Oleoducto XL: Fuerzas poderosas y mucho en juego

16 de septiembre de 2013 | Periódico Revolución | revcom.us

 

De REVOLUCIÓN: por qué es necesaria, por qué es posible, qué es, la película de un discurso de Bob Avakian (2003): "No se les puede encomendar el planeta"

La lucha sobre la construcción del oleoducto Keystone XL se intensifica, y mucho está en juego. Se anticipa una decisión del presidente Barack Obama sobre el oleoducto este otoño o invierno, tras un informe final del Departamento del Estado.

Keystone XL aumentaría por 830.000 barriles al día el flujo del petróleo de las arenas bituminosas de Alberta a las refinerías de la costa del Golfo en Estados Unidos. Según informó Oil Change International, eso resultaría en echar lo equivalente a 181 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono a la atmósfera cada año. Es la cantidad producida por 37 millones de automóviles o 51 centrales eléctricas a carbón.

El planeta se encuentra en el precipicio de una catástrofe climatológica. Los casquetes polares se están derritiendo cada vez más rápido; el clima extremo está golpeando cada vez más dura y frecuentemente; la química de los océanos se vuelve más ácida, por lo que peligra la vida; y se dañan y hasta se destruyen los ecosistemas. Una emergencia climatológica se nos acerca y se intensifica. En la atmósfera, el dióxido de carbono y otros gases de invernadero han llegado a niveles nunca vistos en la historia humana y están calentando el planeta.

Piénsenlo. El mundo está en una emergencia climatológica porque el funcionamiento económico de este sistema depende completamente de la quema de combustibles fósiles. El petróleo de las arenas bituminosas es aún más destructivo al medioambiente y resulta en más emisiones de anhídrido carbónico que el petróleo convencional.

Sin embargo, en este mismo momento, las clases dominantes de Canadá y Estados Unidos ¡están empeñándose aún más en su uso de ese producto peligroso!

Petróleo "nacional" — un recurso estratégico

¡ESTADO DE EMERGENCIA! El saqueo de nuestro planeta, la catástrofe ambiental y la verdadera solución revolucionaria

(Número especial de Revolución sobre el medio ambiente)

Las arenas bituminosas de Alberta representan un enorme caudal de reservas petroleras y de inversión de capital para muchas de las compañías petroleras más grandes del mundo y para las economías enteras de Canadá y Estados Unidos.

El proyecto de las arenas bituminosas es el mayor proyecto energético y de inversión de capital en el mundo. Las reservas petroleras ahí son las terceras más grandes del mundo. Canadá ya ha rebasado a Arabia Saudita como el mayor exportador de petróleo a Estados Unidos, la mayoría de ese petróleo viene de las arenas bituminosas. En 2012 el mismo Estados Unidos aumentó su producción petrolera más que ningún otro país del mundo y más que en ningún otro momento de la historia estadounidense; pretende convertirse, para 2020, en el mayor productor de petróleo en el mundo.

La expansión de la producción petrolera en Canadá y Estados Unidos es una inmensa fuente de rentabilidad y es de importancia central para la posición económica global de los dos países. Lo que es posiblemente aún más importante para las clases dominantes estadounidense y canadiense, consideran que la expansión de la producción petrolera "en casa" es una manera de garantizar la "independencia y seguridad energéticas" en un mundo cada vez más volátil. El control sobre vastas reservas de combustibles fósiles, especialmente el petróleo, es fundamental al control y la dominación del mundo entero. Una parte clave de eso es garantizar la viabilidad de las fuerzas armadas estadounidenses, que es el mayor consumidor de petróleo en el mundo. Han contaminado con más carbonos, ha destruido más gente y más ecosistemas que ninguna otra fuerza en la historia del mundo.

Expanden la producción de petróleo y gas en Canadá y Estados Unidos desolando la tierra en busca de combustibles cada vez más sucios y más difíciles de extraer. Están sacando el gas natural y petróleo de esquisto bituminoso por medio de la fractura hidráulica; minan los depósitos de arenas bituminosas sucias y pegajosas, sacándolos por medio de vapor y de vastas cantidades de agua. Tienen que revolver ese caldo pegajoso con otras sustancias químicas tóxicas solamente para mantenerlo en forma líquida. En Alberta, están devastando enormes extensiones de bosque boreal que es el hábitat clave para muchas plantas y animales, además de ser una vasta reserva que absorbe dióxido de carbono del aire. Los pozos de desechos tóxicos se extienden y los cuerpos de agua resultan envenenados. Los pueblos indígenas que han habitado estas tierras durante miles de años están muriendo de cánceres a un índice creciente, en un genocidio que amenaza su misma supervivencia.

Lo que está en juego en Keystone XL y las arenas bituminosas

Sin embargo, ninguno de esos horrores define las decisiones de los encargados. Al contrario, su interés principal es de cómo dar saltos en la producción en las arenas bituminosas, llevar el petróleo al mercado y posicionarse con ventaja en relación a los rivales y aliados menos "independientes en energía", y al carajo el medio ambiente.

Según un nuevo informe de varios grupos ecologistas (en ingles), Canadá tiene planes de expandir los envíos de petróleo de las arenas bituminosas de 2.2 millones de barriles al día a 6.6 millones de barriles al día para 2030. Actualmente hay planes de construir cinco sistemas de oleoducto importantes de las arenas bituminosas, de los cuales tres conducirán a las costas este y oeste de Canadá y dos entrarán a Estados Unidos, siendo uno el Keystone XL. También transportan el petróleo de las arenas bituminosas por otros medios, como el ferrocarril, camión, etcétera, pero esos métodos son menos eficientes y mucho más costosos que transportarlo por oleoducto.

Están ante un problema grande porque, en cada rumbo en el que planean construir esos oleoductos, está creciendo bastante oposición. Las tribus indígenas cuyas tierras están en el camino están negando a ceder su territorio. Hay una fuerte oposición a que entren los buque-tanques petroleros grandes a las aguas cristalinas de la costa este del estado de Colombia Británica. Muchísimas personas en Estados Unidos y Canadá se inquietan y se indignan cada vez más acerca de la destrucción ecológica que eso causará. Se aumentan las protestas, que incluyen planes en 100 ciudades de hacer manifestaciones de "Poner un hasta acá al Keystone XL" el 21 de septiembre. Los expertos de la industria petrolera consideran que construir el Keystone XL es una parte clave de empezar a solucionar ese problema.

En un análisis inicial de la ruta actualmente planeada del Keystone XL, publicado en marzo, el Departamento del Estado de Estados Unidos afirmó que el oleoducto no causaría más emisiones de anhídrido carbónico ya que, el que se construya o no, se extraerá el petróleo de las arenas bituminosas y se transportará por otros medios, y Estados Unidos simplemente conseguiría el petróleo que necesite de otras fuentes. La crisis climatológica exige que dejemos ese petróleo de las arenas bituminosas y otros combustibles fósiles bajo la tierra si es que vayamos a salvar los ecosistemas planetarios. Pero la lógica del Departamento del Estado, al contrario, es que "el mercado decide", junto con las necesidades geoestratégicos del imperio yanqui, sin importar el costo, a pesar de que las emisiones de anhídrido carbónico están desolando concretamente la vida en este planeta. En sí eso representa una denuncia contundente de la lógica de todo este sistema.

Lo que tenemos que captar para luchar y ganar

Lea el siguiente artículo de Raymond Lotta: "Por qué un desastre natural se convirtió en un desastre social, y por qué no tiene que ser así: Reflexiones sobre el huracán Sandy y la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte (Proyecto de texto)"

Cuando Obama dio su discurso sobre el clima en junio, dijo que sólo aprobaría Keystone XL "si este proyecto no exacerbara de manera importante el problema de contaminación con anhídrido carbónico". Una interpretación de esa declaración de Obama es que prepara el camino para aprobar el oleoducto basándose en la falsa afirmación que el Departamento del Estado ya hizo: que el Keystone XL no causaría más contaminación con anhídrido carbónico porque el sistema va a seguir emitiendo anhídrido carbónico de una manera u otra.

Sin embargo, unas fuerzas ecologistas importantes, entre ellas Bill McKibben con 350.org, elogiaron el discurso de Obama. McKibben dijo que el mundo necesita el liderazgo climatológico y "Barack Obama demostró que podría convertirse en el tipo que lo diera".

Como lo analizó el artículo "Cuatro puntos para Bill McKibben" de Raymond Lotta:

Este comentario es una obscenidad tanto como lo es un deliberado engaño propio.

Tú sabes que en 2009, Obama echó al suelo cualquier acuerdo de peso sobre el clima en Copenhague; que amplió la excavación petrolera en mar abierto, incluyendo la apertura del Ártico; y de que aprobó la porción sureña del oleoducto Keystone XL (que transportaría el petróleo sucio de las arenas bituminosas). Tú sabes que en 2012 Estados Unidos aumentó su producción petrolera más que ningún otro país del mundo y más que en ningún otro momento de la historia estadounidense.

El discurso de Obama también anunció planes insignificantes que resultarían en reducir las emisiones estadounidenses en unos pocos puntos porcentuales menos del nivel de 1990, cuando lo que urge ante la crisis climatológica son reducciones dramáticas. Además, Estados Unidos sigue descargando sus emisiones en otros países — por el enorme desplazamiento de la producción a los países pobres. Si bien el discurso de Obama se centró en el hecho de que algunas centrales eléctricas a carbón en Estados Unidos se están convirtiendo al gas natural, la verdad es que en 2012 Estados Unidos ¡aumentó su exportación de carbón a otros países en un 50 por ciento!

La estrategia que promueven muchos líderes de la oposición a Keystone XL es que el problema es una "industria de combustibles fósiles renegada" y su equipo de cabilderos en el congreso, y que es posible trabajar con Obama, y presionarlo en otras ocasiones, para que él "haga lo correcto". Esa estrategia es completamente incorrecta. Pasa por alto lo muchísimo que está en juego y el enorme control estratégico que conllevan los combustibles fósiles para el funcionamiento del sistema entero del capitalismo-imperialismo. La industria petrolera no es una industria renegada. Es parte de un sistema mayor que funciona según ciertas reglas e imperativos capitalistas. Y Obama es el representante principal y comandante en jefe de este mismo sistema que está dominando y destruyendo el planeta.

Hay mucho en juego en los preparativos para la decisión sobre el oleoducto Keystone XL, y todavía no se determina  cómo va a terminar el asunto. Pero lo seguro es que lo que se necesita no es una oposición que se embobe cada vez que Obama cante unas palabras enmeladas con el fin de encubrir los verdaderos intereses y engañar a la gente para que siga creyendo en un sistema que se ha demostrado completamente ilegitimo — por la destrucción del medio ambiente, la encarcelación en masa de millones de personas, el espionaje de la NSA contra la gente por todo el mundo, las sanguinarias maniobras hoy para bombardear a Siria, etcétera.

El informe del Departamento del Estado, que se finalizará en unos meses, incluirá una recomendación a Obama sobre si el Keystone XL "sirve al interés nacional". Las personas que realmente desean parar la destrucción del medio ambiente tienen que romper con ese punto de vista, dejar de pensar como estadounidenses y empezar a pensar acerca de la humanidad y el planeta. Los "intereses nacionales" de Estados Unidos son los intereses de la clase dominante de los capitalistas imperialistas que traen toda esa destrucción; van completamente en contra de los intereses de la humanidad y de los ecosistemas.

Lo que se necesita es una resistencia firme sin transigir, que confronte la verdad concreta sobre los intereses aferrados de todo el sistema del capitalismo-imperialismo que son responsables de la destrucción del medio ambiente. Necesitamos extender la resistencia a millones de personas con el fin de parar el oleoducto Keystone XL y todos los otros proyectos de combustibles fósiles y la destrucción ecológica mayor causada por este sistema, en conexión con forjar la única solución fundamental: una revolución concreta.

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