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El borrador del nuevo programa del PCR,EU 

Borrador del Programa, Parte 2


¡CREAR OPINIÓN PÚBLICA, CONQUISTAR EL PODER! 
Preparar mentes y organizar fuerzas para la revolución

La tarea central del Partido Comunista Revolucionario, EU

Salvo el poder, todo es ilusión. La revolución proletaria armada es una imperiosa necesidad aquí y en todo el mundo. Las masas necesitan levantarse y tomar el poder, y sobre las cenizas de la vieja sociedad construir una nueva. La razón de ser del Partido Comunista Revolucionario, EU es dirigir al pueblo a hacer la revolución lo antes posible.

Acelerar y aguardar

¿Cómo se llega al momento en que la revolución armada de las masas esté a la orden del día? Una situación revolucionaria surge de una combinación de fuertes sacudones y cambios en la sociedad provocados, ya sea por crisis económicas, guerras o luchas revolucionarias en otros países, etc., además del trabajo preparatorio que hacen los revolucionarios durante todo el período previo.

El partido no puede crear una situación revolucionaria; tiene que aguardar a que se dé una situación favorable. Pero puede y debe acelerar la llegada de las condiciones necesarias para la lucha armada por el poder. El partido no determina los retos políticos que se le presentan, pero según como los aborde, puede afectar mucho el terreno político. Mejor dicho, el partido ha de jugar un papel muy dinámico en todo momento, y eso influenciará mucho cuándo y cómo surge una situación revolucionaria, e inclusive si surge.

El partido debe hacer el máximo esfuerzo posible por rebasar los límites impuestos por la situación objetiva y por transformarlos. Debe trabajar en todo momento para acelerar y preparar las condiciones necesarias para emprender la lucha armada. “¿Cómo nos prepara lo que hacemos hoy para iniciar y ganar la guerra revolucionaria cuando las condiciones maduren?”: con esa vara el partido mide su trabajo revolucionario en Estados Unidos.

La tarea central del partido

El partido hace todo eso por medio de su tarea central: ¡Crear opinión pública, conquistar el poder! Preparar mentes y organizar fuerzas para la revolución. El presidente del partido, Bob Avakian, la describe de la siguiente manera: “Abarca un complejo proceso de lucha en muchos frentes que eleva la conciencia, la organización y la capacidad de combate de las masas, y prepara el terreno para iniciar la lucha armada para tomar el poder cuando estalle la crisis revolucionaria”.

Ese proceso y esa lucha tienen un objetivo definido: dicho de una forma simple, nuestro trabajo se propone llevar las masas a estar dispuestas y decididas a ponerlo todo en juego por la revolución, y a que vean tanto la necesidad como la posibilidad de hacerlo. En esencia, esa es la “opinión pública” que estamos creando.

No se trata de una labor de “educación paciente”. Es un proceso complejo con diferentes aspectos: organizar varias formas de lucha de masas; construir organizaciones de masas y el mismo partido; desenmascarar el sistema, sus horribles rasgos, su total inutilidad; y demostrar la necesidad de tumbarlo. Todo eso está dirigido a preparar a las masas y al propio partido para librar la lucha frontal para conquistar el poder.

El papel clave de la prensa del partido

Dentro del marco de ese proceso, el periódico del partido juega un papel decisivo. A través de denuncias pone al descubierto los diferentes, y contradictorios, intereses y fuerzas de clase que toman parte en todos los sucesos, lleva a entender la naturaleza rotundamente reaccionaria del sistema y demuestra que la revolución es una imperiosa necesidad. Traba batalla con la burguesía en el campo de la opinión pública sobre los principales asuntos y temas del momento.

No solo desenmascara al enemigo y sus crímenes; también anima al pueblo a luchar y a apoyar los estallidos de protesta y rebelión que brotan constantemente.

Aparte del trabajo que hace el partido para fortalecer la resistencia de las masas contra el sistema imperialista, los continuos atropellos y atrocidades que comete el sistema por todo el mundo empujan a la gente a la vida política y a la lucha. Por medio del periódico, el partido “tiende un hilo” a esas luchas y rebeliones, las apoya y hace ver a los luchadores la relación entre esos atropellos y la naturaleza opresiva del sistema, es decir, que todo se ­desprende de la naturaleza fundamental del sistema. También prepara a los combatientes de un frente a ser combatientes en todos los frentes y los influencia en una dirección revolucionaria.

El periódico analiza las luchas y acontecimientos decisivos del país y del mundo de acuerdo al método marxista-leninista-maoísta y la línea del partido. La experiencia demuestra que los que lo leen habitualmente y están formados, o al menos influenciados, por su línea y visión, captan mejor la esencia y la importancia de diversas cuestiones, y generalmente actúan de una manera más consciente y resuelta.

En la lucha final por el poder, el sector consciente de clase de la clase trabajadora será la columna vertebral del ejército revolucionario del proletariado. El núcleo será el partido de vanguardia y la gente que ha estudiado sistemáticamente la línea del partido. Ese núcleo no nacerá de un momento a otro; tiene que forjarse y desarrollarse ahora, como una semilla para el futuro revolucionario. El periódico juega un papel decisivo en eso.

El periódico no solo enseña a las masas, especialmente a los que participan en la vida y actividad política, por qué y cómo apoyar las muchas protestas y rebeliones de diferentes sectores del pueblo; también les muestra los puntos fuertes y las limitaciones de las diferentes fuerzas de clase que luchan contra el sistema. Así van comprendiendo que solo el proletariado puede ser la columna vertebral de la lucha para derrocar el sistema y revolucionar la sociedad, pues su explotación es la base del sistema capitalista y es la única clase que no tiene nada que perder más que sus cadenas.

El periódico también pone en claro que los diferentes sectores de la clase trabajadora son parte del proletariado multinacional de Estados Unidos, y además que el proletariado de este país es parte del ­proletariado internacional. Brinda una visión del futuro comunista y de la experiencia revolucionaria del proletariado mundial en la transformación socialista de la sociedad hacia la meta final del comunismo.

Enseña a las masas la posición internacionalista del proletariado, y a apoyar las luchas revolucionarias del proletariado y los oprimidos del mundo entero. De diferentes formas, combate la ideología del enemigo de “comer o ser comido”, y expone el punto de vista y el método comunista para conocer y cambiar el mundo.

De tal manera, el periódico juega el papel muy importante de infundir conciencia de clase al proletariado. Le ayuda a captar su antagonismo total con la burguesía y el sistema capitalista, y que, al potenciar su fuerza, dirigirá al pueblo a rehacer el mundo por medio de la revolución.

El periódico demuestra que la revolución es posible y que existe un partido político capaz de dirigirla, un partido que habla y lucha por quienes no tienen nada que perder más que sus cadenas: el Partido Comunista Revolucionario, EU.

En pocas palabras, el periódico es el eje que permite desarrollar la tarea central como un proceso completo, un proceso dinámico que desenmascara al sistema, entabla combate con el enemigo y de­sarrolla la organización revolucionaria del proletariado y sus aliados, todo eso en preparación para desatar la lucha revolucionaria, con perspectivas de ganar, cuando las condiciones maduren.

El papel del periódico será más importante a medida que la situación revolucionaria se desenvuelva, cuando los sucesos se den a la velocidad de metralletas y la opinión pública cambie repentinamente, cuando las masas a millones quieran saber cómo vivir y cómo morir, y cuando los cambios de la opinión pública influencien directamente la decisión de cuándo iniciar la insurrección.

“Escuelas de guerra” y la guerra

La tarea central de nuestro partido nos permite resolver correctamente una contradicción muy importante para hacer la revolución en un país como Estados Unidos. Como el presidente Avakian lo ha expresado, la insurrección no debe iniciarse “hasta que el sistema esté en una profunda crisis y las clases dominantes se encuentren debilitadas y peleando entre sí, y los oprimidos no aguanten las embestidas del sistema y ardan de ganas de poner todo en juego por tumbarlo. Pero antes de llegar a eso, no permitiremos que el sistema y sus sabuesos cabalguen sobre el pueblo y lo aplasten sin resistencia”.

El presidente Avakian continúa: “Hay que movilizar a las masas y dirigirlas a luchar contra el sistema con la ideología revolucionaria y al servicio de objetivos revolucionarios, elevar la conciencia y organización revolucionaria de las masas con el partido de vanguardia maoísta como núcleo, y prepararlas a librar la guerra popular en cuanto maduren las condiciones”.

El partido debe apoyar las luchas de las masas, y muchas veces debe asumir la responsabilidad de iniciar y organizar esas luchas, especialmente cuando el pueblo enfrenta duros ataques. Respecto a esas luchas y a las cuestiones candentes de la sociedad y el mundo, debe señalar la verdadera causa del problema, que no es simplemente este o aquel político, o patrón o policía, sino el sistema imperialista. Debe divulgar la verdadera solución: la revolución proletaria.

Esas luchas no son la guerra. La insurrección armada y la guerra civil son cualitativamente diferentes de la lucha más enconada y combativa de las masas, e inclusive de un gran alzamiento popular. Pero desde la perspectiva de prepararse para esa guerra revolucionaria, las luchas de hoy son inmensamente importantes.

En la medida que el partido influencie y ayude a desarrollar las luchas de las masas “con la ideología revolucionaria y al servicio de objetivos revolucionarios”, pueden ser escuelas de guerra que contribuyen a la capacidad de combate y organización de las masas, fortalecen su determinación ante la represión del enemigo y las ayudan a ver la necesidad de oponer resistencia como parte del movimiento revolucionario. Esa resistencia, a su vez, despertará e inspirará a otros, destapando de una forma dramática las injusticias del sistema a miles y hasta millones de personas, y creará así opinión pública para la revolución.

Cabe recalcar que el periódico juega un papel decisivo en eso, poniendo al descubierto al enemigo e impulsando a las masas a lanzarse a la batalla. Populariza esas batallas y otras luchas importantes, forja solidaridad y alienta a otros a levantarse. Revela la verdadera causa y la solución al problema. Orienta a las masas que participan en esas batallas, y las ayuda a fortalecerse y dirigir la lucha contra el enemigo principal, y a unir a todos los que sea posible unir; a veces inicia debates sobre esas cuestiones con otras fuerzas que participan en la lucha.

Organización revolucionaria

¿Cuál es la importancia de la orientación de “elevar la conciencia y organización revolucionaria de las masas con el partido de vanguardia maoísta como núcleo”?

Para conquistar el poder no se puede simplemente reunir a la gente cuando la situación revolucionaria estalle. En ese momento, de repente millones entrarán a la lucha, y será posible organizarlos y forjar un ejército; pero se necesitará una fuerza muy sólida con una división de trabajo establecida para aprovechar esa situación y actuar como la columna vertebral de ese ejército. Así se podrá lanzar la insurrección con la fuerza masiva y concentrada de docenas de miles, y rápidamente incorporar a millones más, para derrotar los contraataques de las fuerzas armadas de la clase dominante, consolidar y fortalecer la capacidad de combate de las fuerzas armadas revolucionarias, y seguir a la ofensiva.

Para aprovechar una situación revolucionaria, el partido necesitará docenas de miles de lazos organizados en las grandes ciudades. Esas docenas de miles de masas que asumen su línea y su dirección tendrán que dirigir a millones cuando “de repente” estalle una severa crisis y millones le entren a la lucha. El comienzo de una crisis revolucionaria permitirá al partido reclutar y forjar muchos más lazos organizados que en tiempos ordinarios; pero no puede esperar hasta última hora: debe forjar esa organización ahora, con urgencia, para poder dar los grandes saltos necesarios cuando se presente la oportunidad.

El partido debe forjar esas docenas de miles de lazos organizados sistemática, consciente y cuidadosamente durante todo el período de preparación previo a la crisis revolucionaria, y debe hacer ese trabajo de acuerdo a los objetivos estratégicos de la revolución proletaria, es decir, tan bien y tan sabiamente que el enemigo no sepa dónde está la red de la organización, y no pueda destruirla ni desbaratarla.

Un partido de vanguardia tiene una gran responsabilidad en una situación revolucionaria en un país como Estados Unidos. Para identificar el momento más propicio para lanzar la insurrección, necesitará lazos sólidos y diversos, que le permitan estar al tanto de los cambios en el sentir de los distintos sectores del pueblo en medio de una situación revolucionaria en desarrollo. Esos lazos organizados le permitirán canalizar y dirigir los estallidos de protesta y unirlos en un creciente torrente revolucionario; a medida que madure la situación revolucionaria, podrá ganarse a más amplias masas del proletariado y los sectores oprimidos a la posición revolucionaria.

El partido de vanguardia tiene que contar con amplia influencia y buena organización para coordinar la insurrección en las grandes ciudades, y fortalecer y dirigir continuamente el ejército revolucionario a librar la guerra popular y aplastar las fuerzas armadas contrarrevolucionarias. Solo así no se descaminarán ni disiparán (ni serán aplastados o derrotados) los millones que reclamen un mejor mundo. Solo así no se perderá ni se desperdiciará la oportunidad revolucionaria.

Construir el partido es una parte crucial de la preparación revolucionaria

Muchas formas de organización jugarán un papel importante en el período de preparación para la revolución. Cuando estalle la crisis revolucionaria habrá que organizar muy rápidamente muchas nuevas fuerzas de masas revolucionarias, sobre todo el ejército revolucionario del proletariado. Pero la fuerza-núcleo a lo largo del período de preparación y de la toma del poder tiene que ser el partido de vanguardia del proletariado.

El partido está compuesto de los luchadores más dedicados a la revolución, quienes le dedican la vida a la causa, y se esfuerzan por entender y aplicar la ideología revolucionaria del marxismo-leninismo-maoísmo (MLM). Para hacer la revolución es esencial construir y fortalecer el partido; este es un aspecto crucial de la tarea central.

El partido tiene que reclutar y formar constantemente a nuevas fuerzas, sobre todo del proletariado, así como jóvenes revolucionarios; y tiene que enseñar a todos los militantes a profundizar su comprensión y aplicación del MLM. Para eso también el periódico es clave, tanto para capacitar y dirigir política e ideológicamente a las masas y a los militantes del partido como para conectar orgánicamente al partido y las masas. Además de ser clave para crear opinión pública muy ampliamente y “preparar mentes”, también lo es para “organizar fuerzas”.

Plazafuertes y “tender un hilo”

Como aspecto clave de la preparación revolucionaria, el partido debe construir plazafuertes de actividad revolucionaria en las importantes comunidades y centros de trabajo del proletariado, donde el partido y las masas avanzadas establezcan normas revolucionarias, así como dirección y autoridad política.

La “autoridad política” del partido se desenvuelve en esas zonas por medio de una combinación de actividades: dirigir a las masas a luchar de tal manera que se cumplan objetivos revolucionarios, distribuir su prensa ampliamente, popularizar y luchar por la concepción comunista del mundo, ayudar a las masas a encontrar soluciones colectivas para sus problemas, etc. Esas plazafuertes también son ejes de actividad internacionalista, donde las masas conocen y apoyan las guerras populares maoístas y otras luchas revolucionarias del mundo.

Esas plazafuertes sirven para crear opinión pública en la sociedad y juegan el papel clave de preparar mentes y organizar las fuerzas que dirigirán a millones, cuando se presente una oportunidad revolucionaria. Serán decisivas para forjar el ejército revolucionario del proletariado que aprovechará esa oportunidad.

Además, el partido tiene que extender su influencia y forjar lazos organizados en las zonas suburbanas y rurales. Esos lazos son un elemento importante de la preparación revolucionaria, pues serán indispensables para impedir que los imperialistas rodeen, aíslen y aplasten al proletariado en los centros urbanos cuando se dé la situación revolucionaria y se lance la insurrección.

Como se mencionó arriba, una forma de forjar lazos organizados es “tender un hilo” por medio del periódico a los movimientos de distintos sectores del pueblo, es decir, llevar el análisis del partido a esas luchas y, donde sea posible, forjar lazos orgánicos con la gente y organizaciones que participan.

“Tender un hilo” tiene un doble fin: además de forjar lazos orgánicos clave, fortalece las luchas de distintos sectores del pueblo. Apunta su furia y resistencia contra el enemigo, y maximiza el impacto positivo en la opinión pública y en el terreno político.

Cultivar hoy las semillas del futuro

Durante muchos años nuestro partido ha luchado duro para forjar una estrategia para guiar el trabajo revolucionario en este bastión del imperialismo. Eso implica hacer el trabajo revolucionario “con las miras en la insurrección armada y la guerra civil”; es decir, primero captar lo que se necesita para iniciar la lucha revolucionaria por el poder y ligar eso al trabajo que hacemos a cada paso del proceso antes del desenvolvimiento de la situación revolucionaria y la lucha final por el poder.

Debemos desempeñar nuestro trabajo —denunciar el sistema, apoyar los estallidos de protesta y rebelión de las masas, iniciar y dirigir las luchas de las masas, construir organización y los demás aspectos de nuestra tarea central— de tal manera que se cultiven las semillas de la conquista del poder, aun cuando el enfoque sea crear opinión pública para la revolución proletaria.

Esa orientación del partido (de evaluar el trabajo en términos del objetivo estratégico de conquistar el poder y contribuir lo más que se pueda a la revolución mundial) se debe popularizar. Permitirá a las masas analizar los grandes acontecimientos mundiales y participar en las grandes luchas desde la perspectiva de influenciar la situación a fin de avanzar hacia la insurrección armada. Esto es un elemento crucial a lo largo del proceso de preparación para la lucha armada, es decir, hasta que se dé el cambio de enfoque de la tarea central al aspecto de “conquistar el poder” en cuanto la situación madure.

Como el presidente Avakian señala: “Tal preparación política es la manera más importante de influenciar el terreno político ahora, de sembrar y nutrir las semillas y los brotes de un futuro levantamiento armado, de conocer más plenamente los rasgos del enemigo y de todas las clases y capas sociales, y de desarrollar —especialmente entre los avanzados, con el partido como núcleo— la capacidad y ‘madurez’ política de lidiar con el carácter extremadamente complejo, tortuoso y amplificado de la situación revolucionaria, cuando madure, y de la lucha armada revolucionaria por el poder”.

Un aspecto importante de esa preparación política es aprovechar las crisis, incluso las “minicrisis”, tales como conflictos militares y guerras en que intervienen los imperialistas, sobre todo cuando sufren golpes contundentes; crisis financieras en este país o en el mundo; y serios conflictos y contiendas reñidas entre sectores de la clase dominante.

Aun si una crisis no produce inmediatamente un estallido de lucha, es posible que se dé más adelante. Además, las crisis (y “minicrisis”) nos permiten hacer trabajo revolucionario, como desenmascarar el sistema y la clase dominante.

Es crucial maximizar los avances del movimiento revolucionario en esas situaciones, sobre todo cuando diferentes fuerzas políticas se movilizan, y la sociedad se encuentra en un revuelo de debates y controversias. En cierta forma son como un “ensayo general” para la gran crisis por venir, pues se destacan rasgos embrionarios que enseñan importantes lecciones al partido y a las masas.

Por ejemplo, cuando miles de jóvenes de la clase media se lanzan a la calle contra las condiciones de trabajo de las maquiladoras de todo el planeta y otros aspectos de la “globalización” imperialista, podemos ver los deseos incontenibles de la juventud de luchar por un mundo mejor, y que las “rutinas normales” de millones pueden romperse de repente cuando entran a debates sobre la política mundial.

Cuando un levantamiento en México inspira y moviliza a la gente de aquí que tiene lazos con México, tales como inmigrantes, jóvenes, etc., podemos ver el potencial de que esas luchas revolucionarias retumben fuertemente aquí y viceversa.

Aquí es importante recordar la rebelión que estalló en Los Ángeles en 1992, cuando proletarios y oprimidos de todas las nacionalidades se levantaron contra la opresión del pueblo negro y otras nacionalidades oprimidas. Otras ciudades siguieron el ejemplo con rebeliones y otras formas de lucha, como por ejemplo la autodefensa armada. El pueblo se ganó la solidaridad de grandes sectores de las capas medias. En ese momento, la policía y la Guardia Nacional tuvieron grandes dificultades para imponer el “orden público”.

En esa y otras grandes rebeliones se ven los contornos de lo que puede pasar en una crisis social de mayor escala: la clase media puede apoyar la lucha proletaria; la autoridad y el poder de la clase dominante no pueden intimidar o aplastar a las masas; y la furia popular suprimida explota y se canaliza hacia su fuente, el sistema capitalista, y hacia su solución, tumbarlo.

Es verdad que este país nunca ha experimentado una lucha revolucionaria por el poder dirigida por el proletariado, pero durante los años 60 vivió un movimiento revolucionario de masas que lo sacudió hasta los cimientos.

La guerra de Vietnam reverberó por la sociedad estadounidense y por todo el mundo. La lucha del pueblo negro ardió en cientos de ciudades, grandes y chicas, y otros sectores oprimidos plantearon una resistencia militante que se extendió por todas partes. La juventud de la clase media y de sectores populares se rebeló contra la sofocante y represiva “cultura”, tradiciones y reglas del orden establecido. La lucha de las mujeres contra su opresión cobró fuerza y avanzó mucho.

Esas diferentes corrientes de rebelión empezaban a encontrar una causa común y a unirse. Millones de personas, incluso de la clase media, comenzaban a cuestionar la legitimidad del gobierno. Un “pueblo revolucionario” tomaba el escenario.

En el seno de la clase dominante surgieron agudas riñas sobre cómo lidiar con la guerra de Vietnam, que perdían, y cómo calmar los levantamientos sociales en Estados Unidos.

Tanto los conflictos internos de la clase dominante como la lucha de millones de personas contra el sistema retumbaron en el mismo Vietnam. El ejército estadounidense, el pilar de poder de la burguesía, empezó a fracturarse. Soldados individuales y hasta unidades enteras desafiaron la autoridad militar, atacaron a sus oficiales y lucharon contra fuerzas enviadas a sofocarlos.

Desde ese entonces, en muchas partes del mundo —en Irán en 1979, en Filipinas en 1986, en Europa central y oriental a finales de la década del 80 y principios de la del 90, y en muchas otras partes— grandes crisis políticas y levantamientos masivos han jugado un papel decisivo para tumbar gobiernos antes muy poderosos.

Es cierto que en muchos de esos países el camino revolucionario tiene rasgos muy diferentes a los de un país como Estados Unidos. Además, esos movimientos generalmente han sido dominados por fuerzas oportunistas opuestas a la revolución proletaria, que han ayudado a la burguesía y al imperialismo a conservar el control. Pero aun así, esas luchas ofrecen importantes lecciones para la revolución proletaria en un país como Estados Unidos.

Dan un vistazo de cómo un levantamiento del pueblo, en el que el proletariado consciente de clase contienda y gane el liderazgo, puede transformarse en una guerra revolucionaria para tumbar el estado burgués.

Todo eso da una idea de los rasgos de una crisis suficientemente severa que cree una oportunidad para la lucha revolucionaria para conquistar el poder en un país como Estados Unidos. Claro está, nadie puede predecir cómo sería tal crisis; sin duda tendrá rasgos totalmente inesperados.

Nadie puede predecir qué crisis desembocará en una situación revolucionaria. Por eso el partido no solo debe aprovechar esas crisis como “ensayos generales”; también debe aprovechar al máximo cada oportunidad y estar alerta a la posibilidad de transformar en una situación revolucionaria algo que comience como una “minicrisis”.

La meta final debe guiar nuestro trabajo

Como se mencionó, se ha tenido que luchar por la orientación de poner las miras en la conquista del poder y hacer el trabajo de hoy desde esa perspectiva. El mayor peligro para los partidos de los países imperialistas es la tendencia a divorciar la situación y el trabajo del partido de la meta revolucionaria; es decir, poner todo el énfasis en las luchas de hoy de tal manera que NO nutran las semillas de mañana, y así postergar la revolución a un futuro muy lejano al que nunca se llega.

Cuando un partido se sumerge en las luchas de hoy y no forja lazos para el futuro levantamiento armado, promueve falsas ilusiones, confina las luchas de las masas a los límites aceptables a la burguesía y las lleva a una derrota devastadora cuando surja la situación revolucionaria.

Lenin criticó la orientación de que “el objetivo final no es nada; el movimiento lo es todo”. Como dijimos, la pregunta no es si entrar a las luchas de hoy sino cómo y con qué objetivo. El partido enseña a las masas que la causa de las atrocidades que claman justicia en la sociedad es el sistema capitalista imperialista y el gobierno de la burguesía, y que hay solo una solución: la revolución proletaria. Por medio de su trabajo, las prepara para llevar la revolución a la victoria.

El partido debe hacer trabajo político donde se encuentren grandes concentraciones de masas: comunidades, centros de trabajo, escuelas y en las importantes organizaciones de masas.

Un fenómeno importante de los últimos años es que los inmigrantes y proletarios con bajos salarios han emprendido importantes luchas para organizar sindicatos. Por su parte, los trabajadores sindicalizados le han entrado a la política progresista; por ejemplo, participan en la lucha contra la brutalidad policial. Eso ha creado más oportunidades para hacer trabajo revolucionario con relación a los sindicatos.

Mientras hace ese trabajo, el partido tiene que combatir la tendencia a restringirse a los límites de la lucha del momento y dejar a un lado su línea revolucionaria, porque eso significaría ir a remolque de las masas intermedias o inclusive las atrasadas. En cambio, debe plantear la misión revolucionaria del proletariado, conectar las luchas de hoy a esa meta estratégica y atraer las masas avanzadas al estandarte revolucionario.

Es importante decirles a las masas claramente lo que se requiere para liberar a la humanidad. De otra forma, no ayudamos a desencadenarlas. Nuestra meta es dirigirlas a hacer la revolución proletaria y avanzar al comunismo, y esa es la mejor forma de servir al pueblo. Los comunistas debemos ser audaces en nuestro trabajo, y audaces al brindar esa visión y misión histórica a las masas.

Conclusión

Como ya hemos abordado los distintos elementos de la tarea central del partido, es importante volver a lo que es en sí el carácter y el objetivo de la tarea central. El presidente Avakian lo resume así:

“Hay que movilizar a las masas y dirigirlas a luchar contra el sistema con la ideología revolucionaria y al servicio de objetivos revolucionarios, elevar la conciencia y organización revolucionaria de las masas con el partido de vanguardia maoísta como núcleo, y prepararlas a librar la guerra popular en cuanto las condiciones maduren.

“Hacer que los barrios y centros de trabajo sean fuertes bases de apoyo de la revolución proletaria y que la organización del partido, con profundas y fuertes raíces, sea la fundación sólida. Extender nuestra influencia por toda la sociedad, sobre todo donde hay protestas y rebeliones, y que el periódico del partido sea el eje y guía que nos permita hacer todo lo posible para crear lo más pronto posible las condiciones necesarias para iniciar la más alta forma de lucha, la lucha por el poder.

“Los miles que movilizamos hoy serán la fuerza núcleo que dirigirá a millones cuando ‘de repente’ millones se lancen a la lucha. Cuando haya grandes trastornos por toda la sociedad, cuando los de abajo estén hartos, cuando los de arriba tengan serios problemas y luchas intestinas, cuando muchos del medio nos apoyen, o no se animen a luchar por defender al sistema, es la hora de lanzarse, de golpear con todo y tomar el poder por la fuerza de las armas. Esa hora se avecina, y debemos prepararnos y preparar a los demás”.

¡CREAR OPINIÓN PÚBLICA, CONQUISTAR EL PODER! Preparar mentes y organizar fuerzas para la revolución. Ese es el puente del presente al futuro; realizar ese proceso es la tarea central del partido.


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