En 1986, el entonces senador Joe Biden criticó a otros senadores que aparentemente no estaban totalmente de acuerdo con la ayuda militar a Israel. Esto es lo que dijo Biden:
Israel “es la mejor inversión de 3 mil millones de dólares que hacemos1. Si no existiera Israel, Estados Unidos de América tendría que inventar un Israel para proteger sus intereses en la región. Estados Unidos tendría que salir e inventar un Israel"2.
Y en junio de 2008, el congresista Steven Rothman (un liberal Obamista) escribió que "Sin nuestra asociación con las FDI [el ejército israelí], Estados Unidos podría necesitar 100.000 o más tropas adicionales estacionadas permanentemente en esa parte del mundo para compensar la protección de los intereses estadounidenses y la inteligencia vital proporcionada por Israel a los Estados Unidos." (Énfasis añadido.)
Cuando Biden y Rothman hablaban de “intereses”, se referían a los intereses del imperialismo estadounidense, un sistema que el líder revolucionario Bob Avakian describe de la siguiente manera:
Imperialismo quiere decir enormes monopolios e instituciones financieras que controlan las economías y sistemas políticos —y la vida de la gente— no solamente en un país sino en todo el mundo. Imperialismo quiere decir explotadores parasíticos que oprimen a centenares de millones de personas, condenándolas a incalculable miseria; financistas parasíticos capaces de hacer pasar hambre a millones simplemente presionando una tecla de una computadora y trasladando de esa manera grandes cantidades de riqueza de un lugar a otro. (de Lo BAsico 1:6)
En otras palabras, el imperialismo es un sistema en el que unas pocas grandes potencias se alimentan del trabajo y los recursos de miles de millones de personas en todo el mundo para acumular una enorme riqueza, mientras que en el resto del mundo hay una “acumulación” de pobreza y miseria devastadoras. Y esta dinámica es la base para niveles de vida más altos y “derechos democráticos” en los países capitalistas-imperialistas y, al menos en tiempos “normales”, para una mayor estabilidad política en esos países.
Como parte de esto, los imperialistas tienen que emplear mucha violencia para mantener su posición: contra los pueblos de los países que dominan, contra fuerzas reaccionarias locales rivales que quieren mayor poder en la región y chocan con los intereses estadounidenses, y contra imperialistas rivales que compiten con Estados Unidos por el control del mundo en su conjunto.
Aquí es donde entra en juego el “papel especial” de Israel. Israel es un ejecutor armado de la dominación estadounidense en el Medio Oriente. El Medio Oriente es un cruce militar y comercial estratégico entre Europa, África y Asia, así como una región económicamente crucial donde se concentra el recurso más importante de la economía capitalista moderna: el petróleo.
Esta región ha sido objeto de disputas durante siglos entre diferentes imperios: turcos otomanos, rusos, británicos, franceses y alemanes. También ha visto poderosos movimientos de resistencia al control extranjero. Pero ha estado dominada por el imperialismo estadounidense durante los últimos 75 años. Y Estados Unidos ha podido hacer esto en gran parte gracias a su “relación especial” con Israel, que Estados Unidos ha convertido en una enorme potencia militar y de inteligencia de alta tecnología, incluido un arsenal de armas nucleares.
La capacidad de Israel para amenazar militarmente y atacar cualquier obstáculo a la dominación estadounidense en el Medio Oriente le da a Estados Unidos una tremenda ventaja sobre sus rivales en esta parte crítica de su imperio global.
Y debido a su carácter de Estado colonial sionista, Israel está “atado” a Estados Unidos y le es leal de una manera única3. Israel es esencialmente una extensión del imperialismo estadounidense/europeo y tiene una relación inherentemente hostil no sólo con los palestinos sino con la gente de toda la región. Este aislamiento en la región sirve para “sellar” el estrecho vínculo de Israel con su principal patrocinador imperialista4.
Así que es literalmente cierto que sin que Israel desempeñe este papel, Estados Unidos tendría que desplegar cantidades masivas de sus propias fuerzas militares en esta región crucial para mantener el control, e incluso eso no le serviría tan bien como tener a Israel "justo ahí".
Todo esto explica por qué el estado sionista debe ser derrocado, como parte del derrocamiento del imperialismo en su conjunto mediante una revolución real, para que el pueblo se emancipe, porque ese estado está estructurado para servir a la opresión imperialista del pueblo de Palestina y de toda la región, y al hacerlo sirve como eje del sangriento imperio mundial de Estados Unidos.