Cumbre de la ONU sobre el clima: Pantomima criminal en Varsovia

Orpheus Reed | 9 de diciembre de 2013 | Periódico Revolución | revcom.us

 

La decimonovena cumbre de las Naciones Unidas (ONU), la "Conferencia de las Partes" (CP), sobre el cambio climático finalizó el 24 de noviembre de 2013 en Varsovia, Polonia.

Justo antes del inicio de la cumbre, el tifón Haiyan/Yolanda azotó a las Filipinas. La velocidad de viento de Haiyan era la más alta que se haya documentado jamás en todo el mundo. La subida de los niveles del océano causada por el calentamiento global arreció la devastadora marejada ciclónica. Murieron miles y miles de personas, y el mar se tragó aldeas enteras. Cuatro millones de personas ahora están sin casa y sufren una falta de agua y comestibles.

Aunque no se puede decir que el cambio climático "causó" directamente el tifón Haiyan, el calentamiento de los océanos probablemente le dio más fuerza. El climatólogo Michael Mann escribió hace poco que los modelos científicos "sugieren la posibilidad de que haya tormentas más frecuentes y más intensas en un mundo calentado" y que "varios científicos sospechan que las tormentas recientes como Sandy y Haiyan exhibían características que sobrepasaron los límites de la variación natural". Además, el alza de los niveles oceánicos, producto del calentamiento global, hace que esas tormentas causen mayores estragos a las regiones costeras. Existen muchas otras evidencias de que el cambio climático ya está causando más eventos climáticos extremos, como olas de calor y sequías.

Yeb Saño, un negociador filipino sobre el clima, anunció en un llamamiento apasionado al comienzo de la conferencia de Varsovia que iba a ayunar hasta que los delegados llegaran a un acuerdo serio de tomar medidas para parar el cambio climático. Saño dijo: "Lo que mi país está experimentando como resultado de este evento climático extremo es una locura. La crisis del clima es una locura. Podemos parar esa locura, aquí mismo en Varsovia". Activistas del clima de todo el mundo se unieron a Saño en su ayuna.

Los delegados a la conferencia se pusieron de pie para aplaudir a Saño. Pero después, la conferencia seguía adelante sin lograr nada en cuanto a parar, o siquiera tratar seriamente, la emergencia climática que ya está causando estragos en el planeta y a la humanidad.

El propósito declarado de las cumbres de la ONU sobre el clima, que se han convocado cada año durante 19 años, es la estabilización de los gases de efecto invernadero (el dióxido de carbono, o sea el CO2, y otros gases que causan el calentamiento global) en la atmósfera "a un nivel que impida interferencias peligrosas antropogénicas [provocadas por seres humanos] en el sistema climático". En lugar de hacer eso, las cumbres han obstaculizado y hasta han saboteado cualquier acuerdo concreto para establecer reducciones vinculantes en las emisiones de gases de efecto invernadero.

Durante 2012, los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera sobrepasaron la barrera de 400-partes-por-millón, un nivel que no se ha visto en la Tierra por tres millones de años. Y durante los 19 años de negociaciones, los daños y el peligro causados por el cambio climático han llegado a ser considerablemente mayores.

El "acuerdo" de Varsovia y el camino al desastre de 4 grados Celsio

Se llegó a un "acuerdo parcial" en Varsovia. Ese acuerdo establece, en teoría, las maneras de ayudar a financiar el desarrollo de tecnología verde y algunas indemnizaciones a los países pobres por los daños causados por el cambio climático. Dichos países son los que menos causaron el problema, pero más sufren por él. El acuerdo dice también que continuarán los esfuerzos de forjar un "acuerdo" climático, en negociaciones programadas para París en 2015, que supuestamente resultarían en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Aunque se diera tal acuerdo, ¡no entraría en vigor hasta 2020!

Esperar hasta 2020 es una locura criminal. Los climatólogos han advertido una y otra vez que se nos está acabando el tiempo para impedir que el promedio de temperatura del planeta suba más de dos grados Celsio (3.6 grados Fahrenheit). Un alza de dos grados C en la temperatura media mundial causaría cambios horribles en un mundo que ya sufre sobremanera por el alza de solo 0.75 grados en la temperatura media mundial a lo largo de los últimos cien años. Pero esa alza es el máximo incremento permisible si se quiere impedir un cambio climático catastrófico. Todos los expertos están de acuerdo en eso, y esa meta figura ya en los acuerdos climáticos suscritos en cumbres pasadas.

Mantener la temperatura media mundial por debajo del alza límite de dos grados C requeriría reducciones dramáticas en la emisión global de gases de efecto invernadero, las cuales tendrían que comenzar inmediatamente y continuar hasta poner fin casi por completo a la quema de combustibles fósiles y otras prácticas que echan gases en la atmósfera, y reemplazarlas durante las próximas décadas con tecnologías de energía verde. Así que postergar la implementación del acuerdo hasta 2020 equivale a una inacción mortífera.

Es más, el plan para llegar a un acuerdo en París se basa en la presunción de que cada país desarrolle un plan para reducir sus emisiones, y después los demás países los revisarían y decidirían si esos son suficientes. Las reducciones propuestas por Estados Unidos y la Unión Europea están lejísimas de las necesarias para evitar los peores cambios climáticos. Otros países, como Japón y Australia, ¡hasta retiraron las promesas antes suscritas respecto a sus reducciones de emisiones!

En los mismos momentos en que se llevaba a cabo la conferencia de Varsovia, los científicos del sitio web Climate Action Tracker demostraron que incluso si se cumplieran con las promesas y las políticas actuales de los gobiernos del mundo sobre la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, eso resultaría en un alza de la temperatura media mundial de al menos cuatro grados C, y posiblemente más.

Un artículo del UK Guardian cita una presentación de los climatólogos Alice Bows y Kevin Anderson del Centro Tyndall de Investigaciones del Cambio Climático de la Universidad de Manchester de Gran Bretaña. De acuerdo a Bows y Anderson, un aumento de cuatro grados C de la temperatura media mundial implicaría que los días más calurosos en la Tierra serían de 6 a 12 grados C (aproximadamente de 11 a 21 grados F) más calurosos que ahora, los niveles del mar aumentarían en unos 80 centímetros (más de 2.6 pies) o más y la cosecha de comestibles como el maíz, el trigo y el arroz disminuiría en hasta 40 por ciento.

Observa la Dra. Bows: "El cambio de este tipo sería absolutamente devastador; sería catastrófico... Se considera generalmente que [un cambio de] cuatro grados podría ser incompatible con una comunidad organizada mundial y que llevaría inevitablemente al conflicto y a trastornos y tendría el potencial de ir más allá de cualquier adaptación. Los ecosistemas ya están amenazados; con cuatro grados tendríamos impactos irreversibles en los ecosistemas".

Negociaciones sobre el clima, contienda entre las grandes potencias

Esta cumbre no es un escenario en que los pueblos y los científicos del mundo se reúnen para lidiar con lo que es en realidad una emergencia climática mundial. Al contrario, se trata de un escenario en que cada protagonista principal pugna por promover sus intereses a expensas de los demás actores, impulsado por la obligación despiadada y salvaje del capitalismo de aumentar la rentabilidad económica y el poder estratégico. Nada de eso tiene que ver con salvar al planeta. (Véase "Las negociaciones sobre el clima y la rivalidad entre las 'grandes potencias'" en este número.)

Mientras siguen adelante con la pantomima charlatana de esas conferencias, las grandes potencias corren para descubrir y quemar aún más combustibles fósiles "no convencionales", así contaminando la atmósfera con más dióxido de carbono. (Véase, en inglés, "Check It Out: The Race for What's Left: The Scramble for the World's Last Resources, de Michael Klare".)

La cumbre de Varsovia, al igual que las anteriores conferencias sobre el clima, evidenciaba fuertes divisiones y disputas, reflejando las intensa divisiones que existen en el mundo: Las divisiones entre las potencias imperialistas como Estados Unidos y la Unión Europea que son, de manera abrumadora, quienes causaron la crisis climática con su quema incesante de combustibles fósiles. Las divisiones entre esas potencias imperialistas y las nacientes potencias capitalistas como China e India, las que señalan a Estados Unidos, la Unión Europea y Japón como los principales responsables del cambio climático, pero con eso solo maniobran para subir de posición y aumentar su poder en el muladar capitalista. Y las divisiones entre todas esas potencias mundiales y los gobiernos de los países más pobres, oprimidos y dominados por el imperialismo. En esos países pobres y oprimidos vive la mayoría de la humanidad; ahí viven los millones de personas que ya están sufriendo los impactos del cambio climático y, mientras avanza el cambio climático, serán esos cientos de millones los que sentirán el impacto más devastador.

He aquí la realidad que todos tenemos que confrontar: Las potencias capitalista imperialistas han puesto al mundo en una trayectoria que producirá trastornos y sufrimiento inmensos y casi inimaginables para las personas en todas partes y para toda la red de la vida alucinante de este planeta. El sistema le ha comprometido al mundo a una trayectoria que amenaza a los ecosistemas en todo el mundo e incluso el equilibrio ecológico de la Tierra misma. Esa trayectoria, si no se rompe con ella, tiene el potencial de hacer peligrar el futuro de la propia humanidad.

Las protestas en Varsovia y la necesidad de una resistencia de masas y de la revolución

Se celebraron importantes protestas en la cumbre de Varsovia. Tres mil personas de todo el mundo se reunieron en Varsovia para protestar en el local donde se realizaba la conferencia. Greenpeace colgó de los edificios gubernamentales unas pancartas que condenaban al gobierno polaco por ser el anfitrión de una conferencia mundial sobre el uso del carbón al mismo tiempo que se realizaba la conferencia sobre el clima. Y cientos de ecologistas de organizaciones no gubernamentales abandonaron la cumbre en una protesta.

Esas protestas son importantes, pero en gran parte se limitaban a seguir describiendo la situación horrible y demandando cambios, siguiendo pensando que la forma de hacerlo es presionando a las potencias mundiales y a otros gobiernos para actúen racionalmente, para "parar la locura", como dijo Yeb Saño.

Pero lo que se requiere es una ruptura con el marco que dice que la solución está en pedir acciones o presionar a esas potencias capitalistas criminales, las cuales han manifestado de incapacidad total de hacer cosa alguna para poner fin a esa crisis. Se necesita la actividad urgente de millones de personas impactadas por el cambio climático y millones a que les importan el medio ambiente y el futuro de la humanidad, de desarrollar una resistencia política de masas en gran escala a la criminalidad de esos regímenes y al sistema del capitalismo-imperialismo. Si se quiere parar fundamentalmente el rumbo mortífero en que estamos encaminados, hay que sacar al mundo del marco, y de la dominación, del imperialismo mundial mediante la revolución, y establecer nuevos sistemas socialistas que se alejan inmediatamente de la producción de combustibles fósiles.

Se requieren medidas radicales e inmediatas para alejarse del uso de los combustibles fósiles, para mantener el petróleo y el carbón bajo tierra, movilizar inmediatamente todos los recursos, la tecnología y las personas para desarrollar formas de energía alternativas, verdes y sustentables al servicio de las necesidades de los pueblos del mundo y para proteger, conservar y parar la destrucción de las especies y los ecosistemas. La producción económica en tal sistema se planearía de forma consciente y colectiva, basándose en los intereses de la humanidad y de los ecosistemas, en lugar de regirse por la rentabilidad capitalista y el "funcionamiento del mercado", los cuales han llevado al mundo al borde del desastre.

Eso es lo que se necesita. La posibilidad de hacer algo diferente o aplicar otro enfoque a la cuestión llegó a su fin hace mucho tiempo. Existe una manera de hacer todo eso en todo el mundo, mediante la revolución comunista: una nueva concepción de la revolución comunista que es posible gracias al trabajo de Bob Avakian (BA). La nueva síntesis del comunismo que forjó BA abre el camino para salir de los horrores que enfrentamos hoy e ir hacia un mundo en que la humanidad podría florecer, que se basaría en principios ecológicos sustentables según los cuales las personas actuarían como los guardianes del planeta y trabajarían para mitigar los daños que ya son parte del sistema climático debido al funcionamiento descabellado del capitalismo. (Lea "Algunos principios claves del desarrollo socialista sustentable", en línea en revcom.us.)

En respuesta a los que dicen: "Eso no es realista" — lo que no efectivamente es realista es creer que el sistema actual y sus representantes hagan algo que no sea dejar jodidos al medio ambiente del planeta y a la humanidad.

La ciencia del cambio climático mundial, y el peligro, están claros. La trayectoria que lleva este sistema está clara. Hemos llegado a un momento en que es inaceptable que las personas que reconocen eso y saben que se requieren cambios sistémicos y radicales, se empecinen en la ilusión de que lo único que sea necesario o posible es trabajar dentro del sistema o "presionarlo" para que cambie. Tenemos que tomar, como punto de partida, la realidad de la magnitud y la urgencia del problema, y lo que se requiere en verdad para poder crear una situación en que sea posible abordar el problema. También es inaceptable permitir que una desesperación por la inmensidad del problema conduzca a negarse a ver el panorama entero, de modo que las personas se aferren a su "espacio de comodidad" trabajando para cambios pequeños. Existe un camino para adelante... y una estrategia para dicha revolución en Estados Unidos (véase "Sobre la estrategia para la revolución", una declaración del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, en línea en revcom.us). Sí, implica una lucha dura y el sacrificio, pero se requiere ni más ni menos que la revolución.

Los nuevos sistemas socialistas creados mediante la revolución socialista no implicarán por arte de magia una transformación de la emergencia climática... porque los cambios climáticos mundiales ya han cobrado cierto impulso y continuarán así por un tiempo más. Pero dicha revolución es la única solución capaz de permitir que la humanidad dé pasos rápidos para iniciar los cambios dramáticos que ofrecen la posibilidad concreta de impedir los daños más catastróficos que, si no, están por venir.

Tenemos que luchar por desarrollar una masiva y férrea resistencia política a las principales maneras críticas en que este sistema ahora está destruyendo el medio ambiente. Hay que redoblar esa resistencia para poner fin a la destrucción, en la medida que sea posible; pero, en lo fundamental, si dicha resistencia de masas no va formando parte del movimiento general para la revolución, no se podrá evitar la trayectoria de desastre. En eso está la única esperanza de conservar los ecosistemas y el futuro de la humanidad. Se necesita urgentemente construir esa resistencia, y hay que ligarla al trabajo de acelerar el momento en que sea posible hacer la revolución: para empezar el proceso de trabajar en común para hacer todo lo que sea posible para impedir los peores estragos del cambio climático y permitir que el sistema climático se estabilice y que regresen los ecosistemas naturales.

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