación de Hayden de querer proteger la identidad de agentes de la CIA: “Millones de documentos que se encuentran en los archivos de la CIA, si se filtran, podrían identificar a agentes de la CIA. La única diferencia es que estos videos son de actividades potencialmente criminales. Parece que entendían que muestran actos de tortura”.

Al filtrar la noticia de los videos, la maquinaria propagandística del sistema empezó a funcionar a todo vapor. Empezaron a hablar de “investigaciones” del Senado y la Cámara de Representantes para supuestamente llegar al fondo del asunto. Pero el gobierno de Bush lo pasó por alto y ni siquiera habla de abandonar la tortura ni las detenciones secretas.

Parte del “cuento” que están tejiendo es la gira de los canales de TV de John Kiriakou, un ex agente de la CIA que participó en la tortura de Zubaydah. Con su comportamiento de “niño bien educado”, mintió con toda seriedad sobre lo “amistoso” y “cortés” que fue el proceso. Pero admitió que una de las “técnicas mejoradas” que usaron contra los detenidos era el submarino. Kiriakou describe los interrogatorios como una serie de conversaciones “interesantes”, acompañados de unos pocos minutos de técnicas “mejoradas” contra los detenidos. Dice que el submarino —durante el cual él no estaba presente— duró 35 segundos y fue suficiente para “doblegar” al detenido. ¿Pero por qué decidió la CIA destruir cientos de horas de videos si solo muestran unos pocos segundos de tortura? La ofensiva propagandística tenía el propósito de darle una “cara humana” a los torturadores yanquis y hacerle tragar a la gente la idea de que la tortura podría ser algo moralmente “inquietante”... pero es necesaria si puede parar actos “terroristas”. Fue un esfuerzo insidioso de condicionar a la población a aceptar la tortura.

Pregunta: ¿¡¿Qué clase de sociedad tortura a personas por cientos de horas... graba la tortura por quién sabe qué razones... luego destruye los videos por temor que a se den a conocer... permite un escándalo de cuatro días... antes de “volver” a enfocarse en las últimas noticias sobre el caso de custodia de Britney Spears?!?

Nuevos saltos para justificar normas fascistas

El espeluznante espectáculo en torno a los videos de tortura de la CIA es un paso gigante en la orientación fascista con que están remoldeando la sociedad.

Durante los últimos seis años, el gobierno de Bush ha legitimado la tortura por medio de órdenes ejecutivas y “opiniones judiciales” que esquivaron, rechazaron o cambiaron leyes o fallos judiciales. En enero del 2002, el abogado de la Casa Blanca, Alberto Gonzales (que después sería secretario de Justicia) escribió que la “guerra contra el terror” había hecho “obsoleto” el Convenio de Ginebra contra la tortura. El tristemente célebre “memorando sobre la tortura” redactado por John Yoo, subsecretario de Justicia, ese mismo año, declaró que el interrogatorio no es tortura a menos que causa dolores “equivalentes en intensidad al dolor que acompaña una herida física seria, tal como el fallo de un órgano, el impedimento de funciones del cuerpo o hasta la muerte”. Ese mismo memorando decía que, según la Constitución, las leyes estadounidenses contra la tortura no se aplican al presidente.

En el 2005, cuando el Congreso debatió una ley sobre detenidos que hubiera prohibido el “tratamiento cruel, infrahumano y degradante”, el Departamento de Justicia de Bush publicó una opinión legal secreto que declaró que ninguno de los métodos que usaba la CIA era ilegal, entre ellos el submarino. Ese memorando secreto sigue vigente hasta la fecha.

En septiembre del 2006, después de que se dio a conocer que la CIA tenía prisiones secretas, Bush anunció, con arrogancia, que era cierto y demandó que el Congreso ratificara las medidas que permiten torturar. En octubre, el Congreso aprobó la Ley de Comisiones Militares, que legitima y legaliza el programa global de tortura de la CIA. La ley supuestamente prohibió ciertas formas de tortura, pero no mencionó (y por tanto no prohibió) otras formas de tortura, como el submarino. La ley también modificó las leyes existentes para justificar las torturas que ya se habían cometido, para proteger a funcionarios y agentes del gobierno estadounidense de acusaciones de crímenes de guerra. También creó un nuevo sistema de tribunales militares para los detenidos que el presidente ha declarado “combatientes enemigos extranjeros ilegales”. En este sistema, el gobierno, después de torturar a los presos, los puede pasar ante una comisión militar para realizar un juicio irregular en que el acusado no tiene el derecho a defenderse.

En julio de este año, Bush publicó una orden ejecutiva que le permitió a la CIA reanudar su programa secreto de torturas que había suspendido temporalmente. La orden dice que los interrogatorios deberían seguir las pautas del Convenio de Ginebra que prohíben “tratamiento humillante y degradante”. Pero no dice cuáles “métodos” específicos se aprueban o prohiben. Básicamente Bush ha dicho: todo lo que hacemos tras puertas cerradas es legal, créannos.

Ahora, a pesar de que se han dado a conocer los videos de la CIA (y el encubrimiento), la amenaza de un veto de Bush acabó con un proyecto de ley del Congreso aprobado por ambas cámaras que hubiera prohibido el submarino. Además, el secretario de Justicia, Michael Mukasey, rechazó la solicitud de un comité de la Cámara de que el Departamento de Justicia dé información sobre la destrucción de los videos.

La culpabilidad del Partido Demócrata

A medida que el gobierno de Bush ha puesto en práctica agresivamente la política de tortura, los demócratas del Congreso la han aprobado. En septiembre del 2002, la CIA les dio a cuatro congresistas demócratas una “gira virtual” de sus prisiones secretas y les explicó el uso del submarino. Entre los congresistas estaba Nancy Pelosi, que hoy es presidenta de la Cámara de Representantes. La demócrata Jane Harman (que remplazó a Pelosi en el Comité de la Cámara sobre Espionaje) dice ahora que mandó una carta a la CIA en el 2003 para advertirle a no destruir los videos de los interrogatorios. Así que probablemente sabía lo que mostraban esos videos, pero no dijo nada hasta cuatro años más tarde.

Cuando Mukasey anunció que no iba a darle información al Congreso sobre la destrucción de los videos, los demócratas no respondieron con indignación ni demandas de que Bush cumpliera con la solicitud, por no decir nada de llamados a iniciar un juicio de destitución por “obstrucción de justicia”. Según los informes de prensa, el senador demócrata Patrick Leahy simplemente expresó “desilusión”.

Lo que el gobierno de Bush ha hecho es convertir en ley y en “norma” las prácticas ilegales de su administración, y así cambiar de forma permanente ciertos principios “centrales” de la sociedad estadounidense. Algunos de ellos —como el derecho del acusado a ver las pruebas en su contra y de defenderse ante ellas— han existido desde antes de que se estableciera Estados Unidos. La propia Constitución de Estados Unidos prohíbe “castigo cruel e inusual”, mejor dicho la tortura. En realidad, el gobierno muchas veces interpreta esos derechos muy estrechamente y los ha violado abiertamente, como la prohibición de la tortura. Cuando Estados Unidos invadió Filipinas en 1898, el ejército usó el submarino contra los insurgentes, al igual que durante la guerra de Vietnam. En la década de los 80 y 90, la policía de Chicago torturó a “sospechosos” para obligarlos a “confesar” crímenes que no cometieron.

Pero es algo nuevo y muy peligroso que a la tortura y otras medidas ilegales, antes prohibidas formalmente, las legitiman decretos presidenciales. Piensen en lo que significa que la rama ejecutiva ha declarado que lo que decida y haga es más importante que cualquier decisión del Congreso o los tribunales, y que lo que diga es la ley. Ese núcleo de la clase dominante ha ido a nuevos extremos y busca hacer añicos las viejas normas sociales y reemplazarlas con normas que justifican la manera en que está rehaciendo la sociedad.

La parálisis... y la necesidad y la posibilidad de la resistencia de zafarnos de esto

Las medidas del gobierno de Bush —la sangrienta guerra en Irak que inició con mentiras, la destrucción de lo que se han considerado derechos básicos, la tortura, etc.— han generado en la población una corriente profunda y amplia de indignación. Pero, al mismo tiempo, también hay temor y parálisis, a medida de que los que detentan el poder les arrebatan el terreno que les parecía sólido —los derechos y principios en los que pensó que podía apoyarse— y, con una velocidad asombrosa, hacen trizas las viejas normas e imponen otras nuevas y más represivas.

La defensa casi abierta de la tortura por Bush tiene el propósito de difundir el terror del poderío de Estados Unidos a todos los rincones del mundo, pero también es para sembrar terror e inmovilizar políticamente a la gente aquí mismo, a medida que la clase dominante libra su guerra en aras de un imperio sin rival, bajo la bandera de la “guerra contra el terror”. Por ejemplo, se ve lo que le pasó a Maher Arar, un ciudadano canadiense nacido en Siria arrestado por agentes estadounidenses en el 2002 en Nueva York y mandado a Siria, donde lo tenían 10 meses en una celda diminuta y con frecuencia lo torturaron. El mensaje de estas infamias es: cualquiera podría caer en la escalofriante telaraña de prisiones secretas, tortura, “envíos extraordinarios” y otras medidas fascistas.

La escritora Naomi Wolf escribió hace poco sobre sus viajes en Estados Unidos y dijo que conoció a mucha gente familiarizada con los pasos hacia el fascismo en este país y a quienes les molestan mucho, pero que también tienen mucho miedo. Habla de una madre de dos hijos, de unos 30 años de edad, en Boulder, Colorado, que empezó ha “desenredarse” al decirle a Wolf  que “quiero hacer algo pero tengo tanto miedo. Veo a mis hijos y me da miedo... ¿qué les podría pasar a ellos si hago algo, o mejor me callo? No quiere que me pongan en una lista”.

Otra cosa que le da miedo a gente así es que los demócratas no oponen resistencia para nada a la agenda de Bush. La razón principal no es que “son unos cobardes”. Es cierto que los demócratas tienen ciertas diferencias con Bush sobre la tortura, la guerra de Irak y otras medidas, y un poco de preocupación sobre lo amplias que son las maniobras fascistas y la velocidad con que se las ponen en vigor. Pero los demócratas han aceptado esta trayectoria —con unas pocas “dudas piadosas o enmiendas mezquinas”— porque, al igual que Bush y los republicanos, su principal punto de partida son los intereses de la clase dominante del capitalista-imperialista Estados Unidos y, en lo fundamental, están de acuerdo con la “guerra contra el terror”. Esta “guerra contra el terror” es en realidad una guerra por el imperio; todos esos políticos, tanto republicanos como demócratas, están completamente de acuerdo en que Estados Unidos tiene que ser el mandamás del mundo, con derecho a pisotear a cualquiera que esté en su camino.

Y los demócratas temen que si en realidad movilizan a quienes consideran su base social contra Bush, podría haber un enorme auge de resistencia y que no lo podrían controlar. La posibilidad de que millones de personas participaran en acciones políticas contra toda la dirección en que está encaminada esta sociedad les resulta odiosa a estos políticos demócratas. Temen esa posibilidad más que cualquier crimen que cometa Bush. Y eso demuestra una vez más su naturaleza como representantes de la clase dominante y por qué, para citar la convocatoria de El Mundo no Puede Esperar-Fuera Bush y su Gobierno: “No habrá ningún salvador del Partido Demócrata”.

Hay que aprender más sobre por qué se dieron a conocer ahora los videos de la CIA, dos años después de que los destruyeron, y qué tiene que ver esto con las riñas y contradicciones en la cúpula de la clase dominante. Pero de una cosa no cabe duda: lo de los videos y el submarino no se dieron a conocer porque alguien en la clase dominante “quiere hacer lo justo” y poner alto a todas esas atrocidades.

Para parar la tortura y los demás crímenes del gobierno de Bush, se va a necesitar una resistencia política masiva desde abajo. Va a ser necesario que tú, y muchos otros, actúen con convicción y resolución. Y, claro, requerirá valentía moral, tanto como riesgos y sacrificios. Esta resistencia se necesita y con urgencia, antes de que sea demasiado tarde… antes de que las normas fascistas se hagan más permanentes.

Pero además de esta necesidad es la posibilidad de que la resistencia aumente a pasos agigantados, si una cantidad significativa de personas toma posición hoy mismo. La reconfiguración fascista de las normas legítimas que contribuyen a la parálisis política también conlleva el potencial de fomentar acciones contra esos cambios reaccionarios radicales. Eso, a su vez, podría crear enormes dudas sobre esas normas. Esto es contradictorio; podría reforzar falsas ilusiones sobre la “verdadera América”, pero al mismo tiempo podría poner en tela de juicio aspectos fundamentales del sistema, su historia y su papel en el mundo, y abrir las puertas a contemplar soluciones radicales y revolucionarias. En esta situación, las protestas que se zafan de los confines mortales de la política oficial pueden tener un impacto social enorme y servir de clarín para movilizar a muchos más, lo cual podría agudizar las divisiones y fisuras en la cúpula del poder y crear mayores posibilidades para la resistencia masiva desde abajo.

Como dice El Mundo no Puede Esperar-Fuera Bush y su Gobierno (worldcantwait.org) en su convocatoria para la campaña ¡Pronúnciate ya!: ¡Vístete de naranja!: “Si alguna vez hubiese un momento para zafarnos del marco de lo que se llama la ‘opinión común’, ahora lo es. Requerimos, todo el mundo requiere, un movimiento masivo y poderoso de RESISTENCIA, un movimiento que arrebata el futuro de la humanidad de las manos ensangrentadas de gente como Bush y Cheney y lo pone en manos del pueblo. Un movimiento que saca al presidente y crea una nueva atmósfera de lucha libertadora, feroz y alegre, en vez de la sofocante resignación hacia el sinfín de atrocidades de hoy”.

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Revolución #113, 23 de diciembre de 2007

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11 de enero: ¡Cerrar Guantánamo!

Hace seis años, el 11 de enero de 2002, Estados Unidos abrió el campamento de tortura de Guantánamo. Amnistía Internacional, la Campaña Nacional Religiosa Contra la Tortura, El Mundo no Puede Esperar y otros están organizando un Día Internacional de Acción para Cerrar Guantánamo el 11 de enero de 2008. Habrá una protesta frente a la Casa Blanca seguida por un “Desfile de presos de Guantánamo” a la Suprema Corte. También habrá protestas de solidaridad por todo el país y el mundo. La ACLU está distribuyendo brazaletes de naranja que dicen “Cerrar Guantánamo”. La convocatoria dice: “Dondequiera que estés el 11 de enero, te exhortamos a tener puesto algo de naranja para concientizar al público y fortalecer el movimiento para demandar un fin a la tortura y las detenciones sin límites”. Se puede encontrar información sobre el día en WitnessTorture.org.

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HACER LA REVOLUCIÓN Y EMANCIPAR A LA HUMANIDAD
SEGUNDA PARTE: TODO LO QUE HACEMOS TIENE QUE VER CON LA REVOLUCIÓN

“El qué hacerismo enriquecido”

De la Redacción: Lo que sigue es el primer pasaje de la segunda parte de una charla que dio Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, este año (2007). La charla ha sido revisada en preparación para su publicación y se han incluido notas al pie de página. Estos pasajes se publican en dos partes. La primera parte (en español e inglés) está en línea en revcom.us, tanto como la segunda parte en inglés. La primera parte ha salido en español como una serie de pasajes en la edición impresa del periódico Revolución (ver los números 105, 21 de octubre; 106, 28 de octubre; 107, 4 de noviembre; 108, 11 de noviembre; 109, 18 de noviembre; 110, 25 de noviembre; 111, 9 de diciembre; y 112, 16 de diciembre de 2007). Los pasajes de la segunda parte también se publicarán como serie en Revolución empezando con este número.

“El qué hacerismo enriquecido”

Acelerar mientras se aguarda—no someterse a la necesidad

Ahora quiero hablar sobre el “qué hacerismo enriquecido” y su papel en forjar un movimiento revolucionario y comunista. Quiero empezar con una revisión de unos puntos importantes relacionados a toda la orientación y enfoque estratégico de “acelerar mientras se aguarda” el desarrollo de una situación revolucionaria en un país como Estados Unidos.

Antes hablé del punto de vista y enfoque revisionista del “realismo determinista”1 que, entre otras cosas, implica un enfoque pasivo hacia la realidad objetiva (o necesidad), que ve el factor objetivo como puramente objetivo —y puramente “externo”, por así decirlo— y no capta la relación dialéctica viva entre los factores objetivo y subjetivo y la capacidad de este (el factor subjetivo—las acciones conscientes de la gente) de afectar y transformar al primero (el factor objetivo—las condiciones objetivas). Mejor dicho, ese “realismo determinista” no capta la orientación esencial, y la posibilidad, de transformar la necesidad en libertad. No capta, por lo menos no capta plenamente, el aspecto contradictorio de toda la realidad, lo que incluye la necesidad ante la cual uno se encuentra en todo momento. Por tanto, una de las características esenciales del “realismo determinista” es que descarta como “voluntarismo” cualquier comprensión dialéctica de la relación entre los factores objetivo y subjetivo, y ve las cosas de una manera muy lineal, no diferenciada, esencialmente uniforme y sin contradicción, en vez de verlas de una manera viva y dinámica y en su movimiento y cambio.

Pero claro, es necesario no caer en el voluntarismo. Y hay muchas maneras diferentes a través de las cuales se puede expresar ese voluntarismo, que llevan a varios tipos de errores y desviaciones (por lo general “ultraizquierdistas”), por así decirlo —entre ellos en la forma de ceder a los impulsos infantiles o aventuristas—, todo lo cual también es muy dañino. Pero —particularmente en una situación prolongada o alargada en la cual las condiciones objetivas para la revolución (o sea, para la lucha total por el poder) todavía no han surgido— sin lugar a dudas el mayor peligro, que esa situación objetiva refuerza, es ese tipo de realismo determinista que no capta correctamente la relación dialéctica entre los factores objetivo y subjetivo, y los ve como estáticos, no dialécticos e inalterables.

Es cierto que no podemos, solo por nuestra voluntad o incluso nuestras acciones, transformar las condiciones objetivas de una manera cualitativa—en una situación revolucionaria. Eso no lo podemos hacer simplemente con nuestras acciones o nuestra respuesta a las condiciones objetivas a través de nuestra iniciativa consciente. Por otro lado, una vez más una frase de Lenin tiene aplicación importante en este caso. Con respecto a la aristocracia obrera —los sectores de la clase obrera en los países imperialistas sobornados, no en pequeño grado, con el botín de la explotación y saqueo imperialistas del mundo entero, y en particular de las colonias— Lenin dijo que nadie puede decir con certeza qué posición tomarán esos sectores “aburguesados” de la clase obrera en el momento de la revolución —cuáles estarán del lado de la revolución en el momento de la verdad y cuáles estarán del lado de la contrarrevolución—, nadie puede decir precisamente cómo se va a desenvolver eso, insistió Lenin. Al aplicar ese mismo principio, podemos decir que nadie puede decir precisamente lo que la iniciativa consciente de los revolucionarios podría ser capaz de producir, al repercutir en la situación objetiva en un momento dado—en parte porque nadie puede predecir todas las otras cosas que todas las diferentes fuerzas del mundo van a hacer. En un momento dado nadie puede abarcar todo eso. Podemos identificar tendencias y patrones, pero también existe el papel del accidente tanto como de la causalidad. También está el hecho de que aunque los cambios en lo que es objetivo para nosotros no se darán enteramente, y quizás ni siquiera principalmente, debido a nuestro “trabajo” para afectar las condiciones objetivas (en un sentido directo, uno a uno), sin embargo nuestro “trabajo” para afectarlas puede generar ciertos cambios dentro de un marco dado de condiciones objetivas y —en conjunción con una “mezcla” y como parte de ella, junto con muchos otros elementos, como las otras fuerzas que afectan la situación objetiva desde su propio punto de vista— eso podría, en ciertas circunstancias, ser parte de la combinación de factores que llevan a un cambio cualitativo. Y, repito, es importante recalcar que nadie puede saber exactamente cómo se desenvolverá todo eso.

La revolución no se hace por medio de “fórmulas”, ni por actuar de acuerdo a nociones e ideas preconcebidas estereotípicas—es un proceso mucho más vivo, rico y complejo que eso. Pero es una característica esencial del revisionismo (el falso comunismo que ha reemplazado una orientación revolucionaria con una orientación gradualista y, en última instancia, reformista) decidir y declarar que hasta que intervenga una deus ex machina —un FACTOR EXTERNO tipo dios—, no puede haber ningún cambio esencial en las condiciones objetivas, y que lo máximo que podemos hacer, en todo momento, es aceptar el marco dado y trabajar dentro de este, en vez de (como lo hemos formulado muy correctamente) esforzarnos constantemente contra los límites del marco objetivo y procurar transformar las condiciones objetivas al máximo grado posible en todo momento, mientras nos mantenemos siempre tensos ante la posibilidad de que diferentes factores se combinen y produzcan (o creen la posibilidad de producir) una ruptura o un salto cualitativo en la situación objetiva.

Así que esto es un punto básico de orientación en cuanto a la aplicación del materialismo, y la dialéctica, a acelerar mientras se aguarda el surgimiento de una situación revolucionaria. No es simplemente que, en un sentido moral abstracto, es mejor acelerar y no solo aguardar —aunque, claro, sí lo es— sino que eso se deriva de una concepción dinámica del movimiento y desarrollo de la realidad material y de la interpenetración de diferentes contradicciones, y la verdad de que, como Lenin recalcó, todos los límites en la naturaleza y la sociedad, aunque sean auténticos, son condicionales y relativos, y no absolutos. (Mao también recalcó ese mismo principio básico al señalar que dado que la variedad de las cosas es inconmensurable y las cosas están interrelacionadas, lo que es universal en un contexto es particular en otro contexto). La aplicación de este principio al tema aquí subraya que solo en el sentido relativo, y no absoluto, las condiciones objetivas son “objetivas” para nosotros—lo son, pero no en el sentido absoluto. Y, además de eso, lo que es externo en una situación puede pasar a ser interno, como resultado del movimiento —y los cambios producidos por el movimiento— de las contradicciones. Por tanto, si uno aborda las cosas de una manera lineal, entonces solo va a ver las posibilidades que están directamente en frente—es como si tiene puestas las anteojeras. Por otro lado, si uno aborda las cosas con un enfoque correcto, dialéctico materialista, reconoce que pueden suceder muchas cosas no esperadas, y siempre tiene que mantenerse tenso ante esas posibilidades mientras trabaja sistemáticamente por transformar la necesidad en libertad. Repito, ese es un punto básico de orientación.

El papel revolucionario fundamental del periódico comunista

En este marco, quiero hablar de los siguientes temas: ¿cómo aceleramos, o cuáles son algunos de los elementos de acelerar mientras se aguarda?; y ¿cómo se aplica el “qué hacerismo enriquecido” a esto? Primero, ¿qué quiere decir “qué hacerismo enriquecido”—y a qué nos referimos cuando hablamos de “qué hacerismo”? “Qué hacerismo” se refiere a la orientación fundamental que propuso Lenin, en su obra famosa del mismo nombre (¿Qué hacer?), donde subrayó que el papel esencial de un comunista no es ser “secretario de tradeunión” (o sea, no un dirigente de las luchas a favor de la reforma y las mejoras de la situación de la clase obrera dentro de los confines del sistema capitalista) sino un “tribuno del pueblo”: una persona que alumbra con una luz penetrante las infamias y maltratos que perpetra el sistema capitalista, las maneras en que todo esto afecta los varios sectores sociales, y cómo cada uno de estos sectores responde a los principales sucesos del día en la sociedad y el mundo; que arroja luz, de manera convincente, sobre las causas y relaciones subyacentes a la raíz de todas estas infamias e injusticias—y así señala a través de todo esto la necesidad de la revolución y del establecimiento de una nueva sociedad socialista, y en última instancia comunista, y el papel decisivo de la clase explotada de la actual sociedad (capitalista), el proletariado, para hacer tal transformación revolucionaria, como parte de la revolución proletaria mundial en conjunto. Relacionado con esto, lo siguiente de otra obra de Lenin da otro análisis profundamente importante pero —especialmente hoy en día— poco conocido o entendido de la teoría comunista científica:

“Los hombres han sido siempre, en política, víctimas necias  del engaño ajeno y propio, y lo seguirán siendo mientras no aprendan a descubrir detrás de todas las frases, declaraciones y promesas, religiosas, políticas y sociales, los intereses de una u otra clase. Los que abogan por reformas y mejoras se verán siempre burlados por los defensores de lo viejo mientras no comprendan que toda institución vieja, por bárbara y podrida que parezca, se sostiene por la fuerza de determinadas clases dominantes”. (Lenin, “Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo”, citado por Bob Avakian en “El falso comunismo ha muerto… ¡Viva el auténtico comunismo”, Chicago: RCP Publications, 1992, p. 113)

Por supuesto, un punto central y fundamental de Lenin en ¿Qué hacer? es su análisis de por qué y cómo la conciencia comunista —que implica un punto de vista y enfoque científicos— no se puede desarrollar “espontáneamente” sino que hay que llevarla al proletariado y a las masas populares desde fuera del campo de su propia experiencia más directa e inmediata; y que, por esta y otras razones, la revolución comunista tiene que contar con la dirección de un partido de vanguardia organizado, que consta de gente, de todos los sectores de la sociedad, que ha adoptado la cosmovisión comunista.

Cuando hablamos del “enriquecimiento” del “qué hacerismo”, nos referimos a lo que se ha aprendido desde la época de Lenin —en particular en cuanto a la relación dialéctica entre la conciencia y la transformación de la realidad material, o entre los factores subjetivo y objetivo— y un énfasis aún más claro no solo en permitir que una mayor cantidad de masas participen en lo que está pasando en todas las esferas de la sociedad y en cómo esto se relaciona a la naturaleza fundamental de la sociedad y el tema fundamental de transformar la sociedad y el mundo, sino también un énfasis en derribar al máximo grado posible en todo momento las barreras que impiden que participen en la esfera del “trabajo con las ideas” y la lucha y contienda en el campo de las ideas (en las esferas del arte y la cultura, la ciencia y la filosofía, y así sucesivamente), tanto como presentarles a las masas los problemas de la revolución—y atraerlas, tanto y tan ampliamente como sea posible en todo momento, a bregar con los problemas cruciales relacionados a la necesidad de la revolución comunista y a los medios para hacerla. El punto de esto no es simplemente crear una situación en que cada vez más masas “se sentirán que están metidas” en el proceso revolucionario, sino en realidad encontrar las soluciones a estos problemas y permitir que el partido, tanto como las masas, aprenda de esta manera.

En el mero corazón del “qué hacerismo enriquecido” —y en el centro de lo que Lenin dijo originalmente en ¿Qué hacer?— está el papel del periódico comunista, como “propagandista colectivo” y “organizador colectivo” del movimiento revolucionario. Muchos preguntan: “¿Cómo se puede hacer la revolución, cómo se puede forjar un movimiento revolucionario, con un periódico como el arma principal?”. Muchas veces lo que implica una pregunta así es que seguir adelante de esta manera, con un periódico como el arma principal en la construcción del movimiento revolucionario, llevará inevitablemente a reforzar las nociones de “educación paciente” o un enfoque de “cada uno enseña a uno más”, por medio del cual, supuestamente, todo mundo aprenderá de alguna manera lo que tiene que saber y luego estará listo a meterse en la revolución en algún momento del futuro lejano e indefinido. Pero, por supuesto, nunca pasará, y esto no puede llevar a la revolución. La vida —y en particular la sociedad humana y su transformación— es demasiado dinámica y contradictoria para que un enfoque así tenga éxito y lleve a la revolución (si puede ser que se pueda mantenerse en camino a la meta de la revolución con tal enfoque).

Pero el punto de Lenin, cuando recalcó que empuñar un periódico es la parte crucial de prepararse —ideológica, política y organizativamente— para la lucha posterior para conquistar el poder, tiene una realidad y verdad esenciales. ¿Cómo es empuñar un periódico la parte crucial de tales preparativos? Esto tiene que ver con el papel de la conciencia y la relación entre la conciencia y tomar la iniciativa en la lucha. El punto de Lenin en ¿Qué hacer? no es que los comunistas no necesitan organizar a las masas a librar varias formas de lucha contra el maltrato y las infamias del sistema; y no es que nunca debemos hacer “llamados a la acción” para permitirles a las masas librar tales luchas y resistencia políticas. Pero, como Lenin recalcó correctamente, lo más importante que tenemos que hacer es sacar a la luz y a la vida para los oprimidos y explotados, y los insatisfechos con este sistema—sacar a la luz y a la vida para ellos la naturaleza de este sistema, y cómo las cosas que los agobian y les infunden de indignación, se relacionan la una a la otra, y cómo todas tienen sus orígenes en la naturaleza y el funcionamiento del sistema capitalista-imperialista; cómo entender correctamente, científicamente, no solo lo que se desenmascara de esta manera sino también cómo todas las diversas fuerzas de clase de la sociedad (y el mundo en conjunto) cuadran en el funcionamiento general del sistema, y (sin caer en el materialismo mecanicista) cómo, y por qué, las diversas clases y capas tienden a responder a varios sucesos de la sociedad y el mundo.

Y, como señaló Lenin, si esto se hace realmente de una manera poderosa, de tal manera que —hablando metafóricamente— hace sangrar, y penetra con fuerza debajo de la superficie de las cosas y llega al núcleo y la esencia de las cosas, esto les infundirá con (en palabras de Lenin) un “deseo incontenible” de actuar políticamente. Lo provocará mucho más poderosamente que todos los llamados directos a la acción que podamos hacer —tan importantes como estos sean en muchas ocasiones— y mucho más poderosamente que nuestra organización directa de las masas para llevar a cabo varias formas de lucha y resistencia políticas, tan importante como esta sea también. Y una extensión importante del punto básico de Lenin es que lo que se considera tolerable, o intolerable, está relacionado dialécticamente a lo que se ve como posible o necesario (o, por otro lado, lo que se ve como innecesario —o no más necesario—, algo que no más hay que aguantar y soportar).

Muy a menudo, en mis charlas y escritos, he hablado de que las masas sufren innecesariamente. A lo que esto se refiere es que, cuando llegan a ver que lo que experimentan —lo que, en realidad, este sistema las obliga a experimentar— no lo “decretó dios”, no es “cómo están las cosas para siempre” o no es el resultado de las acciones de un poder impenetrable —social o sobrenatural—, pero que en vez es el resultado del funcionamiento mismo de un sistema y, además, que la situación podría ser radicalmente diferente una vez que se haya erradicado este sistema, pues el reconocimiento de la posibilidad de actuar para cambiar la situación —y el deseo de actuar conforme a esto— se hace mucho más poderoso. Una de las cosas que más agobia a las masas es la creencia de que no es posible hacer cambios radicales debido a que las fuerzas que se les oponen son demasiado poderosas. Pero otra cosa que las agobia mucho —y que está estrechamente relacionada con el sentido de que el cambio auténtico y radical no sea posible— es la idea de que no hay una alternativa auténtica a lo que existe actualmente, así que lo máximo que se puede hacer es tratar de conseguir lo mejor posible dentro de esta situación, o sufrirla en silencio y buscar el refugio o consuelo de la religión o de algo más que representa, objetivamente, una “evasión” ilusoria. Pero cuanto más se desenmascara la naturaleza y el funcionamiento de este sistema y se los destaca de muchas maneras —gráfica y convincentemente—, y cuanto más captan que la situación no tiene que seguir siendo como es sino que solo es así debido al funcionamiento de un sistema —un sistema lleno de contradicciones—, tanto más se pueden sentir, y se sentirán, impelidos a actuar. Sin esto, incluso nuestros mejores esfuerzos de movilizarlas a actuar con el tiempo tropezarán con sus limitaciones y se desviarán o se convertirán en su contrario, en algo que refuerza el actual sistema y el sentido de que no se puede hacer nada para cambiar las cosas radicalmente.

Responder a todo esto, por medio de aplicar la orientación básica y enfoque que Lenin defiende en ¿Qué hacer? —y que se ha “enriquecido” de la manera a la que me he referido aquí— es el papel del periódico comunista en la forja del movimiento revolucionario. El periódico de nuestro partido, Revolución, tiene que seguir aumentando su capacidad de desempeñar este papel, al mismo tiempo que los camaradas del partido —y cada vez más personas que, en determinado momento, todavía no son militantes del partido pero que, en un sentido básico, son partidarios o simpatizantes de las metas y acciones del partido— tienen que empuñar el periódico con esa clase de orientación. Esto se tiene que hacer con una concepción cada vez más profunda de que está preparando el terreno de verdad —y en un sentido general es la parte más importante de preparar el terreno— política, ideológica y organizativamente, para la futura lucha por el poder, cuando haya un cambio mayor y cualitativo en la situación objetiva y el surgimiento de un pueblo revolucionario, de millones y millones, debido al desenvolvimiento de las contradicciones del sistema mismo y —en relación dialéctica con esto— el trabajo de las fuerzas revolucionarias conscientes, con el partido al centro. Esto es (otra vez en palabras de Lenin) “la mejor parte de los preparativos” —aunque son, en un sentido, preparativos indirectos— para la futura lucha por el poder. No es actividad en la esfera de la lucha militar, obviamente. Pero es la mejor parte de los preparativos para cuando la situación objetiva pase por un cambio cualitativo, de la manera y sobre la base que se ha descrito aquí. Empuñar el periódico de esta manera es, en las condiciones que existen en los países como Estados Unidos, la manera más importante de acelerar mientras se aguarda.

Esto está relacionado con —y establece un marco general para— el papel del periódico como “propagandista colectivo y organizador colectivo” para el partido tanto como para el movimiento revolucionario más amplio, y para el núcleo cada vez mayor del movimiento que simpatiza con el partido y sus objetivos estratégicos. El periódico provee un medio concentrado de “establecer pautas” para permitir obrar de forma conjunta en respuesta a los grandes problemas políticos y sucesos de la sociedad y el mundo —no en el sentido de “autómatas” que marchan juntos de manera mecánica, sino en el sentido de captar más conscientemente cómo responder a los sucesos mundiales—, de responder de una manera que represente emprender actividad significativo hacia un objetivo que se puede identificar con cada vez mayor claridad como una alternativa radical que es, en realidad, posible, tanto como deseable, y que se tiene que plasmar, y se puede plasmar, en realidad por medio de la iniciativa y la lucha conscientes.

Combatir “la tendencia espontánea a cobijarse bajo el ala de la burguesía”

El periódico también desempeña un papel clave con respecto a lo que Lenin describió como desviar a las masas y a los movimientos populares de oposición de la tendencia espontánea a cobijarse bajo el ala de la burguesía. Tengo que decir que en el pasado lo que yo pensaba que Lenin quería decir con eso es que en esas luchas, y en las masas que participan en ellas, había una propensión espontánea a cobijarse bajo el ala de uno u otro sector de la burguesía (en la forma no solo directa o textualmente de los representantes de la clase dominante, sino a menudo de personas cuya posición y punto de vista representan en última instancia los intereses de la clase dominante, aun si los individuos en particular no son ellos mismos miembros de esa clase dominante). Pero hace poco, al volver a estudiar ¿Qué hacer, se me ocurrió que a lo que serefiere Lenin es a la tendencia a cobijarse bajo el ala de la burguesía. (Su formulación precisa, hablando específicamente de los movimientos de la clase obrera, es “la tendencia espontánea del tradeunionismo a cobijarse bajo el ala de la burguesía”.)

Eso se ve todo el tiempo, en varias capas de la población. Por ejemplo, hace poco alguien me dijo que vio un carro con dos calcomanías: una decía: “Si no estás indignado, no estás prestando atención”; y la otra apoyaba a Barack Obama para la presidencia. Yo pensé que si yo me topara con eso, apenas podría resistir la tentación de dejar una nota en el carro: “Si estás apoyando a Obama, todavía no estás prestando atención”. [Risas] Aquí vemos otro ejemplo de la “tendencia a cobijarse bajo el ala de la burguesía”: el dueño de ese carro expresa, a través de una de las calcomanías, una posición muy buena: “Si no estás indignado, no estás prestando atención”. Pero, por otro lado, ¿adónde, espontáneamente, quiere ir esa persona? Hacia el campo —cobijarse bajo el ala— de la burguesía, en la persona de Obama, con una cita estúpida de él de que “no hay un Estados Unidos liberal, no hay un Estados Unidos conservador, solo hay un Estados Unidos de América”. Qué profundo y qué liberador.

Junto —o como parte— de esa “tendencia a cobijarse bajo el ala de la burguesía”, está el fenómeno de las personas que repiten constantemente que detestan el culto a la personalidad pero sin embargo una y otra vez se reinventan “salvadores” de los representantes de la clase dominante. “Al Gore —por favor— postúlese para la presidencia”. Eso se basa en cierta postura “opositora” que Al Gore asume, no solo con respecto al medio ambiente y los cambios climatológicos sino, por lo menos hasta cierto grado, con respecto a la guerra de Irak y otros asuntos. Pero eso refleja que no se entiende (como he señalado antes, en el contexto de las elecciones del 20042) que Al Gore dice y hace estas cosas, por limitadas que sean —y por más que permanezcan dentro del marco político de la clase dominante— porque, por ahora, no está postulándose para la presidencia —y si fuera uno de los candidatos, cada vez más diría algo distinto, como lo hizo en el 2000—para demostrar ante los que verdaderamente forjan y controlan el proceso por medio del cual se toman las decisiones que es capaz de capitanear el barco del estado del imperialismo estadounidense, en medio de las aguas muy peligrosas en que se encuentra.

Estos ejemplos —y muchos otros que se podrían mencionar— demuestran la enorme lucha que hay que librar para capacitar a la gente a romper con la orientación de “cobijarse bajo el ala de la burguesía”, para capacitarla a zafarse, en su manera de pensar y en su orientación, de los estrechos confines de la vida política que forja y domina la clase dominante, junto con todos los demás aspectos de la sociedad; para que capte lo que la realidad constantemente ha demostrado —que el cambio político significativo (aun antes de una revolución, por no decir nada de la transformación radical de la sociedad que solo es posible a través de una revolución) solo puede darse a través de acción política que es independiente de todo el marco dominante y, en un sentido esencial, en oposición a él.

Al examinar la diversidad de movimientos de masas que se han dado, aun en los últimos años —ya sean las enormes manifestaciones de los migrantes, o los movimientos contra la guerra u otros ejemplos de oposición y resistencia políticas— está claro que opera, una y otra vez, no solo una “atracción” sino una tendencia a buscar un ala de la burguesía bajo la cual encontrar apoyo y protección; y, al parecer de muchos, eso los hace “efectivos” (dejando de lado la pregunta de “efectivos” con respecto a qué, con qué condiciones y hacia qué fines). Ese es un fenómeno que se repite constantemente. Para parafrasear una observación de Lenin en otro contexto (en la que hablaba de cómo se engendra la burguesía, a través de la producción y el intercambio de pequeña escala, en el socialismo), esa “tendencia a cobijarse bajo el ala de la burguesía” se engendra cada día, cada hora, continuamente, de manera espontánea y en masa: “Yo sé, yo sé, no valen para nada, todos son malos”, dice mucha gente, hablando de los políticos burgueses; pero dan la vuelta y dicen que de todos modos es necesario apoyar a uno u otro de ellos para “hacer algo realista”. Bueno, mi respuesta a eso es: sí, hagamos algo realista—pero no hagamos algo malo. Y cobijarse bajo el ala de un sector de la burguesía, y en particular de los demócratas, es algo muy malo—conducirá, y solo puede conducir, a la parálisis política, y a algo peor, ante los muy reales, y continuos y constantes crímenes del sistema y de la clase dominante, de la cual los demócratas, no menos que los republicanos, son representantes. Como he señalado antes: Si se procura convertir a los demócratas en algo que no son y nunca serán, uno termina convirtiéndose en lo que los demócratas en realidad son.

Librar una resuelta lucha contra la “tendencia a cobijarse bajo el ala de la burguesía” es parte crucial de nuestra labor revolucionaria, y el periódico tiene un papel particular y concentrado que desempeñar en la lucha para desviar de ese camino a las masas y a los movimientos populares de oposición, y encaminarlos hacia el camino de la actividad política verdaderamente significativa.

Esta serie continuará en el próximo número de Revolución.

 

1 El “realismo determinista” es un tema de la primera parte de esta charla “Más allá del estrecho horizonte del derecho burgués” —que está en revcom.us— y en la serie de pasajes de la primera parte en “El marxismo como ciencia— En oposición al materialismo mecanicista, el idealismo y la religiosidad”, en Revolución #109, 18 de noviembre de 2007.back]

2 Esto se refiere a una charla del 2004 de Bob Avakian titulada “Elections, Democracy and Dictatorship, Resistance and Revolution”, en BobAvakian.net (en inglés).back]


La segunda parte de

HACER LA REVOLUCIÓN Y EMANCIPAR A LA HUMANIDAD

está en la internet ahora (en inglés)

Revolución tiene el orgullo de anunciar que la segunda parte de la nueva charla de Bob Avakian HACER LA REVOLUCIÓN Y EMANCIPAR A LA HUMANIDAD ahora está en el portal revcom.us (en inglés). La segunda parte se titula TODO LO QUE HACEMOS TIENE QUE VER CON LA REVOLUCIÓN, y examina conceptos esenciales sobre el contenido de forjar un movimiento revolucionario y comunista. La charla se publicará como serie en Revolución (en español y en inglés) una vez que se haya terminado de publicar la primera parte.

En un sentido importante, la segunda parte de HACER LA REVOLUCIÓN Y EMANCIPAR A LA HUMANIDAD hace un andamiaje esencial para forjar tal movimiento revolucionario. No cabe duda de que hay más trabajo que hacer, y más pensamiento que se necesita, al llevar a cabo y resumir este trabajo, y con el desarrollo del mundo, pero esta charla establece un marco y enfoque coherente para hacerlo. También aplica —y ejemplifica— un método que todo mundo puede aprender y utilizar: da un sentido vivo del carácter de múltiples capas y niveles y de cambios dinámicos de la realidad, y una manera de comprender la realidad en su movimiento y desarrollo, y de transformarla. Al hacer esto, aprovecha la primera parte de la charla, que ahora se está publicando como serie, y su discusión de la meta primordial de la lucha tanto como del método científico.

Todo revolucionario y toda persona que está resuelta a cambiar de manera fundamental la sociedad, y que está lidiando con cómo hacerlo, debe estudiar esta charla. Esperamos tener pronto tus comentarios y respuestas a esta obra.

Envíenos sus comentarios.

Revolución #113, 23 de diciembre de 2007

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Quedan seis semanas en la campaña para recaudar $500,000

Necesario... y posible: Un gran salto

 

A principios de agosto, se distribuyó por todo el país decenas de miles de ejemplares de un número especial sobre la campaña para recaudar fondos: ¡La verdad... en preparación para la revolución! Anunció la campaña de seis meses del periódico Revolución para ampliar la circulación y recaudar $500,000.

Empieza así:

En un momento en que buena parte de la humanidad vive en un infierno, en que el horror de la ocupación yanqui de Irak amenaza con escalar a una guerra contra Irán, en que el futuro del planeta está en riesgo, el periódico Revolución tiene que circular mucho más y con más empuje; tiene que desenmascarar lo que está sucediendo; tiene que mostrar el porqué y la solución revolucionaria que beneficiará a la gran mayoría de la humanidad.

A seis semanas de que se concluya la campaña, esta es la situación: se ha logrado y se ha aprendido cosas importantes. ¡Si las aprovechamos, será posible alcanzar nuestra meta de $500,000, por difícil que sea! Es cierto, los que han participado en esta campaña han tenido que “aprender haciendo”. Pero lo principal que hemos aprendido es que para que la campaña sea un éxito, hay que propagar la política del número especial con osadía, lucha, briega, creatividad y seguimiento sistemático y serio con las personas que expresan interés en la campaña. También hemos aprendido que tenemos que romper con la timidez, el temor a “alejar” a la gente, de hacer las cosas “para no arriesgarnos” (y así garantizar el fracaso) en la forma de solo hablar con “los mismos cuatro gatos”, como si lo que está en juego no es enorme.

Esta campaña para recaudar fondos, junto con otras transformaciones del periódico, son necesarias para que Revolución sea capaz de jugar el papel que Lenin le atribuyó a un periódico como este: la mayor parte de la preparación —ideológica, política y organizativa— para la revolución. Eso es lo que está en juego.

Un salto adelante

Hasta el 10 de diciembre, se ha recaudado $253,315 en contribuciones y promesas—un poquito más de la mitad de la meta. Además de las contribuciones al periódico Revolución, esto incluye contribuciones a los diversos proyectos que contribuyen al alcance y la calidad del periódico: el Fondo de Literatura Revolucionaria para Presos, que subvenciona las suscripciones de Revolución para presos; y el Proyecto Global Center/Woodward Jena, que financia el reportaje que están realizando los corresponsales de Revolución desde Jena, Louisiana, sobre el caso de los 6 de Jena.

Durante esta campaña se han logrado y aprendido cosas importantes que sirven de trampolín para avanzar a un nivel superior. Individuos y “grupos de $100” se han comprometido a recaudar fondos, y lo han hecho, y al hacerlo han ampliado el alcance de Revolución. Unas personas con recursos e influencia han ofrecido eventos en los que se han recaudado fondos y, además, se ha presentado Revolución a gente de la clase media; en ciertos casos, esas personas han igualado las contribuciones recaudadas por los equipos de proletarios para la campaña de recaudación de fondos. Las reuniones para organizar y forjar una estrategia para la campaña han atraído a una mezcla singular de artistas, intelectuales, estudiantes de prepa que se han opuesto a la guerra, proletarios de todas las nacionalidades, activistas, universitarios y otros. Desde diversos puntos de vista, todos han bregado sobre la importancia de recaudar $500,000 para un periódico que es el núcleo de un movimiento revolucionario, y en muchos casos esto es precisamente lo que han hecho.

Los logros de la campaña para recaudar fondos se han obtenido conectando el profundo descontento e indignación por la dirección en que está encaminado esta sociedad con el proyecto comunista revolucionario. Al mismo tiempo, para ser francos, en demasiados casos no se ha reconocido ni respondido a ese profundo descontento, al no seguir de una manera seria la conexión establecida con los que han expresado interés. Pero si desarrollamos y profundizamos esas relaciones, y si robustecemos esas relaciones para generar nuevas olas de conexiones, esta campaña para recaudar fondos podría alcanzar otro nivel en las próximas seis semanas.

Cuando se debate y lucha en serio sobre esta campaña para recaudar fondos, las conversaciones sobre por qué se debe contribuir a esta causa han sido una oportunidad para estudiar a fondo el número especial —“¡LA VERDAD... en preparación para la REVOLUCIÓN!”— así como para profundizar la discusión sobre lo que está mal en el mundo y lo que tiene que cambiar; y por qué este periódico tiene que estar en el centro de un creciente movimiento revolucionario si de veras vamos a abordar de una manera significativa cualquiera de los problemas fundamentales ante la humanidad.

Bregar sobre por qué se debe contribuir a Revolución obliga a los revolucionarios a abordar los interrogantes históricos más importantes sobre el futuro de la humanidad. ¡Y eso es algo muy bueno en todo sentido! Los que están en el poder han calumniado y distorsionado lo que es el comunismo, y por el momento su veredicto es la “opinión común”. Pero lo que verdaderamente corresponde a los intereses de la gran mayoría de la gente, y en última instancia a la humanidad entera, es una sociedad que se basa en lo que la humanidad necesita y no en la búsqueda del capital por las ganancias y todos los horrores que eso conlleva. Hay que aprovechar, y no esquivar, cada oportunidad que se presente para profundizar sobre esto y desatar un movimiento a favor de la revolución y el comunismo.

En el corazón de iniciar y profundizar el debate sobre el comunismo es la obra de Bob Avakian, el presidente del Partido Comunista Revolucionario. La serie “Hacer la revolución y emancipar a la humanidad”, que Revolución está publicando actualmente y que está en revcom.us, es una presentación reveladora e inspiradora de la perspectiva más avanzada de lo que es el comunismo y de cómo llegar al comunismo.

Por supuesto, la gama de personas que apoyan esta campaña para recaudar fondos y al periódico Revolución es amplia y extensa, entre ellas muchas personas que no están de acuerdo con la revolución comunista. Estas personas pueden forjar y forjan su propio punto de vista en respuesta lo que leen en Revolución. El número sobre la campaña para recaudar fondos tiene importantes ejemplos de lo amplio que es esta clase de apoyo en la sección “Lo que se dice sobre el periódico Revolución”.


Un interrogante que se plantea, tanto en los programas para recaudar fondos como en conversaciones francas, es el riesgo que implica apoyar a un periódico comunista revolucionario en la época de Guantánamo y las “listas de espionaje”. Para que quede en claro, contribuir a este periódico es legal. Por otro lado, este sistema se opone al disentimiento de una manera salvaje, y tiene una larga historia de tratar de censurar, cerrar y aplastar la política revolucionaria. Debido a la naturaleza de este sistema, apoyar a esta campaña para recaudar fondos tiene un elemento de riesgo y sacrificio. Ese riesgo y sacrificio valen la pena. Y este movimiento tiene que esforzarse por apoyar a quienquiera que sufra represión injusta por hacerlo.

Seguimiento… y seguir luchando

Para que esta campaña para recaudar fondos sea exitosa se tiene que continuar la discusión con los miles de personas que han respondido positivamente. Se tiene que distribuir ampliamente el número especial. Se tiene que colectar las contribuciones prometidas. Y se tiene que incorporar a nuevas oleadas de personas al proceso y desencadenarlas. Esto será otra oportunidad más para forjar relaciones más profundas entre el periódico y una mayor cantidad de personas que lo leen y lo apoyan.

La venta de suscripciones es una parte muy importante de este proceso. La red de lectores regulares de Revolución está singularmente capacitada para responder a los sucesos, y es de importancia estratégica para el desarrollo de un movimiento revolucionario. Ese es un elemento del punto de Lenin de que el periódico es la mayor parte de la preparación para la revolución. Como parte de eso, los que se suscriben son la base más sólida para la recaudación de fondos.

Si aprovechamos lo que hemos aprendido y logrado, encontramos los medios para profundizar el compromiso de quienes se han incorporado y capacitamos a todos los que sea posible para continuar ampliando esta campaña, podremos alcanzar nuestra meta y dar un paso importante con respecto a mejorar la calidad y e empuje del periódico. Hacer esto ha sido y seguirá siendo cuestión de brega. Habrá que forjarlo en los hechos.

Lo que puedes hacer:
• Comprométete a organizar un equipo para recaudar $100 o más. En revcom.us/drive/40ways-es.pdf encontrarás 40 maneras de recaudar $100, y en revcom.us/drive/tips-es.pdf encontrarás más ideas sobre cómo organizar equipos para recaudar $100.

• Contribuye en línea y hazte contribuidor regular en revcom.us. O comunícate con RCP Publications, Box 3486 Merchandise Mart, Chicago, IL 60654. O llama al (773) 227-4066.

• Subscríbete. Ver la oferta especial en la página 15.

• Pide playeras “Se busca” en revcom.us/regalos

• Incorpórate a actividades para recaudar fondos en tu ciudad—ver la información en la página 2 o comunícate con RCP Publications en rcppubs@hotmail.com, o llama al 773-227-4066.

Los siguientes proyectos no son parte del periódico Revolución/RCP Publications, pero su misión contribuye a ampliar la circulación y mejorar la calidad de Revolución.

• Contribuye y aprende más sobre el Fondo de Literatura Revolucionaria para Presos en www.ihcenter.org/groups/prlf.html. Las contribuciones al FLRP se pueden descontar de los impuestos federales, con PayPal o tarjeta de crédito. El Fondo de Literatura Revolucionaria para Presos es un programa del International Humanities Center, una organización sin fines de lucro según la Sección 501c3 del Internal Revenue Code.
• Las contribuciones al Proyecto Woodward Jena Project (que se pueden descontar de los impuestos federales) hacen posible el trabajo de los corresponsales de Revolución en Jena, Louisiana. Se las puede enviar a Global Center, una organización bajo la sección 501c3. Haz los cheques (y solo cheques) a nombre de “The Global Center” e indica que son para el proyecto “Woodward Jena Project”. Manda por correo a RCP Publications, PO Box 3486, Merchandise Mart, Chicago, IL 60654.

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Revolución #113, 23 de diciembre de 2007

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"Jena, Louisiana Goddamn" en la galería Rush, Nueva York

El 11 de diciembre celebraron un programa para recaudar fondos para el periódico Revolución en Nueva York titulado “JENA: Louisiana Goddamn, una conversación con unos corresponsales de Revolución directo de Jena”.

Tuvo lugar en la galería Rush Arts, en el barrio Chelsea, el centro del mundo artístico de Nueva York. Es una pequeña galería sin fines de lucro, que se considera de vanguardia. Atrae un amplio espectro del mundo artístico, jóvenes y mayores, principalmente negros pero también multinacional, y muy en la onda.

Unas 35 personas fueron a escuchar a los corresponsales Alice Woodward, Hank Brown y Li Onesto hablar de sus experiencias en Jena, los sucesos y la importancia del caso de los 6 de Jena, el papel importante del periodismo revolucionario y la campaña de Revolución para recaudar $500,000. El público reflejó la amplia gama de personas que leen el periódico. Participaron artistas conocidos, cineastas independientes, cómicos de micrófono, un planificador y recaudador de una fundación nacional de arte, historiadores de arte y proletarios del Club Revolución de Harlem.

Lo organizó Dread Scott después de una conversación con Danny Simmons, un pintor, escritor, filántropo, activista y fundador de dos galerías de Nueva York, entre ellas Rush. Sabe que sus eventos atraen a una mezcla interesante de artistas e intelectuales, a muchos de los cuales les preocupan los temas importantes ante la humanidad. Quería conectar con Revolución y contribuir a él.

Una declaración de bienvenida de Simmons decía: “Desde el comienzo, Rush Arts ha sido un centro de los cuya voz y visión es diferente de los que detentan el poder, en el mundo artístico o político. Nuestra misión es ayudar a los artistas y al público a centrar la atención en los temas de justicia social, inclusión y cambio social. Es más que hora que la comunidad artística contribuya al cambio necesario en todas partes de la sociedad. No es suficiente seguir siendo la comunidad callada cuando nuestras voces colectivas pueden representar tanto más… Por favor tomen en serio lo que se dice aquí hoy y empiecen a comprometerse a ser agente del cambio social”.

Hank y Alice hablaron de sus experiencias en Jena, de ver las últimas fotos de dogales en teléfonos celulares a oír a los negros hablar de un señor negro que murió golpeado porque chocó accidentalmente con una señora blanca. Hablaron de la segregación en un pueblo pequeño y de que el gobierno federal apoya a los racistas locales a castigar a los 6 de Jena por oponerse al “estilo de vida sureño”, o sea la segregación, la supremacía blanca y el terror al estilo del KKK. Li Onesto habló del papel de Revolución: llevar “la verdad en preparación para la revolución” a la gente, y de que el periódico traza vínculos y atrae a un público amplio y diverso a una conversación en curso sobre cómo entender y cambiar el mundo.

Durante las preguntas y respuestas, muchos hicieron preguntas sobre la vida en Jena y expresaron sorpresa e indignación en respuesta a la abierta supremacía blanca y segregación. Una señora del Club Revolución de Harlem habló de su experiencia en Jena durante la protesta del 20 de septiembre. Dijo que le impresionó mucho la pobreza de los negros y describió un árbol que vio con las palabras “Prohibido el paso” y una cari-catura racista de un negro.

Después, los participantes se quedaron para vino, queso y conversación. La mezcla de gente de diferentes capas electrizó y dio ímpetu a los artistas a pensar más en la situa-ción, a contribuir a la campaña y a participar. El Club Revolución de Harlem salió resuelto a participar en el programa al día siguiente en Sister’s Uptown.
A muchos la inspiración y el reto del programa les hizo pensar en por qué más blancos no están par-ticipando y cómo se puede cambiar la situación, tanto como en la revolución y el comunismo. Unos contribuyeron en el acto, y otros se comprometieron a reunirse pronto y trazar planes para fiestas para recaudar fondos.

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Revolución #113, 23 de diciembre de 2007

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Recaudar fondos para enviar Revolución a los penales

Recibimos la siguiente carta del Club Revolución de Harlem:

El miércoles 12 de diciembre unas 40 personas se reunieron en la librería Sister’s Uptown Book Store en el barrio Washington Heights de Manhattan para oír a los corresponsales de Revolución Alice Woodward y Hank Brown, que han informado sobre el caso de los 6 de Jena desde julio. Sister’s ofreció el programa y el Club Revolución de Harlem lo organizó para recaudar fondos para el Fondo de Literatura Revolucionaria para Presos. Nuestra meta fue recaudar $3,750 para subvencionar 150 suscripciones para presos que han pedido el periódico.

El programa empezó con la lectura de una serie de pasajes impactantes de Revolución por miembros del Club Revolución de Harlem. Entre las voces de Revolución figuraban una entrevista a jóvenes negros de Jena, con su mezcla de inocencia, desafío, agitación, preocupación y esperanza; un preso del penal de Folsom, California, cuyo ejemplar semanal de Revolución pasa debajo de la puerta de muchas celdas y a muchas manos, provoca mucho debate, difunde la ciencia de la revolución y fortalece la resolución; y un preso de 50 años de edad que dice que el periódico y los escritos de Bob Avakian son, para él, “como una bebida de agua fresca en medio del desierto”. Como dijo el maestro de ceremonias, no hay otra publicación que pone en primera plana las voces de los que este sistema ha demonizado, criminalizado y descartado como lo hace Revolución.

Alice Woodward dijo que a los jóvenes de Jena les encantaría saber que en Harlem leen y escuchan sus palabras.

Alice y Hank describieron la degradación diaria en que tienen que vivir los negros de Jena, un lugar donde los negros ni siquiera pueden entrar a la peluquería. Esto enfureció al público y unos se pusieron a llorar. La historia del caso de los 6 de Jena provocó mucha indignación, aunque ya la habían oído. Negaron con la cabeza al oír cómo obligaron a Mychal Bell a hacer una “admisión”, de la “justicia” capitalista de los tribunales y de cómo este sistema ha tratado a los 6 de Jena en particular y a la juventud negra en general. Con muchos ejemplos destacaron que los dogales no son una travesura y que la supremacía blanca no es una aberración. Los dos corresponsales terminaron hablando con fervor de lo importante que es Revolución.

Cuando empezó la sesión de comentarios y preguntas, muchos casi no se pudieron contener. Lo de Jena y del sistema imperialista supremacista blanco los conmovió profundamente y desató una oleada de amargura. Primero habló un señor negro de 79 años de edad, que era soldado en 1949 a los 18 años de edad. Lo aislaron y castigaron por desafío a un oficial blanco que andaba diciéndoles “n*gger” a los soldados negros. Comparó su experiencia a lo que les está pasando a los 6 de Jena hoy. Dijo: “El racismo está vivito y coleando en este país desde 1949, y estos jóvenes tienen que enfrentarlo”. Contribuyó $25 al FLRP.

Una señora de East Harlem que fue a Jena en un camión trazó otra comparación al hablar de que la policía en East Harlem y Harlem arrestan, humillan y maltratan a los jóvenes latinos y negros. Cuando dijo “esto tiene que parar”, el público la vitoreó.

La dueña de la librería habló hacia finales del programa. Dijo que abrió la librería hace un año para llevar a otros la historia, cultura y política del pueblo negro, que no podía encontrar durante su juventud en el sur de Georgia. Dijo: “Vemos mucha energía positiva en este salón esta noche y nos da mucho placer ser parte de esto. Además de negros, tenemos gente de otras razas. Quizás no es cuestión de raza sino de conciencia”.

Los lectores de Revolución saben que los supremacistas blancos amenazan con celebrar una marcha en Jena el 21 de enero, el día de Martin Luther King. La opinión general del programa fue que hay que responder con una resistencia masiva por todo el país y de muchas capas sociales, ¡¡y no solo de negros!! Unos participantes, especialmente los que fueron a Jena para la manifestación del 20 de septiembre, hablaron de regresar a Jena y esta vez con más fuerzas.

Unos se quedaron a hablar con Alice y Hank después del programa. De hecho, tuvimos que pedirles que se fueran. Pero no terminó en eso. Unos militantes del club invitaron a los corresponsales a un apartamento para continuar la discusión. Once ó 12 personas fueron al apartamento y hablamos dos horas más sobre la situación en Jena, el trabajo y los vínculos de los negros de Jena a la tierra. Les hicimos preguntas sobre el estado de ánimo de los negros tras el acuerdo de Mychal Bell, cómo los blancos responden al periódico y cómo los negros responden al comunismo, y cómo los corresponsales tratan las profundas tradiciones religiosas de los negros sureños. Alguien habló en defensa del programa de Martin Luther King en contra del de Malcolm X y el de Bob Avakian, y esto desató otro debate.

Recaudamos un poco más de $300 en donaciones y promesas. Así que nuestro total es un poco más de $2,000. Un médico y un abogado prometieron contribuir $500 cada uno para igualar las contribuciones recaudadas, y recaudamos $1,000 para recibir sus contribuciones. Ahora que hemos igualado esos $1,000 estamos buscando a otros para que se comprometan a igualar otros $1,000.

Al final de la noche decidimos hacer una fiesta de año nuevo. Queremos hacer más lecturas de las “Voces de Revolución” también para contribuir a la campaña para recaudar $500,000. El Club está recaudando $1,000 para la edición en español y hablamos de hacer una lectura de las voces de los migrantes. Esto podemos hacer en las escuelas, iglesias (negras, latinas, blancas), organizaciones y hasta en la calle. Les mantendremos al tanto. Text Box:  

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Revolución #113, 23 de diciembre de 2007

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Nueva Orleáns: Celebran la temporada tumbando viviendas

El 12 de diciembre las autoridades iniciaron la demolición de cuatro proyectos habitacionales de vivienda pública en Nueva Orleáns. Los bulldozers empezaron a tumbar edificios en el proyecto BW Cooper. Pero esta cruel y desalmada destrucción se ha topado con protestas y resistencia.

En septiembre del 2005, el mundo entero vio con horror cómo el gobierno abandonó a docenas de miles de negros en las inundaciones tras el huracán Katrina, los sometió a condiciones infrahumanas y luego los evacuó cruelmente. Ahora, dos años después, el 14 de diciembre los periódicos publicaron titulares y fotos de Nueva Orleáns una vez más: el gobierno ESTÁ ARRASANDO viviendas públicas para los inquilinos de bajos ingresos Y HAY RESISTENCIA contra los bulldozers para parar este crimen. Esto ha tenido un gran impacto y los ojos del mundo están puestos en Nueva Orleáns una vez más. Al cierre de esta edición, un tribunal estatal ha bloqueado las demoliciones de tres de los cuatro proyectos porque el consejo municipal nunca las aprobó.

El consejo municipal podría aprobarlas inmediatamente. Y el tribunal no bloqueó la demolición de BW Cooper porque estaba programado antes del huracán Katrina.

Si las autoridades se salen con la suya, derribarán cuatro de los cinco proyectos habitacionales que quedan en Nueva Orleáns. Reemplazarán las 4,600 unidades de vivienda pública con viviendas para familias de “ingresos mixtos”, con solo 800 unidades para los pobres.

Estas demoliciones destruirán los barrios donde han vivido miles de personas. Muchos de los inquilinos de Cooper han tenido que ir a vivir con parientes o amigos. Otros viven en la calle. Ahora van a perder la casa.

No cabe duda de que las nuevas viviendas de “ingreso mixto” no estarán al alcance de la gran mayoría de los que vivían en las viviendas públicas. Nueva Orleáns ya ha pasado por eso con la destrucción del proyecto St. Thomas antes de Katrina. Tumbaron 1,500 unidades para la gente de bajos ingresos y solo construyeron 150 para reemplazarlas en el proyecto River Gardens.

La destrucción de la vivienda pública, que está ocurriendo por todo el país, es una infamia… y ESPECIALMENTE lo es en Nueva Orleáns. Lo que el sistema hizo tras el huracán Katrina fue criminal, pero este mismo maltrato ha continuado hasta hoy. Las comunidades negras como el Ninth Ward siguen abandonadas. Unos 200,000 habitantes que vivían en Nueva Orleáns antes de Katrina siguen en el exilio por todo el país. 150,000 de ellos son negros. Como resultado de la destrucción de la vivienda pública, muchos nunca podrán regresar. Además, en los próximos seis meses FEMA va a desalojar a miles de los habitantes de Nueva Orleáns que han vivido en los tráilers de emergencia aquí y por todo el país. ¿Dónde van a encontrar vivienda? ¿Y qué de la gran y cada día mayor población sin techo? La alcaldía dice que 12,000 personas viven en la calle en Nueva Orleáns, el doble de antes de Katrina. Muchos dicen que en realidad hay miles más. Con las demoliciones esa cantidad crecerá de nuevo.

Crece la resistencia

Hay que parar las demoliciones. Son parte de un plan para reconstruir Nueva Orleáns como una ciudad más pequeña y más blanca, sin la mayor parte de su población negra. Además el esfuerzo nacional para destruir la vivienda pública es parte del programa que tiene el gobierno de Bush para los negros: pobreza, cárceles y castigos. Nueva Orleáns ha pasado a ser un símbolo nacional e internacional; lo que pasó tras Katrina es un ejemplo concentrado y claro del legado vivo de la esclavitud y de cómo el sistema capitalista sigue oprimiendo al pueblo negro. La decisión de oponer resistencia a estas demoliciones o no tiene un significado especial por todo el mundo. Subraya la importancia de esta lucha y lo que está en juego. La clase dominante también sabe el impacto nacional e internacional que tienen los sucesos en Nueva Orleáns y tiene que tener esto en cuenta cuando toma decisiones.

Las autoridades están muy resueltas a tumbar los proyectos. A los inquilinos han amenazado con expulsarlos para siempre o quitarles las subvenciones si se oponen. Alphonso Jackson, secretario de Vivienda y Desarrollo Urbano (HUD), le advirtió a la alcaldía que HUD le quitará $137 millones de ayuda federal y que 900 ex inquilinos de vivienda pública que ahora viven por todo el país perderán sus subvenciones si paran las demoliciones.

La resistencia cobra fuerza. Cien personas llenaron una oficina de la alcaldía el 10 de diciembre para demandar que paren las demoliciones. El 12 de diciembre, 50 personas formaron una cadena humana para impedir que un bulldozer entrara a BW Cooper. Entró durante la noche. Al día siguiente las personas que ocuparon un edificio desplegaron una manta contra las demoliciones mientras el bulldozer tumbó otro edificio. Tras una confrontación de varias horas, arrestaron a los manifestantes y los acusaron de entrar sin autorización.

Ese mismo día cien personas marcharon a las oficinas de HUD en Nueva Orleáns para demandar que parara las demoliciones. Hubo otras protestas en otros dos proyectos. En esta resistencia participan inquilinos, docenas de voluntarios que fueron a Nueva Orleáns para parar las demoliciones y una cantidad cada vez mayor de simpatizantes.

La resistencia ha electrizado a mucha gente, que ve que las demoliciones son malas para los pobres y especialmente para los negros. Unos dicen que la meta es sacar a los negros de la ciudad. Recuerdan que tras el huracán Katrina, el congresista de muchos años de Baton Rouge, Richard Baker, dijo: “Por fin se ha limpiado la vivienda pública de Nueva Orleáns. No lo pudimos hacer nosotros, pero Dios lo hizo”.

Por otro lado, mucha gente tiene preguntas. Unos dicen que los proyectos son semilleros de pobreza y crimen y que más vale tumbarlos y construir algo nuevo. Otros dicen que perder los bajos alquileres de la vivienda pública motivará a los inquilinos a buscar trabajo y salir adelante.

En esto se hacen eco lo que dicen las autoridades para justificar tumbar la vivienda pública, y confunden la causa y el efecto. Muchos inquilinos de vivienda pública trabajan muy duro, pero en trabajos que pagan salarios de miseria y no ofrecen ningún futuro. Muchos otros no pueden encontrar trabajo. El sistema capitalista tiene la culpa de esto. Trasladó las fábricas y otros sitios de trabajo de los barrios negros y otros barrios oprimidos de Nueva Orleáns y otras partes del país. A millones de jóvenes negros les ofrece un futuro de trabajos que pagan poco, si es que encuentran trabajo. Ha criminalizado a muchos de estos jóvenes y almacena a centenares de miles de ellos en la cárcel. Tumbar la vivienda pública no va a cambiar esta situación. De hecho, la agudizará.

Más allá de las consecuencias inmediatas de la destrucción de la vivienda pública en Nueva Orleáns es el impacto y significado mayor de si hay o no hay resistencia a este ataque contra los pobres.

Todo esto recalca la necesidad de luchar contra estas demoliciones, no aceptarlas. Y recalca la necesidad de construir esta lucha como parte de los preparativos para la revolución. La pobreza y el crimen son productos del capitalismo. Se necesitará una revolución, y nada menos, para lidiar con esto y con la explotación y opresión que el capitalismo impone por todo el mundo.

Construir vivienda pública no es parte del plan de la reconstrucción rentable de Nueva Orleáns. Y un aspecto absurdo del capitalismo de mercado libre se ve en esta destrucción. Miles de personas no tienen trabajo y se podría capacitarlas para construir viviendas. Miles de personas viven en la calle y necesitan vivienda. Por todo el país miles de personas se pueden movilizar y están dispuestas a ofrecerse de voluntarios para reconstruir la ciudad. Pero este SISTEMA, donde las ganancias determinan lo que se hace y no se hace, IMPIDE unir todos estos factores para construir vivienda decente.

Una sociedad revolucionaria, donde el poder está en manos de la gente, podría responder a la necesidad de vivienda al alcance de todos de una manera totalmente diferente. Podría desencadenar a los que necesitan trabajo para construir las viviendas. Ante un desastre natural como Katrina, una sociedad revolucionaria no abandonaría a las masas a morir para luego aprovechar la oportunidad para sacarlas de la ciudad y no dejarlas regresar, como hizo este sistema. Podría utilizar y desencadenar el entusiasmo y la energía de las masas para reconstruir, en vez de reprimirlos como ocurrió tras Katrina. No será nada fácil, pero será posible en el socialismo, donde se movilizará a las masas a lidiar con la transformación de la sociedad y la emancipación de la gente y a trabajar juntas para lograrlas.

La demolición de la vivienda pública es una infamia más tras todas las infamias que este sistema ya ha perpetrado contra los habitantes de Nueva Orleáns. Los habitantes están luchando por el derecho de regresar a la ciudad, de reconstruir la casa y la vida, y la necesidad de viviendas para los de bajos ingresos es crítica. Hay que seguir luchando para que no destruyan ninguna vivienda.

No importa cuáles sean las vueltas por las que pase esta lucha, se necesita librar una verdadera lucha para parar las demoliciones… y es posible. No está decidido que las autoridades van a destruir estos proyectos y que no se puede hacer nada para pararlas. Ya el poder de la resistencia popular las ha obligado a pararlas por el momento. Ahora esta resistencia tiene que cobrar fuerza y recibir apoyo de todo el país. No existen “personas de fuera” en la lucha por la justicia; la batalla de Nueva Orleáns es de todos. Si se hace, creará una nueve base desde la cual se podrá continuar la lucha para defender la vivienda pública en Nueva Orleáns y por todo el país. Y concientizará a la gente y ayudará políticamente a prepararla para la revolución.

Revolución exhorta a los lectores a enviar declaraciones de apoyo, que mandaremos a la gente de Nueva Orleáns.

Envíenos sus comentarios.

Revolución #113, 23 de diciembre de 2007

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Entrevista al acusado Richard Brown de los 8 de San Francisco

Los 8 de San Francisco: Un caso de injusticia y tortura

La entrevista de Revolución es una sección especial para que nuestros lectores se familiaricen con las opiniones de importantes figuras del arte, la música y la literatura, la ciencia, el deporte y la política. Los entrevistados expresan sus propias opiniones, naturalmente, y no son responsables de las ideas que aparecen en otras páginas de este periódico o la página web.

El 23 de enero de 2007, arrestaron a ocho ex militantes del Partido Pantera Negra y los acusaron de homicidio y conspiración por un caso de hace 35 años en el que murió un policía de San Francisco. Esta no es la primera vez que han acusado a unos de estos acusados de estos mismo cargos. Ya en 1973 anularon acusaciones parecidas en Nueva Orleáns cuando salió que les sacaron confesiones con la tortura. Ahora, en el 2007, parece que el gobierno quiere volver a entablar los mismos cargos y usar las mismas pruebas sacadas con la tortura.

Esto sucede en un momento en que el gobierno justifica la tortura y ataca los derechos fundamentales. Bill Goodman, director judicial del Centro pro Derechos Constitucionales, dijo: “El caso contra estos hombres se apoya en la tortura y nos recuerda que el gobierno de Estados Unidos, que ha cometido torturas horripilantes en la base Bagram, Abu Ghraib y Guantánamo, tiene antecedentes de tortura y maltrato aquí mismo, especialmente contra afroamericanos”.

El Partido Pantera Negra fue una poderosa fuerza revolucionaria en los años 60 y principios de los 70. Se opuso al terror policial, popularizó el Libro Rojo de Mao Tsetung y puso la política revolucionaria sobre el tapete de este país como nunca antes. El PPN contaba con el apoyo de millones de personas, tanto de las masas básicas como de las capas sociales privilegiadas. Por eso, el gobierno los atacó con saña y nunca ha perdonado ni olvidado. Ha seguido atacando a los ex militantes del PPN y ha querido borrar su legado revolucionario. Eso es especialmente cierto en la situación actual en la que se intensifican muchos crímenes del sistema, entre los cuales desempeña un papel importante la opresión de los negros, y en vista de que mucha gente de todas las nacionalidades quiere oponer resistencia y busca respuestas a grandes interrogantes.

Este caso ha empezado a generar amplio apoyo para los acusados, aunque se necesita mucho más. Los raperos Mos Def y Talib Kweli se han presentado en programas para los 8 de San Francisco que han movilizado a cientos de personas, entre ellos muchos jóvenes. El conjunto musical Ozomatli pidió a miembros de los 8 de San Francisco que hablaran en las cuatro funciones que realizó en San Francisco y también en Los Ángeles. Las audiencias para los ocho han estado repletas de partidarios. Hace poco, el consejo municipal de Berkeley aprobó una resolución a favor de retirar los cargos. Dos galardonados del premio Nobel, el arzobispo Desmond Tutu y Mairead Corrigan Maguire, iniciaron una petición firmada por grupos defensores de los derechos humanos y religiosos que pide retirar los cargos, y que el gobierno inicie una investigación de las acusaciones de tortura y ponga en libertad inmediatamente a Herman Bell y Jalil Muntaqim.

Los 8 de San Francisco son Richard Brown, Richard O'Neal, Ray Boudreaux, Hank Jones, Francisco Torres, Harold Taylor, Herman Bell y Jalil Muntaqim.  Bell y Muntaqim han estado presos más de 30 años en Nueva York.

Revolución habló con Richard Brown, uno de los 8 de San Francisco, sobre el caso y su importancia. Por los últimos 25 años, Richard Brown ha trabajado de organizador comunitario con el centro Ella Hill Hutch en el barrio Western Addition de San Francisco.

*****

Revolución: ¿Qué me puedes decir sobre las acusaciones contra tú y los miembros de los 8 de San Francisco?

Richard Brown: Nos han acusado del ataque contra la delegación Ingleside en 1971 en el que murió el sargento John Young. Debido a que éramos Panteras, nos acusaron de ese homicidio y conspiración para matar a policías y cometer ciertos delitos. Nos acusaron de eso por primera vez en los años 70. Cuando el caso pasó a los tribunales, los tres acusados, John Bowman, Ruben Scott y Harold Taylor, dijeron que los torturaron para que dieran confesiones. Debido a eso y a que los interrogaron sin que tuvieran un abogado en Nueva Orleáns, el juez anuló las supuestas “admisiones de culpabilidad” y el caso entero. En enero de este año, el 2007, volvieron a arrestar a ocho de nosotros por los mismos delitos y, según lo que sabemos y lo que hemos escuchado, en las audiencias planean usar las mismas “confesiones” que los tribunales ya rechazaron. Según lo que han presentado ante el tribunal, lo que han dicho hasta la fecha, no tienen pruebas nuevas. Nos están acusando de nuevo con lo mismo que dijeron que era ilegal en los años 70.

Quisiera agregar que desde ese entonces muchas cosas han cambiado, debido a la Ley Patriota y la Seguridad de la Patria y el clima en este país en este período, en el que piensan que ahora pueden usar lo que antes no podían usar ya que no está del todo claro si [la tortura] es ilegal o no.

Revolución: ¿Nos puedes pintar un retrato de cómo fue la tortura en Nueva Orleáns?

Richard Brown: En 1973, arrestaron en Nueva Orleáns a tres militantes del Partido Pantera Negra, John Bowman, que era Pantera de San Francisco, Ruben Scott, que era Pantera de San Francisco y Harold Taylor, que era Pantera de Los Ángeles. En realidad arrestaron a 13 Panteras. Los apartaron y los torturaron por varios días. Los desnudaron, los esposaron, los aislaron y los golpearon constantemente, les privaron del sueño, alimentos y muchas cosas así. Los golpearon en el estómago y la espalda. Los golpearon en las canillas y piernas con aparatos que los torturadores usan para no dejar huellas. Les hicieron lo que hoy llaman el submarino. Técnicamente usaron cobijas calientes y mojadas. También les cubrieron la cabeza con bolsas de plástico hasta que se desmayaban. Les aplicaban picanas a sus partes privadas y el ano. Fue un tratamiento tan inhumano que es difícil describirlo, por no decir nada de aguantarlo. Y mis amigos que tuvieron que aguantar eso, yo he visto cómo los ha afectado. Cómo se ven cuando lo describen. Honrada y verdaderamente, es horripilante y para mí es difícil hablar de eso. Es horroroso que unos seres humanos traten a otros de esa manera y por días.

Los torturaron por tres o cuatro días.

Revolución: En la tortura de Nueva Orleáns participaron dos policías de San Francisco. ¿Qué papel desempeñaron?

Richard Brown: Ed Erdelatz y Frank McCoy eran detectives de homicidio de San Francisco que ya antes del incidente de Ingleside se metían contra los Panteras. En 1973, estaban en Nueva Orleáns. De hecho ellos nunca los tocaron. Entraban al cuarto con los detectives de Los Ángeles y Nueva York y agentes del FBI. Entraban y hacían preguntas, y si no les gustaba la respuesta salían y entraban los policías de Nueva Orleáns que eran los que los torturaban. De hecho, la tortura empezó antes del interrogatorio. Cuando los arrestaron se los llevaron y los desnudaron, los aislaron y empezaron a darles golpizas. Les encantaba torturar. Los dejaban jodidos y les decían que iban a regresar. En eso entraban los detectives para hacerles preguntas. Al principio les decían a los detectives que los estaban torturando y los detectives salían y regresaban los policías de Nueva Orleáns. Eso duró días. No los dejaban dormir, los despertaban a cada rato, cada hora más o menos. Les tiraban encima cobijas mojadas, y agua hirviente para que no pudieran ni respirar. Eso es lo que tuvieron que aguantar por días.

Ed Erdelatz y Frank McCoy son los que en el 2005 vinieron a tocar nuestras puertas durante la investigación del jurado acusatorio. Decían: “¿Se acuerdan de nosotros?”, y nos daban las órdenes para comparecer ante el jurado acusatorio. Ya estaban jubilados, pero el Departamento de Seguridad de la Patria los contrató cuando empezó a reabrir estos casos cerrados [los casos del Partido Pantera Negra que estaban cerrados —Revolución] por todo el país.

Revolución: ¿Qué paso con la investigación del jurado acusatorio?

Richard Brown: La primera vez que vinieron nos dijeron que querían hacernos preguntas sobre unos blancos a quienes conocemos. Pero cuando empezaron con sus preguntas estaba claro que lo que les interesaba era el papel de los negros en el ataque de Ingleside. Ya habían llegado a la conclusión de que los Panteras eran los responsables. Fue un caso de tratar de hacer que los hechos cuadraran con la teoría y que desde entonces eso es lo que han estado tratando de hacer.

En el 2005 todos nos negamos a dar testimonio ante el jurado acusatorio. A cinco nos detuvieron por desacato: Hank Jones, Ray Boudreaux, Harold Taylor, John Bowman (fallecido) y yo. Nos detuvieron por desacato hasta que se venciera el plazo del jurado acusatorio. Nos dejaron salir el 31 de octubre del 2005.

Revolución: ¿Por cuánto tiempo los detuvieron?

Richard Brown: A mí me detuvieron aproximadamente un mes. A todos nos detuvieron por diferentes plazos, dependiendo de cuándo pasamos ante el jurado acusatorio. Creo que Hank Jones fue el primero y el que más tiempo pasó detenido. John Bowman fue el último que cuestionaron y el que menos tiempo pasó detenido, creo que fue ocho o nueve días. Creo que a Hank lo detuvieron dos meses y medio. No éramos culpables de ningún delito. Nos amparamos bajo la quinta enmienda [a la Constitución] y por eso me apartaron de mi familia y me encerraron. Me tuvieron en diferentes lugares. En realidad nadie, ni siquiera mi abogado, sabía dónde estaba. Tardaban días en encontrarme, y cuando me encontraban me trasladaban a otro lugar. Nos hacían esas cosas para presionarnos o simplemente porque eran vengativos, lo que sea que motiva a esa gente, eso es lo que hicieron. Me imagino que en su mente perversa, esa gente siempre tendrá un motivo para torturar, mentir y matar, para encerrar a personas aunque saben que son inocentes. Obviamente pueden justificar a sí mismos esas porquerías que hacen, porque lo hacen y porque lo siguen haciendo. Pero para mí es difícil entender.

Revolución: ¿Podrías hablar un poco más sobre por qué decidieron no cooperar con el jurado acusatorio?

Richard Brown: En primer lugar porque me quieren condenar de algo del que soy inocente. El jurado acusatorio ha adoptado el cuento que ese conglomerado de agencias de Nueva Orleáns se inventó, un caso en el que torturaron, para atacarme y acusarme de cometer delitos. Y ahora vienen a pedirme que pase ante un jurado acusatorio para decir cosas que me podrían perjudicar. Yo sé que como hombre negro en Estados Unidos y como Pantera, el sistema judicial y los tribunales no me han tratado con justicia. En todas las veces que he ido a los tribunales jamás he visto justicia. ¿Así que por qué hacerlo? Estamos hablando de un asesinato, un homicidio. ¿Y quieren que coopere con ellos? Y yo sé, de los hechos, que esto es una injusticia; me quieren condenar de algo de lo que no soy culpable.

Pero aun si dejáramos eso a un lado, esa misma gente, Ed Erdelatz y Frank McCoy, los departamentos de policía, el FBI y los demás torturaron a mis amigos. Da pena. Jamás olvidaré lo que les hicieron a mis amigos. Jamás, pero nunca cooperaré con gente así. Jamás les tendré respeto. No me gustan. Creo que los deben arrestar y juzgar por los crímenes que cometieron. Hasta que eso suceda, ni piensen que les vaya a decir algo decente. No quiero tener nada que ver con ellos, y creo que los demás comparten ese sentimiento. Jamás cooperaré con ellos, no lo hice entonces y jamás lo haré.

Por las cosas que les hicieron al Partido Pantera Negra el programa Cointelpro y los departamentos de policía por todo el país, y por la manera que me trataron en los tribunales, solo tengo desdén para ellos. Aun si hubiera algo sobre lo cual cooperar, no lo haría.

Revolución: Estás hablando de Cointelpro y antes lo mencionaste. Este caso tiene mucho que ver con el Programa de Contrainteligencia del FBI con que atacaron al Partido Pantera Negra. ¿Podrías hablar más sobre Cointelpro, ya sea cualquier experiencia personal que tengas o el papel que jugó en general?

Richard Brown: Lo que hicieron, en un sentido general, fue destruir lo que fue el Partido Pantera Negra. En una palabra, el papel de ese programa era destruir el movimiento, destruir todos los movimientos políticos progresistas de ese tiempo. Si no me equivoco, en ese entonces Hoover [el director del FBI J. Edgar Hoover] declaró que el Partido Pantera Negra era el mayor peligro [interno] a la seguridad del país. Y nosotros que militábamos en el Partido Pantera Negra, no teníamos la menor idea… yo de hecho no recuerdo que haya dicho eso. Yo estaba muy ocupado sirviendo a la comunidad. Era un joven negro en una comunidad negra. Y los negros en ese entonces tenían un montón de inquietudes, de hecho todavía las tienen. Nada estaba a nuestro favor. El gobierno no nos representaba para nada. No hacía nada para nosotros. Lo único que veíamos a diario era la represión policial. La policía era como un ejército de ocupación en nuestras comunidades; nos querían mantener bajo la bota e intimidarnos para que no hiciéramos nada contra otros sectores de la sociedad. Éramos los que estaban más al fondo. No teníamos viviendas decentes, no teníamos comida decente, no teníamos escuelas decentes, no teníamos trabajos decentes… no teníamos trabajos. Así que cuando el Partido Pantera Negra vino a decirnos que podíamos hacer todo eso por nuestra propia cuenta, muchos como yo nos unimos al partido, cientos se unieron al partido para servir a la comunidad negra y ayudar a la gente. Nos interesaba alimentar a los niños, organizar a la comunidad, unificarla y conseguir el voto para poder controlar a los políticos de nuestra comunidad, abrir escuelas para los niños, clínicas… todas las cosas que el gobierno no había hecho para nosotros, nosotros estábamos dispuestos a hacer por nuestra propia cuenta y empezábamos a hacerlo.

Por eso el programa de contrainteligencia nos consideró la amenaza número uno a Estados Unidos y nos atacó con una intensidad que hasta hoy me parece asombrosa. En ese entonces no lo podía creer. No creíamos que el FBI y el Programa de Contrainteligencia y todas esas otras agencias gastaban tanto dinero, hacían todas esas trampas, hacían todo lo que podían para minar nuestros esfuerzos por ayudar a nuestra gente: complotar contra nosotros, agotar todos recursos llevándonos a la cárcel casi a diario, falsificar documentos y pruebas para meternos presos hasta por vida y destruir nuestra dirección, torturar y hasta matar. Se ha comprobado que fueron culpables de todo eso. En realidad nunca se nos ocurrió que harían cosas así, que las estaban haciendo. Hasta hoy me entero de las cosas que hicieron.

En los años 70, la investigación del Comité Church del Senado concluyó que el Programa de Contrainteligencia fue ilegal y anticonstitucional. Hasta condenaron a un par de agentes eran culpables de ciertos cargos, pero no pasaron tiempo presos porque el presidente conmutó la sentencia. Decidió que se debe perdonar y olvidar. Pero 40 años después no me han perdonado ni olvidado, ¡y ni siquiera soy culpable! Esos tipos fueron culpables de delitos.

Revolución: Este caso lleva más de 35 años. ¿Por qué piensas que lo han vuelto a entablar?

Richard Brown: En primer lugar, quieren legalizar la tortura. Pensaron que les iba a dar resultados porque todos somos negros y es más fácil condenar a negros que a blancos u otros. Para ellos era un caso fácil. Pensaron que podrían crear opinión pública contra nosotros porque murió un policía y los acusados son ocho negros. Querían ver si este caso tuviera resultados debido a las nuevas leyes que tienen y la revocación de ciertos derechos constitucionales que teníamos en el pasado. Eso se llama “relajación”, que las teníamos, pero que ya no las tenemos. Pensaron que si tuvieran resultados con nosotros, entonces lo podrían generalizar en todo el país y hacer lo mismo contra todos los que se oponen y se opondrán a ellos por la dirección en que está encaminado el país. Están perdiendo el apoyo de las masas y tienen que encontrar una manera de tenerlas a la raya e intimidarlas para que sepan que “si se oponen a nosotros jamás lo perdonaremos. Una y otra vez vendremos por ustedes. Sufrirán. Así que ni lo piensen”.

Revolución: Dos de tus coacusados, Herman Bell y Jalil Muntaqim, han estado presos por más de 30 años. Yo sé que quieres hablar de ellos.

Richard Brown: De ellos y de todos los presos políticos que sufren como consecuencia del Programa de Contrainteligencia, o Cointelpro. Se ha comprobado más allá de toda duda que complotaron contra ellos, que se inventaron pruebas, que pagaron a gente para mentir y suprimieron pruebas que hubieran demostrado que eran inocentes. Tenemos el caso de Geronimo Ji Jaga, a quien metieron preso 27 años antes de que el gobierno tuviera que admitir que sabía que no fue culpable. Suprimieron las pruebas de que él estaba en otro lugar cuando se cometió el crimen. Esas son las cosas que me gustaría que los estadounidenses vieran y entendieran. No solo nos afecta a nosotros, los negros, en este momento… y la mayoría de los presos políticos, aunque no todos, son negros. Lo que quisiera es que se volviera a ver todos los casos de los presos políticos. Quisiera que se volviera  a ver los casos de todas las personas afectadas por el programa Cointelpro, y que se hiciera algo para remediar esa situación.

Hasta hoy tenemos a gente como Herman y Jalil en la cárcel por las cosas que hicieron con ese programa de contrainteligencia durante muchos años.

Complotaron contra mí, abiertamente, me abrieron un expediente. En ese entonces estaba a cargo de nueve niños, y me llevaron preso por más de dos años por nada. Me separaron de mi familia por casi dos años y medio con esas pendejadas. Sigo diciendo que tuve suerte, porque no tuve que pasar 27 años ó 35 años en la cárcel como mis otros camaradas que siguen presos. Y yo pude haber pasado mucho más tiempo preso si no hubiera sido por el trabajo que hicieron mis abogados para comprobar que era inocente.

Esto tiene que cambiar. Tenemos que hacer algo. Hay cientos y cientos de personas en todo el país que están presas, y que parece que nunca salgan libres, por las cosas que hizo ese programa de contrainteligencia. Las masas no son las que deciden si saldrán o no saldrán. El gobierno fascista sigue diciendo que considera que esas personas son una amenaza, como dijo que yo era una amenaza por dar de comer a los niños de la comunidad negra. Y no los van a poner en libertad, y ese es uno de los mayores crímenes que ha cometido este gobierno.

Revolución:  ¿Qué sustenta tu lucha?

Richard Brown: El amor de mis bisnietos, mis nietos y mis hijos, mi amor por el pueblo. El hecho de que no soy la clase de persona que se va a dar por vencido y aguantar cualquier cosa. Si me pegas, te pego. Creo en la gente. Esa es otra cosa que me enseñó el partido, el verdadero poder viene del pueblo. Amo a las masas. De hecho, amo a Estados Unidos y a los estadounidenses. Pero hay una diferencia. No estoy hablando del tal llamado gobierno estadounidense. El tal llamado presidente y su administración. Si partes de la definición de lo que es un presidente, él no cabe. Él se asemeja más a un dictador y por tanto está a cargo de un régimen. No tiene nada que ver con el pueblo estadounidense. Creo que la mayoría de los estadounidenses son personas decentes, que creen en la libertad, justicia e igualdad para todos, que en el corazón quieren que esta sea la “tierra de los libres y los valientes”. No es hoy, pero podría ser y tengo fe que algún día será si seguimos haciendo el esfuerzo y tratamos de presentar la contradicción, que es lo que yo estoy haciendo, y educar a la gente para que entienda lo que está pasando, para que la situación sea mejor, no solo para mis nietos y bisnietos, sino para los hijos de todos.

No puedo parar. Si la gente entiende y toma las cosas en sus manos como lo puede hacer, podría cambiar todo esto. Mientras pueda seguir haciendo algo, continuaré haciéndolo y seguiré trabajando para eso. Creo que lo estoy haciendo por el amor al pueblo y el amor a la paz y la libertad. Y hasta que las tengamos seguiré luchando.

Revolución: ¿Hay algo más que quieres decir?

Richard Brown: Los presos políticos y los prisioneros de guerra. Honesta y verdaderamente, eso es algo que quisiera que la gente entienda. Hemos formado un Comité por la Defensa de los Derechos Humanos, eso es lo que hemos hecho los 8 de San Francisco. Y con eso queremos que inicien una nueva investigación del programa de contrainteligencia. Es un poco ridículo pensar que el gobierno nos está arrebatando las libertades y los derechos constitucionales, y nosotros estamos hablando de las mismas cosas que el gobierno hizo contra nosotros. Es para que la gente en Estados Unidos entienda lo que verdaderamente está pasando, y hasta que pintemos un cuadro de lo que pasó y de lo que está pasando con los presos políticos no tendrán ni la posibilidad de regresar. No solo queremos que regresen; también queremos que a los que cometieron estos crímenes contra ellos y contra todos nosotros se les imputen la responsabilidad.

Honrada y verdaderamente, cuando pienso en Jalil y Herman y otros presos políticos, me siento muy, pero muy mal. Siento que no estoy haciendo lo suficiente. Me preguntaste qué me da ánimo. El amor que siento por esos compañeros, que ofrendaron tanto por su amor al pueblo, y que están sufriendo como sufren. Quiero poner fin a eso.

Para estar al tanto de los acontecimientos del caso de los 8 de San Francisco, conéctate con el portal www.freethesf8.org

 

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Revolución #113, 23 de diciembre de 2007

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Un cuento para las fiestas invernales Invierno... las montañas... en algún momento futuro

Rang miró cerro abajo, pero el sol ya estaba poniéndose. Sentía avecinarse una tormenta de diciembre. En la subida Sarny y Tok, los más chiquitos, se quedaron atrás y ya habían tardado media hora. Si no llegaban pronto, habría que pedir ayuda para buscarlos.

Rang tenía 14 años. El equipo ya tenía cuatro semanas trabajando en la región montañosa de los lagos en una obra de saneamiento de un lago que fue contaminado en el ese-entonces. También estaban preparándose para una serie de reuniones para “discuchar”, como se decía, sobre qué hacer con las ciudades: decentralizarlas más, o desarrollarlas como centros especiales de algún tipo distinto, o varias opciones en medio. Seguro que el debate sería acalorado. Esta iba a ser su primera experiencia y quería más que nada estudiar las cuestiones. Pero con igual determinación quiso hacer una caminata hoy, aun cuando se daba cuenta más o menos de que estaba oscureciéndose muy temprano. Por otra parte, pensó, si le quedaba tiempo después de estudiar, tal vez podría trabajar un poco en esa canción que estaba componiendo, porque definitivamente habría pachanga durante los días festivos invernales.

Justo entonces Sarney irrumpió por el sendero, mientras Tok la seguía despreocupadamente. Rang exhalaba. La niña escupía palabras como en torrente.

“¡Tok me echó una mentira! Tok me echó una mentira!” La niña de ocho años de edad estaba indignada. Sarney señaló con el dedo a Tok y dijo: “¡Mentiste! Y no se debe echar mentiras”.

Tok se encogió de hombros. Tenía una manera tranquila y un sentido de humor travieso para un mocoso que acababa de cumplir diez años. Respondió: “No fue mentira. Ser difícil de creer no hace que sea una mentira”.

“¡Es mentira!” –gritó Sarny—. “Lo que dijiste no puede ser verdad”.

“No me creas, pues. Pregúntales a ellos. Te van a decir lo mismo”. Tok dio un paso hacia la fogata y señaló al resto del equipo.

Sarny se volteó hacia los demás. “Tok me dijo que antes la gente asustaba a los niños, los asustaba desde muy chiquillos, y les hacía creer cosas que no son verdad. Dijo que antes les contaba a los niños que el día festivo de invierno era el cumpleaños de un tipo poderoso y cruel, que era realmente un dios, y que si no lo amaban y no le festejaban su cumpleaños, les prendería fuego y les haría burla y, y, y los tortugaría...”—

“Torturaría” — le corrigió Tok.

“Los torturaría pa’ siempre... y por eso, había que celebrar ese día. Eso no puede ser cierto, ¿verdad que no?”

Rang miró a Beta, que se empeñaba en armar las tiendas de campaña, y luego a Zeph, la única persona de edad del grupo. Zeph se inspeccionaba las uñas y escondía una sonrisita. Rang preguntó: “¿Bueno, y de qué más hablaron?”

“Tok dijo que antes decían a los niños que ese tipo podía hacer cualquier cosa y que sabía todo, y que podía ver hasta lo que tenías en mente y lo que ibas a hacer antes de que tú supieras. Que tenía un montón de reglas para la gente y nunca las explicó, y que si una persona las desobedeciera, pues no hablaban con ella sino que la mantendrían viva después de morir y la quemarían en un gran fuego, como un lago que todavía no se había saneado, que tenía todo lo cáustico y el veneno. Pero si seguían las reglas, entonces los mayores les regalarían juguetes y todo eso. Y que el día festivo del invierno antes se celebraba como el día en que nació ese hombre cruel”. Sarny estaba fuera de sí, pero Rang quería escucharlo todo, y dejó que desenvolviera la plática.

“Tok dijo que el tipo cruel ese le dijo a la gente —y eso decían a los niños el día festivo del invierno, pues los grandes lo creían también— que él iba a vivir para siempre, y que incluso si obedecían todas las reglas, los torturaría pa’ siempre a menos que lo amaran a él. Y no bastaba con decirlo, tenían que realmente amarlo”.

“Por encima de todo”, comentó Beta entre dientes.

“Y que luego cuando murió, porque lo sujetaron a una tabla con clavos, y su equipo fue diciéndole a la gente que murió por su culpa, y que él iba a regresar pero no quisieron decir cuándo —decían que podría ser en cualquier momento— y que si la gente no pasaba todo el tiempo pensando en lo mucho que lo amaba, pues la iba a tortugar, bueno pues, torturar cuando regresara y luego matarlas y después revivirlas para poder torturarlas aún más”.

Zeph sonreía abiertamente: “Parece muy duro”.

Rang le lanzó una mirada.

“Bueno, eso es lo que decían en el ese-entonces”, Tok dijo calmado.

Sarny volteó y casi se le aventó. “No decían eso. O si lo decían, ¡nadie les creía! Yo no les hubiera creído. Eso lo sé.”

Por un momento Rang quedó viendo la fogata, y luego habló despacito: “Sí, es cierto, Sarny. Así era en el ese-entonces. Inventaron esas historias y las relataban a la gente desde niño, y otras historias espantosas también. Esa fue básicamente la peor, por lo menos de las que he investigado”. El equipo sabía que Rang leía muchos mitos del ese-entonces. Le fascinaban las historias, y también trataba de imaginarse cómo pensaría la gente que las inventaba.

“Pero... pero... ¿existe un hombre como ese? ¿Que puede hacer todo eso? ¿Que sabe lo que estás pensando y puede torturarte?”

“Bueno, existía un hombre. Pero no podía hacer todo eso. ¿Tú lo sabes, verdad? Hemos hablado de que podemos escuchar a las personas y imaginarnos cómo piensan... pero en realidad no podemos saber lo que piensan antes de que lo sepan ellas mismas, ¿verdad? Es una de las razones porque tenemos que poner mucha atención al escuchar”. Sarny asintió con la cabeza, pero todavía con un poco de incertidumbre. Rang pensó por un minuto. “Bueno, ¿recuerdas el espectáculo que vimos el año pasado? ¿El hombre que se hacía que adivinaba lo que la gente estaba pensando y que podía hacer aparecer las cosas de la nada y luego desaparecerlas? ¿Y recuerdas que a fin de cuentas nos mostró cómo lo hizo?” La cara de Sarny se le iluminó al recordarlo. “Bueno, en el ese-entonces, hubo personas que hacían los trucos, pero no los explicaban, y los usaban para engañarle y confundirle a la gente”.

Yo no haría eso”.

“Yo sé que tú no. Pero acuérdate que en el ese-entonces unas personas todavía mantenían abajo a otras. Y los que estudiaban las cosas no querían compartir sus conocimientos”. Sarny se veía confundida de nuevo; habría que explicárselo más al rato.

“¿Pero eso de morir? ¿Realmente se puede revivir a los muertos?” Parece que Tok, el sabe-lo-todo, también tenía preguntas.

Beta, de donde estaba armando las tiendas de campanas, interpuso: “No creo, a menos que se trata de llevar a un desmayado a que lo revivan en el medi. ¿Acuérdanse cuando murió Kar? Zeph nos ayudó a examinar su cuerpo y entender por qué ya no le servía. Y platicamos de que un tiempo estaba con nosotros y ya no estaba, de todo él lo que había logrado y lo que habíamos hecho juntos, y de todo lo que recordaríamos de él. Pero que no podíamos mantenerlo vivo, ni quisiéramos hacerlo a fuerzas, por más que lo extrañábamos”. Sarny y Tok quedaron embelesados al acordarse de Kar, de cómo lo atendíamos entre todos, cómo sonrió al último, y cómo Zeph había explicado todo, con una paciencia poco usual.

“¿Les daba miedo morir, en el ese-entonces?”, preguntó Tok.

Rang asintió, pensativa. A pesar de tanto leer, no podía entender de pleno cómo se obsesionaban con la muerte en el ese-entonces, cómo se imaginaban que iban a seguir vivos después de morir, y por qué querían seguir vivos. La vida era tan dura en el ese-entonces, pero tenían miedo hasta de soltarla. Se daban la ilusión de que les esperaba algo mejor al otro lado de la muerte, y se asustaban tanto con que los torturarían para siempre si no obedecían al dios. Cuando Rang había leído el testimonio, le dio ganas de llorar.

Ahora trató de explicárselo a Sarny: “Yo creo que tenían miedo por lo triste de sus vidas. Imaginarse que había un tipo poderoso, que existía un dios, les daba siquiera una razón por tantas cosas sin sentido, que se les redimiría” – Sarny se veía perpleja – “este... se les emparejarían las cosas, se les cumpliría, al final. Como cuando trabajamos duro durante meses para sanear el lago, y al terminar vemos lo mucho que hemos logrado”.

“Sí, sí, pero ¿para qué asustar a los niños?”, preguntó Beta, con una voz tensa. “¿Por qué torturar? No da ningún sentido a nada”.

Blue había escuchado mientras preparaba la cena. Se había sumado al equipo hacía apenas seis semanas, al salir de otro equipo a unos días de camino, porque dijo que quería conocer a más personas y escuchar nuevos pensamientos. Blue podía caminar por los cerros todo el día, no hablaba mucho pero cantaba fuerte como un río que baja por la ladera. Y las comidas que hacía eran para chuparse los dedos. Después de servir los platos, habló: “Para mí que la gente inventaba las historias para dar sentido a su vida, pero estaban tratando de dar sentido a un mundo realmente loco. Un mundo donde unos pocos vivían de los muchos de abajo, y podían hacer sus vidas miserables. Bueno, en el ese-entonces si uno pensaba diferente, o hacía algo fuera de lo aceptado, pues lo podrían torturar de verdad, pero no lo haría un dios inventado sino otra gente”. Blue le miró hacia Rang.

Zeph interpuso ahora con más seriedad: “Para mí, asustar a la gente con esos cuentos beneficiaba a los que tenían el poder de torturar de verdad... yo digo”. Tok absorbía todo. Pero Sarny se veía más perpleja que nunca.

“¿De qué hablan? ¿Por qué la gente iba a hacer eso a otra gente? Nosotros no lo hacemos”. Le faltaba poquito para soltar el llanto.

“Es difícil de creer, Sarny. Pero así hacía la gente, en el ese-entonces. La gente tenía que luchar y luchar durante siglos para traernos hasta dónde hemos llegado donde todos trabajamos juntos y nos tratamos unos a otros como, bueno… como gente”, dijo Rang, con voz bajita.

“Y ellos, los que peleaban en el ese-entonces para nosotros, ¿ellos creían en el tipo torturador?”

“Bueno, a algunos se les hacía difícil dejar de creerlo, por lo menos en el principio. ¿Para mí? ¿Por lo que he leído? Me parece que les era una de las cadenas más difíciles de romper. Creer en lo imposible es como tener tapaojos, no les permitía buscar y captar la verdad, abrir los ojos plenamente a lo que tenía que hacer, a la naturaleza de lo que existía, y al hecho de que le tocaba al pueblo, pues no hubo a quién más, hacerlo todo y llevarlo hasta el fin”.

“Entonces, ¿cómo dejaban de creer?”“No estoy del todo segura. Lo sigo estudiando para captarlo bien bien. Era algo complicado. Unos que creían en el dios-torturador decían que él estaba de su lado, y eso les daba valor. Pero aunque era valor basado en mentiras” –los niños se veían perplejos de nuevo– “algunos de los que no creían decían que había que dejar que los demás siguieran creyendo la mentira porque así iban a pelear contra los que inventaban la mentira. Pero otros entendían que si la gente que luchaba contra su opresión seguía creyendo la mentira, tarde o temprano esa mentira le iba a hacer daño y le iba a ser un obstáculo. Porque si uno se aferra a una mentira por ser conocido o cómodo o porque le hace sentir mejor, entonces no va a entender la realidad como es, ni sabrá que se la podría entender. Y eso perjudicaría a todos, porque necesitaban que todos estuvieran bregando con lo que realmente es y lo que no es. Igual como nosotros necesitamos a todos”. Los dos niños movieron la cabeza que entendían. “Entonces los que sabían que no existía el dios-torturador y que no había ningún dios luchaban duro para convencer a los demás. Era una lucha feroz, por lo que he leído, los camaradas discutían sobre lo que era real y lo que no, después de debatirlo algunos ya no siguieron siendo camaradas durante un tiempo o para siempre”.

Beta habló de nuevo. “Pero la gente hizo las revoluciones, ¿verdad, Sarny? La gente empezó a darse cuenta de que no le hacían falta todas esas ilusiones. Con las revoluciones, y todo el discuchar sobre lo que es real y toda la cosa, por lo menos por lo que entiendo... bueno, nos trajo hasta donde estamos ahora”. Rang saboreó del platillo que Blue había preparado.

Sarny miró la fogata, y dirigió la mirada hasta las estrellas. “¿Pero siempre tendremos que discuchar?”

Rang sopeaba los últimos rastros de la sabrosa salsa del plato. Pensó en el estado del lago esa mañana, en lo duro que habían trabajado esas semanas, tanto física como mentalmente, y sintió de nuevo dónde la química cáustica le había quemado el pie. Pensó en el choque de ideas sobre qué hacer con las ciudades al cual ella le había dado vueltas durante todo el mes. También echó un vistazo a su guitarrónica en un rincón de la tienda de campaña. Aflojó las botas, se estiró el cuerpo y sacó el foco de mano. “Creo que sí, Sarny, creo que sí”.

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Revolución #113, 23 de diciembre de 2007

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Suburbios de Seattle

Valientes estudiantes de prepa protestan contra la guerra

El 16 de noviembre, mil estudiantes de Seattle se salieron de clases como parte de protestas nacionales contra la guerra de Irak. Una de las mayores protestas fue en la prepa Foster de Tukwila, al sur de Seattle, donde 150 marcharon al municipio.

En la prepa Foster, el 71% de los estudiantes son pobres y reciben alimentos a precios reducidos. También son de muchas partes del mundo. Un estudiante le dijo a Revolución que en la escuela hablan 52 idiomas y hay estudiantes de 35 países.

Una adulta que trabaja con los estudiantes nos dijo que muchos de los estudiantes migrantes “han vivido en carne propia la guerra en sus países” y que ellos fueron parte de organizar la protesta. Una estudiante de Somalia le dijo a ella “que no quería vivir en un país que hace estas cosas”.

Los reclutadores militares son como buitres en las prepas proletarias como Foster, y los presionan a inscribir e ir a matar y morir por el imperio yanqui. Un ex alumno de Foster dijo que los reclutadores intentaron inscribirlo cuatro veces, él se negó, pero todavía lo andan buscando.

Tras la protesta, la administración de la escuela y el distrito escolar contraatacó y “suspendió” al maestro Brett Rogers, que apoyó la protesta de los estudiantes. Además, a él y a otros cinco maestros los están “investigando”. Rogers estuvo con los estudiantes en la protesta y dijo: “Es una guerra ilegal, a mi primo lo mandarán a Irak el 4 de diciembre y no estoy nada contento”. El distrito escolar de Tukwila mandó un memorando a todos los maestros de que se los estaba investigando por “falta de ética profesional”, y les advirtió que si hablaban con otras personas de eso, salvo el representante del sindicato, los podrían despedir. Según los estudiantes, eso ha tenido un efecto escalofriante en las aulas donde los maestros no pueden hablar de la protesta ni de los ataques contra ellos, y están preocupados de que tienen que “tener cuidado con lo que digan” con respecto a la política en sus clases.

Han atacado a los maestros que aconsejan a los estudiantes a investigar y a pensar independientemente. Como dijo un estudiante: “Están callando a los maestros que son abiertos con sus alumnos”. Una maestra que están investigando es la esposa de un veterano de la guerra de Irak, que habló en la escuela sobre sus experiencias. La maestra había preparado un plan de estudio para que los estudiantes tomaran posición con respecto a asuntos que les importan y que menciona la protesta. A pesar de que su plan de estudio fue aprobado por la administración, a ella también la están investigando. En una entrevista grabada, su esposo dijo que “ella es una víctima de su propio éxito en inspirar a los estudiantes”.

En respuesta a los ataques contra los maestros, los estudiantes de Foster se movilizaron para ir a las juntas escolares y circularon una petición de apoyo con 300 firmas de estudiantes y vecinos. Más de 100 personas asistieron a la primera junta escolar, y como resultado el maestro Brett Rogers pudo regresar a enseñar. Cuando los estudiantes del Club Acción de Estudiantes de Foster organizaron una reunión en un área común de la escuela, el director llegó con ocho policías de Tukwila para parar la reunión. A un organizador, que no es de la escuela, lo sacaron y amenazaron con arrestarlo. A un estudiante que circuló la petición lo suspendieron por nueve días, supuestamente por tener un iPod en la clase, algo que no es fuera de lo ordinario. A los estudiantes que salieron en protesta también han amenazado con castigarlos.

Uno de los estudiantes que ayudó a organizar la protesta, hablando de los ataques con Revolución, dijo que “es como en los tiempos del macartismo y de la cacería de brujas en Salem. Si dices algo, eres una bruja, eres un comunista”.

Los estudiantes de Foster piden llamar al director de la escuela y al presidente de la junta escolar para demandar que pongan fin a los ataques contra los maestros, que no despidan a ninguno de ellos, que levanten las suspensiones contra los estudiantes y que no se tomen medidas disciplinarias contra los maestros o estudiantes que participaron en la protesta.

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Revolución #113, 23 de diciembre de 2007

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Veteranos de Irak Contra la Guerra (IVAW) convoca investigación

El grupo Veteranos de Irak Contra la Guerra exhorta a ex combatientes de las guerras de Irak y Afganistán a reunirse en la primavera para dar testimonio acerca de sus experiencias. Se celebrará en Washington, D.C., del 13 al 15 de marzo de 2008 y reunirá a la mayor cantidad de ex combatientes de estas guerras hasta la fecha.

Se llama “Winter Soldier” (Soldado de invierno), el mismo nombre que dio a una reunión parecida el grupo Veteranos de Vietnam Contra la Guerra en Detroit en 1971. En 1971 los ex combatientes de la guerra de Vietnam dieron poderoso testimonio sobre los crímenes de guerra que vieron y cometieron contra el pueblo vietnamita y desenmascararon la naturaleza de esa guerra como una agresión injusta.

Liam Madden de IVAW escribió en un artículo titulado “Apoyamos las tropas que se oponen a la guerra” (en www.antiwar.com/blog): “En 1969, la masacre de My Lai alimentó la oposición popular a la guerra de Vietnam. Los dirigentes políticos y militares dijeron que tales crímenes eran aberraciones. Pero los miembros de Veteranos de Vietnam Contra la Guerra sabían que esto no era cierto”.

La convocatoria de la investigación Winter Soldier de IVAW (http://www.ivaw.org/wintersoldier) dice: “Más de 30 años más tarde, nos encontramos en una nueva guerra. Pero las mentiras son iguales. Una vez más, los soldados estadounidenses se encuentran empantanados en una ocupación cada día más sangrienta. Una vez más, los crímenes de guerra en lugares como Haditha, Faluya y Abu Ghraib han vuelto al público contra la guerra. Una vez más, los políticos y generales le echan la culpa a ‘unos pocos soldados malos’ en vez de examinar las medidas militares que han destruido a Irak y Afganistán”.

La investigación Winter Soldier es muy importante, especialmente en vista de que la prensa ha tapado y dado una versión aséptica de los crímenes estadounidenses en Irak. Mostrar la realidad de la guerra y de lo que ha hecho al pueblo iraquí tiene el potencial de obligar a mucha gente a reconocer estos crímenes y de alimentar una mayor resistencia, que se necesita con tanta urgencia.

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Revolución #113, 23 de diciembre de 2007


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No se traguen el cuento


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