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LOS ESCENARIOS DE 2024 (UN BOSQUEJO), Y LOS RETOS

Mirando hacia adelante, en el transcurso de este año —y específicamente tal como, en una medida muy grande, las cosas muy probablemente se concentren en torno a las elecciones de 2024—, hace falta que anticipemos los siguientes escenarios (que no son los únicos posibles pero sí son posibles en términos realistas), no de algún sentido abstracto sino de sentido específico en términos de la necesidad y los retos que enfrentaremos al desenvolverse las cosas, desde la perspectiva de la repolarización para la revolución que se necesita con urgencia.

* Los demócratas ganan las elecciones presidenciales — y los republicanos se niegan a aceptar los resultados, con todo lo que ello implicaría.

* Los republicanos ganan — de manera “legítima”, o por lo menos de manera que se dictaminara que es “legal”. Esto es probablemente el peor escenario. En una dimensión importante, plantearía muy agudamente la necesidad de superar la espontaneidad entre números importantes de personas que se oponen a los republi-fascistas de que “no hay nada que se puede hacer” (“¿qué podemos hacer?”). Al mismo tiempo, junto con el descontento de masas, muy probablemente se daría un brote “espontaneo” de oposición de masas, y el fenómeno que aborda La revolución — Desarrollar las bases para jugárselo el todo por el todo con una verdadera oportunidad de ganar: Orientación estratégica y enfoque práctico (y que se cita en breve más adelante en este artículo) de diferentes fuerzas organizadas en el campo que trabajaran para llevar las cosas por diferentes caminos.

* No se celebran las elecciones — con todo el tumulto, caos, etc., que acompañaría este escenario.

Repito, en relación con todos estos (y otros posibles) escenarios, el reto será la repolarización — para la revolución. (A este respecto, es importante desechar las ilusiones falsas y tener presente que, especialmente si los republi-fascistas sí ganaran las elecciones, habría personas las que quizá se espere que se opongan a los fascistas pero al contrario de hecho se alinearían con su bando —incluidas algunas personas oprimidas básicas— y esto recalca desde otro ángulo la importancia crucial de la repolarización, para la revolución, por medio de una lucha ideológica feroz, así como la acción concreta, a lo largo de todo el camino, así como específicamente en aquellas circunstancias particulares.)

Esto se centra y le da un énfasis particular a lo siguiente (del Segundo punto) en La revolución — Desarrollar las bases para jugárselo el todo por el todo con una verdadera oportunidad de ganar: Orientación estratégica y enfoque práctico:

En las circunstancias de una crisis total, cuando se esté poniendo en tela de juicio todo el rumbo de la sociedad, habría diferentes tendencias y fuerzas organizadas que trabajaran para llevar las cosas por diferentes caminos. Se tendría a los republicanos fascistas, con su objetivo de tomar (o consolidar) el poder a fin de establecer una forma más flagrante de gobierno opresor y asesino, sin el disfraz acostumbrado de la “democracia, con libertad y justicia para todos”. Se tendría a aquellos, como los dirigentes del Partido Demócrata, que intentaran mantener (o restaurar) este monstruoso sistema de opresión en su forma más “tradicional”. Se tendría a masas de personas a favor de algún tipo de cambio básico en un sentido positivo, pero con distintas ideas sobre lo que eso significaría. Y probablemente se tendría a algunas fuerzas organizadas que afirmaran estar aspirando a algún tipo de “cambio progresista” —algunas de éstas quizás hasta se autodenominaran “revolucionarias” o “socialistas”—, cuando en realidad sus programas sólo reforzaran el sistema existente, y mantuvieran a las personas encerradas en dicho sistema.

Será necesario dirigir a las personas a las que sea posible ganarse, en cantidades cada vez mayores, hacia la revolución real que se necesita con urgencia, a tener una comprensión clara de la necesidad, y a estar en una posición, de librar una lucha poderosa para determinar el rumbo general de las cosas en medio de semejante crisis aguda, a fin de hacer avanzar las cosas hacia la única solución positiva real: una revolución verdaderamente emancipadora.

TODO LO QUE SE HAGA, DE AQUÍ EN ADELANTE, TIENE QUE ORIENTARSE A CREAR LAS BASES PARA ESTO.

Esto también subraya la importancia de lo siguiente:

Todo depende de gestar un pueblo revolucionario, de entre los más amargamente oprimidos, y de todas las partes de la sociedad, que primero cuente con miles y luego con millones de personas, como una poderosa fuerza revolucionaria, organizada desde el principio y de forma consecuente con una perspectiva que abarca todo el país, impactando a toda la sociedad y cambiando los términos de la manera en que las masas de personas ven las cosas y la forma en que cada institución tiene que responder. Todo debe centrarse ahora en realmente hacer nacer y organizar esta fuerza revolucionaria.

Sí que tenemos que entender que, aunque al comenzar una crisis representada por uno de los escenarios mencionados (y/o posiblemente otros), todavía no haya un pueblo revolucionario que cuente con millones de personas, el reto y la responsabilidad los que tendríamos que esforzarnos por asumir en esas circunstancias es de gestar tal pueblo revolucionario, en medio del “intenso torbellino” de la crisis: de responsabilizarnos precisamente de repolarizar —para la revolución— en tales circunstancias intensas. Y la siguiente declaración de Lenin (parte de las observaciones más completas citadas en adelante) no solamente se aplica en general al tipo de situación en que nos encontramos ahora, sino se aplicaría especialmente cuando todo se aproxime a un desenlace: “las personas aprenden en una semana más que en un año entero de vida rutinaria y soñolienta”.

Esto aborda la posibilidad de ganarnos a las masas de personas, incluso sí a millones de personas, a la revolución de una manera muy “comprimida”, en las circunstancias de la veloz intensificación de las contradicciones, en que todo el rumbo de la sociedad estaría en contienda de manera inmediata y aguda —aunque, en términos inmediatos, la contienda que define las cosas fuera entre fuerzas de las cuales ninguna es revolucionaria— y aun cuando hacía poco pareciera una posibilidad remota, o incluso una imposibilidad total, de ganarnos a las masas de personas hacia la revolución. 

Sin embargo, eso —es preciso entender firmemente y tener en mente constantemente— no resta importancia de ninguna manera a la gran necesidad y la urgente importancia de gestar un pueblo revolucionario, que cuente con millones de personas, a la mayor brevedad posible, con tal de ponernos en la mejor posición posible para incidir en el curso de los acontecimientos al continuar intensificándose las cosas, y con la probabilidad de dar salto tras salto en la intensificación de la crisis. En términos más directos, esto NO es una “invitación” a la racionalización de que: “Bueno, si no gestamos un pueblo revolucionario, que primero cuente con miles y luego con millones de personas, en el período que se aproxime a una situación en que todo el rumbo de la sociedad estuviera ‘en el aire’, pues al menos podemos intentar hacerlo una vez que se haya dado esa situación”. ¡NO! Y otra vez ¡NO! Se necesita con urgencia dar los importantes avances que pudieran resultar en la gestación de tal pueblo revolucionario anteriormente y al aproximarse a una situación en la que “todo esté en juego” — o se disminuirían muchísimo las oportunidades de “determinar todo el rumbo de las cosas” hacia una resolución positiva revolucionaria.

Se trata de que todo, de aquí en adelante, tiene que orientarse hacia la realización concreta (de gestar tal pueblo revolucionario, que primero cuente con miles y luego con millones de personas, en un período muy “comprimido”, anteriormente y al aproximarse a una situación en que “todo esté en juego”). Si a pesar de todos nuestros esfuerzos, no logramos alcanzar este objetivo crucial, en tal caso —y únicamente en tal caso— se tendría que cambiar el énfasis hacia hacerlo todo a medida que “todo ya esté en juego”, todo ello con la orientación de ponernos en posición para jugárselo el todo por el todo, con una verdadera oportunidad de ganar.

*****

La siguiente cita de Lenin, en Enseñanzas de la revolución (verano de 1917) tiene una relevancia importante en esto, y más en general para entender un “momento poco común” — y los retos y las oportunidades los que éste presenta:

Toda revolución significa un viraje brusco en la vida de una inmensa cantidad de personas. Si este viraje no ha madurado debidamente, no puede tener lugar una revolución real. Y al igual que todo viraje que sobreviene en la vida de un individuo le enseña y le hace vivir y sentir muchas cosas, la revolución ofrece al pueblo entero, en poco tiempo, lecciones profundas y valiosas.

En tiempos revolucionarios, millones y decenas de millones de personas aprenden en una semana más que en un año entero de vida rutinaria y soñolienta. Pues en estos virajes bruscos de la vida de un pueblo entero se ven con especial claridad cuáles fines persiguen las diferentes clases sociales, de cuáles fuerzas disponen, con cuáles medios actúan.

Por importantes y definitivamente relevantes que sean estas declaraciones de Lenin, es importante no entenderlas en términos mecánicos. Por ejemplo, la revolución en China siguió un camino significativamente diferente al de Rusia. Al mismo tiempo, respecto a esa revolución en China, tiene aplicación lo que Lenin escribe aquí, incluido el punto básico de que “Toda revolución significa un viraje brusco en la vida de una inmensa cantidad de personas”. Un ejemplo notable es que la invasión y ocupación de China por parte del imperialismo japonés ciertamente constituía “viraje brusco en la vida de una inmensa cantidad de personas”. Para repetir, lo importante es entender esto de manera viva y no mecánica. 

Esto también tiene aplicación a la última parte de esta declaración de Lenin: Como un punto de entendimiento general, que es de relevancia particular y aguda para nuestra situación ahora, es importante no interpretar esta parte de la declaración de Lenin como para decir que “los fines [que] persiguen las diferentes clases sociales”, etcétera, se verán con claridad de manera espontánea, sino que al contrario se sentarán muchas más bases que en “tiempos normales” para ponerlo en claro mediante el análisis científico —y agitación así como propaganda basadas en este análisis científico— que especialmente en tales momentos (de hecho, momentos como los actuales) tienen que ser penetrantes y convincentes, y cada vez más accesibles a las amplias masas de personas.

Con estas advertencias, sin embargo, esta declaración de Lenin sigue siendo muy importante y altamente relevante.