El socialismo es mucho mejor que el capitalismo, y el comunismo ser… un mundo mucho mejor

Parte 12: La Revolución Cultural en China, Una irrupción sísmica

Revolución #039, 19 de marzo de 2006, se encuentra en revcom.us

Cada vez más personas se preocupan por el estado del mundo y la suerte del planeta. ¿Tiene que ser así el mundo? No; hay una alternativa mundial concreta: el socialismo y el comunismo. Pero constantemente nos remachan que el socialismo fracasó y que el capitalismo es lo máximo. Toda una generación no ha oído más que el socialismo es una pesadilla. Esa "revisión de la historia" también ha afectado a muchos intelectuales progresistas. El proyecto Pongamos las cosas en claro se propone convertir este ataque ideológico contra el comunismo en un debate enérgico en las universidades sobre el pasado del comunismo y el futuro del comunismo. El economista político maoísta Raymond Lotta está dando una serie de conferencias por todo el país con ese fin. La conferencia "El socialismo es mucho mejor que el capitalismo, y el comunismo será un mundo mucho mejor" confronta las mentiras sobre el socialismo, analiza la experiencia y los logros de la revolución bolchevique de 1917 a 1956 y de la revolución china de 1949 a 1976, y plantea la nueva visión de Bob Avakian sobre el proyecto comunista. Revolución está publicando por entregas la conferencia:

Primera parte: Introducción
Segunda parte: Comunismo y socialismo
Tercera parte: La revolución bolchevique estremece al mundo
Cuarta parte: El experimento soviético: El poder proletario abre paso a la revolución social
Quinta parte: El experimento soviético: Se establece la primera economía socialista
Sexta parte: La II Guerra Mundial y sus secuelas
Séptima parte: El gran avance de Mao:La revolución conquista el poder
Octava parte: El avance de Mao: Romper con el modelo soviético
Novena parte: El Gran Salto Adelante
Décima parte: La Gran Revolución Cultural Proletaria en China
Parte 11: Mao sobre las contradicciones en la sociedad socialista

Es el 18 de agosto de 1966. Mao Tsetung está parado en la misma terraza con vista del zócalo de Pekín donde habló en 1949. Pero ahora pasa revista a la primera reunión pública de jóvenes revolucionarios, que se llamaban los Guardias Rojos. Un millón se han reunido y están celebrando porque hacía dos semanas Mao escribió y pegó en la calle un extraordinario cartelón titulado "Cañonear el cuartel general".

Nunca en la historia había hecho esto ningún líder revolucionario, ni ningún líder que detentara el poder. Mao llamaba al pueblo a desafiar las estructuras dominantes opresivas: a alzarse para derribar a los altos funcionarios del partido y del gobierno que intentaban llevar a China por el camino capitalista. Animaba al pueblo a reconquistar desde abajo los sectores del poder político y de la economía, cultura y educación de los cuales se habían apoderado los seguidores del camino capitalista.

Mao estaba lanzando una revolución dentro de la revolución.

Los Guardias Rojos como catalizador

En ese mitin de agosto, Mao saludó a la multitud y se puso un brazalete de los Guardias Rojos. Demostró su apoyo a la juventud revolucionaria y la animó; quería desencadenar su espíritu crítico y rebelde. Por su parte los Guardias Rojos jugarían un papel clave para iniciar la Revolución Cultural.

La situación en China en ese tiempo era gruesa. Un sector de líderes atrincherados en la administración y el partido promovían medidas burguesas con el camuflaje del marxismo. Muchos campesinos y obreros suponían que sus líderes, por llamarse comunistas, tenían que ser buenos. Mao quería quitarles esa costumbre de resignarse al statu quo y minar la arrogancia de los seguidores del camino capitalista. De hecho, en muchas fábricas y zonas rurales, la gente simplemente tenía miedo de criticar a la dirección.

Entran los Guardias Rojos.

Causaron sensación en la sociedad. Organizaron protestas y discusiones; criticaron funcionarios de alto y bajo nivel. Decían sus verdades a los directores de escuelas que se creían los muy muy. La generación anterior tenía la experiencia de la revolución en los años 30 y 40 en la lucha contra los invasores japoneses y el ejército de Chiang Kai-shek, que los yanquis financiaron. Ahora, una nueva generación se entregaba a la revolución. El gobierno daba permiso a los jóvenes de viajar gratis en tren. Los Guardias Rojos viajaban a muchas regiones y al campo, haciendo caminatas y trepados en los vehículos del ejército. Iban a los pueblos a reunirse con los campesinos, gente que no conocían y que les habían enseñado a despreciar.

Los Guardias Rojos sirvieron de catalizador. Alentaron al pueblo a alzarse la frente, a defenderse y a expresarse. Según contó un campesino:

"Los Guardias Rojos estaban bien organizados. Se dividieron en grupos y visitaron todas las casas de la aldea. Jamás habíamos visto tantos desconocidos en el pueblo. Nos hicieron preguntas sobre nuestra vida. Querían aprender de nosotros. Nos preguntaron cómo nos iba en la brigada [grandes unidades de trabajo]. Participaron en discusiones con los cuadros dirigentes de la brigada y les hicieron preguntas sobre el sistema de puntos de trabajo [el sistema de pago en las comunas]. Me dieron un libro de citas. Lo distribuyeron a varias familias. Al final todos lo tenían. Los Guardias Rojos fueron muy importantes para nosotros. Seguimos leyendo las citas cuando se fueron. Leímos y comparamos las citas con lo que hacíamos aquí y sacamos la conclusión de que era necesario cambiar muchas cosas". (Jan Myrdal y Gun Kessle, China: The Revolution Continued,Nueva York: Vintage, 1972, pág. 106-107)

La orientación de Mao para la Revolución Cultural

La burguesía odia la Revolución Cultural. La describe como "control del pensamiento" y retratan a los Guardias Rojos como fanáticos que arrasaban el país. Promueven en grande los estudios y memorias que pintan la Revolución Cultural como violencia y revancha. Pero esa no fue la realidad fundamental de la Revolución Cultural.

En primer lugar, no era una gresca descabellada. La dirección maoísta dio instrucciones. Uno de los principales documentos --y recomiendo que lo lean-- se llamaba la "Decisión de los dieciséis puntos". He aquí unas selecciones de las instrucciones de Mao:

  • "Dejar que las masas se eduquen a sí mismas en el movimiento y aprendan a distinguir entre lo justo y lo erróneo, y entre la forma correcta de proceder y la incorrecta".
  • "Hay que concentrar todas las fuerzas para asestar golpes al puñado de derechistas burgueses ultra reaccionarios. El blanco principal del movimiento actual son aquellos elementos en el seno del Partido que ocupan puestos dirigentes y siguen el camino capitalista".
  • "Hay que hacer una estricta distinción entre los dos diferentes tipos de contradicciones: las contradicciones en el seno del pueblo y las contradicciones entre nosotros y el enemigo. Es normal que existan opiniones distintas entre las masas populares. Durante el debate, se debe recurrir al razonamiento y no a la coacción o a la fuerza".
  • 1

Esta era la orientación. ¿Hubo desorden? Sí. ¿Hubo excesos y violencia? Claro: era una revolución. Pero los revolucionarios maoístas se esforzaban por orientar el movimiento acertadamente en medio de todo su tumulto: debate en masa, crítica en masa y movilización política masiva.

Un episodio famoso ilustra este punto. En la Universidad Tsinghua, hubo mucho conflicto entre facciones estudiantiles y llegó a la violencia. En respuesta, la dirección maoísta envió un equipo de obreros no armados a la universidad para ayudar a los estudiantes a discutir y resolver sus diferencias.

Próxima semana: La Revolución Cultural, una lucha compleja y liberadora

Nota

1. "Decisión del Comité Central del Partido Comunista de China sobre la Gran Revolución Cultural Proletaria" (aprobada el 8 de agosto de 1966), en Importantes documentos de la Gran Revolución Cultural Proletaria (Pekín: Ediciones en Lenguas Extranjeras, 1970).

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