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Revolución #116, 20 de enero de 2008

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HACER LA REVOLUCIÓN Y EMANCIPAR A LA HUMANIDAD
SEGUNDA PARTE: TODO LO QUE HACEMOS TIENE QUE VER CON LA REVOLUCIÓN (CONTINÚA)

La labor revolucionaria significativa

Luchar contra el sistema, y transformar al pueblo, para la revolución

De la Redacción: Lo que sigue es el tercer pasaje de la segunda parte de una charla que dio Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, el año pasado (2007). La charla ha sido revisada en preparación para su publicación y se han incluido notas al pie de página. Estos pasajes se publican en dos partes. La primera parte (en español e inglés) está en línea en revcom.us, tanto como la segunda parte en inglés. La primera parte ha salido en español como una serie de pasajes en la edición impresa del periódico Revolución (ver los números 105, 21 de octubre; 106, 28 de octubre; 107, 4 de noviembre; 108, 11 de noviembre; 109, 18 de noviembre; 110, 25 de noviembre; 111, 9 de diciembre; y 112, 16 de diciembre de 2007). Los pasajes de la segunda parte también se publicarán como serie en Revolución.

La labor revolucionaria significativa

Luchar contra el sistema, y transformar al pueblo, para la revolución

Con relación dialéctica a propagar la revolución por todas partes —y fundamentalmente al servicio de los mismos objetivos revolucionarios— existe la necesidad de movilizar a cada vez más personas, de varias capas, para “forjar una gran resistencia política a las principales maneras en las que la naturaleza explotadora y opresiva de este sistema se concentra en las medidas y acciones de la clase dominante y sus instituciones y dependencias” (como dice “Puntos esenciales de orientación revolucionaria—en oposición a los alardes y poses infantiles y las tergiversaciones de la revolución”, Revolución #102, 23 de septiembre de 2007).

¿Por qué, por más de una década, se han movilizado las masas, en particular de los centros urbanos (pero también gente de otras partes de la sociedad), cada 22 de octubre, el Día Nacional de Protesta para Parar las Brutalidad Policial, la Represión y la Criminalización de Una Generación? Porque concentra importantes contradicciones sociales—es una concentración importante de las contradicciones de la sociedad y la naturaleza del sistema y la clase dominante, y de cómo esto afecta a las masas populares. Se puede decir lo mismo de muchas otras organizaciones de masas y otras formas de lucha de masas. Y es muy importante captar la relación dialéctica —la interacción de vaivén y la influencia mutua— entre forjar esta clase de resistencia y propagar la necesidad de la revolución audaz y ampliamente, a todos los rincones de la sociedad.

¿Por qué hago hincapié en esto? Porque es importante como punto de orientación básico, pero también y más específicamente porque, al oponerse y oponer resistencia a las tendencias hacia la línea revisionista de “el movimiento es todo, la meta final no es nada”, es necesario y crucial no convertir la idea de propagar la revolución y el comunismo en otro ejercicio “académico” más —otra forma de escolasticismo o dogma estéril y carente de inspiración. Propagar la revolución y forjar la resistencia están relacionados dialécticamente y debe haber una “sinergia positiva” entre los dos—todo lo cual contribuye a nuestro objetivo estratégico de llegar al punto donde podamos conquistar el poder total cuando las condiciones objetivas —lo que incluye el estado de ánimo, las inclinaciones y los sentimientos de millones de personas— hayan llegado a tal punto que esto sea posible.

Tenemos que forjar y fortalecer continuamente nuestra capacidad de identificar y manejar las relaciones vivas entre estas dos cosas: propagar la revolución y el comunismo por todas partes —audazmente, con confianza estratégica y un espíritu conquistador, listos a “enfrentar a cualquiera que quisiera retarnos” y ofrecer otras alternativas y criticar a las nuestras, y avanzar por medio del vaivén entre estudiar y bregar colectivamente sobre cómo hacerlo, y realmente hacerlo— y, al mismo tiempo, forjar una resistencia cada vez más poderosa, incluso por medio de identificar las principales concentraciones de las contradicciones sociales en todo momento.

Hablando de una dimensión importante de esto, otro camarada de la dirección de nuestro partido sugirió una formulación que creo que captura algunos de los aspectos esenciales de forjar el movimiento revolucionario: Luchar contra el sistema, y transformar al pueblo, para la revolución.

Es cierto que no simplemente buscamos transformar a la gente, extraída y en la ausencia de movilizarla para oponer resistencia a las infamias e injusticias de este sistema; pero, de hecho, transformar a la gente es una parte importante de lo que hay que hacer—y las masas lo saben. Una de las principales cosas que dicen las masas cuando se habla de la revolución —además de “son demasiado poderosos y hay demasiada gente que se nos opone”— es que “estamos muy jodidos” (y muchos dirán que “todos los demás están muy jodidos”). [Risas] Entienden que tenemos que transformar a la gente. Pero también tenemos que luchar contra el sistema. Tenemos que hacer todo esto, sin embargo, para la revolución—y no para ninguna otra meta, no para nada menos que eso. Tenemos que manejar correctamente las relaciones dialécticas que esto entraña, y darle vida a esta orientación, cada vez más poderosamente, por medio de la “sinergia positiva” de estos dos aspectos —luchar contra el sistema y transformar al pueblo— para la revolución.

Tenemos que hacer que esto sea una misión de la juventud—y de las masas en general. Las formas organizadas en que nos unimos a las masas tienen que ser una expresión de lo que capta esta consigna. Por ejemplo, los Clubes Revolución no solo deben ser lugares para ver el DVD (de la charla “Revolución: Por qué es necesaria, por qué es posible, qué es”). Hacer esto es importante —es una parte de lo que estos Clubes Revolución deben hacer—, pero si es lo único que hacen, pues pierden su propósito. Estos Clubes Revolución deben ser un lugar y un vehículo por medio del cual las masas pueden unirse para propagar la revolución y forjar la resistencia—luchar contra el sistema tanto como transformar al pueblo, con la meta de la revolución siempre presente. Y sí, van a aprender más sobre lo que esto significa —lo que esta revolución significa, por qué es una revolución cuya meta es el comunismo, qué significa el comunismo, qué entraña la transición al comunismo—, van a aprender más constantemente sobre todo esto. Pero lo que capta la consigna Luchar contra el sistema, y transformar al pueblo, para la revolución —junto con el principio unificador de los Clubes Revolución: La humanidad necesita la revolución y el comunismo— tiene que ser la punta de lanza y la esencia que identifica lo que representamos, y lo que las formas de masas como los Clubes Revolución representan. Esto está relacionado con el punto que mencionamos antes, y el énfasis que damos, a desviar a las masas y los movimientos de oposición masiva de la “tendencia espontánea a cobijarse bajo el ala de la burguesía”.1

Los comunistas, y los atraídos a la revolución y al comunismo, tienen que estar propagando agresiva y audazmente la necesidad de la revolución y la meta de la revolución. Esto se deriva de la profunda realidad de que la humanidad realmente necesita la revolución y el comunismo. Esto requerirá, y debe entrañar, una enorme cantidad de lucha con mucha gente —que se debe librar de una manera buena, viva y convincente— para plasmar en realidad la revolución y el hecho de que no es simplemente una idea abstracta sin relación a lo que está pasando en el mundo actualmente. Que quede bien claro, el punto no es que la revolución es una realidad inmediata en este país, en el sentido de que la lucha para conquistar el poder sea una posibilidad en la situación actual —una vez más, la posibilidad de librar esta lucha por el poder solo puede surgir con un cambio cualitativo en la situación objetiva—, pero hago hincapié en la realidad de la revolución ahora en el sentido de que hay que forjarla concretamente durante todo el período antes de que surjan una situación revolucionaria y un pueblo revolucionario de millones y millones.

Lo que capta la consigna Luchar contra el sistema, y transformar al pueblo, para la revolución es una gran parte de no solo forjar el movimiento revolucionario en general, sino también de desviar a las masas y los movimientos de oposición masiva de subordinarse a la burguesía y a sus representantes. Una fuerza revolucionaria en crecimiento, impulsada y movilizada en torno a una orientación revolucionaria y comunista, tiene que ser cada vez más un “imán”, un polo de atracción para la gente que —por más latente que sea y por más que entraña contradicciones— busca y desea un mundo diferente al que tenemos ahora, que tiene un sentido de que este mundo está muy jodido y que quiere saber si otro camino es realmente posible, tanto como otros que han abandonado por el momento la idea de que esto es posible pero a quienes hay que darles una sacudida para despertarlos a la realidad de que es posible —y que puede haber otro camino— y que este es el camino.

La labor revolucionaria significativa tiene que girar en torno a las cosas que dan vida y expresión a lo que capta la consigna Luchar contra el sistema, y transformar al pueblo, para la revolución. Esto tiene que ser en realidad labor revolucionaria significativa—y tiene que sentirse como labor revolucionaria significativa para los que se están movilizando y la asumen. Y que quede bien claro: no va a ser metódico y ordenado, no va a ser que todos van marchando en formación bajo nuestro estrecho control—lo que no debemos tratar de hacer de todos modos. No debemos tratar de impedir que todo se ponga “indisciplinado” y sin riesgo alguno. Nunca se va a forjar un movimiento revolucionario, nunca se va a posibilitar que las masas participen en la labor revolucionaria significativa, si se trata de abordarla de esa manera.

Y sí, esto significa pender de un hilo, porque se nos enfrenta un enemigo —se nos enfrenta un estado opresivo— que aprovechará toda tontería, todo cosa poco seria, que hacen los que acaban de meterse en la lucha y que no tienen mucha experiencia. Así que, a lo largo de todo el proceso, será necesario bregar —y a veces bregar fuertemente— acerca de lo que beneficia, y lo que no beneficia, a la revolución que representamos y sobre los medios para llevar a cabo esa revolución. Y sí, sin dejarnos agobiar por la paranoia —lo que en realidad socavaría seriamente el movimiento revolucionario también—, será necesario estar atentos, y no ingenuos, a las personas que podrían enviar a infiltrar el movimiento con el fin de desviarlo—no solo bajo el ala de la burguesía, sino también en direcciones que ayudarán a la burguesía a aplastarlo, lo que tratará de hacer de todos modos.

Esta es otra expresión del punto de “ser descuartizado”,2 en su aplicación al tema de la labor y la actividad revolucionaria significativa. Pero si no inspiramos en masas de personas un sentido y espíritu de plantear ampliamente el reto de la revolución, y un sentido de ir a las masas a decirles “si quieren luchar contra el sistema, hay que entrar en esto”, pues no habrá ninguna labor revolucionaria significativa y ningún movimiento revolucionario.

A veces será necesario bregar fuertemente con las masas acerca de los siguientes temas: ¿cuál es y no es la mejor manera de forjar el movimiento revolucionario, qué contribuirá y no contribuirá a la revolución, cuál es tomar realmente en serio trabajar por la revolución y cuál es dejarse abrumar por los impulsos infantiles—y, por otro lado, cuál es dejarse desviar por los callejones sin salida reformistas, en vez de mantenerse en el camino revolucionario? Habrá y debe haber mucha lucha en torno a estos temas. Pero debe haber un sentido de que si quieres enterarte de un mundo diferente y trabajar para plasmarlo en realidad —y si quieres ponerte de pie y luchar contra lo que se le hace a la gente—, aquí es donde lo haces. Vas al partido, lees el periódico del partido, estudias al líder del partido y lo que presenta, participas en los Clubes Revolución, te unes a la gente que lleva a cabo actividad política que encarna esto —propagar la revolución y forjar la resistencia, y la “sinergia positiva” entre los dos—, todo con la meta de la revolución.

Bueno, por supuesto, vamos a tener que participar en muchas formas de organizaciones de masas de “frente único”, si quieres usar esa frase—organizaciones compuestas de diversas personas y fuerzas cuyos objetivos y base de unidad no es la revolución. Pero, al mismo tiempo y de mucha importancia, debe haber formas de organización de masas cuya base de unidad y objetivo es la revolución—formas que no son el partido, en las que las masas pueden participar, como los Clubes Revolución. Y dentro de los movimientos y organizaciones más amplios del “frente único”, el partido y los partidarios de su punto de vista deben presentar su perspectiva y objetivos, de una manera apropiada—de una manera que reconoce y respeta la integridad y la base de unidad de movimiento/organización de masas más amplio y no confunde o combina esto con lo que el partido representa y trabaja para plasmar en realidad.

Otra vez, como parte de propagar la revolución y el comunismo, de una manera viva y convincente, debemos “debatir a cualquiera que quisiera retarnos” en lucha ideológica abierta y sin trabas. ¿Quieres hablar de Hannah Arendt? Hablemos de Hannah Arendt. Es una persona tonta, Hannah Arendt. [Risas] Es una persona anticientífica, que propaga toda clase de ideas tergiversadas y anticientíficas acerca del comunismo y el “totalitarismo”, etc. Hablemos de Hannah Arendt. Debemos tener muchas ganas de participar en estos debates y luchas. Y, como dijo Mao, lo que no sabemos podemos aprender. Por eso tenemos la teoría, y por eso tenemos la colectividad del partido. Tenemos un punto de vista y método científicos para permitirnos hacer estas cosas.

Como he ido recalcando, los Clubes Revolución son una forma y medio clave para atraer a las masas al movimiento revolucionario, entre ellas las recién despertadas a la vida y lucha política. Y es muy importante manejar correctamente las contradicciones entrañadas en posibilitar que las masas mismas tomen cada vez más iniciativa en forjar el movimiento revolucionario y, al mismo tiempo, darles la dirección que necesitan para hacerlo. En el curso de nuestro trabajo de forjar el movimiento revolucionario, las personas recién atraídas —tanto como las personas que llevan tiempo en la lucha— tropezarán con todas las contradicciones que existen y que uno encuentra cuando empieza a hacer esto. ¿Cómo se propaga la revolución? ¿Qué se puede decir cuando propone la revolución o el comunismo y le contestan de esta o aquella manera? ¿Cómo se forja la resistencia? ¿Cuál es la manera correcta de responder a un ataque o una infamia? Esto requiere dirección —una dirección que ayuda a dar las respuestas a estas preguntas y que desencadena cada vez más iniciativa de parte de las masas—, que no sofoca y suprime esa iniciativa sino que, cada vez más con el paso del tiempo, permite que las masas mismas tomen más iniciativa al tomar las cosas en sus propias manos y a dirigir a otros. La idea de que las masas no necesitan dirección —y actuar conforme a esta idea— solo lleva a sofocar la iniciativa de las masas y a desmoralizarlas. No se debe llevar a unas personas que nunca han nadado a la parte más profunda de la piscina, empujarlas al agua y decirles: “No queremos sofocar su iniciativa”. ¡Muchas gracias! Mientras se están ahogando podemos repetir ensalmos acerca de que las masas lo pueden hacer por su cuenta y no necesitan dirección. No. Nos toca a nosotros trabajar juntos con las masas, y dirigirlas, sin dominarlas—sin sofocarlas, sin extinguir su iniciativa, sino darla una expresión cada vez mayor.

Construir el partido

Con respecto a todo esto, y como elemento crucial de forjar el movimiento revolucionario en general, tenemos que hacer el necesario hincapié en la importancia crucial de construir al partido mismo. Tenemos que captar firmemente el punto fundamental de que, desde el punto de vista de la necesidad, y el objetivo estratégico, de la revolución, la forma más importante de organización de las masas es el partido mismo, como vanguardia de las amplias masas revolucionarias. La construcción del partido es crucial y fundamental con respecto a poder acelerar mientras se aguarda una situación revolucionaria, y para estar en una posición para dirigir una revolución cuando la situación y el pueblo revolucionario se presenten. Tenemos que abordar de manera sistemática la construcción cuantitativa del partido—eso quiere decir que tenemos que reclutar a muchos nuevos militantes, tenemos que reclutar audaz y ampliamente en las masas básicas y todas las capas de la sociedad.

Hace años, en los tiempos de la Unión Revolucionaria (precursor del PCR), unos tenían un método de reclutar sobre cualquier base, si alguien expresara cierto acuerdo, por vago que fuera, con la idea del comunismo. Así que tuvimos que luchar contra eso e insistir: no, eso tiene que tener sustancia. Bueno, una de las personas que pregonaba ese tipo “suelto” de reclutamiento, planteó la formulación de que tenemos que “reclutar amplia y audazmente”. Y, nosotros contestamos: sí, pero no audaz y pésimamente. Esa es una diferencia importante. [Risas]. Es una distinción que hay que seguir haciendo. Tenemos que construir continuamente el partido cuantitativamente —tenemos que reclutar audaz y, claro, ampliamente, en las masas básicas y todas las capas sociales—, pero tenemos que hacerlo correctamente, sobre la base de que estamos reclutando a personas que han dado un salto y pasado a ser revolucionarios y comunistas en el punto de vista y orientación básicos, que han captado y tienen unidad con los principios y objetivos básicos —la línea fundamental— del partido.

El partido tiene que arraigarse mucho más extensa y profundamente en las masas de diversas capas, pero especialmente en el proletariado y las masas básicas que tienen el mayor interés en la transformación revolucionaria de la sociedad y el mundo. Tenemos que ganarlos a que sean comunistas, y luego iniciar enérgicamente un proceso concentrado de reclutarlos. Tenemos que reclutar a comunistas, a gente que está lista y resuelta a dedicar la vida a la revolución y la meta final de un mundo comunista —a ser emancipadores de la humanidad— a contribuir lo máximo que puedan, de una manera organizada y disciplinada, a esa causa.

Es importante no subestimar el potencial de ganar a una cantidad significativa de personas hoy —y a muchas más a medida que desarrolle la situación— a la revolución y el comunismo. Sí, es cierto, tendremos que superar mucha espontaneidad y la realidad de que se ha revocado al socialismo, y se ha restaurado el capitalismo, primero en la Unión Soviética y después en China; está la influencia de estos sucesos objetivos, junto con lo que han hecho los imperialistas y sus lacayos intelectuales para aprovecharse de esos reveses históricos. Como parte de eso, está la ironía de que en realidad el socialismo fue derrotado, y el capitalismo restaurado, hace ya 50 años en la Unión Soviética, pero por muchos años los gobernantes de la Unión Soviética mantenían un camuflaje cada vez más trillado de “socialismo” y “comunismo”, hasta que por fin, a principios de los años 90, lo abandonaron por completo y la Unión Soviética, y los estados que lo sucedieron cuando se disolvió la Unión Soviética, se hicieron capitalistas abiertamente. La desaparición de la Unión Soviética, y el hecho de que el ex bloque soviético ha adoptado abiertamente el capitalismo, ha desatado aun más a una manada hambrienta de ideólogos burgueses rabiosos que quiere hacer trizas lo que queda del respeto por el socialismo y el comunismo en el pensamiento de las masas. Así que es cierto, tenemos que superar todo eso —los imperialistas y reaccionarios (y los contrincantes más “liberales” o “progresistas” del comunismo) tienen todo eso a su favor—, pero lo que no está a su favor es la realidad de lo que el sistema capitalista-imperialista (y otros sistemas y relaciones sociales anticuados e ideas afines) en realidad hace y en realidad significa para las masas populares y, por otro lado, la realidad de lo que el comunismo representa realmente y lo que en realidad ha sido la experiencia —principalmente muy positiva— del movimiento comunista y de los países socialistas dirigidos por comunistas. En realidad, existe —a veces se expresa abiertamente, con frecuencia no está muy debajo de la superficie o a veces está muy debajo de la superficie pero todavía vivo— el gran potencial de atraer a la gente a la revolución y el comunismo, y de reclutarla al partido y construir continuamente el partido en el sentido cuantitativo.

Al mismo tiempo, existe la necesidad de seguir construyendo el partido cualitativamente, de seguir transformándolo para fortalecer su carácter revolucionario y comunista—ideológica y políticamente y en lo organizativo. Pero es importante recalcar que hay que hacer eso en el contexto —y con el propósito fundamental— de transformar el mundo objetivo en general. En ese contexto tenemos que seguir impulsando la lucha para seguir revolucionando el partido mismo, y tenemos que llevar a la gente para que dé el salto y se incorpore al partido en ese contexto y con ese objetivo fundamental.

De todas estas maneras, incluso en la atención sistemática que demos a la construcción del partido, tanto cuantitativa como cualitativamente, nuestra orientación y propósito tienen que ser hacer de la revolución y el comunismo —hacer de la orientación y el reto de ser emancipadores de la humanidad— un polo de atracción cada vez más poderoso: para las masas básicas, para la juventud de las masas básicas y la juventud en general, y para otras capas de la sociedad.

Esta serie continuará en el próximo número de Revolución.

1 La tendencia de los movimientos de masas de “cobijarse bajo el ala de la burguesía” —y la necesidad de combatir esta “tendencia espontánea” — es tema del primer pasaje de esta serie, “El qué hacerismo enriquecido”, en Revolución #113, 23 de diciembre de 2007.[regresa]

2 El punto de “ser descuartizado” se trata antes en esta charla; ver la primera parte: “Más allá del estrecho horizonte del derecho burgués”, en revcom.us, y en particular el último pasaje de la primera parte, “La experiencia histórica y la nueva síntesis” en Revolución #112, 16 de diciembre de 2007.[regresa]


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Revolución: por qué es necesaria, por qué es posible, qué es
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