Enfrentamiento de decenas de miles a los opresores globales en la cumbre del G20

ACTUALIZADO 10 de julio de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Actualización con noticias del sábado del Hamburgo:
Sábado, 8 de julio. Más de 50.000 personas se lanzaron a las calles de Hamburgo, Alemania, en un tercer día de protestas contra el G-20 (Grupo de 20). Hubo dos distintas protestas que convergieron para crear la mayor protesta contra el G-20 desde que la cumbre empezó el jueves. La policía clausuró el centro de la ciudad. Las principales calles estaban bloqueadas con barricadas desde el enfrentamiento con la policía la noche anterior, cuando los manifestantes una vez más se enfrentaron a la policía con valentía, levantando barricadas con tachos de basura, bicicletas, y rótulos de las calles. Un manifestante le dijo a un reportero: “La policía está provocando a los manifestantes al embestir a la protesta, al arrinconarlos para causar pánico. Ellos saben que habrá heridos”. Cientos de policías se metieron en edificios para arrestar a unos manifestantes y continuaron a atacarles con cañones de agua. Por lo menos 11 manifestantes resultaron gravemente heridos cuando se cayeron de un muro durante un enfrentamiento con la policía. Los informes de prensa del sábado señalaron que han arrestado a al menos 143 personas y otras 122 están bajo custodia. Y ahora la policía está persiguiendo a las personas, incluso pidiendo a la gente que suba fotos y videos a su servidor para ayudar a identificar a las personas para que sean arrestadas y procesadas.

El sábado, una vez más, los manifestantes denunciaron de muchas maneras una lista larga de ultrajes que comete el sistema capitalista: levantaron pancartas y corearon sobre el cambio climático, los derechos de las mujeres y de los inmigrantes, la independencia curda, derechos LGBT, asuntos ambientales, y más. De los altavoces resonaba música Hip-hop y de Turquía. Las enormes protestas incluían a gente de toda la sociedad, muchos jóvenes, familias enteras, y grupos curdos. Un informe de prensa describe así las protestas: “Una mezcla ecléctica e internacional… una muestra de fuerza anticapitalista que los principales líderes del mundo, que estaban concluyendo la cumbre G-20, podían oír”. Algunas de las pancartas decían: “Un mundo — Una onda”, “Solidaridad interminable”, “Hamburgo tiene carácter”. Durante días, decenas de miles de personas se habían lanzado a las calles, marchado, hecho cargo de los parques, desafiado las órdenes de dispersarse de la policía, y se han defendido de salvajes embestidas policiacas — mandando un mensaje al mundo entero de protestar y RESISTIR contra el G-20 y todo lo que representa.

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Viernes, 7 de julio. En los últimos dos días en Hamburgo, Alemania, unas 100.000 personas se han lanzado a las calles para protestar y rebelarse, y todo indica que esto va para la larga. Están protestando contra la cumbre G-20 y toda una serie de indignaciones causadas por el sistema capitalista. En muchas maneras estos manifestantes en Hamburgo expresan el sentir de mucha más gente por todo el mundo — retando directamente a los jefes de estado que cometen crímenes contra los pueblos por todo el mundo.

El G-20 es dominado por los gobiernos más ricos y poderosos del mundo, y su cumbre anual es donde compiten y hacen planes para cómo cebarse de los pueblos del mundo. Muchos manifestantes fueron para protestar contra Trump, que está ahí representando a Estados Unidos, y que es despreciado, entre otras cosas, por sus ataques contra todo esfuerzo de combatir los cambios climáticos que amenazan la vida y por su guerra contra los inmigrantes. Algunas de las pancartas decían: “No prohibición, no guerra”, “Guerra contra el terror, guerra contra el clima, guerra contra los pobres, NO EN MI NOMBRE”, “El capitalismo mata”, “Dejen de arruinar nuestro maravilloso planeta”, “El planeta Tierra ante todo”, “Construir puentes no muros”, “Libertad de movimiento”.

La cumbre G-20 se lleva a cabo cuando el mundo enfrenta los mayores problemas que ha enfrentado, quizás en toda la historia humana: interminables guerras en el Medio Oriente; migraciones masivas debido a las guerras y las sequías; el cambio climático que amenaza la propia vida del planeta; un creciente peligro de guerra nuclear. Y los “líderes del mundo” que presiden el mundo imperialista encaran grandes contradicciones e incertidumbre. El orden mundial que surgió de la II Guerra Mundial se está desmoronando en muchos frentes. La explotación y opresión de los pueblos del mundo es cada vez más insoportable, y por eso estallan protestas y rebeliones. Y a medida que se intensifican las tenciones entre las grandes potencias, surge el rostro del fascismo genocida — el régimen fascista de Trump y Pence y otros líderes fascistas en Europa. Ninguno de los líderes reunidos en la cumbre del G-20 tiene respuestas a los problemas que encara el mundo, porque son los representantes del sistema capitalista-imperialista mundial, peleando sobre cómo proteger sus propios intereses reaccionarios y de ese sistema en general.

Ya antes de la cumbre hubo protestas — 12.000 se lanzaron a las calles llamando a su protesta: “G20 — Bienvenidos al infierno”. Un manifestante citado en la prensa dijo: “…de lo que se trata es de trastornar la cumbre… no es justo que un puñado de países, en esta cumbre, decidan lo que pase en el resto del mundo”.

El jueves, miles de policías militarizados se enfrentaron a los manifestantes, y demandaban que los que llevaban máscaras se la quitara. Luego, cuando se metieron en la protesta para ir en contra de los que no se quitaron la máscara, la gente se defendieron ante los puercos y estalló una bronca en grande. La policía descargó los cañones de agua, roció gas pimienta y repartió porrazos, con el pretexto de que les habían atacado con botellas y otros objetos. Las escaramuzas duraron horas, y unos manifestantes desafiantes se quedaron en las calles hasta pasada la medianoche. Las protestas continuaron el viernes a medida que decenas de miles se volvieron a tomar las calles, y en algunas partes continuaron los choques con la policía. Los manifestantes, con toda justeza, encaran las embestidas policiacas, sin dar paso atrás — lo que debe de alegrar a todos los que ansían por un mundo mejor.

Por el viernes, unos informes de prensa calculaban que 100.000 participaron en la protesta, y que más de 20.000 policías fueron movilizados en contra de los manifestantes. El viernes por la noche, el equipo de CNN reportó que el mar de manifestantes se extendía por al menos 1,6 kilómetros. Anteriormente ese mismo día, activistas del clima en 15 botes trataron de llegar a una sala de conciertos donde se habían dado cita los miembros del G-20; unos activistas de Greenpeace se lanzaron al agua y empezaron a nadar hacia el edificio, pero la policía los detuvo a todos.

El jueves y el viernes la policía atacó brutalmente a la gente con gases lacrimógenos, cañones de agua y granadas de choque. Los cañones de agua se utilizaban contra personas en puentes y tejados, poniendo en peligro grave la vida de ellas. Ha habido más de 80 arrestos y decenas de otros detenidos y al menos 14 fueron hospitalizados, tres con heridas graves.

El jueves y viernes la policía atacó ferozmente a los manifestantes con gas lacrimógeno, cañones de agua, y granadas de choque. Dispararon los cañones de agua contra personas en los puentes y techos—poniéndoles en gran riesgo de la vida a esos manifestantes. Han arrestado a más de 80 manifestantes y docenas más han sido detenidos, por lo menos 14 fueron hospitalizados, tres con heridas graves.

La Alemania democrática, huésped de la cumbre G-20, con su canciller “moderada” Angela Merkel, mandó a su policía a atacar a los manifestantes son saña, demostrando nuevamente que la democracia burguesa siempre ha sido una dictadura capitalista despiadada, aunque a veces se pone el trillado guante de terciopelo. La prensa y las autoridades deploran la “violencia” de los manifestantes, aunque el G-20 lleva a cabo violencia diaria a una escala astronómica y en todo el mundo — ya sean sus guerras por el imperio o el pillaje del planeta mismo, o la brutalidad y la opresión que ejercen contra las masas a diario.

Se ha informado que ha habido por lo menos 30 protestas distintas en varias partes de la ciudad. Unas fueron atacadas por la policía. Ha habido actos creativos, como la víspera de la cumbre cuando 1000 artistas de muchos países realizaron un acto poderoso — se cubrieron de ceniza y anduvieron como zombies, “para conmover los corazones de la gente, para motivarlas a que se reintegren a la vida política”. Y mientras que los líderes del G-20 escuchaban a Beethoven en el famoso Elbphilarmonie de Hamburgo, los manifestantes respondieron con música de Jimi Hendrix a todo volumen.

El nombre que se dio a una de las protestas en Hamburgo, “G20 — Bienvenidos al infierno”, habla de la realidad de un mundo de horrores creados por el capitalismo, uno en el que ocho personas tienen más riqueza que 3.5 millones de millones personas, un mundo de guerras interminables, un mundo en el que se hace retazos la fibra misma de la vida, un mundo de millones de millones sin trabajo y sin futuros. Como dicen los manifestantes, los que presiden sobre todo esto no tienen el derecho de dictarles el futuro a la gente o al planeta.

El futuro bajo el G-20 ES un infierno. Pero sí puede haber un futuro mejor. La cantidad de contradicciones que enfrentan estos líderes mundiales; el desmoronamiento de instituciones que fueron estables; continuas rebeliones de quienes se niegan a vivir de esta manera — todo esto puede presentar aperturas para una revolución.

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6 de julio: Decenas de miles de personas de toda Europa y más allá han estado protestando desafiantemente en Hamburgo, Alemania, llevando sus demandas y su indignación a la cumbre del G20. El G20 (abreviatura para el Grupo de los 20) está dominado por los gobiernos más ricos y poderosos del mundo, y en su cumbre anual se reúnen para competir y planificar cómo seguir explotando al pueblo del mundo. Muchos manifestantes llegaron para enfrentarse a Trump, que está presente para representar a Estados Unidos y es despreciado por, entre otras cosas, su ataque a toda tentativa para combatir el cambio climático que constituye una amenaza para la vida, así como por  su guerra contra los inmigrantes. Un tren entró en la estación con muchos jóvenes asomándose por las ventanas con letreros en que se pintaron puños y “Alto a Trump”.

Incluso antes de que comenzara la marcha, miles de policías militarizados enfrentaron a los manifestantes y exigieron que aquellos que llevaban máscaras las quitaran. Cuando la policía trató de separar a los que llevaban máscaras del resto de la marcha, se desató el infierno. La policía atacó con cañones de agua de alta potencia, spray de pimienta, y porras, alegando que habían sido atacados con botellas y otros objetos. Durante horas, hubo escaramuzas en las calles.

Se espera que más de 100.000 manifestantes estén en las calles durante los próximos dos días.



 

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