El Departamento de Justicia bajo Trump dice: ¿Cómo es posible que la policía “haga su trabajo” si la critican por brutalizar y matar a los negros y otras personas de color?

12 de abril de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

La pesadilla de la brutalidad y el asesinato policiales —que cada año mata a cientos de personas desarmadas, desproporcionadamente negros y morenos (latinos y de otras nacionalidades oprimidas)— provocó un estallido de protestas masivas en los años recientes. La campaña electoral de Trump promulgaba una plataforma abiertamente racista en pro de “la ley y el orden”, con el amplio apoyo de organizaciones policiales. Ahora el régimen de Trump y Pence está poniendo muy claro que ya han pasado los días en que se le imponía a la policía restricciones oficiales limitadas tan siquiera.

El 2 de abril, del fiscal general Jeff Sessions publicó un memorándum del Departamento de Justicia (DOJ, por sus siglas en inglés) que anunció una “revisión” de todas las políticas y medidas de supervisión de policías estadounidenses. Desde 2009, el DOJ ha publicado 23 informes sobre “patrones y prácticas” de brutalidad y racismo en departamentos policiales locales. Estos han resultado en 14 “decretos de acuerdo extrajudicial” entre autoridades locales y el DOJ con el objetivo de restringir o reducir las prácticas policiales más atroces. Dichos decretos no cambian la naturaleza de la policía como capataces armados brutales del presente sistema, pero sí imponían ciertos cambios y restricciones —diseñadas, en realidad, para mantener la legitimidad de la policía y hacer que sean capataces más efectivos.

El memorándum del DOJ pretexta un “aumento en los índices de criminalidad” (falso) en aras de concentrarse en ayudar a “promover la seguridad de los oficiales, su moral y el respeto del público por su trabajo”. Y advierte, “Las fechorías de actores individuales malos no deben impugnar o minar el trabajo legítimo y honorable que los agentes de seguridad cumplen”.

Por lo que ahora dice el DOJ que la policía en conjunto está haciendo un gran trabajo y los informes pasados exageraron unas pocas “manzanas podridas”, lo que debilitaba y dificultaba su capacidad de “hacer su trabajo”. El DOJ de Trump está mandando una señal bien clara a los cerdos por todo Estados Unidos: “Si antes ‘ponían los guantes’, ahora quítenselos — no los estorbaremos, los respaldaremos”.

Es pura paja hablar de “actores individuales malos”. Por limitados que fueran, los informes del DOJ no revelaron unos pocos casos extremos sino que presentaron un vistazo a la brutalidad y el racismo día tras día tras día que regulan las millones de interacciones entre los cerdos y los negros y morenos, y que mantienen a pueblos enteros en una condición de opresión.

En Cleveland, Ohio, el DOJ examinó 600 incidentes del uso de fuerza y encontró una brutalidad sistemática. El decreto de acuerdo extrajudicial en Cleveland prohíbe ¡dar culetazos, usar fuerza contra personas “impertinentes”, disparar con pistola taser a personas esposadas, y golpear a personas con enfermedades mentales!

En Ferguson, Misuri, el DOJ informó que las violaciones de los derechos constitucionales de la gente son generalizadas y afectan “casi todo aspecto de las operaciones policiales y judiciales de Ferguson”. Singularizaron a los negros por infracciones menores de tránsito o por cruzar la calle donde no se debe, les encajaron multas con el fin de financiar el presupuesto municipal; a los que no pudieron pagarlas los calificaron de delincuentes menores — así imposibilitándoles conseguir empleo o vivienda, y forjando “cadenas” de “papeleo” igual como los esclavistas del antaño los encadenaron con fierros. Policías y oficiales municipales de rutina circulaban chistes racistas asquerosos.

En Baltimore, una ciudad con una población de 620.000, el DOJ halló que la policía paraba a personas cientos de miles de veces al año, la abrumadora mayoría de ellas personas negras y sin motivo. En uno de los incidentes citados en el informe del DOJ, policías pararon al carro de una negra por falta de un faro delantero, la obligaron a desnudarse en la calle, y la sometieron a un registro de cavidades corporales.

Pasa lo mismo en una ciudad tras otra. Y ahora, la “revisión” que Sessions anunció augura niveles sin precedentes de brutalidad y asesinato policiales. Esta escalada de fuerza contra los oprimidos es un elemento central e impulsor del programa fascista de Trump y Pence: la reafirmación violenta de la supremacía blanca abierta. Este salvajismo conlleva el potencial para saltos genocidas, como presagian las amenazas de Trump de mandar la Guardia Nacional a Chicago.

NO SE PUEDE tolerar esto — ni por parte de las personas que son directamente bajo ataque, ni por cualquier persona que tenga una pizca de consciencia. Urge que la lucha contra el terror y el asesinato policiales cobre mucha más fuerza, y que se convierta en un frente clave en la batalla para expulsar el régimen fascista de Trump y Pence.

 

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