Una pregunta: Después del triunfo de la revolución, ¿qué harán los comunistas sobre la libertad de expresión?
11 de mayo de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us
Durante la “Batalla de Berkeley”, se planteó la pregunta: Después del triunfo de la revolución, ¿qué harán los comunistas sobre la libertad de expresión, cuando ustedes dirigen el estado?
La realidad de la dictadura capitalista
En primer lugar, es importante entender que la “libertad de expresión” nunca es absolutamente libre. La expresión se restringe por la división de la sociedad en clases. El amo y el esclavo no tienen los mismos derechos ni los mismos medios para hacerse oír y para que se debatan y se respeten sus opiniones; tampoco es así en el caso del explotador y el explotado en general, ni el opresor y el oprimido. La celebrada libertad de expresión de la sociedad capitalista se reduce a la dominación del discurso en el marco de los términos que son aceptables y favorables para la clase dominante de la sociedad, propagado por las instituciones propiedad de las grandes corporaciones o bajo su control (es decir, los bloques de capital capitalista-imperialista) y restringido a las opciones que sirvan a esas clases.
En la medida en que haya debate, hasta debate agudo, esto se limita a los términos y los límites de lo que más sirva a las clases dominantes, o como siempre lo plantean, “lo que es mejor para Estados Unidos” — una formulación que oculta el hecho de que Estados Unidos es a) un opresor al por mayor en el mundo, b) en sí está dividido en explotadores y explotados, opresores y oprimidos, y c) los intereses fundamentales de los oprimidos en el mundo entero y en Estados Unidos son muy distintos a los intereses de los que controlan los medios de comunicación. Ese debate, tal como exista, principalmente sirve a los de arriba en Estados Unidos, ofreciéndoles los medios para lograr ciertos avances hacia la resolución de las divergencias entre sí, además de promover ilusiones falsas entre las masas y entrenarlas a ver las cosas según la perspectiva de las mismas personas que las dominan.
Las ideas que representan los intereses fundamentales de los oprimidos —o las ideas que en muchas ocasiones simplemente son nuevas o no convencionales— al mínimo, tienen que pujar fortísimamente para hacerse oír y, en el peor de los casos y con demasiada frecuencia, son marginadas o de plano suprimidas — a veces por medio de la censura de facto y a veces por la violencia abierta, con el asesinato o la prisión. De rutina suprimen, distorsionan o mienten sobre la verdad, más que nada la verdad sobre las relaciones sociales fundamentales, la verdadera historia de esta sociedad y el hecho de que las cosas no tienen que ser así. Aun cuando informan sobre hechos reales, casi siempre los pasan por un lente, o un marco de ideas, que da por sentado que el presente sistema tiene la “justicia” y el “derecho” de gobernar.
Al fin y al cabo, esta es una sociedad que considera que sus “ganancias netas” (si me permiten una expresión muy adecuada en este contexto) constituyen el derecho de ciertos individuos de explotar la mano de obra de muchos otros, y así escalar a la cima del poder y la influencia. Esto lo aplica y lo refuerza el control capitalista-imperialista de las fuerzas armadas, las prisiones, las cortes, etc. — los instrumentos de la dictadura que son la esencia del dominio de clase debajo de la apariencia externa del “intercambio equitativo de ideas, la libertad de expresión para todos”.
En resumen, vivimos en una sociedad en la que una clase (la clase capitalista-imperialista) dicta cómo funciona la sociedad y para cuáles fines, e impone esto con el poder armado del estado. En ciertas ocasiones, ofrecen derechos democráticos en ese marco, pero sin cuestionar el marco subyacente —un sistema construido a base de la explotación y del impulso constante de extenderla— y cualesquiera derechos que ofrezcan están sujetos a ese marco.
(En este momento, hasta estos derechos limitados están bajo un ataque extremadamente grave por Trump y Pence, que están tomando acciones para instaurar firmemente un régimen fascista, con consecuencias muy graves si lo logran. Pero si bien, correctamente, ya está en marcha una batalla para impedir que estos fascistas lo logren, el objetivo general de nosotros como comunistas no puede ser la restauración de una dictadura más democrático-burguesa, sino una sociedad revolucionaria, en el camino al comunismo.)
Sobre la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte
La nueva república socialista también será un estado — lo que significa que también es una dictadura en lo fundamental. Pero es una dictadura que sirve a unos intereses de clase radicalmente diferentes: los del proletariado, una clase que tiene el objetivo de superar toda explotación y opresión, de emancipar a toda la humanidad, y de poner fin a la propia división de la sociedad en clases y a la necesidad de un estado.
En ciertos sentidos críticos, la Nueva República Socialista en América del Norte será distinta, incluso a las mejores de las revoluciones socialistas anteriores. Ante todo, la guiará lo que Bob Avakian (BA) ha desarrollado sobre la necesidad de un núcleo sólido, y de mucha elasticidad basada en ese núcleo sólido. Para llegar a tener una sociedad emancipada, se necesita un núcleo sólido de dirección arraigado firmemente en lo que sabemos que es cierto, y que esté decidido a hacer avanzar la revolución ante una aferrada oposición y una adversidad real. Además, se necesita mucha elasticidad, incluida en la forma de crear espacios para el disentimiento y la oposición y de alentarlos.
Esto tiene consecuencias reales para la manera en que la sociedad socialista tratará la expresión. Al analizar más profundamente que nadie anteriormente los puntales de la democracia burguesa, o sea capitalista, y al desmenuzar muy a fondo la historia de las dos revoluciones socialistas importantes del siglo 20, Bob Avakian ha desarrollado un entendimiento verdaderamente nuevo y sin precedentes del significado, la importancia y la necesidad de la contienda de ideas en la sociedad socialista. Estas lecciones están concentradas y concretadas en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, de la autoría de Bob Avakian y adoptada por el Comité Central del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos. Esta será el plano para la nueva sociedad, por lo que, explorémosla*.
Primero, en el Artículo III, la Constitución… deja en claro que el derecho más fundamental del proletariado (los explotados en la sociedad capitalista, que incluye a aquellos que están desempleados) y de sectores muy amplios en la nueva sociedad, es el derecho de “tener el papel fundamentalmente decisivo en determinar el rumbo de la sociedad, y unirse en la lucha con otros en todo el mundo, con el objeto de abolir por fin las relaciones de explotación y opresión; y de forjar un gobierno que servirá para abolir esas relaciones y de desempeñar cada vez más el papel determinante respecto a ese gobierno”.
No existe nada semejante en ninguna sociedad capitalista en ninguna parte, ni podría existir — pues ¿cómo es que aquellos que han estado explotados pudieran tener el derecho de determinar el rumbo de la sociedad, si todavía hay explotadores que, debido a su propia posición en la dominación de la riqueza, pueden ejercer un control muchísimo mayor? Por primera vez, con el socialismo las instituciones del estado (entre ellas las fuerzas armadas) representarán a las masas populares en la eliminación y superación de la explotación.
El tercer punto de esta sección, empezando con el punto A, trata el principio de la libertad de expresión o de palabra.
No se restringirá la libertad de palabra, de reunión y asociación, ni de disentimiento y protesta, a excepción de los casos de la violación de la ley y mediante el debido proceso legal.
No se prohibirán las expresiones de oposición a esta República y su Constitución y gobierno, incluyendo lo de abogar por la abolición de esta República y por reemplazarla con otro tipo de sociedad y forma de gobierno, y al contrario se permitirán y se protegerán esas expresiones, a excepción de aquellos casos que supongan cometer, o conspirar activamente para cometer, o abogar de manera inmediata y directa por actos violentos, los que no sean de defensa propia, en contra del gobierno o integrantes del gobierno, u otros que viven en esta República, u otras acciones que violen la ley (pero, para repetir, no se podrá declarar ni tratar como una violación de la ley ninguna expresión de oposición a esta República y su gobierno, ni el mero acto de abogar por reemplazarla con otra forma de sociedad y gobierno.)
¿Cómo funcionaría esto en la práctica? Al fin y al cabo, ¿será lo mismo que ahora, o sea un monopolio virtual por los de arriba sobre cuáles ideas se difundan y en qué contexto, o, al contrario, que el gobierno de hecho fomente y aliente el disentimiento y la efervescencia, como se ha prometido?
De hecho, la Constitución… deja aún más en claro la manera de dirigir esto.
En concordancia con la orientación y los principios socialistas concernientes al desarrollo de la economía y con la orientación y los principios establecidos en la presente Constitución en general, la propiedad y el uso de los principales medios de información en la Nueva República Socialista en América del Norte estarán en manos del gobierno y bajo su dirección de última instancia y específicamente la del Consejo Ejecutivo del gobierno central. Al mismo tiempo, como se discute más adelante, no sólo se permitirán varios medios que son independientes del gobierno, sino que en un grado importante el gobierno central los financiará (y de otro modo los facilitará) por medio del Consejo Ejecutivo y los organismos y otros instrumentos que establezca para este propósito (ver el punto 4 más adelante).
POR QUÉ la Constitución socialista protege y fomenta el disentimiento
Pero ¿por qué la revolución no sólo debe tolerar sino valorar y fomentar el disentimiento? Esto tiene que ver con la necesidad de la verdad — y la necesidad de llegar a la verdad, sin importar hasta dónde llegue o qué revele.
Lo que conocemos como la verdad es lo que corresponde a la realidad tal como es concretamente, por medio de la observación científica de la evidencia, la detección de patrones, y la comprobación de las hipótesis y las teorías ante esa realidad. Si nuestro objetivo es llegar a crear una sociedad completamente nueva, el núcleo sólido de lo que sabemos que es cierto sobre la emancipación de la humanidad —de lo que la humanidad ha aprendido (y que irá aprendiendo) en sus esfuerzos titánicos de acabar concretamente con la larga noche de explotación y opresión— tiene que fundamentar lo que hacemos. La transformación de la sociedad, la eliminación del cáncer de la explotación y de todo lo que contagia, es cosa seria — y uno no intentaría curar un cáncer grave empezando desde cero, sin ninguna referencia a lo que alguien haya hecho o aprendido anteriormente, ¿verdad?
Pero tampoco se conoce todo sobre lo que conlleva concretamente llegar a crear una sociedad plenamente emancipada. Sí conocemos algunos principios, y habrá que insistir en ellos y aplicarlos. Pero son imprescindibles el disentimiento y la efervescencia social si es que vayamos a romper con lo que es incorrecto, o incompleto, o simplemente obsoleto en nuestro conocimiento y además si es posible enriquecer y desarrollar más lo que es cierto, si de hecho va a desarrollarse el entendimiento de la sociedad.
Cabe repetir, ¿por qué? En lo más fundamental, porque es posible que las personas que disienten, o que proponen algo nuevo o no convencional, tengan razón o al menos hayan llegado a descubrir una parte de la verdad. Es posible que hasta las personas que de plano se nos oponen, que dicen que estamos completamente equivocados y que es necesario derrocarnos — también hayan identificado algo que no hayamos captado, a lo cual tenemos que prestar atención o sobre lo cual tenemos que reflexionar más a fondo. Además, en todo caso las ideas acertadas en sí florecen en medio de la contienda de ideas opuestas, y por medio de esta contienda, es posible fortalecer el entendimiento de las verdades de las personas que sostienen estas ideas, o que llegan a convencerse de estas verdades mediante el debate. (Claro está, eso no es la única manera en que crece el conocimiento — las personas pueden hacer suyas las ideas, comprobarlas en la realidad misma por medio de la experimentación de diferentes tipos, y desmenuzar las lecciones de esa experiencia. Pero también es claro que el debate puede ser una manera en que crezca y se profundice ese conocimiento de la verdad, y en el “mundo real allá afuera”, a menudo la experimentación, la investigación y el debate no están tan ordenadamente separados.)
El forcejeo de ese tipo también eleva el nivel de la conciencia y la participación activa en la dirección de la sociedad socialista en toda la población — no solamente las personas que han tenido una educación y capacitación para manejar la sociedad sino también aquellas que anteriormente estaban excluidas de trabajar con importantes ideas, políticas, o el método científico. La superación de esta brecha, en el camino a llegar a una sociedad sin semejantes divisiones, es una tarea clave de la sociedad socialista. Una medida clave será aumentar el acceso a la educación para todos y superar las desigualdades mientras lo hagamos; pero es igual de importante que el mayor número de personas tengan la posibilidad y cuenten con una dirección para forcejear sobre los temas importantes en la sociedad, al mismo tiempo que se desarrolle ese proceso.
Además, hay otra dimensión. Las personas en la sociedad socialista necesitan tener, y necesitan sentir que tienen, espacio para respirar, para “llegar a conocer las cosas por su cuenta”. Necesitan saber que el nuevo estado no las reprimirá, que no podrá reprimirlas, o de otras formas, les hará la vida más dura simplemente por expresar ideas impopulares u oposicionales, o simplemente ideas nuevas o no convencionales; de hecho, hay que ofrecerles recursos y espacio para expresar semejantes ideas. Si no, las cosas resultarán suprimidas, obligadas a supurarse debajo de la superficie, y la dirección no aprenderá todo lo que pueda aprender del proceso… y millones de masas no aprenderán a distinguir lo incorrecto de lo correcto a ningún nivel que abarque la complejidad.
Eso no significa que todo vale. No es necesario constantemente reconsiderar y volver a refutar las ideas que claramente se ha identificado que son falsas — el creacionismo, por un ejemplo. Habrá críticas y lucha enérgica contra las ideas que se ha comprobado que no sólo son falsas sino activamente perjudiciales — por ejemplo, la supuesta inferioridad genética de diferentes pueblos o de mujeres (pero hasta en este proceso, se apoyará en que las masas populares lo hagan y no en los instrumentos del estado.)
¡Exploren esta Constitución!
En este artículo nos hemos centrado en una dimensión de la nueva sociedad. Pero recomendamos que lean la Constitución… en su totalidad — desde el preámbulo básico que establece los principios fundadores de lo que será el nuevo poder de estado creado por la revolución, a las reglas que regirán las elecciones, las leyes y las relaciones entre la legislatura, el poder ejecutivo y las cortes… de los principios que guían cada esfera de la sociedad, a las maneras en las cuales se dirigirá a la población para superar las cicatrices del pasado (las varias formas de opresión y las desigualdades sociales y las disparidades materiales que aún persistirán durante un tiempo después del triunfo de la revolución, al mismo tiempo que se van superando)… de los principios en los que se fundará la nueva economía socialista, a las maneras en que se transformarán las relaciones entre las personas en la realización de la producción, entre Estados Unidos y el mundo, y entre los seres humanos y el resto de la naturaleza…. de la educación a las artes y las ciencias, a la defensa nacional y las cortes. En realidad, no hay nada tan visionario en el mundo hoy, ni tan fundamentado en la realidad material y las posibilidades para transformar el mundo, como lo es esta Constitución. Un mundo mejor no sólo es posible — ya se ha trazado un plano para semejante mundo.
Durante algunas décadas ya, varias obras importantes de BA han abordado estas cuestiones — y para las y los lectores que quieren adentrarse más, unos textos para empezar serían: Democracy: Can't We Do Better Than That? (en inglés; Democracia: ¿es lo mejor que podemos lograr?); Hacer la revolución y emancipar a la humanidad (Primera parte: "MÁS ALLÁ DEL ESTRECHO HORIZONTE DEL DERECHO BURGUÉS" y Segunda parte: "TODO LO QUE HACEMOS TIENE QUE VER CON LA REVOLUCIÓN"); El comunismo y la democracia jeffersoniana; Los pájaros no pueden dar a luz cocodrilos, pero la humanidad puede volar más allá del horizonte (Primera parte: REVOLUCIÓN Y EL ESTADO y Segunda parte: CONSTRUYENDO EL MOVIMIENTO PARA LA REVOLUCIÓN); y —de mucha importancia— El comunismo nuevo. [back]
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