Trump extrema su abierta movilización de los fascistas supremacistas blancos
23 de octubre de 2016 | Periódico Revolución | revcom.us
Bob Avakian sobre la defensa del derecho a votar... y por qué tener el derecho de hacer algo no es lo mismo que decir que hay que hacerlo
De la película REVOLUCIÓN Y RELIGIÓN: Un Diálogo entre CORNEL WEST y BOB AVAKIAN (en inglés)
De última hora, 20 de octubre: El artículo que sigue, que denuncia el motivo de las alegaciones de Trump de que las elecciones están “amañadas”, fue posteado en inglés el miércoles 19 por la tarde, antes del debate presidencial en el cual Donald Trump se negó a prometer que iba a reconocer la validez de las elecciones. Si bien tendremos más que decir sobre las implicaciones específicas de eso, el análisis y los puntos abajo siguen siendo sumamente pertinentes en sí mismos, y apenas los han comentado hasta ahora, si eso, en las discusiones sobre el debate de anoche.
Que estemos bien claros sobre lo que Trump verdaderamente dice cuando dice que las “elecciones están amañadas” y de ahí les dice a sus partidarios que vayan a “monitorear” las urnas de ciudades grandes con gran cantidad de votantes negros e inmigrantes. Quiere decir que sus partidarios deban salir a intimidar a los negros e inmigrantes de tez oscura para que no ejerzan lo que es su derecho. Sean cuales sean sus fines con respecto a las elecciones, lo que él propone es movilizar más a una base social supremacista blanca combativa, dispuesta a luchar en contra de los negros, latinos y otra gente de color que ejercen sus derechos, y a favor del fascismo.
Hay que oponerse contundentemente y con verdadera resolución a cualquier intento de hacer eso. Si bien bajo el presente sistema el derecho a votar no es sino un ejercicio en el que las personas eligen a quiénes las van a oprimir, no se puede tolerar ningún intento de privar a una persona de ese derecho debido a su nacionalidad. Eso es especialmente obvio cuando se considera que los negros, y unos blancos también, derramaron sangre y dieron la vida para que los afroamericanos tuvieran el derecho al voto, incluyendo en los años 1960. Aun hoy hay descarados políticos supremacistas blancos que traman para excluir de las papeletas a los negros, latinos y otra gente de color, algo que cuenta con el respaldo de la Corte “Supremacista Blanca”. Que quede señalado: al cierre de esta edición ningún político de peso, demócrata o republicano, ha denunciado este llamamiento a favor de la intimidación y terror supremacistas blancos por lo que es y los términos exigentes que pide. Para nada lo hacen. Solo se quejan lloriqueando de que el sistema “sí es justo”.
Cuando Trump dice que el sistema está “amañado”, eso se conecta con algunas personas. De hecho, el sistema funciona tal como debe de funcionar: mantener a la gente confundida e impotente. La escandalosa ironía de todo lo anterior es que el propio racista, sexista, xenofóbico, adorador del dinero e imbécil Trump es producto y beneficiario de cómo funciona el sistema. Los capitalistas-imperialistas que gobiernan la sociedad son los que determinan y dictan quién tendrá un público… qué es lo que se debatirá… cuáles términos se establecerán. Ellos determinan nuestras alternativas. Pueda que peleen entre sí sobre esas cosas, como lo hacen hoy, pero los términos de la lucha se limitan al marco de lo que es mejor para el presente sistema. Un númetro suficiente de ellos quería que Trump estuviera postulado para ganar la nominación; e inclusive los que no lo hicieron, como los demócratas, nunca denunciaron como absolutamente ilegítimo y reaccionario todo lo que representa Trump. El presente sistema no está “amañado”, en el sentido que Trump lo dice, sino que es ilegítimo, y Trump es la Prueba Material A. Eso garantiza que quienquiera que gane, sea Clinton o Trump, luchará por los intereses del sistema tal como él o ella (y aquellos de su respectivo entorno) perciban dichos intereses. Repetimos, eso no está amañando, sino que es la manera en que funciona el sistema, y por eso hay que derrocarlo.
Como dijimos en un editorial anterior esta semana, estas no son unas elecciones ordinarias, y el llamamiento abierto de Trump a la intimidación y potencial terror supremacistas blancos en las urnas es parte de lo que no las hace así. Y como dice ese editorial:
Augura un potencial muy grande de que estallen una mayor y mucho más profunda crisis en los días por venir y especialmente en torno a las elecciones e inmediatamente después. Los conflictos entre los sectores de la clase dominante, que de por sí ya están agudos, podrían profundizarse y agrietarse más. Una crisis de ese tipo podría ejercer una sacudida sobre la población, lo que podría hacer que las personas cambien su manera normal de ver las cosas y podría llevarlas a cuestionar y oponerse a lo que antes aceptaban de costumbre. Tenemos que venir desde atrás para estar listos para aprovechar lo que sí pase a fin de acelerar una REVOLUCIÓN, preparando y organizando a las masas populares para que su respuesta no sea la de cobijarse bajo un lado o el otro de los opresores, sino la de sacar provecho de esta situación para robustecer las fuerzas para una revolución.
Eso quiere decir que hay que reconocer la situación concreta y luchar para llevar las cosas hasta donde sea posible, lo que incluye durante la Gira Organizativa Nacional “A Entrarle a la Revolución”, trabajar para crear una situación revolucionaria, misma que, como dice la declaración del Partido CÓMO PODEMOS GANAR: “En la que millones y millones de personas se nieguen a aceptar la antigua forma de gobierno — y estén dispuestos y decididos a jugárselo el todo por el todo para hacer caer el presente sistema y hacer nacer una sociedad y gobierno nuevos que se basen en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte. Dicho momento es el indicado para jugárselo el todo por el todo para triunfar. Es necesario que nosotros trabajemos enérgicamente y nos preparemos ahora para lo anterior”. (De “La crisis de las elecciones y lo mucho que está en juego en noviembre”.)
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