Obama en la ONU: Embelleciendo las verdaderas "raíces del recelo" entre Estados Unidos e Irán

Primera parte: El golpe de estado de la CIA de 1953, el Sha y la revolución de 1979

Larry Everest | 20 de octubre de 2013 | Periódico Revolución | revcom.us

 

El 27 de septiembre de 2013, Barack Obama, el presidente de Estados Unidos habló directamente (por teléfono) con el presidente de la República Islámica de Irán, Hassan Rouhani. Este es algo grande. Los líderes de estos dos países no han hablado entre sí desde 1979. Desde entonces, Estados Unidos e Irán han estado nariz a nariz en conflicto, con la posibilidad real de una acción militar de Estados Unidos e Israel que tendría terribles consecuencias para el pueblo de Irán, y de toda la región y más allá.

La conversación Obama-Rouhani ocurre en un momento de gran agitación en el Medio Oriente que está afectando los cálculos de todos los actores involucrados, incluyendo las grandes potencias del mundo. En este contexto, la llamada telefónica entre los dos jefes de estado parece ser parte de un nuevo esfuerzo diplomático, más amplio, que Obama afirmó que tiene el propósito de disminuir las tensiones entre Estados Unidos e Irán y "puede servir de base para una paz más amplia". Desde ese entonces el secretario de Estado John Kerry se reunió directamente con los ministros de Relaciones Exteriores de Irán, China, Rusia, Gran Bretaña, Francia y Alemania. Se informa de nuevas conversaciones en ciernes.

Es importante analizar y evaluar todos los comentarios de Obama en la ONU acerca de Irán, así como por qué Estados Unidos está dando este paso ahora, lo que está exigiendo a Irán, lo que la posición iraní es, las perspectivas de un acuerdo y lo que significaría para el pueblo de Irán, el Medio Oriente y el mundo. Revolución lo hará en su futura cobertura.

Pero para entender cualquiera de estas acciones específicas y de mayor importancia el curso general de las relaciones entre Estados Unidos e Irán, hay que entender la verdadera historia y relación entre Estados Unidos e Irán. Este es un tema sobre el que los de arriba en Estados Unidos constantemente mienten, tal como hizo Obama en la ONU, el que analizaremos aquí (y en la Segunda parte).

La nueva versión de las "raíces del recelo" entre Estados Unidos e Irán, según Barack Obama

Una forma de conocer esa historia y esa relación es de desmenuzar el guión que Obama planteó en su discurso ante la ONU, poco antes de llamar a Rouhani. He aquí cómo Obama describió lo que llamó la "difícil historia" entre Estados Unidos e Irán:

Estados Unidos e Irán se han mantenido aislados uno del otro desde la Revolución Islámica de 1979. Este recelo tiene raíces profundas. Los iraníes por mucho tiempo se han quejado de un historial de injerencia de Estados Unidos en sus asuntos y de la función de Estados Unidos en derrocar el gobierno iraní durante la Guerra Fría. Por otra parte, los estadounidenses ven un gobierno iraní que ha declarado enemigo a Estados Unidos, que ha capturado rehenes estadounidenses de manera directa —o mediante intermediarios—, que ha dado muerte a tropas y civiles estadounidenses y amenazado a nuestro aliado Israel con la destrucción.

Obama ha elegido sus palabras con mucho cuidado para que cada frase distorsione la historia y la realidad, con verdades a medias, omisiones, tergiversaciones y mentiras abiertas para servir al imperialismo yanqui y fomentar una perspectiva y conocimiento de la historia según el principio de "pensar como un estadounidense". ¿Es esta una declaración demasiado descarada? ¿Es retórica visceral de culpar a Estados Unidos? Desmenucémosla, paso a paso.

¿"Aislados uno del otro" u ocultar el panorama general?

¿Cuál es el panorama general que emerge de la representación "equilibrada" de Obama: Estados Unidos e Irán son los jugadores más o menos iguales en la región y que cada uno tiene sus propias quejas? El "recelo" de Irán tiene sus raíces en las acciones políticas estadounidenses ("injerencia"), lo que dio a entender tuvieron lugar hace mucho tiempo ("durante la Guerra Fría", lo que pasa por alto o encubre los crímenes que Estados Unidos ha cometido contra Irán durante las últimas décadas). Por el contrario, Obama presenta los temores de Estados Unidos como actuales, inmediatos y literalmente de vida o muerte: Irán ha declarado que Estados Unidos es "enemigo", en realidad ha matado a estadounidenses y amenazó con destruir a su aliado Israel. Como demostraremos a continuación, Obama está tocando ciertas verdades parciales a fin de distorsionar totalmente el panorama general, incluyendo las verdaderas posiciones de la República Islámica de Irán, y embellecer y encubrir las acciones y los motivos de Estados Unidos hacia Irán, y lo que sigue haciendo.

Lo primero y más importante que esto distorsiona y falsifica es el contexto general y el marco dentro del cual se desenvuelve el choque entre Estados Unidos e Irán. Para empezar, Estados Unidos es mucho, muchísimo, mucho pero muchísimo más poderoso que Irán, una realidad que Obama pasa por alto a la ligera, dando la impresión de una suerte de igualdad aproximada. De hecho, la economía de Estados Unidos es 30 veces más grande que la de Irán y muchísimo más avanzada en términos tecnológicos. Tampoco hay igualdad militar: Estados Unidos gasta 100 veces más en sus fuerzas armadas que lo hace Irán, tiene aproximadamente 750 bases en todo el mundo; Irán no tiene ninguna, si bien sí tiene fuerzas y asesores militares desplegados en Irak, Siria y El Líbano tal vez, además de tener las relaciones con otras fuerzas que participan en conflictos de pequeña escala con Israel, el aliado clave de Estados Unidos en la región. Estados Unidos tiene aproximadamente 5.113 ojivas nucleares; Irán, ninguna.

Pero estos son sólo indicadores de la relación más profunda, fundamental y general entre Estados Unidos e Irán: Estados Unidos es la potencia imperialista dominante en el mundo, mientras que Irán es un país relativamente cohesionado y altamente represivo que se encuentra en una relación de dependencia y subordinación al imperialismo mundial. En otras palabras, Estados Unidos y un grupúsculo de otras potencias imperialistas compiten entre sí para dominar y moldear el campo de juego económico-político-militar mundial y subordinar la vida económica y política de países como Irán a sus necesidades generales.

Las sanciones orquestadas por Estados Unidos y su impacto sobre Irán ilustran el férreo dominio del imperialismo sobre la economía mundial. Estados Unidos y un grupito de potencias mundiales controlan el sistema financiero y bancario internacional que moldea cómo y cuándo los países pueden hacer negocios, obtener productos de primera necesidad, etc. Un elemento se denomina el código SWIFT, un mecanismo de transferencia electrónica de dinero en todo el mundo. Estados Unidos primero impuso sanciones para restringir legalmente el comercio y negocios con Irán en 1979, pero las ha intensificada de manera significativa desde 2002. En 2010, Estados Unidos y sus aliados se tensaron la soga al expulsar a Irán de SWIFT, lo que le hace muy difícil participar en el comercio internacional. Las ventas del petróleo, que representan el 80 por ciento de los ingresos del gobierno, se han reducido a la mitad. Irán no puede acceder a sus propias reservas en moneda extranjera en el exterior y se enfrenta a una intensa escasez de divisas. Las severas restricciones afectan la manera de utilizar el dinero que se percibe por la venta del petróleo. Todo lo anterior, de acuerdo con un análisis reciente del New York Times, está "poniendo la economía del país de rodillas"1.

Tales sanciones son una forma de guerra contra toda una población, una verdadera arma de destrucción masiva, la que está causando enorme sufrimiento incluyendo muertes innecesarias en la población de Irán. Las fábricas y empresas han cerrado, el desempleo es generalizado, hasta los medicamentos vitales no están disponibles. "Cientos de miles de iraníes con enfermedades graves están en riesgo inminente por las consecuencias no deseadas de las sanciones internacionales, que han conducido a la fuerte escasez de medicamentos que salvan vidas, como los medicamentos de quimioterapia para el cáncer y los agentes de coagulación de la sangre de los hemofílicos", informó The Guardian del Reino Unido a principios de este año2.

Piense en esto: en el mundo de hoy es inimaginable que Irán, Argentina, Nigeria o cualquier otro país podrían ejercer esa clase de férreo dominio sobre otras economías. En este y en muchos otros aspectos, el sistema del imperialismo es la causa del sufrimiento indecible e incalculable de muchas maneras diferentes, para cientos de millones de personas en todo el mundo3.

¿Por qué Estados Unidos concentra tanto poder en sus manos? Debido a que el funcionamiento y la dominación mundial del capitalismo-imperialismo yanqui requieren el control de mercados clave, reservas de mano de obra, recursos y regiones estratégicas. Tales son los verdaderos impulsores de las acciones de Estados Unidos en todo el mundo y no las declaraciones de llamados principios universales y valores básicos estadounidenses como la "paz" y los "derechos humanos", de los que cacarean incesantemente los portavoces imperiales de Estados Unidos incesantemente a fin de ocultar los motivos reales.

El Medio Oriente es una de esas regiones estratégicas: el eje geográfico, militar y comercial entre Europa, Asia y África, donde se encuentra más del 60 por ciento de las reservas conocidas de energía del mundo. Esta necesidad ha impulsado décadas de feroces maniobras, intervenciones y guerras de Estados Unidos en la región para derrotar o alejar a otras potencias mundiales y fuerzas regionales que han surgido (en reacción a las acciones estadounidenses y el funcionamiento anárquico de su sistema a nivel mundial) para desafiar al orden dominado por Estados Unidos. Esta necesidad ha llevado a construir al estado colono de asentamiento de Israel como el pilar fundamental del poder político y militar regional de Estados Unidos y su apoyo vociferante a cada crimen monstruoso que comete Israel contra los palestinos y otros pueblos de la región así como a nivel mundial.

Desde hace más de 30 años, la República Islámica de Irán y otras tendencias fundamentalistas islámicas del norte de África al Medio Oriente, Asia central y más allá han representado uno de esos desafíos importantes que enfrenta el imperio de Estados Unidos. El que Irán se encuentra en el eje geopolítico de las fundamentales y cambiantes contradicciones mundiales (energía, geopolítica, ideología, religión), con sus propias ambiciones regionales y lazos con las principales potencias mundiales (y rivales de Estados Unidos), incluyendo Rusia y China, hacen que la existencia y las ambiciones de la República Islámica de Irán sean tanto más molestas y problemáticas para los imperialistas.

Toda comprensión real de las relaciones iraníes-estadounidenses, y esto se confirma en todos los episodios de la historia tratados más adelante, tiene que partir de esta realidad global.

El papel de Estados Unidos en el derrocamiento de un gobierno iraní durante la guerra fría: El golpe de estado de la CIA de 1953

Obama está repitiendo en gran parte la "narrativa " del imperio acerca de Irán que se ha inculcado implacablemente en la mente de los estadounidenses. Así que es crucial desmenuzar algunos de los capítulos clave de la historia entre Estados Unidos e Irán tocados por Obama y adentrarse en los motivos e intereses reales de los imperialistas así como las fuerzas de clase con las que están enfrentándose en Irán.

He aquí la versión sintetizada de los antecedentes de Estados Unidos en Irán según Obama: " Los iraníes por mucho tiempo se han quejado de un historial de injerencia de Estados Unidos en sus asuntos y de la función de Estados Unidos en derrocar el gobierno iraní durante la Guerra Fría".

A lo que Obama se refería cuando habla de la "función de Estados Unidos en derrocar el gobierno iraní durante la Guerra Fría" es el golpe de estado organizado por la CIA en 1953 que derrocó al gobierno de Mohammad Mossadegh y puso en el poder al Sha Reza Pahlavi como monarca absoluto al servicio de Estados Unidos.

Es importante señalar algo de los antecedentes.

Los imperios ruso y británico habían invadido, colonizado y dominado a Irán desde finales de la década del 1700. Para proteger sus intereses ahí, la dominación por el imperialismo británico a Irán era fuertemente opresiva en sí y se apoyaba en los reyes de Irán (conocidos como los shas) y en los terratenientes feudales, junto con algunos comerciantes de las ciudades. Estos opresores locales jugaron un papel esencial para reprimir a las masas iraníes, cuyos intereses correspondían al desarrollo de Irán como una nación libre e independiente del imperialismo, y a la eliminación del feudalismo, a la vez que los opresores locales obtenían beneficios económicos y políticos de su relación con el imperialismo. Pero, por otra parte, de muchas maneras la dominación capitalista imperialista trastornaba y socavaba las relaciones sociales y económicas feudales tradicionales y las ideologías feudales tradicionales, que mantenían la cohesión de la sociedad sobre una base reaccionaria durante generaciones.

La dominación por el imperialismo británico también suponía el control y la explotación directos del principal recurso comercial de Irán, el petróleo, mediante la cía. Anglo-Iranian Oil Company (más tarde renombrado British Petroleum), en ese entonces de propiedad del gobierno británico. En 1947, la cía. Anglo-Iranian percibió 112 millones de dólares a partir del petróleo iraní, mientras que pagó a Irán sólo 19.5 millones de dólares. Mientras tanto, el grueso de la población de Irán estaba en la pobreza privada de derechos políticos básicos.

A finales de la década del 1940, un movimiento amplio para tomar el control de la riqueza petrolera del país estaba cobrando impulso. Tomó forma, en el Frente Nacional, una alianza diversa bajo la dirección de un nacionalista burgués, Mohammad Mossadegh, quien trató de aflojar el control del imperialismo sobre Irán y fortalecer el poder del parlamento en contra de la monarquía. En abril de 1951, el parlamento iraní (Majlis) nacionalizó la Anglo-Iranian Oil Company (AIOC). Una semana después, Mossadegh fue nombrado el primer ministro.

Estas modestas reformas eran intolerables para Estados Unidos y Gran Bretaña. En ese momento, la producción del petróleo del Medio Oriente lo controlaban los conglomerados petroleros occidentales y la nacionalización en Irán no tenía precedentes. Estados Unidos estaba ganando pie en el Medio Oriente y tomando el relevo a Francia y Gran Bretaña como la potencia dominante en la región. La administración de Eisenhower temía que las acciones de Mossedegh no sólo robaran al Occidente de miles de millones de dólares de ingresos y suministros del petróleo, pero que sentara un mal precedente para otros países productores del petróleo en la región. Y pudiera dejar que la entonces socialista Unión Soviética aumentara su influencia en Irán.

En 1953, las fuerzas armadas de Irán asestaron un golpe de estado violento "bajo la dirección de la CIA" y "como un acto de la política exterior de Estados Unidos, concebido y aprobado a los más altos niveles del gobierno", tal como la CIA admitió finalmente en agosto de 20134.

El gobierno militar de Irán fraguado por la CIA puso al Sha Reza Pahlavi como monarca absoluto. Con el pleno aval de Estados Unidos, el Sha impuso la ley marcial indefinida que fue supervisada por asesores militares de Estados Unidos e impuesta por la temida policía secreta SAVAK. Proscribió a los grupos de la oposición. Proscribió todas las formas de organización y actividad política, las tertulias literarias inclusive. Estaban a la orden del día los arrestos en masa, las detenciones injustificadas, la tortura institucionalizada, los tribunales sumarios, los asesinatos en las prisiones y las ejecuciones. Cinco de cada seis publicaciones que operaban antes de que el Sha llegara al poder fueron cerradas por su régimen. El Sha gobernó a Irán con un puño de hierro para los próximos 26 años.

El control total de la producción y venta del petróleo de Irán fue devuelto a un consorcio de empresas petroleras internacionales, que ahora incluía a cinco gigantes petroleras estadounidenses.

Algunas personas alaban la "franqueza" de Obama cuando éste se refiere críticamente a este sórdido capítulo de la historia de Estados Unidos. Pero piensa en esto: el hecho de que rara vez se menciona el golpe de estado de la CIA en boca de los altos funcionarios o en la prensa demuestra lo bien que las estructuras dominantes de Estados Unidos suprimen la verdad y ejercen la dictadura omnímoda sobre el discurso y el modo de pensar de la población.

En segundo lugar, Obama está hablando de estos sucesos como parte de una maniobra estratégica cuyo propósito es mantener el control estadounidense general sobre el Medio Oriente, incluyendo la reafirmación de un mayor control sobre Irán. Pero está hablando acerca de estos sucesos de maneras que no sólo encubren la realidad sino que tienen el propósito de legitimar las maniobras y agresiones de Estados Unidos contra Irán.

Los 25 años de la "injerencia" imperialista estadounidense: en otras palabras, el estrangulamiento bajo el Sha

Los acontecimientos de 1953 fueron sólo el comienzo del estrangulamiento de Irán bajo el dominio del tirano instaurado por Estados Unidos, el Sha, que contribuyó a sembrar las semillas de la tempestad que estaba por venir, la revolución iraní de 1979 y el ascenso del fundamentalismo islámico.

Cuando Obama habla en líneas genéricas y generales acerca de las "quejas" de Irán acerca de un "historial de injerencia de Estados Unidos en sus asuntos", eso ni empieza a captar la enormidad de lo que Estados Unidos le hizo a Irán y a las decenas de millones de personas ahí durante los 25 años y más del gobierno del Sha con mano de hierro controlado por Estados Unidos. Es como decir que un vecino "se quejaba" porque uno prendió candela a su casa y mató a sus hijos.

Durante 25 años, el Irán bajo el Sha cobraba triste fama internacional por la tortura, el encarcelamiento y la represión cometidos por la policía secreta SAVAK adiestrada por Estados Unidos. Y en Irán, la infraestructura, la industria del petróleo, la economía y la postura política y militar fueron configuradas para servir a los intereses occidentales. Este proceso causó un enorme sufrimiento y trastornos en Irán, tanto en el campo como en la ciudad y enajenó a amplias capas de la población, incluyendo elementos del viejo orden dominante, sobre todo sectores del aparato clerical.

Al mismo tiempo, Estados Unidos estaba apuntalando al régimen del Sha como un instrumento regional del poder estadounidense, armando y utilizándolo contra los movimientos revolucionarios en la región y como un baluarte contra la Unión Soviética5. La "guerra fría" entre la Unión Soviética y Estados Unidos era una batalla entre los rivales imperialistas por obtener la dominación del mundo. Ese conflicto se desenvolvía intensamente en todo el Medio Oriente y moldeaba de forma decisiva la política de Estados Unidos hacia Irán. Durante esas décadas, Estados Unidos no "aconsejaba" a Irán; lisa y llanamente le dictaba el curso del desarrollo y de la vida política. Todo eso se debió a la manera que en Estados Unidos percibía y luchaba por sus intereses en Irán, en la región y en el mundo, y no a los "derechos humanos" o los "valores universales". Eso también fue el período en que Estados Unidos intensificaba muchísimo su apoyo y armamento para el estado de Israel, su otro pilar importante en la región.

Esos son los 25 años del amargo historial empapado de sangre que Obama encubre, trivializa y embellece como "quejas iraníes" y a la par de algunos funcionarios estadounidenses retenidos de rehenes por un año o más (ninguno de los cuales resultó herido o muerto). Mientras tanto, ¡Irán ha estado mantenido de rehén durante más de dos décadas y media!6

La revolución iraní de 1979

En la ONU, Obama dijo: "Estados Unidos e Irán se han mantenido aislados uno del otro desde la Revolución Islámica de 1979". Hace que parezca que Estados Unidos no tiene mucho que ver con la revolución. Es cierto que no tenía el control de la marcha de los acontecimientos, pero eso no se debe a una falta de actividad, incluyendo una defensa de las violentas medidas del Sha para aplastar el levantamiento.

La oposición al Sha y el odio por el mismo habían estado ardiendo a fuego lento durante décadas. Y no era un secreto para las víctimas del brutal régimen del Sha el que Estados Unidos lo había instaurado y luego respaldado de pies a cabeza. Una sucesión de presidentes de Estados Unidos abrazaron al Sha, tal vez ninguno con más exuberancia que Jimmy Carter, quien se calificó a sí mismo del presidente de los "derechos humanos". En diciembre de 1977, a medida que las protestas contra el Sha iban en ascenso (especialmente entre los estudiantes en otros países), Carter brindó por el Sha y su régimen como una "isla de estabilidad" en un mar de tumulto.

Literalmente semanas más tarde, un levantamiento de masas comenzó que luego se convirtió en un maremoto de rebelión, aparentemente de la nada. Estados Unidos para nada estuvo "aislado" de lo que estaba ocurriendo. A medida que el levantamiento se desenvolvía y cobraba impulso en 1978, el Sha procuró ahogarlo en sangre con el aval y apoyo de Estados Unidos. En una masacre de septiembre conocida como el "Viernes Sangriento", los soldados del Sha mataron a miles de personas. Pero eso terminó por ampliar y acelerar el levantamiento de masas y la deslegitimación del Sha. En diciembre de 1978, más de 10 millones de personas (un tercio de la población de Irán) salieron a las calles para exigir el fin del régimen del Sha. En enero de 1979, el Sha fue obligado a partir al exilio bajo la protección de Estados Unidos. Se formó la República Islámica de Irán (RII) en febrero de 1979, lo que envió ondas de choque que repercutieron a lo largo de la región y del mundo.

Una amplia variedad de diferentes fuerzas políticas y personas de todos los ámbitos de la vida social se aglutinaron para derrocar al Sha. Los radicales e izquierdistas, incluidos los comunistas revolucionarios, desempeñaron un papel clave y heroico en la rebelión (y en el derrocamiento final del viejo régimen).

Un sector de la jerarquía religiosa islámica de Irán, encabezado por el ayatolá Jomeini Rouhallah (que había estado viviendo en el exilio desde mediados de los años 1960), surgió como un elemento importante y en última instancia de liderazgo en este ambiente. Los islamistas encabezados por Jomeini denunciaron la historia de la interferencia colonial e imperialista en Irán. Señalaron al Occidente, y a Estados Unidos en particular, como fuente de la opresión y la represión que el pueblo de Irán se enfrentaba bajo el Sha. Argumentaron que sólo un estado islámico, una teocracia basada en las leyes del Corán y del islam (Sharia) y gobernada por una jerarquía de los clérigos, iban a poder poner fin a estos abusos y crear una sociedad justa.

La visión y programa de Jomeini eran extremadamente reaccionarios y no emancipadores. No iba a liberar y no podían liberar a Irán del control imperialista (a pesar de sus afirmaciones al contrario). Esta agenda islamista tampoco iba a aliviar la explotación y la opresión de la inmensa mayoría del pueblo de Irán, lo que estaba fuertemente ligado a la subordinación del país al capital internacional.

El programa y la ideología específicos del ayatolá Jomeini reflejaban el punto de vista de los remanentes de las capas sociales anticuadas, o sea, las clases del pasado feudal de Irán, que aún conservaban influencia en la sociedad contemporánea iraní. Jomeini, en particular, se dijo devoto a las masas empobrecidas, a la "mostazafin" (literalmente, sin zapatos). Sin embargo, su programa y perspectiva proponían aliviar el sufrimiento al ir hacia atrás (por ejemplo, la promoción de la caridad religiosa), y no desafiar las relaciones económicas y sociales opresivas básicas de la sociedad de clases de Irán, ni hablar del mundo. Así, el proyecto islamista de Jomeini sólo podía servir para perpetuar dichas divisiones de clase y opresivas. De hecho, Jomeini y sus partidarios pretendían cohesionar (y reestructurar) la sociedad iraní en torno a unas relaciones sociales fundamentalmente opresivas y una cultura y moralidad que reflejaban aquellas relaciones. Por ejemplo, la subordinación de la mujer por los hombres era un pilar fundamental del programa de Jomeini, que se impuso violentamente, lo que incluyó el ataque a un acto por el Día Internacional de la Mujer a menos de un mes después de la revolución.

Es cierto que Jomeini desarrolló una masa de seguidores, incluyendo entre sectores de los oprimidos y pisoteados. En vísperas de la revolución, había muchas fuerzas en el campo de juego, pero los islamistas mantenían una red y plataforma nacional en muchas mezquitas. Jomeini estaba en el exilio en Irak y luego a París, pero pudo hablar con miles y luego millones de personas mediante mensajes audiograbados ampliamente difundidos. Rebasa el ámbito de este artículo explorar todas las razones de por qué el movimiento islamista cobró tanta adhesión entre los iraníes anti-Sha. Pero el hecho de que muchas masas oprimidas se unieron al estandarte de Jomeini no cambió para nada el carácter reaccionario de su programa ni el hecho de que él no representaba los intereses de las masas iraníes o de la humanidad7.

El papel de Estados Unidos en la formación de la República Islámica de Irán

Los sucesos de 1978 en Irán cogieron por sorpresa a los gobernantes de Estados Unidos y sus organismos de "inteligencia". Al no comprender las contradicciones más profundas en operación, Irán parecía ser una "isla de estabilidad", en la que el enorme aparato militar y represor del Sha, armado y adiestrado por Estados Unidos, fácilmente podía aplastar cualquier desafío. Los estrategas estadounidenses de repente se enfrentaron a una selección de opciones malas.

Dada la correlación de fuerzas políticas anti-Sha y la profundidad y la amplitud de la revuelta contra su odiado régimen, Estados Unidos consideraba que presionar a las fuerzas armadas iraníes para reprimir violentamente la revolución sólo iba a empeorar la situación. Era probable que eso fracasara, y al contrario radicalizara la situación y permitiera que cobraran influencia una serie de tendencias políticas de izquierda laica (los nacionalistas laicos estilo Mossadegh, los revisionistas pro-soviéticos y los auténticos comunistas maoístas). También pudo haber fracturado las fuerzas armadas de Irán, el pilar fundamental de la influencia de Estados Unidos en Irán. Así que, a cambio, la administración de Carter calculó que los intereses de Estados Unidos más pudieran beneficiarse aceptando el ascenso al poder de Jomeini. A principios de febrero de 1979, se permitió que Jomeini regresara a Irán desde el exilio en Francia y para mediados de febrero, éste se convirtió en el líder supremo de la República Islámica de Irán.

Entre otras cosas, Jomeini y sus seguidores eran vehementemente anti-comunistas y anti-Unión Soviética, por lo que los funcionarios estadounidenses dieron por sentado que un régimen encabezado por Jomeini siguiera siendo un baluarte en contra de su principal adversario mundial [la Unión Soviética]. En enero de 1979, un funcionario de la embajada estadounidense escribió en un cable secreto que las fuerzas lideradas por Jomeini estaban "mucho mejor organizadas y ilustradas y eran mucho más capaces de oponerse al comunismo que sus detractores nos quisieran hacer creer"8.

La administración de Carter también apostaba a la probabilidad de que los elementos "moderados" más laicos y pro-occidentales del entorno de Jomeini terminaran por manejar el gobierno de hecho. No comprendían que el ayatolá Jomeini y la estructura clerical no iban a pasar al fondo como asesores culturales, pero que tenían la intención de establecer una teocracia islámica reaccionaria, gobernada por clérigos y sus seguidores ideológicos.

Así que durante los primeros meses de 1979, Estados Unidos mantenía relaciones diplomáticas con Irán y procuraba forjar lazos y fortalecer el papel de estos "moderados", mientras que apoyaba en público las medidas del régimen de Jomeini para aplastar al pueblo kurdo oprimido, así como a los laicos radicales, izquierdistas y comunistas en general.

Este capítulo también es parte de la larga historia de Estados Unidos de "injerencia en los asuntos" de Irán.

La crisis de los rehenes de 1979

Obama "equilibraba" su tratamiento superficial de los agravios de Irán con las contraacusaciones de Estados Unidos: "Por otra parte, los estadounidenses ven un gobierno iraní que ha declarado enemigo a Estados Unidos, que ha capturado rehenes estadounidenses de manera directa —o mediante intermediarios…".

Esas acusaciones se derivan en parte de la "crisis de los rehenes" de 1979, tal como se le llamaba, un suceso que contribuyó al comienzo de décadas de hostilidades de Estados Unidos hacia la República Islámica de Irán y todavía moldea la forma en que la mayoría de las personas que viven en Estados Unidos ven a Irán y las relaciones entre Estados Unidos e Irán.

El 22 de octubre de 1979, el gobierno de Carter admitió al supuesto Sha a Estados Unidos, supuestamente para recibir tratamiento médico, ello después de rechazar las demandas iraníes de que devolviera este odiado verdugo para ser juzgado en el país cuyo pueblo más era objetivo de sus tormentos. Eso hizo que creciera la furia contra las actividades de Estados Unidos de continuar influyendo en la política de Irán y provocó temores de una repetición del golpe de estado de 1953. La embajada de Estados Unidos en el centro de Teherán se convirtió en un lugar de frecuentes protestas y gritos de "Abajo Estados Unidos" y "Muera Estados Unidos".

El 4 de noviembre de 1979, en una de esas protestas, un grupo de estudiantes iraníes vinculados con la República Islámica entró en el recinto y tomó el control de la propia embajada y tomó de rehén a una parte del personal ahí. De ahí, los estudiantes mantuvieron el control del personal y de la embajada durante 444 días con la bendición de Jomeini. Ninguno de los empleados de la embajada fue asesinado, golpeado o torturado.

La consolidación del gobierno islámico

¿Por qué Jomeini apoyó a esos estudiantes? La formación de una república islámica suponía su establecimiento en contra de Estados Unidos en ciertos sentidos. Jomeini tenía que traficar con el odio popular generalizado por Estados Unidos y lo que éste había hecho, así como rebatir las actividades de utilizar la embajada para moldear la política de Irán (tal como revelaron los cables de la embajada, que los estudiantes posteriormente volvieron a armar a base de los documentos triturados). Los islamistas también utilizaron la toma de la embajada para desbancar a los partidarios tibios dentro de la República Islámica y aplastar a sus oponentes de fuera. Durante los primeros años de su gobierno, la República Islámica mató a decenas de miles de personas, entre ellas muchos comunistas revolucionarios, en parte bajo el estandarte del "anti-imperialismo" (ver "Entrevista a ex prisionera política iraní, 'Pero la resistencia continuó…'", Revolución #124, 23 de marzo de 2008.) Además, instituyó una draconiana represión contra las mujeres, suprimió el pensamiento crítico y científico e impuso la religión fundamentalista sobre la sociedad.

En general, el régimen de Jomeini procuraba aflojar el férreo control de Estados Unidos y el Occidente sobre la política, la economía, las fuerzas armadas y de mucha importancia, la cultura de Irán, y forjó un papel un tanto más independiente a nivel internacional. Esto se regía tanto por las ambiciones del clero como por las necesidades del conjunto del clero y otras fuerzas emergentes que una nueva clase dominante en Irán se enfrentaba en la consolidación del dominio islámico y la correspondiente remodelación de las leyes, la política, la cultura y la ideología de Irán.

Un principio fundamental del movimiento fundamentalista islámico ha sido la declarada oposición a Israel y su trato a los palestinos, y uno de los primeros actos de la República Islámica de Irán era cortar sus relaciones con el estado de Israel. En parte, los fundamentalistas están rindiendo pleitesía al odio generalizado por los crímenes de Israel en todo el Medio Oriente. En parte, esa postura refleja la oposición ideológica islamista a un estado judío en el centro del mundo islámico. En parte, la República Islámica de Irán ve en Israel un impedimento a sus necesidades y ambiciones regionales. Cabe señalar que esto no es lo mismo que un genuino apoyo a una lucha con el propósito de la liberación fundamental del pueblo palestino. Pero de todos modos, Estados Unidos está fuertemente comprometido con el estado sionista de Israel como su principal y único totalmente confiable ejecutor armado en la región, un compromiso que creció después de la repentina caída de su otro gran pilar regional, el régimen del Sha. Así que la postura de la RII hacia Israel reforzaba y profundizaba el antagonismo de Estados Unidos9.

Nada de eso tenía que ver con la ruptura fundamental de Irán con el mercado global, el desarraigo del capitalismo, la disminución y, a la larga, la eliminación de las divisiones de clases, o la emancipación de la humanidad. Eso estuvo en oposición vehemente y violenta a los objetivos comunistas y los intereses fundamentales de los sectores populares movilizados en su redil. Al contrario, la revolución iraní representó el surgimiento de otra fuerza reaccionaria anticuada en la región en contienda con el imperialismo reaccionario y anticuado que había estado dominando la región durante más de un siglo.

Irán: ¡No es nuestra embajada!

La clase imperialista de Estados Unidos reaccionó a la toma de su embajada con un frenesí de chovinismo estadounidense, propaganda anti-Irán y una sarta de ataques económicos, políticos y militares contra la República Islámica de Irán. Estados Unidos inmediatamente congeló miles de millones de dólares de activos de Irán, comenzó la imposición de sanciones, en abril de 1980 cortó relaciones diplomáticas y posteriormente en ese mismo mes realizó una fallida incursión militar para liberar al personal de su embajada. Al mismo tiempo, Estados Unidos reforzaba sus fuerzas militares regionales, y en 1980 alentó la invasión de Irán por parte de Sadam Husein.

El sistema convirtió los 444 días de la toma de la embajada en una manifestación diaria "hecha para la televisión" de chovinismo estadounidense, el adoctrinamiento de la población estadounidense para ver el mundo por los ojos de los imperialistas gobernantes y sus intereses. La ABC comenzó un programa nocturno, Estados Unidos de rehén: La crisis de Irán, con en locutor Ted Koppel (el que posteriormente se convirtió en Nightline). Noche tras noche, pregonaba "Estados Unidos de rehén, día número…" o lo que sea. La historia se borró y se puso patas arriba: de repente ahora era la víctima la potencia responsable de 25 años de tortura bajo el Sha, de robar miles de millones de dólares a Irán y de pisotear las necesidades y aspiraciones de los iraníes. Tal historia patas arriba y reaccionaria se recreó hace poco y con vergüenza en la película Argo, y Obama la está repitiendo en formas básicas.

En realidad, las inquietudes de los gobernantes estadounidenses no empezaron o terminaron con la situación de su personal de la embajada. Lo que les preocupaba fue la continuación de su influencia en ese país y región vital y su contienda general en ese tiempo con la Unión Soviética. La toma de la embajada fue una bofetada directa a la credibilidad mundial de Estados Unidos, la percibida capacidad de Estados Unidos de imponer su voluntad a voluntad, y amenazó a los intereses estadounidenses en Irán, en la región y en el mundo.

Ese episodio también puso a prueba a los revolucionarios en Estados Unidos. La oposición comunista a la naturaleza reaccionaria de la RII y sus ataques a los iraníes revolucionarios y progresistas no implicaba aceptar la agresión, la intervención o la propaganda del imperialismo estadounidense. Al contrario, implicaba oponerse a esos ataques, apoyar a los auténticos revolucionarios en Irán y tener en claro que el imperialismo estadounidense representaba el mucho mayor peligro para la humanidad. Implicaba tener en claro la responsabilidad especial de las personas que vivían en las entrañas de la bestia imperial, de tomar posición en contra de los crímenes, la agresión y la legitimidad de "nuestros" gobernantes. En el plano ideológico, implicaba oponer el internacionalismo comunista al chovinismo estadounidense. Esta posición se sintetizó poderosamente en la declaración de Bob Avakian en ese momento:
"No es nuestra embajada, no tenemos una embajada; esa es la embajada de la clase dominante imperialista y estamos tomando partido con el pueblo iraní" (From Ike to Mao and Beyond: My Journey from Mainstream America to Revolutionary Communist, Insight Press, 2005, p. 400).

La Revolución de 1979 y posteriormente la crisis de la embajada estadounidense signaron el inicio de más de tres décadas de antagonismo estadounidense hacia la República Islámica de Irán. Pero como examinaremos en la Segunda parte, eso no ha implicado, como Obama afirmó, que ¡Estados Unidos e Irán "se han mantenido aislados uno del otro"! Muy al contrario, Irán ha estado sometido directamente a la agresión estadounidense durante más de 30 años, de 1980 a 1988 en la guerra entre Irán e Irak que Estados Unidos contribuyó a impulsar (cuando Irán no estaba "aislado" de los efectos de los ataques iraquíes con armas químicas, facilitadas por Estados Unidos), a las paralizantes sanciones estadounidenses que se penetran profundamente en todos los rincones de la economía y de la sociedad iraní, y las repetidas amenazas militares de Estados Unidos a lo largo de los últimos 20 y tantos años . Estados Unidos tampoco se mantuvo aislado de las maniobras iraníes para aumentar su presencia en la región, lo que incluía a Irak, Siria, El Líbano y Palestina.

Continuará.

 

1. "Iran Staggers as Sanctions Hit Economy", 30 de septiembre de 2013. [regresa]

2. Larry Everest, "Las sanciones: Armas de muerte y destrucción en masa", Revolución #295, 17 de febrero de 2013. En la Segunda parte, analizaremos a fondo el papel y el impacto de las sanciones internacionales impuestas por Estados Unidos. [regresa]

3. Vea Raymond Lotta, "La oda de Nicholas Kristof al imperialismo... ¿Qué clase de mundo celebra? ¿Qué clase de mundo podría emancipar a la humanidad?", próximamente en Revolución. [regresa]

4. "In Declassified Document, CIA Acknowledges Role In '53 Iran Coup", CNN.com, 22 de agosto de 2013. [regresa]

5. En ese entonces, la Unión Soviética era una potencia imperialista, porque a mediados de los años 1950, habían restaurado el capitalismo ahí (en la forma de tener la propiedad de grandes empresas en las manos de varias dependencias y departamentos gubernamentales que se competían entre sí, es decir, el "capitalismo de estado"). Con esta forma del capitalismo de estado, podían seguir operando bajo la fachada del "comunismo". Al aprovechar esta máscara del (falso) "comunismo", la Unión Soviética obraba para aumentar su influencia en el Medio Oriente, donde en un sentido amplio, se identificaba al (auténtico) comunismo con la oposición al imperialismo y la opresión. [regresa]

6. Lea sobre los antecedentes de una buena parte de la historia de las relaciones entre Irán y Estados Unidos en este artículo en Estados Unidos e Irán: Una historia de dominación imperialista, intriga y guerra, de Larry Everest, Revolución #89, 20 de mayo de 2007. [regresa]

7. Entre aquellos factores figuraba una amplia oposición a la influencia y al imperialismo del Occidente, al que se echaba la culpa por respaldar al Sha y todo el sufrimiento y dislocación que se dio bajo su dominio. Eso reforzaba la idea de que volver a las "viejas tradiciones" y a la cultura tradicional era un antídoto contra la "modernización" cultural y económica impulsada por el imperialismo. Otro factor importante era el impacto ideológico y político mundial de la pérdida del polo revolucionario representado por la China maoísta a raíz del golpe de estado de 1976 que restauró el capitalismo después de la muerte de Mao. Una discusión a fondo de éstos y otros factores en el ascenso del fundamentalismo islámico se halla en Bob Avakian, ¡Fuera con todos los dioses! Desencadenando la mente y cambiando radicalmente el mundo, JB Books, 2009. [regresa]

8. Robert Dreyfuss, Devil's Game–How the United States Helped Unleash Fundamentalist Islam (Metropolitan Books, 2006), p. 219. [regresa]

9. Cabe señalar que en la última década, la RII ha dejado muy en claro su disposición de reconocer a Israel y forjar un modus vivendi con el mismo a cambio del reconocimiento, de parte de Estados Unidos, de su lugar legítimo en la región y un fin al estado de sitio impuesto por Estados Unidos. [regresa]

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