16 de octubre de 2023. En este momento, el terror está azotando al pueblo palestino. Esto ocurre después de un ataque el 7 de octubre por parte del reaccionario grupo fundamentalista islámico Hamás, que incluyó el asesinato y la captura de civiles israelíes.
(Lea un análisis más profundo de lo que está pasando y por qué en: “La guerra genocida de Israel contra Gaza: lo que pasa, por qué, hacia donde quizá se encamine... y lo que TÚ tienes que hacer al respecto”.)
Las personas de conciencia necesitan unirse AMPLIA y EXTENSAMENTE para oponerse a los crímenes de Israel, que cuenta con el respaldo total de Estados Unidos. Como parte importante de esto, se tiene que debatir ampliamente las causas de la guerra, las formas de emprender la lucha inmediata y cuál es la solución, todo lo que, a la vez, debería significar estudiar, debatir y luchar sobre cómo avanzar, en Estados Unidos y además en el propio Medio Oriente. Como lo indican nuestros artículos y cartas en este momento, hay mucha angustia y debates muy importantes, ¡y se necesita mucho más!
Pero en medio de esto, unas personas en la llamada “izquierda” woke (concienciada) de Estados Unidos han sostenido que la gente en los países imperialistas no tiene derecho a criticar y ni siquiera cuestionar las acciones del reaccionario fundamentalista islámico Hamás porque supuestamente tenemos que reconocer “el derecho de los pueblos colonizados en todas partes a resistir a la ocupación de sus tierras por cualquier medio que esos pueblos consideren necesario”. Y estos llamados “descolonizadores” woke (concienciados) siguen a la cola, e incluso defienden, la locura teocrática llena de venganza proveniente de Hamás, al prohibir o bien la crítica a su programa o bien algunas de las feas acciones que emprendieron el 7 de octubre al servicio de ese programa.
Esto está mal, y es algo peor, por dos razones. En primer lugar, no existen pueblos colonizados indivisibles que tengan una visión unificada de lo que hay que hacer. Cabe citar el comienzo del artículo importante y directamente relevante de Bob Avakian: “LIDERAZGO BIPOC: NO EXISTE SEMEJANTE COSA. La lucha en contra de la opresión y la dirección que se necesita”:
En estos días escuchamos mucho, desde ciertos círculos, sobre cómo es necesario seguir al liderazgo BIPOC (por las siglas en inglés para negros, indígenas, gente de color). Pero, en realidad, no existe semejante cosa como el “liderazgo BIPOC”, ni tampoco BIPOC, como una especie de fuerza social uniforme y unificada.
Por supuesto, existen el pueblo negro, los indígenas y otras personas de color, y todos estos pueblos están sometidos a diversas formas de discriminación y opresión. Pero existen diferencias muy reales al interior de cada uno de estos pueblos y entre sí. Cada uno tiene su propia historia particular, y sus circunstancias actuales, en relación con el desarrollo histórico y la realidad actual de Estados Unidos y el sistema que gobierna en este país (y que domina en el mundo en su conjunto): el sistema del capitalismo-imperialismo. Y en cada uno de estos pueblos hay diferentes clases, y grupos sociales, y personas con puntos de vista y objetivos ideológicos y políticos diferentes — en algunos casos radicalmente diferentes.
La cuestión no es que no exista una base para unir a las masas de personas de estos diferentes grupos. Pero no se desarrollará, ni puede desarrollarse, una unidad que conduzca a concretamente poner fin a su opresión —y a toda la opresión— siguiendo la noción de que algún “BIPOC” supuestamente uniforme debe liderar y liderará.
En segundo lugar, ideas y programas diferentes conducen a resultados muy distintos. Más adelante en este mismo artículo, que una vez más es esencial para cualquiera que trate de navegar a través de la situación espinosa y compleja en la que nos encontramos, él señala lo siguiente:
Lo que realmente es de importancia decisiva no es cuál “identidad” de la que quizá formen parte las personas, sino el contenido de sus ideas y programas, y si se siguen esas ideas y se aplican esos programas, ¿a qué conducirían?
Como he subrayado anteriormente:
La verdad de algo no depende de quién lo diga, ni de cómo a usted le haga sentir. El hecho de que algo provenga de una fuente que le guste no lo convierte en verdadero; y el hecho de que algo provenga de una fuente que no le guste no lo convierte en falso. Y la verdad no es un “concurso de popularidad”. El hecho de que mucha gente crea algo no lo convierte en verdadero; y el hecho de que sólo unas pocas personas crean algo no lo convierte en falso.
La verdad es objetiva, es decir: Que algo es verdadero o no depende de que corresponda con la realidad actual
Y:
Aunque hay que dar la debida importancia a toda la historia y a la realidad actual de la horrible opresión, y a la experiencia de las personas directamente sometidas a esa opresión, si el objetivo es realmente abolir y arrancar la opresión, el criterio con el que hay que evaluar las ideas y propuestas de cualquier persona (o de cualquier grupo) es: la realidad objetiva, y concretamente cuál es la naturaleza del problema particular (o forma de opresión) al que se enfrenta la gente, cuál es su origen y causa, cómo se relaciona con el problema fundamental (el sistema en su conjunto), y cómo manejar correctamente la relación entre lo más particular y lo fundamental, para avanzar hacia la consecución de la solución real. (Y no, la realidad objetiva no es una “construcción” supremacista blanca o masculina, es... la realidad objetiva).
Esta es la norma que hace falta aplicar — es la base para determinar cuáles ideas y programas deberían adoptarse y ponerse en práctica, y a cuál dirección hace falta seguir.
Aprender de la historia: Irán
Es posible ver en Irán un buen ejemplo de la manera en que esto se manifiesta en la práctica. El régimen que ahora está en el poder en Irán, o sea, el régimen que llevó a cabo y sigue llevando a cabo una represión brutal contra las masas de personas, incluidos los millones de personas que en 2022 se levantaron contra la opresión de las mujeres y de todo el régimen opresivo de ese país, en realidad llegó al poder por medio de una revolución en la que un número diverso de fuerzas se unieron para derrocar al odiado gobernante de Irán, el Sha. Varias fueras impugnaron a esa revolución, tal como lo será cualquier lucha seria por el poder. Además de los teócratas islámicos que finalmente ganaron, estaban los comunistas, los demócratas burgueses convencionales y muchas otras tendencias de pensamiento que exponían diferentes programas para Irán. A lo largo de una complicada serie de luchas entre estas fuerzas, y las intrigas de diferentes potencias, triunfaron los teócratas reaccionarios que ahora gobiernan en Irán de manera cruel y represiva. Y cuando lo hicieron, asesinaron a muchísimos oponentes suyos, especialmente a los comunistas revolucionarios, miles de los cuales fueron ejecutados.
El quid de la cuestión es lo siguiente: si bien la nación iraní es real, estaba y está compuesta de (una vez más citando a BA en “Liderazgo BIPOC”): “diferentes clases, y grupos sociales, y personas con puntos de vista y objetivos ideológicos y políticos diferentes — en algunos casos radicalmente diferentes”. Al interior de Irán no sólo hay divisiones de clase, sino también divisiones en el ámbito de las nacionalidades, donde la nación dominante (representada en la camarilla teocrática islámica en el poder) oprime a los pueblos de las naciones y nacionalidades kurdas, baluchíes y afganas, entre otras, todos ellos divididos en diferentes clases con diferentes fuerzas políticas que representan diferentes ideas de cómo liberarse. Y sí, hay diferentes tendencias políticas con soluciones radicalmente diferentes en cuanto a “qué hacer” para poner fin a una opresión que no solo se ha venido agravando a lo largo de 44 horrorosos años de gobierno islámico — el mismo tipo de gobierno que Hamás impone y desea mantener, con ayuda iraní, sobre el pueblo palestino.
Hamás no tiene ningún programa concreto para romper el control de Israel sobre el pueblo palestino, y el régimen que Hamás impondría, y que ha impuesto desde 2006 en el minúsculo espacio en que hasta hace poco Israel les permitía gobernar, seguiría dependiendo de una u otra potencia imperialista y seguiría apoyándose en la represión y la supresión para mantenerse en el poder. La venganza que celebran y defienden tan boconamente es degradante para aquellos a los cuales se dirige, o se obliga a llevarla a cabo, y no hace más que inflamar al enemigo y dividir al pueblo.
La guerra que Israel está librando hoy ha llevado a muchos a preguntar. ¿Por qué esto está pasando? ¿Tenemos vivir así? ¿Cómo debemos luchar? ¿Cómo pueden cambiar las cosas? ¿Y qué hay que hacer? Todos tienen no sólo el derecho, sino la responsabilidad de luchar en torno a las respuestas a esas preguntas.
Al hacer frente a esa responsabilidad, hace falta que nos guíe la siguiente observación de conclusión de BA en el artículo “Liderazgo BIPOC”:
Todos los que se preocupan por el estado y el destino de la humanidad tienen la responsabilidad no sólo de participar en la lucha activa contra la opresión, el saqueo y la destrucción causados por este sistema, sino que también tienen la responsabilidad de adoptar y aplicar un método y enfoque científico para determinar cuál es el problema fundamental y cuál es la verdadera solución, y cómo se puede librar la lucha de la manera más eficaz hacia el objetivo de poner fin concretamente a esa opresión, saqueo y destrucción.