Nicholas Kristof sobre Ucrania: Justificando a "nuestro lado" en un choque de opresores globales

5 de mayo de 2014 | Periódico Revolución | revcom.us

 

En una reciente columna de la página de opinión del New York Times, el liberal Nicholas Kristof cita favorablemente a un paramilitar ucraniano que se jacta, “Venceremos al Ejército ruso, izaremos la bandera ucraniana sobre el Kremlin y lo convertiremos en un lago”. Y Kristof declara acerca de estas fuerzas paramilitares y aquellos que sirven, “Debemos hacer más para respaldarlas” con “ayuda” militar (“Ukraine, Seeking U.S. Aid” [Ucrania en busca de ayuda de Estados Unidos], New York Times, 16 de abril de 2014).

Kristof reconoce que su público está harto de las guerras y no confía en las justificaciones para la agresión militar de Estados Unidos. Por eso escribe, “Generalmente en asuntos internacionales existe buena cantidad de gris, pero lo que está pasando en Ucrania es muy negro y blanco”.

Kristof oculta e invierte la realidad. El papel de las intervenciones de Estados Unidos en otros países —el que es la dimensión operativa de los “asuntos internacionales” aquí— no se trata de tonos de “gris”. Eso está tan claro como el agua. Es una historia de guerras por imperio que han producido millones de muertos desde Centroamérica hasta el sudeste de Asia, desde Sudáfrica hasta Siria. (Vea “¿Pisotear a otras naciones? Se construyó el imperio estadounidense sobre esa actividad“.)

Y el argumento “negro y blanco” de Kristof de que Estados Unidos aumente la intervención militar en Ucrania se basa en distorsiones y mentiras.

Alineando con los intereses del imperio a un público harto de la guerra

Los lectores de Kristof recordarán que George W. Bush invadió a Irak sobre la base de mentiras acerca de “las armas de destrucción masiva”. Esa invasión y ocupación fue un crimen horrendo que mató o desplazó a un millón de personas y dejó al país en ruinas.

En realidad, el imperialismo estadounidense ha justificado todas sus guerras y “operaciones encubiertas” con mentiras. ¿Se acuerda del testimonio ante el congreso antes de la invasión de Irak en 1990, según el que en Kuwait los iraquíes estaban desenchufando incubadoras que contenían a recién nacidos? Esa fue una importante justificación de la primera invasión de Estados Unidos a Irak. Fue toda una mentira, pero después de que la mentira había cumplido con su propósito, los que la habían perpetrado sencillamente se pasaron a otras cosas, con la complicidad pretenciosa de “la prensa libre”.

He aquí lo que pasó: el 10 de octubre de 1990, una mujer dio testimonio ante el Comité de Derechos Humanos del Congreso en el que afirmó que había visto a tropas iraquíes desconectando y robando incubadoras de hospitales en Kuwait, matando a los recién nacidos en el proceso. Figuras de la clase dominante, entre ellas el presidente Bush, se refirieron en numerosas ocasiones a ese testimonio, y los medios de comunicación (incluidos, de manera irresponsable, unos grupos de derechos humanos) lo diseminaron ampliamente.

Bueno, Saddam Hussein fue un tirano brutal (a escala relativamente pequeña). Pero la invasión de Estados Unidos hizo mucho peor la vida para la gente de Irak y de la región. Los invasores yanquis que expulsaron a los iraquíes de Kuwait y luego invadieron a Irak mataron o lesionaron a 100.000 iraquíes. Dejaron en ruinas la infraestructura crucial de salud y servicios sociales. Ese crimen, seguido por años de sanciones, resultó en la efectiva muerte de unos 500.000 niños reales1.

Después de la guerra, ABC News informó que tropas iraquíes “casi definitivamente no habían robado incubadoras ni habían dejado morir a centenares de bebés kuwaitíes”. Pero esa noticia era un mero parpadeo en las noticias, si siquiera llegara a eso.

Esto no se trataba de un área “gris” en las “relaciones internacionales”. Fue un gran crimen que resultó en la muerte en masa y la miseria —de niños inclusive—, un crimen vendido por medio de mentiras.

Los intereses detrás de las mentiras

Detrás de las mentiras sobre los motivos del conflicto en Ucrania y las declaraciones totalmente interesadas del gobierno de Estados Unidos de que representa los intereses del pueblo de Ucrania, están los intereses de unas potencias depredadoras rivales.

Durante años, Estados Unidos y la Unión Europea (UE) se han estado actuando progresivamente, aunque no siempre en plena unidad, para traer a Ucrania hacia su órbita — no solo ni siquiera principalmente para reclamar la parte de león de la rica producción agrícola e industrial de ese país, sino como parte de la contienda geoestratégica con los imperialistas rivales que gobiernan a Rusia. Han dado pasos para integrar a Ucrania y a otros países de Europa Oriental en la OTAN, la alianza militar de Estados Unidos y Europa.

En un artículo escrito en 1997, Zbigniew Brzezinski —un importante estratega geopolítico de la clase dominante de larga trayectoria alineado con el Partido Demócrata— trazó una estrategia para mantener “el papel de Estados Unidos como la primera y única superpotencia global”. Identificó retos potenciales a ese estatus e identificó un conflicto potencial sobre las anteriores repúblicas soviéticas con una Rusia resurgente como un frente clave de esa estrategia — argumentando específicamente que “Una Ucrania soberana es un componente crítico de tal política”. Y en ese contexto, Brzezinski claramente quiso decir una Ucrania “soberana” en relación con Rusia pero que está alineada con Estados Unidos. El aconsejó que hicieran que Ucrania “estuviera preparada para las negociaciones iniciales con la UE y la OTAN” (“A Geostrategy for Eurasia” [Una geoestrategia para Eurasia], Foreign Affairs, septiembre/octubre de 1997).

(Lea información sobre este y otros conflictos globales en “Cambios y grietas en la economía mundial y la rivalidad entre las grandes potencias - Lo que está pasando y qué consecuencias podría traer”, de Raymond Lotta.)

Blanco y negro, lo justo y lo injusto

En el conflicto actual en Ucrania, así como en toda sus historia, los gobernantes de Estados Unidos y sus representantes de los medios de comunicación y la cultura no movilizan a la gente para la guerra declarando que “otros depredadores están desafiando los intereses depredadores de nuestro imperio —nuestra parte de un mundo de ciudades miseria, maquiladoras y un millón de formas de opresión—, y tenemos que detenerlos, incluso a riesgo de la guerra, con la probabilidad de una gran intensificación de la muerte y el sufrimiento”.

No. No dicen eso. Por lo general, ni siquiera ven el mundo de esa manera. En la medida en que ellos (o algunos representantes suyos) vean las cosas en esos términos, tienen el suficiente sentido como para no exponer ese argumento en público. Pero en general su punto de vista, y la concepción del mundo que proyectan, afirman errónea y profundamente que los intereses de este grupúsculo de personas y el sistema capitalista imperialista que presiden sean idénticos a los intereses de la humanidad.

Por lo tanto, desde la invocación de las “masacres de los indios salvajes” hasta las afirmaciones de que los ataques de aviones no tripulados contra las fuerzas que perciben como amenazas a los intereses del imperio de Estados Unidos se derivan de la idea de “mantener la seguridad de los estadounidenses”, los gobernantes de Estados Unidos nunca han dicho la verdad sobre por qué sus fuerzas armadas están estacionadas en más de 100 países, y los motivos de las guerras que libran contra los rebeldes, rivales o posibles rivales.

Aquellos que menos deberían hablar de “interferir”

Sin explicar —ni mucho menos refutar— exactamente lo que menciona, Nicholas Kristof tacha a todo lo que Rusia ha dicho con relación a Estados Unidos como “propaganda que casi ha alcanzado los niveles de Corea del Norte”.

¿¡Ah, sí!?

Examinemos una de las supuestamente absurdas acusaciones de los rusos: que Estados Unidos ha estado metiéndose en la política interna de Ucrania.

En un audio que se filtró en YouTube (el que Estados Unidos no ha refutado) unos diplomáticos de Estados Unidos orquestan un cambio de régimen en Ucrania y habla de cómo hacerlo pasar por una iniciativa de la ONU. En diciembre de 2013, los senadores John McCain y Chris Murphy (republicano y demócrata, respectivamente) se reunieron con los manifestantes en Ucrania que exigían que el país aceptara las condiciones económicas que la UE estaba ofreciendo. McCain dijo que “Estamos aquí para apoyar a su causa justa, al derecho soberano del Urania de determinar su propio destino libre e independientemente. Y el destino que buscan está en Europa”. McCain y Murphy eran una parte de toda una serie de operativos del Occidente que “aconsejaban” a las fuerzas ucranianas.

La última vez que lo investigamos, ni John McCain ni Chris Murphy eran “originarios” de Ucrania ni lo era el senado de Estados Unidos

La franca interferencia en los asuntos internos de Ucrania por parte de agentes de la clase dominante estadounidense sucedió — y continúa.

Ahora bien, de hecho la clase dominante imperialista rusa también tiene sus propios intereses en Ucrania. Su “ayuda” en la forma de precios reducidos para el gas —cuando se ofrece éste— sirve a los intereses del resurgimiento del opresor imperio ruso. Y sí, Rusia está involucrada en orquestar a las fuerzas secesionistas en el este de Ucrania las cuales no representan los intereses del pueblo ni más (ni menos) que las fuerzas orquestadas por Estados Unidos y las fuerzas pro-Estados Unidos en la clase dominante ucraniana.

Pero eso no significa que las denuncias rusas a Estados Unidos no sean acertadas, o que no tengan al menos un elemento importante de la verdad.

Un enfrentamiento global de depredadores, con terribles consecuencias para el pueblo

La intensificación del enfrentamiento entre Rusia y Estados Unidos en Ucrania está llena de peligros para el pueblo de ese país, y más allá. Lleva el peligro de convertirse en una guerra más amplia y destructora, la cual sería un desastre. Pero aun sin llegar a eso, una guerra o una guerra civil de sustitutos que hierva a fuego lento y se intensifique, con posibilidades de llegar a ser aún más seria, tendrá un terrible impacto sobre la gente de la región, y más allá.

Examinemos otro frente en el enfrentamiento global entre Rusia y Estados Unidos: Siria. Al invocar el apoyo para las fuerzas de oposición y al decir que se motiva por dicho apoyo, Estados Unidos y sus aliados dieron luz verde a que una serie de grupos armados reaccionarios se abalanzaran sobre el régimen opresivo de Bashar al-Assad. Assad, respaldado por Rusia y otras potencias, respondió con brutalidad.

Como resultado, Siria se ha convertido en una pesadilla humanitaria. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) publicó un informe el 15 de abril que dice que la guerra civil “está descuartizando totalmente el tejido social de Siria”. Ha destruido más de tres millones de edificios así como gran parte de la infraestructura más importante del país. Según el informe, el índice de muertos de niños “es el mayor registrado en cualquier conflicto reciente en la región”. Y que se ha más que triplicado la cantidad de niños obligados a abandonar sus casas que permanecen en Siria, de 920.000 hace un año a casi tres millones actualmente, y la cantidad de niños que han abandonado el país se ha cuadriplicado, de 260.000 a 1.2 millones.

Lo que está en juego para la humanidad

El argumento de Kristof a favor de una mayor ingerencia militar estadounidense en Ucrania se basa en la ofuscación y mentiras (de decir que en los “asuntos internacionales” el legado de agresión estadounidense justificado por mentiras permanecen en un área “gris”) a la vez que señala las cosas que hace Rusia las que son, de hecho, expresiones de los propios intereses depredadores rusos.

Cualquiera puede “justificar” el alineamiento con su “propia” clase dominante al ver sola (o principalmente) lo que hacen las otras potencias imperialistas. Pero los intereses de la abrumadora mayoría de la humanidad están cifrados totalmente fuera de los términos del enfrentamiento de los depredadores globales.

Y no basta descartar el argumento de Kristof. Muchas personas, ahora mismo, tienen que alzar la voz. Permanecer callado y pasivo por la complejidad de la situación en Ucrania o porque parece lejano el peligro de una guerra que podría tener un impacto directo sobre la gente de este país a corto plazo, equivale a la complicidad silenciosa y pasiva.

Zafarse del marco del actual orden mundial quiere decir zafarse del punto de vista y dominio del capitalismo — sea en la forma de la “democracia estadounidense” (de dominar el imperio opresor más grande del mundo y encerrar a millones de personas en el sistema penitenciario más grande del mundo), o el paquete de Putin de valores tradicionales (opresores) en combinación con la afirmación de ser una alternativa a la supremacía global de Estados Unidos

Es crítico que se desarrolle una verdadera alternativa al capitalismo como una fuerza en este mundo. Y un elemento esencial ahora mismo es que en Estados Unidos, un sector vociferante y visible de la gente no se deje caer en la trampa de alinearse con los gobernantes y ponga al descubierto las mentiras y se oponga a las maniobras de “nuestra propia” clase dominante en Ucrania.

 

1. Madeleine Albright era la embajadora estadounidense ante la ONU en 1996 cuando hizo la famosa declaración en 60 Minutes en respuesta a la pregunta de la periodista Leslie Stahl acerca del impacto de las sanciones sobre el pueblo de Irak entre 1990 y 1996 y la muerte de niños iraquíes durante ese período: “Consideramos que el costo [la muerte de 500.000 niños iraquíes] lo vale”. En 1997 Bill Clinton la nombró como secretaria de Estado. [regresa]

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