Revolución #263, 25 de marzo de 2012
Amenazas, agresión, preparativos de guerra… y mentiras: Estados Unidos e Israel aceleran su campaña contra Irán
El año 2012 ha traído una andanada de propaganda bélica y agresivos preparativos para una guerra contra Irán; de hecho, la guerra se avecina más ominosamente semana a semana.
Estados Unidos, Israel y la Unión Europea han intensificado su arremetida económica, política y diplomática contra Irán. Afirman que eso es necesario para obligarle a Irán a parar su programa de enriquecimiento nuclear que, según ellos, se orienta en realidad al desarrollo de la capacidad de fabricar un arma nuclear. Irán dice que su programa tiene fines pacíficos y es solamente para la generación de energía nuclear.
Se han impuesto sanciones con el fin de paralizar la economía iraní y arruinar la vida de millones de iraníes. Han asesinado a varios científicos iraníes en las calles de Teherán. Aviones no tripulados de Estados Unidos sobrevuelan el territorio iraní, violando su espacio aéreo. Ya dos veces este año portaaviones estadounidenses en equipos de ataque han navegado a pocos kilómetros de la costa iraní, llevando mísiles y docenas de aviones de guerra que según los analistas son "más grandes y capaces de más destrucción que la fuerza aérea entera de muchos aliados estadounidenses". Cada día algún político o experto de Estados Unidos o Israel pronuncia algún reclamo provocativo de que Irán constituye una amenaza nuclear seria e inmediata o que está urdiendo complots terroristas en el mundo. De esas maneras Estados Unidos y sus aliados ya están librando formas de guerra contra Irán.
Mientras tanto, están discutiendo abiertamente lanzar una guerra militar. Foreign Affairs, la revista de política imperialista estadounidense de más prestigio, ha publicado al menos dos ensayos que exhortan a la acción militar: "Time to Attack Iran: Why a Strike Is the Least Bad Option" (enero/febrero de 2012) y "Why Obama Should Take Out Iran’s Nuclear Program" (9 de noviembre de 2011). El 25 de enero de 2012, la revista New York Times Magazine publicó un ensayo largo titulado "Will Israel Attack Iran?", que expone los argumentos israelíes para lanzar una guerra. El autor, Ronen Bergman, concluye: "Después de hablar con muchos líderes israelíes de alto rango y con muchos jefes militares y de inteligencia, he llegado a creer que de hecho Israel atacará a Irán en 2012". El Washington Post informó que el secretario de Defensa "Panetta cree que es muy probable que Israel ataque a Irán en abril, mayo o junio". ("Is Israel preparing to attack Iran?" de David Ignatius, 2 de febrero de 2012)
Durante todo ese tiempo, se ha informado de debates extremadamente tensos en el seno de la clase dominante de Estados Unidos, y entre el gobierno de Obama y el gobierno israelí, acerca de cómo lidiar con Irán, y una tras otra delegación de alto nivel ha viajado de Washington, D.C. al capital de Israel, Tel Aviv, y vice versa. El domingo 4 de marzo, el presidente Obama se reunió con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y según se informa, este le presionó a darle este ultimátum a Irán: si no detiene el programa nuclear, enfrentará un ataque militar. Todo eso ocurre en medio del tumulto en marcha en el Medio Oriente, particularmente en Siria, que es el tema de intensas discusiones sobre una intervención militar de parte del Occidente.
Frente a una campaña para desestabilizar, aplastar o derrocar su gobierno, la República Islámica de Irán ha lanzado sus propias contramedidas. Las fuerzas militares iraníes han realizado ejercicios y pruebas de mísiles, y los generales iraníes han dicho que sería fácil cerrar el estrecho de Ormuz, por el que pasa el 20 por ciento de los suministros mundiales de petróleo. Otros oficiales militares iraníes advierten que Irán podría atacar primero si considera que un ataque occidental es inminente. El líder iraní ayatolá Jamenei ha declarado que Irán no cederá a las presiones estadounidenses de parar su programa nuclear y que responderá a cualquier ataque.
Esa dinámica de amenazas y contraamenazas, movidas y contramovidas, iniciada por Estados Unidos e Israel, ha creado un camino de creciente confrontación y muy posiblemente de guerra en un futuro no muy lejano.
Una narrativa basada en mentiras, verdades a medias, insinuaciones y distorsiones
Se está creando una narrativa, en cada versión de las noticias, de que Irán sí está preparando para fabricar armas nucleares. El New York Times informa de manera rutinaria: "Los políticos de Occidente piensan que Irán está desarrollando la capacidad de fabricar armas nucleares" o "El programa nuclear de Irán tiene fines militares". El presidente Obama, en una entrevista de Matt Lauer de la NBC durante el Supertazón, dijo: "Irán tiene que renunciar a su programa de armas nucleares". Y amenazó: "Hasta que lo haga, creo que Israel tiene la razón al estar muy preocupado, y nosotros también".
Esa narrativa se basa en mentiras, verdades a medias, insinuaciones y distorsiones. En realidad, los altos políticos del Occidente saben que no hay pruebas de que Irán esté desarrollando armas nucleares ni hay evidencia definitiva de que Irán tenga un programa de armas nucleares. La Estimación Nacional de Inteligencia estadounidense de 2007, que representa el consenso de 16 agencias de inteligencia de Estados Unidos, dijo: "Estimamos con gran confianza que en el otoño de 2003, Teherán puso fin a su programa de armas nucleares". Esa estimación se defiende todavía como válida, un hecho básico que casi nunca se menciona en los informes mediáticos o las declaraciones oficiales estadounidenses. Tampoco lo desmintió el muy citado informe de noviembre de 2011 del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
Oficialmente Obama y su gabinete dicen además, al menos por ahora, que Irán no tiene una bomba y no ha decidido desarrollarla. Sin embargo, la dominante percepción pública es que Irán está haciendo algo ilegal y con toda probabilidad está trabajando en desarrollar un arma nuclear.
Así que esta "certeza" inventada, de que Irán fabrica armas nucleares, llega a convertirse en justificación para lanzar amenazas más fuertes y sembrar temores más descabellados. Cuando Israel afirmó que Irán estaba desarrollando mísiles con un alcance de 9.600 kilómetros, capaces de llegar a Estados Unidos (sin una pizca de evidencia y contrario a todo lo conocido sobre la capacidad nuclear de Irán), el precandidato presidencial republicano Newt Gingrich advirtió a los votantes en Ohio: "Piensen en un arma nuclear iraní. Piensen en los peligros, para Cleveland, o para Columbus, o para Cincinnati, o para Nueva York". Gingrich agregó: "Recuerden ustedes cómo sintieron el 11 de septiembre cuando 3.100 estadounidenses resultaron muertos. Ahora imaginen un ataque que le agregue dos ceros. Eso sería 300.000 muertos. Y quizás medio millón de heridos. Este es un peligro real". ("Gingrich Warns of Iranian Nuclear Attack", New York Times, 8 de febrero de 2012)
A ese caldo de pesadillas nucleares también se le ha agregado la fantasma de ataques terroristas iraníes. El 31 de enero de 2012 el director de inteligencia nacional, James Clapper, dio testimonio ante el Congreso en que dijo: "Algunos funcionarios iraníes, incluido probablemente el líder supremo Ali Jamenei, han modificado sus cálculos y ahora están más dispuestos a realizar un ataque en Estados Unidos". En los bombazos recientes a embajadas israelíes en Georgia, India y Tailandia, se echó la culpa a Irán. Al día siguiente de las explosiones en Georgia e India, el jefe de la unidad de análisis de inteligencia del Departamento de Policía de Nueva York escribió un ensayo en el Wall Street Journal en que argumenta: "Mientras se calienta el conflicto entre el Occidente e Irán en torno al programa nuclear de este, la Ciudad de Nueva York, con su gran población judía, se presenta como un blanco cada vez más atractivo". ("The Iranian Threat to New York City", Mitchell D. Silber, 14 de febrero de 2012)
No se ha aportado ninguna evidencia para esas acusaciones. Por otra parte, existen evidencias de que Israel y tal vez Estados Unidos participaron en el asesinato del 11 de enero de un científico nuclear iraní (el quinto atentado y el cuarto asesinato exitoso en los últimos años). Un funcionario de Obama le dijo a Noticias NBC que Israel le proporcionó dinero, adiestramiento y armas al grupo reaccionario iraní M.E.K. para cometer esos asesinatos.
Los antecedentes de las amenazas de guerra: Los intereses en conflicto de dos fuerzas históricamente anticuadas
La visión de Irán que se saca al entretejer esas distorsiones, verdades a medias, especulaciones y mentiras rotundas, es de un país que viola de forma temeraria los acuerdos legales y el derecho internacional, un estado renegado que obstaculiza la resolución pacífica de los desacuerdos y, al contrario, intensifica el conflicto porque no accede a las demandas razonables de Estados Unidos y sus aliados.
En lo más fundamental, el propósito de esa narrativa es confundir la naturaleza verdadera de los regímenes que están en pugna (Estados Unidos e Israel versus Irán), los intereses que están defendiendo y de qué se trata en realidad, y qué impulsa la dinámica de confrontación y posiblemente una guerra. Para decirlo de otra manera, si Irán no tiene armas nucleares, y Estados Unidos e Israel saben eso, ¿por qué las amenazas de hacerle una guerra?
En una palabra, Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia representan la coalición de rapaces potencias capitalista imperialistas que es la más dominante en el mundo, en el sentido militar, político y económico; y juntos tienen miles de armas nucleares. Israel es su sustituto y brazo ejecutor fuertemente armado en el Medio Oriente, con aproximadamente 75 a 200 armas nucleares. Por otro lado, Irán es un estado capitalista del tercer mundo que es mucho menos poderoso y no tiene arma nuclear alguna. Estados Unidos puede proyectar su poderío a miles de kilómetros más allá de su costa y tiene casi 800 bases militares en todo el mundo; la Marina de Irán casi no va más allá del golfo Pérsico/mar Arábigo y no tiene bases militares en el extranjero. Estados Unidos supera por más de 100 veces lo que gasta Irán en sus fuerzas armadas y ha desplegado más de 2.000 armas nucleares. La población de Estados Unidos es más de tres veces mayor que la de Irán; su economía es casi 18 veces mayor y es mucho más avanzada tecnológicamente.
De fondo, se trata de una batalla de Estados Unidos y sus aliados para mantener su dominio del Medio Oriente y del mundo. Tal necesidad se origina en el funcionamiento y el poder esenciales de todo su sistema basado en la explotación mundial de la mano de obra, el control y acceso a recursos y mercados cruciales y el control político-militar de vastos territorios del planeta. El control del Medio Oriente ha sido un elemento clave de toda la estructura de dominación mundial por parte de Estados Unidos durante más de 60 años, porque está ahí, y en Asia central, aproximadamente el 80 por ciento de las reservas probadas de energía en el mundo. Controlar esa llave energética es controlar una palanca clave de toda la economía mundial, y de las demás potencias que dependen del petróleo y del gas natural, sean los aliados europeos y Japón o los rivales Rusia y China. Además, la región es un cruce para el comercio mundial y un crítico eje militar-estratégico.
En pocas palabras, Estados Unidos, Israel, Gran Bretaña y Francia están en una batalla por el imperio y la hegemonía, y no para la justicia, la liberación o un mundo libre de armas nucleares.
Por qué la Republica Islámica representa un problema para el imperio
¿Por qué Irán les presenta un problema tan grande? La República Islámica de Irán es una teocracia reaccionaria que tal vez sí (o tal vez no) esté desarrollando la capacidad de fabricar un arma nuclear. ¡Las armas nucleares son extremadamente peligrosas en manos de cualquiera!
Sin embargo, lo que Irán definitivamente no está haciendo es salir del marco del sistema del capitalismo-imperialismo mundial ni desafiarlo de ninguna manera fundamental. Lo que sí quiere es mantenerse en el poder en Irán, expandir su influencia en el Medio Oriente y desarrollar relaciones con una variedad de potencias mundiales como Rusia, China, Pakistán e India. Irán es un estado relativamente fuerte y cohesionado, con una enorme riqueza petrolera. Ha fortalecido tendencias islamistas en toda la región que están en pugna con Estados Unidos. Representa un desafío militar, político e ideológico, y en ciertas maneras representa una alternativa a toda la estructura de control estadounidense en el Medio Oriente: es decir, el estado colono de Israel y la red de torturadores, tiranos y potentados respaldados por Estados Unidos desde Egipto hacia Arabia Saudita y los estados del Golfo; pues en ellos descansa el control estadounidense.
Y a todo eso hay que añadir que Irán ha sido históricamente un "premio" enorme para imperios rivales. Tiene las segundas reservas mundiales de gas natural y las terceras de petróleo, en un tiempo de creciente competencia para los energéticos. Se ubica en el cruce de dos rutas clave para el transporte de energéticos (el golfo Pérsico y el mar Caspio) y de dos regiones clave (Asia central y el Medio Oriente).
Poco después de que la República Islámica tomó el poder en 1979 tras el derrocamiento del cha respaldado por Estados Unidos (y un aliado clave en la región), Estados Unidos rompió relaciones diplomáticas con el régimen islámico y nunca las restableció; nunca ha reconocido al gobierno, sino que ha tratado de contenerlo, minarlo y hasta derrocarlo. Durante los años 1980 Estados Unidos llevó a cabo esa política al instigar el baño de sangre que se llama la guerra Irán-Irak, que duró ocho años. Durante los años 1990, Estados Unidos trató de estrangular a Irán con sanciones y "contención". Y tan pronto lanzó la llamada guerra contra el terror en 2001, identificó a Irán como parte del "eje de mal" y lo programó para un cambio de régimen mediante crecientes sanciones, acciones encubiertas y amenazas de guerra.
Lo que la postura nuclear de Estados Unidos e Israel revela sobre sus verdaderos motivos
La postura de Estados Unidos e Israel respecto al programa nuclear de Irán solo tiene sentido en ese contexto. Esta crisis ha ilustrado más plenamente al público la insistencia estadounidense-israelí en que Irán no tenga nunca una capacidad nuclear. La palabra "capacidad" se usa a menudo en los medios de comunicación como el equivalente de tener un arma nuclear. Pero para Estados Unidos e Israel, en realidad una "capacidad" nuclear significa la capacidad tecnológica de enriquecer el uranio, inclusive para producir energía nuclear o para fines médicos, a pesar de que el Tratado de No Proliferación Nuclear le otorga ese derecho a Irán.
Los motiva el hecho de que hasta la posibilidad de que Irán fuera capaz de fabricar una bomba nuclear, pero sin fabricarla, podría cambiar el equilibrio de fuerzas en la región, incluido el equilibrio de fuerzas militares… y ese es el meollo de lo que impulsa este conflicto. El New York Times reconoce en un análisis publicado el 24 de febrero de 2012: "Es posible que Irán quiera aumentar su influencia en la región mediante la creación de lo que unos analistas llaman una "ambigüedad estratégica’… En lugar de fabricar una bomba ahora, tal vez Irán prefiere aumentar su poderío al sembrar dudas entre las demás naciones acerca de cuáles son sus ambiciones nucleares". ("U.S. Agencies See No Move by Iran to Build a Bomb", James Risen y Mark Mazzetti)
Entonces, el temor de parte de Estados Unidos NO es que Irán fabrique una bomba y borre Israel de la faz de la tierra. El temor de los imperialistas es que la influencia iraní en la región, ya ampliada en ciertas maneras debido al ascenso del fundamentalismo islámico, el alza vertiginosa de los precios de petróleo, la salida de Estados Unidos de Irak y el surgimiento de nuevos potencias mundiales, aumentará más si se considera que Irán sea más fuerte en el frente militar y menos vulnerable a un ataque estadounidense y/o israelí. Eso podría erosionar la dominación estadounidense de la región, incluida su capacidad, junto con Israel, de atacar a cualquier entidad en cualquier lugar y en cualquier momento, incluido a Irán mismo.
Las armas nucleares en manos de cualquiera son una cosa horrible. Pero el propósito de Estados Unidos e Israel al amenazar a Irán no es eliminar las armas nucleares; lo hacen para mantener su monopolio de las armas nucleares y su dominio militar en la región.
Por eso las negociaciones han fracasado y por eso Estados Unidos rechazó la oferta de Irán en 2003 de negociar todas las cuestiones pendientes a cambio del reconocimiento de la República Islámica de Irán y sus intereses en la región, y a cambio además de poner fin a las presiones, la intervención y el hostigamiento brutales contra ese país. La postura estadounidense en toda negociación hasta la fecha parece ser la del padrino que quiere obligarle a un rival menor a aceptar una oferta "que no puede rechazar": o sea, que Irán en esencia abandone su derecho a enriquecer uranio.
Hasta ahora, los gobernantes clericales de Irán han opinado que no se trata de una oferta que pueden aceptar, en vista de las fisuras en la clase dominante iraní y el odio de las masas hacia su gobierno opresivo (en particular tras el levantamiento que siguió a las elecciones de junio de 2009). Para esos clérigos, aceptar tal oferta equivaldría a una capitulación pública que minaría su fuerza y legitimidad, y no pondría fin a la hostilidad estadounidense, y por lo tanto amenazaría con hacer desmoronar su gobierno.
La negativa de Estados Unidos hasta ahora a llegar a algún acuerdo de importancia con la República Islámica de Irán la ha estado moldeando su negativa a tomar medidas que pudiera fortalecer al régimen iraní: pues su objetivo estratégico durante todo ese tiempo ha sido derribar al régimen.
¿Por qué la confrontación se acelera ahora?
Esta confrontación entre los intereses de "línea roja" de Israel y Estados Unidos, por un lado, y los de la República Islámica de Irán, por el otro, también se ha acelerado durante el último año debido a los profundos cambios que han sacudido la región. Esta es una razón clave por la que el actual aumento de tensiones es muchísimo más serio que durante otros períodos de altas tensiones entre Estados Unidos e Irán en décadas recientes.
Dos sucesos regionales son clave: primero, los fracasos de Estados Unidos (en muchos sentidos se puede decir las derrotas) en Irak y Afganistán, y segundo, la revuelta árabe. El primero ha significado que Estados Unidos no pudo crear bases fiables en la región y usarlas para afianzar su dominio, proyectar su poderío y, como un aspecto de eso, estrangular a Irán; al contrario, esos fracasos estadounidenses han fortalecido a Irán. El segundo ha significado que el terreno político de la región está movedizo, cambia rápidamente y de formas imprevisibles y tiene el potencial de trastornar seriamente la influencia y el control estadounidenses y aumentar la influencia iraní. La insistencia iraní en continuar su programa nuclear y el fracaso de previos intentos, dirigidos por Estados Unidos, de derrocar o sacudir al régimen, son factores que intensifican esas preocupaciones.
En estos momentos Siria, un aliado cercano de Irán, constituye el centro de atención. Miles de sirios se han alzado contra el régimen odiado de Assad, que ha matado a más de 6.000 sirios en un intento de suprimir la oposición, formada por una mezcla de varias fuerzas políticas. Ahora Estados Unidos y otras potencias están tratando de sacar provecho y tomar control de la rebelión, con el fin de tumbar al régimen de Assad y así fortalecer su posición en la región y debilitar a Irán.
Efraim Halevel, ex director de Mossad, el servicio de inteligencia israelí, escribe en el New York Times: "El debate público en Estados Unidos e Israel estos días se centra obsesivamente en la cuestión de atacar o no atacar a Irán, para detener sus ambiciones de tener un arma nuclear; casi no se presta atención al hecho de que los sucesos en Siria podrían resultar en una debacle estratégica para el gobierno iraní. La influencia iraní en Siria posibilita que los mullahs de Teherán lleven a cabo sus políticas regionales temerarias y violentas… y hay que poner fin a su presencia ahí". ("Iran’s Achilles’ Heel," 7 de febrero de 2012)
El autor y periodista británico Patrick Seale llamó la batalla por Siria "una lucha entre Estados Unidos, por un lado, y sus aliados, y sus adversarios como Rusia y China... por dominar la región, quién va a ser el pez gordo... Se trata de un ataque concertado, un asalto, no solamente contra Siria, sino también contra Irán. Fíjense que Irán, Siria y su aliado Hezbolá en Líbano, ese trío, un tipo de eje Teherán-Damasco-Hezbolá, ha sido en los últimos años el principal obstáculo a la hegemonía estadounidense e israelí en el Medio Oriente. Y ahora intentan derribar a ese eje.... Pues ahora el aliado [de Estados Unidos], Israel, también ha sufrido en los años recientes. Intentó aplastar al Hezbolá en 2006, cuando incursionó en Líbano. Trató de aplastar a Hamas en Gaza cuando invadió a Gaza en 2008 y 2009. Al parecer, la combinación de Irán, Siria y Hezbolá ha hecho mella en la supremacía militar [israelí] en la región y este quiere rescatar su dominación general. Ahora, en mi opinión, ambas potencias, Estados Unidos e Israel su aliado, creen que el derrocamiento de los regímenes en Teherán y Damasco les permitirá restaurar su supremacía y llegar de nuevo a la cima. Así que eso es lo que estamos presenciando. Se trata de una lucha por la supremacía regional, la dominación regional...". ("A Struggle for Regional Supremacy: Syria Conflict Escalates as World Powers Debate Assad’s Future", Democracy Now!, 7 de febrero de 2012)
Aumento de tensiones y un rumbo peligroso
La guerra no es cosa ya cantada y hay indicios de que el gobierno de Obama está oponiéndose a la demanda israelí de darle un ultimátum inmediato a Irán. (Véase "¿Impulsa Israel la amenaza de una guerra?"). Tampoco es el caso que alguna de las partes simplemente quiere ir a la guerra. Pero las acciones actuales de Estados Unidos e Israel tienen un parecido siniestro a las acciones estadounidenses antes de la invasión a Irak en 2003.
Los continuados esfuerzos iraníes de enriquecer el uranio afectan e intensifican las preocupaciones de Estados Unidos e Israel por su influencia regional (incluida la posibilidad de que las instalaciones nucleares de Irán lleguen a ser más difíciles de destruir). Para Irán, las amenazas en su contra, además de los peligros que la efervescencia regional le plantea, aumentan la necesidad desde su punto de vista de no echarse para atrás respecto a la cuestión nuclear.
Así que las tensiones van en aumento, y Estados Unidos, Israel e Irán siguen yendo en camino del enfrentamiento, y le será muy difícil para cualquiera de las partes echarse para atrás. Además, fuerzas poderosas dentro de la clase dominante están exigiendo que Estados Unidos no se eche para atrás. La semana pasada, 12 senadores le mandaron una carta a Obama en que le advirtieron contra entablar negociaciones con Teherán a menos que este ponga fin primero a su programa de enriquecimiento, y una resolución presentada últimamente en el Senado demanda que Estados Unidos no acepte ninguna política de "contención" de un Irán nuclear y que ni siquiera permita el enriquecimiento de uranio en territorio iraní. Eso fue, en efecto, una hoja de ruta hacia la guerra. Uno de sus patrocinadores, el senador Joe Lieberman, dijo que su propósito es "decirle a Irán con claridad y firmeza: Solo hay dos opciones: negociar pacíficamente para poner fin a su programa nuclear, o esperar un ataque militar que le ponga fin al programa".
Martin Indyk, un estratego imperialista de línea dura y ex embajador estadounidense a Israel, escribe que los sucesos están "entrando en un espiral sin control". Agrega: "Mientras el gobierno de Obama intensifique la presión sobre Irán con sanciones para hacer que este acepte un freno serio a su programa nuclear, está siguiendo un estrategia de diplomacia coercitiva que entraña una falla fundamental. Por consiguiente, el presidente Obama corre el peligro de obtener lo opuesto de lo que quiere: es muy posible que Irán decida que en lugar de negociar un acuerdo mutuo, su mejor opción sea cruzar el umbral de las armas nucleares, con consecuencias fatídicas para todos". Indyk termina: "Tristemente, la dinámica de la situación actual parece hacer que el conflicto sea inevitable. Ahora estamos en un juego tripartito de quién es el cobarde, en el cual para Jamenei, Netanyahu e incluso Obama la supervivencia física o política hace que un pestañeo traiga más peligros que la confrontación...". ("Iran Spinning Out of Control", New York Times, 29 de febrero de 2012)
Nada bueno puede resultar de la agresión estadounidense o israelí contra Irán: ¡No a la guerra! ¡No a las sanciones! ¡No a los asesinatos! ¡No a la intervención!
Irán es capaz de exportar el terror y es posible que esté desarrollando la capacidad de fabricar armas nucleares. Pero no existe evidencia de ninguna de esas dos posibilidades. Además, incluso en el caso de que Irán esté desarrollando esa capacidad, eso no justifica ninguna acción militar estadounidense ni israelí, la cual sería un crimen de enorme magnitud y también una guerra de agresión ilegal e ilegítima, o sea un crimen de guerra, según los principios de Núremberg de 1950.
Cabe repetir y recalcar: Estados Unidos e Israel no están atacando al programa nuclear de Irán con el fin de eliminar las armas nucleares; lo hacen para mantener su monopolio regional de poder amenazar a los pueblos con dichas armas de destrucción masiva (y siempre cuando los gobernantes estadounidenses dicen: "todas las opciones están sobre el tapete", amenazar a los pueblos es exactamente lo que están haciendo). Estados Unidos e Israel, y no Irán, son la principal fuente de la violencia en el Medio Oriente.
Estados Unidos condena a Irán por ser una teocracia represiva. La es, pero Estados Unidos no está atacando a Irán para liberar a los iraníes. Fíjense en Irak, Afganistán, Libia. Todos eso países tenían regímenes represivos. Luego Estados Unidos invadió… y ¡EMPEORÓ la situación, al causar una enorme cantidad de muertes y destrucción, imponer nuevas formas de opresión y azuzar el fundamentalismo religioso!
¿Qué exactamente defienden y quieren mantener Estados Unidos e Israel en realidad? Están actuando para mantener la dominación estadounidense sobre toda esa región, en beneficio de un imperio mundial de explotación impuesta y mantenida mediante la violencia en masa. En caso de que haya debate entre sí, se trata de hallar la mejor forma de llevar a cabo ese objetivo reaccionario y criminal.
Los gobernantes de Estados Unidos e Israel se dan cuenta de que un ataque contra Irán podría tener consecuencias imprevisibles. Pero se han comprometido, como dicen reiteradamente, a mantener "todas las opciones sobre el tapete" cuando se trata de defender su dominación mundial.
Si le gusta este artículo, suscríbase, done y contribuya regularmente al periódico Revolución.