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Revolución #120, 17 de febrero de 2008

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HACER LA REVOLUCIÓN Y EMANCIPAR A LA HUMANIDAD
SEGUNDA PARTE: TODO LO QUE HACEMOS TIENE QUE VER CON LA REVOLUCIÓN (CONTINÚA)

La repolarización para la revolución: Una orientación estratégica

De la Redacción: Lo que sigue es el octavo y último pasaje de la segunda parte de una charla que dio Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, el año pasado (2007). La charla ha sido revisada en preparación para su publicación y se han incluido notas al pie de página. Estos pasajes se publican en dos partes. La primera parte (en español e inglés) está en línea en revcom.us, tanto como la segunda parte en inglés. La primera parte ha salido en español como una serie de pasajes en la edición impresa del periódico Revolución (ver los números 105, 21 de octubre; 106, 28 de octubre; 107, 4 de noviembre; 108, 11 de noviembre; 109, 18 de noviembre; 110, 25 de noviembre; 111, 9 de diciembre; y 112, 16 de diciembre de 2007). Los pasajes de la segunda parte también están en revcom.us.

La repolarización para la revolución: Una orientación estratégica

En el contexto de todo lo que se ha dicho hasta aquí, quiero recalcar que sigue siendo importante captar y aplicar la orientación estratégica del Frente Único bajo la Dirección del Proletariado. Es con relación a esa orientación estratégica que el principio de las “dos cosas que hay que maximizar”, al que me referí antes, tiene verdadera importancia.1 Y en esa dinámica —o relación dialéctica— de las “dos cosas que hay que maximizar” está la importancia particular y decisiva de movilizar a las masas básicas como partidarios conscientes y activos de la revolución proletaria y el comunismo—o, mejor dicho, como emancipadores de la humanidad.

La religión y la repolarización—la complejidad de la realidad

Al llevar a cabo y aplicar la orientación estratégica del Frente Único bajo la Dirección del Proletariado, tenemos que tener presente algo que también se ha recalcado repetidamente: la naturaleza y los rasgos complejos de la realidad. No se puede tener un enfoque reduccionista o simplista hacia la realidad. Aquí, para ilustrar esto, quiero invocar la analogía de un mapa de muchos niveles diferentes para indicar distintos fenómenos (concentraciones de población, parques, masas de agua y cosas por el estilo). Esta es una metáfora o analogía útil para comprender la naturaleza complicada y abigarrada de la realidad que abordamos y que nos esforzamos por transformar.

Como una manera de ilustrar esta idea básica, he estado pensando en por qué (por así decirlo) “Chris Hedges es mejor que Christopher Hitchens”. Hace poco leí unos informes sobre los debates que se han dado entre ellos. Parece que en cierta medida Hitchens ha tenido un efecto insidioso porque, para mucha gente pensante —y gente con muchas ideas progresistas— les cae bien porque llega al grano de la contradicción (al igual que Sam Harris,2 de su propia manera) de querer convertir la religión en algo que no es, de “reinventarla” en términos más agradables. Pero Hitchens (y Harris también) lo está haciendo al servicio de un objetivo totalmente reaccionario: defender el núcleo del programa del gobierno de Bush, por lo menos en su dimensión internacional, con la “guerra contra el terror”.

De todo lo que he visto, Hitchens de veras es ateo, pero es ateo al servicio del imperialismo. Como extensión de su concepción del mundo, y al servicio de sus objetivos políticos, aplica un enfoque sumamente mecanicista y reduccionista que (como lo expresa su libro God is not Great) reduce muchos de los profundos y complejos conflictos del mundo simplemente a la religión, y hace caso omiso o borra (conceptualmente) las divisiones más profundas y decisivas del mundo, como son las divisiones entre el imperialismo y las naciones oprimidas, así como entre las clases, y por lo tanto se aleja de una verdadera comprensión de las dinámicas subyacentes y las contradicciones impulsoras de todo esto.

Así que ese es un ejemplo de por qué no se debe tener un enfoque burdo o simplista hacia la realidad. He leído el libro de Hitchens God is Not Great: How Religion Poisons Everything (Dios no es grandioso: Cómo la religión lo envenena todo) y dice muchas cosas con las que hay que estar de acuerdo. En varios pasajes me reí a carcajadas: hace mucho por desinflar a la religión—también dice tonterías, y cosas peores, pero hace mucho por desinflar a la religión. Desenmascara a lo que lleva la religión y el daño que causa en el mundo, y qué tiene de malo la concepción del mundo religiosa. Hasta cierto punto se puede identificar con su convocatoria al fin del libro de una nueva Ilustración. Pero, repito, todo eso está al servicio de algo que en sí es muy venenoso.

Con respecto al libro de Chris Hedges, American Fascists (Fascistas estadounidenses), es muy estimulante pero a veces también muy frustrante leerlo. Es muy perspicaz —tanto su análisis como sus anécdotas— sobre el fenómeno del fundamentalismo cristiano en Estados Unidos y sus seguidores. Y es positivo que identifique a los fundamentalistas cristianos como lo que son —fascistas— y se oponga a la idea de conciliar con ellos, y que insiste en que, al contrario, sea necesario plantárseles y luchar contra ellos, y tener una clara concepción de los fundamentos con que están organizado este movimiento fundamentalista, qué representa en realidad, cuáles son sus verdaderos propósitos y qué tratará de implementar si logra aprovechar una oportunidad para hacerlo, en el contexto de una gran crisis social. Y las posiciones políticas de Hedges son mucho, pero mucho mejores que las de Hitchens. Hay muchas cosas con que se puede unir en lo que dice Chris Hedges y lo que hace en el mundo. Basta leer el artículo que escribió hace poco en The Nation,3 que denuncia, por medio de los propios soldados (o ex soldados), las atrocidades que están cometiendo en Irak las fuerzas de ocupación estadounidenses. A fin de cuentas, está haciendo más cosas buenas en el mundo que dañinas—y no cabe duda de que lo que está haciendo es mucho mejor que lo que está haciendo Christopher Hitchens (o Sam Harris).

Así y todo, si hablamos exclusivamente de la religión, como tal, si comparamos las dos posiciones, la de Hitchens es mejor. La posición de Sam Harris es mejor. En su Letter to a Christian Nation (Carta a una nación cristiana), Harris dice directamente: tanto los fundamentalistas como yo estamos de acuerdo de que el significado de la Biblia es lo que la Biblia dice que es, de que la Biblia dice lo que dice en serio. O es cierto o no es cierto. Déjense de tratar de hacerle decir algo que claramente no dice o significar algo claramente no significa.

Bueno, solo se puede estar de acuerdo con esto. Y tengo que decir que me reí al leer ese libro, también—y no se puede menos que “relamerse” en ciertas partes para mostrar agradecimiento por la manera y a veces la creatividad con que Harris hace trizas estas tonterías (y peor) religiosas.

Pero a fin de cuentas, Chris Hedges es mucho mejor que Harris y sin duda mucho mejor que Christopher Hitchens: en cuanto al efecto de conjunto de lo que dicen y hacen, y la influencia que tienen, no cabe duda de que lo que hace Hedges, incluso con sus serias deficiencias —como su esfuerzo por “salvar la religión”, y el cristianismo en particular, con un enfoque de “reinterpretarla” de tal manera que no corresponda a lo que realmente dice y realmente es— es mucho mejor que Hitchens, y de hecho es del otro lado de la “línea divisoria política” que Hitchens, que se ha alineado directamente con lo que están haciendo el gobierno de Bush y los imperialistas—y que está atacando agresivamente con todos los talentos y destrezas que tiene a los que se oponen a él.

Pero además de eso, a fin de cuentas lo que realmente se necesita de todo esto es un enfoque comunista—que puede incorporar, y reconfigurar, como parte de una síntesis diferente, los aspectos positivos de lo que representa gente como Chris Hedges; que puede contribuir a atraer lo mejor en la gente que tiene una posición básicamente buena, y rechazar y luchar contra lo que llevaría en una dirección equivocada; y que puede sacar a la luz lo que es equivocado —y de hecho lo que es insidioso— en la posición de gente como Hitchens.

El fundamentalismo cristiano, las necesidades de la clase dominante y la repolarización para la revolución

En vista de esto, antes de concluir quisiera hablar otra vez del tema del fascismo cristiano—el papel de “fuerza de cohesión sólida” que desempeña en la sociedad estadounidense. Ya he hablado, en cierta dimensión, de las razones específicas por las que la clase dominante necesita esta fuerza hoy, en vista de sus necesidades. Si piensan en lo que dije antes, en relación con el parasitismo e individualismo extremos —y, sí, la infantilización—, y los niveles extremos de falta de moderación que se promueven en la sociedad estadounidense, especialmente hoy,4 y si examinan esto en relación (y de muchas maneras ahora en intensa contradicción) con las necesidades de la clase dominante en general, y específicamente con la necesidad que ha creado —para sí misma tanto como para otros— por medio de lo que se ha vuelto una seria debacle en Irak, en el contexto de sus diseños mayores, se puede ver por qué tiene que tener lista, y tiene que “preparar” continuamente, esta clase de fuerza sólida, que ejerce cada vez más influencia hoy pero que está agazapada para ejercer una influencia cualitativamente mayor si se necesita y si sectores lo suficientemente poderosos de la clase dominante reconocen esta necesidad. Este es el papel que las fuerzas fascistas cristianas desempeñan hoy en Estados Unidos y que desempeñarán en el futuro (desde el punto de vista de la clase dominante, y un sector específico de esa clase dominante en particular, que ha estado agrupado en torno al gobierno de Bush).

Bueno, es cierto —y este es un punto que he destacado antes5 —que este fascismo cristiano es un elemento en el contexto del programa general de las fuerzas de la cúpula del poder de la clase dominante actualmente. Pero he notado ciertas tendencias, incluso en el partido, a comportarse como si los fascistas cristianos fueran la totalidad, o la esencia, de lo que confrontamos. En vez de ubicar esto en el contexto del sistema capitalista-imperialista y su clase dominante de conjunto —y en ese contexto destacar el papel particular e importante de los fascistas cristianos—, ha habido un fenómeno (y una vez más estoy hablando no solo de otros, fuera de nuestro partido, sino específicamente de tendencias en nuestro partido) de tratar a los fascistas cristianos como si ya gobernaran el país. Sin embargo, esto nunca ha sido de lo que se trata este análisis—y no se ajusta a la realidad. Pero se ajusta a cierta tendencia a apelar a las falsas ilusiones y prejuicios burgueses democráticos—y es fácil caer en esto porque, francamente, permite forjar la unidad sobre la base de simplemente defender y preservar la democracia burguesa. Si el enemigo es el fascismo cristiano y no todo un sistema —si esto es la esencia de su perspectiva estratégica—, pues va a tender a defender e ir a la zaga de la democracia burguesa.

El análisis de nuestro partido nunca ha sido que los fascistas cristianos gobiernan el país actualmente, ni que el programa y las fuerzas fascistas cristianos definen la esencia del gobierno burgués en esta sociedad. La concepción y enfoque correctos tienen que ver con lo que este fenómeno del fascismo cristiano representa en relación con la agudización de las contradicciones en la sociedad y el mundo, en el contexto de mayores fuerzas y de un programa general, en el mismo gobierno de Bush y en el marco del sistema y de la clase dominante de conjunto. Por ejemplo, se ha dicho que, aunque los fascistas cristianos son firmes partidarios del saqueo internacional estadounidense cada vez mayor, los que impulsan esto son las fuerzas “neoconservadoras” del gobierno de Bush y en torno a él más que los fascistas cristianos. Este es otro ejemplo de la complejidad y las “texturas múltiples” de la realidad (el mapa de capas y colores múltiples, para volver una vez más a esa metáfora).

La revolución: Estereotipos, directores de escena y el proceso vivo

Pero las fuerzas fascistas cristianas desempeñan un papel claro —hoy, y potencialmente mucho mayor si la situación se desarrolla de cierta manera— como “fuerza de cohesión sólida” para el sistema y la clase dominante. Y sí, en una “mezcla” mayor podrían desempeñar el papel de una especie de “director de escena”, que hace cada vez más aguda la crisis social e incluso las condiciones para la revolución (“director de escena” es una formulación que usó Lenin al hablar del papel de la I Guerra Mundial en relación con la revolución rusa de 1917). En el contexto de la agudización de las contradicciones en general —en Estados Unidos, a nivel internacional, y en la interpenetración e influencia mutuas de esas dimensiones—, las metas y acciones de los fascistas cristianos podrían poner en duda la legitimidad del gobierno burgués—o podrían desempeñar un papel clave en plantear con mucho más fuerza la legitimidad del gobierno burgués en general como tema de la agenda política—para sectores muchísimo más amplios de la sociedad. Podrían desempeñar ese papel. Eso es lo que hemos dicho—y en lo que hemos puesto cierto énfasis. Eso es todo lo que es correcto decir porque, como destacó Mao, los marxistas no somos adivinos.

No cabe duda de que el fascismo cristiano es un elemento importante de la “mezcla” general—es importante captar eso. Y, como parte de esa “mezcla” mayor, podría desempeñar el papel de “director de escena” en relación con la revolución. Pero también es muy importante destacar algo que se dice en “Cómo vencer las dos cuestas”,6 donde no solo hay una discusión de “acelerar mientras se aguarda” una situación revolucionaria, sino también —y he aquí otra aplicación de lo importante que es no dejarse restringir por las convenciones, supersticiones y estereotipos— se destaca no levantar barreras artificiales a la revolución. Y esto quiere decir no recurrir al pensamiento “formulaico” que declara: “Aquí está la manera en que la revolución ocurrirá y se hará posible: Los fascistas cristianos sacarán a otros sectores de la clase dominante, se apoderarán del gobierno e impondrán un gobierno teocrático, y luego todos los demócratas burgueses irán a nuestro lado y podremos hacer la revolución”. Con tal orientación y mentalidad, si la situación no sigue perfectamente ese patrón —y es muy poco probable que ocurra así— pues por supuesto la revolución se borrará del mapa y no se considerará, por quién sabe cuanto tiempo.

Lo que hace esta clase de pensamiento rígido es tomar algo como el análisis del papel potencial (o posible) de “director de escena” de los fascistas cristianos y transformarlo en su contrario de manera grotesca. Viene a ser, por lo menos objetivamente, lo que “Cómo vencer las dos cuestas” insiste que no debemos hacer—a saber, levantar barreras artificiales a la revolución, específicamente en la forma de fórmulas estereotipadas y “escolásticas”.

La revolución surge de una interacción compleja de contradicciones, en un país en particular y a nivel internacional, y la interpenetración entre esos niveles o dimensiones. Sí, existen ciertas cosas y ciertos patrones que podemos identificar. Sí, el papel del fascismo cristiano es un elemento muy importante de la “mezcla” ahora mismo. Y sí, podría desempeñar el papel de “director de escena”. Sí, existe algo muy real en la analogía de lo que está pasando hoy y el período antes de la guerra de Secesión en Estados Unidos, a mediados del siglo 19. En términos amplios, hay algo real en la analogía a una “guerra civil que se perfila”. Pero hay que entender esto de una manera viva y dialéctica, y de una manera materialista, y no con un enfoque religioso y dogmático que es seco, muerto y poco inspirador.

Lo que realmente se necesita, y lo que realmente tenemos que captar firmemente y aplicar sistemáticamente, es un análisis materialista y dialéctico de la relación entre los factores objetivos y subjetivos, con toda la complejidad que esto entraña, con toda la interpenetración de las distintas capas de esa realidad de “texturas múltiples”.

Cuando determinamos que ciertos fenómenos o patrones (tal como los relacionados con el papel del fascismo cristiano en Estados Unidos actualmente) son muy importantes, y potencialmente de gran importancia, lo hacemos con este método y este enfoque—como parte de hacer un análisis científico de la realidad, para acelerar tanto como sea posible el desarrollo de las cosas hacia una situación revolucionaria, y contribuir a una repolarización más favorable en relación con la meta estratégica de la revolución. Esto quiere decir “esforzarnos constantemente contra los límites” impuestos por la situación objetiva, no para satisfacer cierto estereotipo sino para transformar las condiciones objetivas ante nosotros (transformar la necesidad) tanto como sea posible, en todo momento, y hacerlo todo para contribuir a hacer madurar —y preparar una cantidad cada vez mayor de masas y el partido— una situación revolucionaria y el surgimiento de un pueblo revolucionario, de millones y millones, consciente de la necesidad del cambio revolucionario, resuelto a luchar para plasmarlo en realidad y con la orientación y capacidad de aprovechar la oportunidad revolucionaria cuando por fin llegue.

Todo lo que hacemos tiene que ser fundado en este análisis y este enfoque e infundido con ellos—con esta clase de materialismo y dialéctica. Todo lo que hacemos tiene que ver con la revolución, y tiene que tener que ver con la revolución.

****

Para concluir, déjenme regresar al título de esta charla. ¿Qué es lo que tenemos que ser —qué es lo que tenemos que forjar— con cantidades cada vez mayores y con la iniciativa consciente cada vez mayor? Hacedores de la revolución. Emancipadores de la humanidad.

[Aplausos prolongados]

1 Se habla de las “dos cosas que hay que maximizar” en esta serie en el pasaje “Vencer los obstáculos y limitaciones, ‘movilizar a todos los factores positivos’”, en Revolución #117, 27 de enero de 2008.[regresa]

2 Chris Hedges es autor, entre otras obras, del libro recién publicado American Fascists, The Christian Right and the War on Terror; aquí Bob Avakian habla delúltimo libro de Christopher Hitchens, God is not Great, How Religion Poisons Everything; Sam Harris ha escrito dos libros recientes sobre el tema de que se habla aquí, Letter to a Christian Nation y The End of Faith: Religion, Terror, and the Future of Reason. Bob Avakian habla más del tema de la religión y el fundamentalismo religioso —y refuta los argumentos de Harris, Hitchens y otros— en “El fundamentalismo religioso, el imperialismo y la ‘guerra contra el terror’” y “¿Por qué está creciendo el fundamentalismo religioso en el mundo actual—y cuál es la verdadera alternativa?”, que son pasajes del libro AWAY WITH ALL GODS! Unchaining the Mind and Radically Changing the World, de Bob Avakian (que publicará la editorial Insight Press en la primavera del 2008), y que están en Revolución #103, 7 de octubre de 2007, y #104, 14 de octubre de 2007.[regresa]

3 “The Other War: Iraq Vets Bear Witness”, de Chris Hedges y Laila Al-Arian, The Nation, 30 de julio de 2007.[regresa]

4 Se habla del parasitismo, el individualismo, la infantilización y la falta de moderación en otro pasaje de esta serie, “El parasitismo aumentado y los ‘dos sectores anticuados’”, en Revolución #118, 3 de febrero de 2008.[regresa]

5 Ver, por ejemplo, “La guerra civil que se perfila y la repolarización para la revolución en la época actual”, una colección de artículos de Bob Avakian (Chicago: RCP Publications, 2005).[regresa]

6 El título completo de la charla es “Cómo vencer las dos cuestas: Más sobre conquistar el mundo”. El periódico Obrero Revolucionario (ahora Revolución) publicó pasajes de esta charla, y están en revcom.us. La serie “Sobre la democracia proletaria y la dictadura del proletariado, Un punto de vista radicalmente diferente sobre cómo dirigir la sociedad” se publicó en el OR #1214 a #1226 (del 5 de octubre de 2003 al 25 de enero de 2004). La serie “Cómo vencer la cuesta” se publicó en el OR #927, 930, 932 y 936-940 (12 de octubre, 2 de noviembre, 16 de noviembre y del 14 de diciembre de 1997 al 18 de enero de 1998). Otros dos pasajes de esta charla son “Materialismo y romanticismo: ¿Podemos prescindir de los mitos?”, en el OR #1211 (24 de agosto de 2003), y “Otro vistazo a George Jackson”, en el OR #968 (9 de agosto de 1998). Todos estos artículos están en el portal revcom.us[regresa]

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