De un lector:
Un atropello encima de otro atropello encima de otro atropello:
Milwaukee: La policía aprieta las clavijas a raíz de que salió impune el cerdo policía que mató a Sylville Smith
5 de julio de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us
Justo después de que un jurado absolvió al cerdo de Milwaukee que asesinó a Sylville Smith el año pasado, un par de revcoms fuimos a Milwaukee para hacer difundir la declaración de Carl Dix (“¡Justicia para Sylville Smith! ¡OTRO PUERCO ASESINO SALE IMPUNE!”) y la Declaración del Club Revolución-Chicago. Los revcoms estuvimos en Milwaukee en el agosto pasado cuando los jóvenes se levantaron en una rebelión justa de dos días en protesta por el asesinato de Sylville Smith, y el gobernador de Wisconsin movilizó a la Guardia Nacional.
Pasamos en coche por el Parque Sherman donde la protesta había ocurrido el año pasado. Todavía está la incendiada gasolinera de BP en una esquina. Vimos una gran cantidad de patrullas policiales, los policías mirando directamente al parque y a la esquina donde la gente se había congregado tras el asesinato policial de Sylville Smith. Por toda la zona, los policías, las luces intermitentes de sus patrullas, detenían un coche tras otro sin siquiera el pretexto de “una luz de trasera apagada” o de “no señalaste un cambio de carril”, ni incluso de “pareces a un sospechoso”. Un grupo de patrullas estaba estacionado cerca de la “zona cero” de la rebelión, no lejos de la estación BP, las luces destellando. Las patrullas y furgonetas de la policía y del sheriff rondaban por el área. Antes de que saliera el veredicto en el juicio del policía que mató a Smith, salió un artículo en el periódico local que anunció que la policía iba a ocupar el Parque Sherman por adelantado, en anticipación de la reacción del pueblo.
Fue una represión policial total, ¡un atropello encima del atropello inicial del asesinato de Sylville Smith encima del atropello de la absolución del policía asesino! ¿Dónde está el “derecho a reunirse” y la “libertad de expresión” que supuestamente se garantizan bajo la Constitución de este sistema? La escena en el Parque Sherman demostró la verdadera naturaleza de clase de la democracia estadounidense: una dictadura de la clase capitalista-imperialista que monopoliza el poder político. Como Bob Avakian expone con nitidez:
La esencia de lo que existe en Estados Unidos no es la democracia, sino el capitalismo-imperialismo y las estructuras políticas que lo imponen. Lo que Estados Unidos lleva al resto del mundo no es democracia, sino imperialismo y las estructuras políticas que lo imponen. (Lo BAsico 1:3)
La flagrante supresión de la protesta en el Parque Sherman fue cortesía del mismo departamento de policía que mató a Sylville, y de los sheriffs dirigidos por David Clark, ese trumpista lameculos fascista y defensor de la brutalización del pueblo negro y los inmigrantes. Recientemente salió en las noticias que estos sheriffs habían matado a un prisionero en la cárcel del condado el año pasado —Terrill Thomas— un hombre negro de 38 años con trastorno bipolar que metieron en aislamiento y murió de deshidratación después de que le privaron de agua por siete días. También nos enteramos de que los policías de Milwaukee recién habían disparado en un coche de un “sospechoso”, pegando a dos personas en el vehículo, matando a uno.
La declaración de Carl Dix que repartíamos dice en parte: “Aunque la brutalidad, terror y asesinato cometido por la policía fuera el único mal de este sistema capitalista-imperialista, eso sería razón suficiente para eliminarlo de una vez por todas por medio de la revolución. Y esto está lejos de ser el único horror que este sistema impone sobre la humanidad. El PCR está organizando a la gente en una revolución para derrocar este sistema lo más pronto posible. Si usted quiere que termine el terror policial y todos los otros horrores a los cuales someten a la humanidad, tiene que entrarle a esta revolución”. La mayoría de la gente que conocimos respondió positivamente a la declaración de Carl, algunos queriendo ponerse en contacto con el Club Revolución. Fuimos a varias gasolineras, tiendas e intersecciones en el barrio para conectarnos con la gente. Un hermano joven llevó una pila de volantes a sus amigos y familiares. Muchos de los propietarios de tiendas, que eran del Oriente Medio, tomaron volantes. En una tienda, un guardia de seguridad negro puso la declaración en el escaparate, colocó una pila de volantes para los clientes y tomó un paquete de periódicos Revolución para distribuir a otros.
Una mujer negra observó que hay miedo en la comunidad, la policía llevando armas pesadas y aterrorizando a la gente, pero que ella estaba determinada de que esto no fuera a impedir que ella opusiera resistencia a los asesinos de uniforme azul. Nos parecía que solo habíamos arañado la superficie y que mucho está hirviendo a fuego lento entre la gente.
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