La comisión de Trump para la supresión de los votantes:

Privar del derecho al voto a millones de personas, al servicio de la supremacía blanca y el fascismo

23 de septiembre de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Estados Unidos, verano de 2017: Los golpeadores supremacistas blancos abiertos salen a las calles para restaurar su “legado” de esclavitud, linchamiento y discriminación Jim Crow, mientras que en Washington, D.C. un equipo de fascistas acaudalados —la Comisión Consultiva Presidencial sobre la Integridad de las Elecciones— se reúne y hace planes en oficinas modernas, a la cabeza de otro frente en el mismo proyecto fascista.

El que encabeza oficialmente esta comisión es el vicepresidente fascista cristiano, Mike Pence, pero en la práctica el líder es Kris Kobach, ex secretario de Estado de Kansas (vea el recuadro).

La mayoría de la gente se enteró por primera vez de esta comisión en julio, cuando exigió que se le entregara una gran cantidad de datos de la votación, incluida detallada información personal, lo que suscitó la indignación pública y la oposición entre los gobernantes (vea abajo).

Este acto de apertura indicó la misión poco disimulada de la comisión: impedir que voten millones de negros y ciudadanos naturalizados1, así como latinos en general y mucha gente pobre y muchos jóvenes — lo cual es un componente importante de la campaña del régimen de Trump y Pence para, una vez más, reducir a los negros y otra gente de color a un estado semioficial de ciudadanos de segunda clase, personas que no sean plenamente humanas ni que merezcan todos los derechos de otras personas. En este sentido, estos ataques constituyen un paso peligroso hacia la limpieza étnica, incluso el genocidio.

En segundo lugar, en el contexto actual, en que el sector fascista de la burguesía (agrupado en torno al régimen de Trump y Pence) está encontrando oposición de parte del sector no fascista, la privación del voto a sectores enteros de las masas inclinadas a votar por ese sector no fascista es una manera importante en que el régimen fascista consolide plenamente el poder, asegurándose que, en la mayor medida posible, únicamente aquellas fuerzas que apoyen incondicionalmente al programa fascista tendrán cualquier posición de poder o influencia en la sociedad y en el aparato estatal.

“Millones de votantes ilegales”: una mentira absoluta del mentiroso-en-jefe

Esta comisión se formó inicialmente para validar la afirmación de Trump de que “gané el voto popular si se quitan los millones de votantes ilegales”, y que “entre 3 y 5 millones de inmigrantes ilegales votaron”. Eso es tanto una forma de tratar de “legitimar” al régimen completamente i-legítimo de Trump, como otra forma de criminalizar a los inmigrantes, los latinos y los negros, haciendo que incluso el supuesto “deber cívico” de votar sea algo siniestro, ¡si uno es negro, latino o de color!

Las afirmaciones de Trump de que se había dado un fraude electoral masivo son absurdas — en las elecciones en Estados Unidos ocurre virtualmente ninguna votación ilegal de individuos2. Un estudio [en inglés] examinó todas las elecciones federales entre 2000 y 2014 y encontró 31 alegaciones (no comprobadas) de fraude electoral en persona, de más de mil millones de votos. El mismo Kobach intentó obstinadamente investigar a los inmigrantes indocumentados por votación ilegal en su estado natal de Kansas, ¡lo que resultó en exactamente una convicción!

Sin inmutarse por los hechos, Trump y todo un cuadro de comentaristas fascistas persisten en mantener este engaño de un fraude. Trump proclamó que “hay personas muertas registradas para votar”, y que “hay personas empadronadas en dos estados”. Es cierto, ¡porque cuando un ser querido muere, pocas personas piensan, “tengo que asegurarme de que quiten su nombre de la lista de votantes”! Del mismo modo, cuando una persona se muda y se registra para votar en otro estado, rara vez se moleste en sacar su nombre del padrón del previo estado.

La cuestión no es si las personas muertas están empadronadas, sino que si se presentan para votar. Y la respuesta es un rotundo ¡NO! Los pocos informes de “personas muertas” que han votado resultaron ser personas que murieron después de emitir “un voto ausente” o “temprano”. Simplemente no hay ninguna evidencia de una cantidad significativa —ni mucho menos de millones— de individuos que voten ilegalmente.

Esta descarada deshonestidad tiene el fin no sólo de legitimar la autoridad de Trump sino que también de crear opinión pública para un ataque nacional sistemático contra los derechos de votar de los negros, latinos y otros.

Tales ataques ya están ocurriendo, en un estado tras otro. (Vea “La campaña para quitar el derecho al voto, en un estado tras otro” a la derecha, abajo). Se han adoptado leyes para reducir el voto de negros, latinos y otros de color en al menos 22 estados en años recientes, y el blanco principal de esas leyes ha sido los estados donde ha aumentado mucho el número de votantes y población de negros y latinos. Según un artículo del The American Prospect, [en inglés] “El Centro de Justicia Brennan... halló [en inglés] que de los 11 estados con la mayor votación de afroamericanos en 2008, siete aprobaron leyes que lo hacen más difícil votar. De los 12 estados con mayor crecimiento de la población hispana en el Censo de 2010, nueve tienen nuevas restricciones en vigor”.

A menudo los proponentes de estas leyes hablan sin pelos en la lengua: ¡de que ven el creciente número de votantes negros, latinos y de color como un problema! Un legislador de Ohio explicó el motivo de su voto de 2012 a favor de una medida que se oponía a dificultar la votación: “Supongo que de verdad siento que no deberíamos retorcer el proceso de votación a fin de acomodarse a la máquina de promover los votos urbanos [es decir: de afroamericanos]” (American Prospect).

La Comisión: Acto I

La comisión sesionó por primera vez a principios de julio. Como ya se mencionó, hasta ahora ha tomado sólo una acción importante: solicitar que la junta electoral de cada estado proporcione a la comisión todos los nombres de los votantes, a qué partido están afiliados, las fechas de nacimiento, antecedentes de condenas por delitos mayores, historial de votación durante la última década, y los últimos cuatro dígitos de los números de Seguro Social de todos los votantes. Kobach dijo que quería comparar esta información de votantes con otros datos, como los registros federales de los residentes extranjeros y de los inmigrantes indocumentados, para encontrar a las personas que votaron ilegalmente.

       

Esta es una maniobra extremadamente ominosa. Significa poner algunos de los métodos comprobados y usados de la supresión de los votantes que ya se han usado en los estados, al servicio del estado fascista nacional. Esto podría incluir la sistematización y el aumento masivo del uso del engaño estadístico para generar informes falsos de fraude electoral y luego usar eso para implementar a nivel nacional los tipos de leyes y medidas de supresión de votantes que analiza “La campaña para quitar el derecho al voto, en un estado tras otro” (vea el recuadro a la derecha. abajo), así como para justificar nuevas medidas para despojar a las personas del derecho al voto.

También hay que preguntarse ¿qué más podría hacer esta comisión —y el régimen de Trump y Pence en su conjunto— con la masiva base de datos que se proponen desarrollar? Se podría usar tal base de datos, por ejemplo, para perseguir a sectores enteros de la población por su historial de votos, afiliación política, antecedentes penales, raza, nacionalidad, etc., o para “doxing” (publicar los datos personales de la gente en línea) a los individuos que alzan la voz en contra del régimen.

La solicitud de datos por la comisión despertó la indignación del público, y también se topó con oposición de otras fuerzas burguesas por varias razones. Diecinueve estados de plano se negaron totalmente a cumplir, y se espera que otros 26 cumplan sólo parcialmente, lo que fue un retroceso importante para la comisión (aunque también vale la pena señalar que esto significa que 31 estados están cumpliendo parcial o totalmente).

Pero si hay algo que sí sabemos acerca de los fascistas Trump y Pence, es que su respuesta a los retrocesos es de redoblar y acelerar sus esfuerzos para imponer el fascismo. Continuarán la campaña para marginar, despojar del derecho a votar y suprimir los votos —y a los votantes— de las nacionalidades oprimidas, a menos y hasta que este régimen sea expulsado del poder.


1. Los ciudadanos naturalizados son residentes nacidos en el extranjero que completan el proceso de convertirse en ciudadanos estadounidenses y así obtienen el derecho a votar. [regresa]

2. Como se documenta en muchos lugares, y a continuación en este artículo, sí ocurre un fraude electoral masivo en Estados Unidos — no de individuos que voten dos veces, etc., sino de la campaña sistemática y multifacética de los fascistas para suprimir los votos de los negros y latinos con medios legales e ilegales. [regresa]

 

 

 

 

 

 

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