Escalar las alturas y Volar sin red de seguridad

Quinta parte: Revolución: El punto de vista burgués y el punto de vista comunista

Bob Avakian

Obrero Revolucionario #1200, 25 de mayo, 2003, posted at rwor.org

Nota de la redacción: Esta es la quinta entrega de pasajes de una charla de Bob Avakian, presidente del PCR, grabada a finales del año pasado para militantes y partidarios del partido, especialmente la nueva generación. Nos da mucho gusto compartir estos pasajes con nuestros lectores. Hemos editado el texto e insertado las notas.

En la revolución china se dio el fenómeno de que los demócratas burgueses se volvieron seguidores del camino capitalista, es decir, un grupo de líderes revolucionarios de larga trayectoria traicionaron la revolución cuando avanzó a la etapa socialista, pues la visión de gente como Deng Xiaoping jamás transcendió del horizonte estrecho del derecho burgués (para usar una frase de Marx).

Antes de la revolución, China era un país dominado por el imperialismo, donde prevalecían relaciones feudales o semifeudales (sobre todo en las vastas regiones del campo, donde vivía la mayoría de la población). Y debido al papel del imperialismo en el mundo y los efectos en países como China, donde debilita y tuerce el carácter de la burguesía, no fue posible que esta dirigiera la revolución democrático-burguesa. Sin embargo, la primera etapa de la revolución tenía que ser precisamente una revolución democrático-burguesa contra el imperialismo y el feudalismo, solo que la dirigió (y solamente la podía dirigir) el proletariado y su vanguardia comunista. Por eso, Mao planteó la revolución de nueva democracia, una revolución dirigida por el proletariado, y no la burguesía, que abre el camino más al socialismo que al capitalismo.

Así, mucha gente ingresó al Partido Comunista porque era la única fuerza capaz de dirigir la revolución para liberar China del imperialismo, barrer el feudalismo y sentar las bases de un país moderno y pujante. Por eso, coexistieron diversos puntos de vista y visiones en el Partido Comunista: Mao (y otros) abrazaron la ideología comunista y la meta final de un mundo comunista libre de explotación y opresión, pero la meta de otros era mucho más limitada, pues querían una China moderna y pujante que pudiera imponerse en el mundo.

Por un tiempo, mientras la revolución no rebasara los objetivos de la etapa democrático-burguesa, mucha gente cuya visión correspondía a esa etapa militaba en el Partido Comunista sin que su punto de vista esencialmente burgués se contrapusiera a las metas y objetivos de la revolución. Pero una vez terminada la revolución de nueva democracia (con el triunfo de la revolución en todo el país en 1949), pasó a la etapa socialista, y a medida que se iba profundizando la transformación socialista de la sociedad, resultó patente que algunos se incorporaron a la revolución sin tener una perspectiva comunista.

Cambios repentinos

Por lo general cuando se dan cambios repentinos y se presentan nuevos retos en el proceso revolucionario, hay que dar grandes saltos para asumirlos. Y eso puede ser muy difícil, sobre todo para los que no se encuentren preparados debido a su punto de vista, pues "se han acostumbrado" a las cosas como son, "siguen la corriente" o incluso han retrocedido paulatinamente. En vez de hacer las rupturas y dar los saltos necesarios, se atrincheran y se oponen a los avances. Parafraseando a Lenin: los grandes acontecimientos y cambios repentinos en la situación mundial quiebran a algunos y abandonan la lucha, pero a otros los tiemplan y se ponen a la altura de las circunstancias. Todo eso se concentró en la Revolución Cultural china, y especialmente en "la última gran batalla" en que, lamentablemente, salieron victoriosos los revisionistas encabezados por Deng Xiaoping, quienes aplastaron a los revolucionarios que seguían la línea de Mao.

Naturalmente que la revolución china tenía sus propias particularidades, pero esta contradicción caracterizará todas las revoluciones. En el caso de Estados Unidos, solo la revolución proletaria puede eliminar la opresión nacional. Por eso, además del creciente número de compañeros de las nacionalidades oprimidas que se vuelven comunistas en el sentido cabal, habrá muchos que apoyan la revolución proletaria (especialmente cuando sea una fuerza material pujante), e incluso ingresan al partido, motivados esencialmente por el deseo de acabar con la opresión nacional. Verán que para acabar con la opresión nacional se necesita una revolución dirigida por el partido e ingresarán a sus filas. Claro, no dirán: "Solo me interesa acabar con la opresión nacional y no me importa barrer toda opresión y explotación". Pero para ellos esa contradicción será muy real, y a lo mejor no darán el salto a abrazar completamente la emancipación de todos los oprimidos y explotados. Además, el partido será como un imán para gente (especialmente, pero no solamente, de las capas medias) que tiene un punto de vista esencialmente demócrata-burgués radical. Cuando el sistema aumente la represión, implante más medidas de corte fascista y haga añicos principios democrático-burgueses que ha pregonado, más y más gente de las capas medias se unirá a los comunistas porque nadie más luchará firme y consecuentemente contra todo eso.

Una multitud de contradicciones empujarán a muchos que todavía tienen prejuicios y nociones democrático-burgueses hacia la revolución e incluso a las filas del partido. Al momento de ingresar al partido, se da un salto pero nadie se vuelve "un comunista perfecto" (cosa que no existe y esa noción en sí contradice nuestra concepción de la realidad). Podríamos enumerar una serie de cuestiones y contradicciones... pero, en fin, los que se vuelven comunistas no son seres humanos "perfectos". Pero muchas veces el hecho de que no den ciertos saltos ni hagan ciertas rupturas no causa mayor problema hasta que se llegue a una coyuntura clave o un viraje inesperado.

El manejo de estas contradicciones ahora afectará lo que hagamos más adelante, cuando se presenten contradicciones mucho más grandes y en muchos aspectos cualitativamente distintas. Como he venido recalcando, existe una relación importante entre el manejo de las contradicciones actuales y el de las contradicciones mucho más grandes y complejas que encontraremos más adelante e incluso cuando conquistemos y consolidemos el poder.

Como he dicho, los oportunistas tienen doble cara y procuran "llevarse bien con todo mundo". Sobran ejemplos de eso en la historia del movimiento en Estados Unidos. Por ejemplo, el revisionista Partido Comunista de Estados Unidos y otros grupos oportunistas no defendían firmemente su línea y cuando alguien que para ellos representaba "capital" en el movimiento les decía: "No me parece ese aspecto de la línea y no estoy de acuerdo", respondían: "No le hace. Aquí hay cabida para todos". Y daban rodeos: "Por cierto, coincidimos en eso y fíjese que mucha gente ha planteado la misma duda y lo más probable es que lo cambiemos. Así que, incorpórese y ayúdenos a cambiarlo". O sea, en vez de ceñirse a los principios, son como el camaleón; cambian de opinión según las circunstancias y las inclinaciones, prejuicios, etc., de los demás, lo cual es un método burgués. Concentra el punto de vista burgués y responde a objetivos burgueses: incorporar a más gente al grupo esencialmente para tener más capital. Es otra variante del viejo pragmatismo burgués estadounidense, según el cual lo que sirva a corto plazo es bueno y es verdad. Tuercen y distorsionan los principios para ganarse a gente y salir bien.

Evidentemente, con ese método la organización no aguanta ni un viraje en el camino ni ninguna prueba fuerte porque está totalmente carcomida por dentro. Digo, los integrantes no están unidos por principios ni por una ideología que es un fiel reflejo de la realidad y permite transformarla.

La experiencia del Comité Nacional de Enlace

Hace poco me puse a reflexionar nuevamente sobre la experiencia de la Unión Revolucionaria (RU) a principios de los 70, antes de formarse el partido, cuando participamos en el Comité Nacional de Enlace con los compañeros del Congreso de Trabajadores Negros (Black Workers Congress o BWC) y la Organización de Trabajadores Revolucionarios Puertorriqueños (Puerto Rican Revolutionary Workers Organization o PRRWO). (El Comité Nacional de Enlace reunió representantes de las tres organizaciones para hacer trabajo revolucionario común y avanzar juntos a sentar las bases de un partido comunista revolucionario. Tras su desintegración, la Unión Revolucionaria siguió con la tarea, que se cumplió con la fundación del Partido Comunista Revolucionario [PCR] en 1975). Sigue siendo importante hacer un balance correcto de ese proceso.

Es obio que la Unión Revolucionaria tenía sus deficiencias y ahora, con casi 30 años de experiencia y lucha revolucionaria, seguramente manejaríamos algunas situaciones mejor. Pero en realidad el Comité de Enlace se desintegró porque el BWC y la PRRWO no aceptaron que la ideología comunista representa una ruptura con incluso las expresiones más radicales de la ideología nacionalista. No quisieron dar el salto a formar un partido basado en la ideología comunista, unido por ella y ninguna otra.

En la última reunión del Comité, fue muy evidente que el asunto central era si íbamos a ceñirnos a una ideología comunista unificada y aplicarla para captar la realidad y transformarla, o basarnos en un sistema de garantías, como se oye mucho hoy: "Hay que tener una mayoría de líderes de las nacionalidades oprimidas porque es la única forma de garantizar que no se vendan", y cosas por el estilo.

Respecto al problema de que los líderes "se vendan", como señalé en la entrevista que me hizo Carl Dix, lamentablemente, cualquiera puede venderse, o sea, no importa quién sea, de qué nacionalidad o género, si quiere venderse, el sistema lo comprará.* Esa es la realidad: no hay garantías. No es posible construir una organización con esa clase de "garantía" ni conviene intentarlo porque se contrapone a nuestra ideología. Por buenas que sean las intenciones, si se basa en tales "garantías", terminará perjudicando la causa.

Desde luego, eso de las garantías tiene una base material muy concreta. Por cierto, el otro día estábamos platicando con unos compañeros y salió a relucir que casi todos los negros, latinos, asiáticos, etc., en Estados Unidos han tenido la triste experiencia de que sus (supuestos) amigos blancos, que por lo general tienen buenas posiciones políticas, de repente salen con algo como "ese nigger" hizo tal o cual cosa o "los inmigrantes son una fregada". ¿Que qué? Eso duele mucho, la verdad, y deja la duda: si uno no es blanco, ¿es posible tener amigos blancos o a la mera hora van a salir con esas barbaridades? Sabemos, claro, que provienen de esta sociedad, sus relaciones e ideología. Pero muchos tienen esa duda, pues prácticamente todo negro, chicano, latino, puertorriqueño, amerindio o asiático ha pasado por esa triste situación, y esa experiencia se le graba en la memoria porque de repente alguien que supuestamente era su amigo sale con esa mierda y le clava un puñal por la espalda.

No hacemos nuestro trabajo en un vacío, y evidentemente la línea del BWC y la PRRWO tenía una base. No fue simplemente algo raro que se les ocurrió. Pero para dar el salto que nos permita transformar todo eso --tumbar al sistema y transformarlo--, como he venido señalando, tenemos que basarnos en una ideología común, estar unidos por la ideología comunista.

Es parte de la lucha de clases, pues se da una lucha de clases muy feroz en la esfera ideológica. La ideología burguesa, la ideología de la opresión y explotación, tiene muchas manifestaciones, y cada una tiene sus matices y particularidades pero, ya sea el racismo, la supremacía masculina u otras expresiones, no tienen nada de mágico, místico, ni son misteriosos ni incomprensibles. Todas son producto de las condiciones sociales, las relaciones sociales predominantes y la ideología que refuerza todo eso. Y la única manera de resolver ese tipo de contradicciones en el partido, y en última instancia en la sociedad (y el mundo), es unirse, basarse en el marxismo-leninismo-maoísmo (MLM) y luchar por resolverlas.

Trabajamos con los compañeros del Comité de Enlace, teníamos vínculos y todo, y teníamos la gran esperanza de formar un partido juntos, pero tristemente, llegó el momento de dar un salto y se echaron para atrás.

Si nos hubiéramos dejado llevar y hubiéramos formado el partido de acuerdo a lo que proponían, sería un grupo más que se habría desintegrado con el tiempo. A lo mejor habría lucido bien, o sea, superficialmente, pero habría tenido los cimientos totalmente carcomidos, así como otros grupos que han tenido cierto "capital" en el movimiento por un tiempo, pero no tenían el MLM y no podían mantenerse firmes a lo largo del tortuoso camino ni afrontar las coyunturas decisivas.

Es cierto que tenemos que ir incorporando constantemente a más compañeros del proletariado y las nacionalidades oprimidas, y formarlos como líderes de la revolución proletaria y el partido. Pero tenemos que hacerlo en el marco de construir el partido como la vanguardia que dirige al proletariado y las masas a hacer la revolución, basado en el MLM y no en otra ideología.

Repito, un rasgo clave del proceso revolucionario es que pasa por coyunturas decisivas en que se plantean agudamente cuestiones fundamentales que nos presentan grandes retos. ¿Cómo respondemos? ¿Hacemos las rupturas necesarias o nos echamos para atrás y quizá terminamos por caer al abismo? Es imprescindible comprender esto para captar la realidad tal y como es -- con su gran complejidad, movimiento y desarrollo-- y transformarla.
_____________________
NOTAS:

* "El criterio correcto (y erróneo) para medir a los líderes", OR No. 1167; 22 de septiembre de 2002. La entrevista citada, "Entrevista a Bob Avakian, por Carl Dix: Sobre la guerra y la revolución, sobre ser revolucionario y cambiar el mundo", salió en el OR Nos. 1155-56, 1158-64, 1166-68, 1171 y 1173-74, entre el 16 de junio y el 10 de noviembre de 2002. También se encuentra en la Internet en rwor.org.

[Regrese al artículo]


Este artículo se puede encontrar en español e inglés en La Neta del Obrero Revolucionario en:
rwor.org
Cartas: Box 3486, Merchandise Mart, Chicago, IL 60654
Teléfono: 773-227-4066 Fax: 773-227-4497