Los presos de California suspenden la huelga de hambre; sigue adelante la lucha por poner fin a la tortura

23 de septiembre de 2013 | Periódico Revolución | revcom.us

 

El 5 de septiembre, tras 60 días de no comer, los presos de California decidieron colectivamente suspender la huelga de hambre que iniciaron para poner fin a la tortura del aislamiento en las prisiones de California y todo Estados Unidos.

Su declaración dice, en parte: “Para que quede claro, está lejos de terminar nuestra Protesta de Resistencia Pacífica a nuestro sometimiento continuo a décadas de sistémica tortura sancionada por el estado a través de las unidades de confinamiento solitario del sistema. No tomamos a la ligera nuestra decisión de suspender nuestra tercera huelga de hambre en dos años. Esta decisión es muy difícil teniendo en cuenta que no se han cumplido la mayoría de nuestras demandas (a pesar del consenso casi universal de que son razonables). El grupo núcleo de los presos ha estado, y sigue estando, 100% comprometido a ver que esta lucha prolongada por la reforma concreta continúe hasta una victoria completa, aunque eso nos exija hacer el máximo sacrificio. Dicho eso, aclaramos este punto al afirmar que la muerte de unos prisioneros no es el objetivo, reconocemos que en ocasiones tal sacrificio es el único medio para poner un fin a la opresión fascista....” (Véase la declaración entera, Revolución #316)

Carl Dix, en una entrevista reciente (Revolución #317, 22 de septiembre de 2013), llamó esta huelga “el brote de resistencia de presos más importante desde la rebelión de Attica”1. De hecho, se trataba de un logro extraordinario. Al menos 30.000 personas en 24 de las 34 prisiones de California participaron al comenzar la huelga de hambre y 40 presos de las prisiones de California se abstuvieron de comida sólida por 8 semanas y medio. Miles de presos adicionales apoyaron o participaron en la huelga de forma intermitente a lo largo del período de dos meses. Esta huelga de hambre, que seguía a las huelgas de hambre anteriores en 2011, fue sin precedentes en la historia de California en términos de la cantidad de participantes y su duración total.

Condiciones de vida inhumanas


Protesta en apoyo a los huelguistas de hambre en las escalinatas del Departamento de Correcciones y Rehabilitación de California, Sacramento, California, julio 2013.
Foto: Especial para Revolución

Esta huelga de hambre fue un heroico acto de resistencia, hecho bajo circunstancias extremadamente difíciles. Por años, o por décadas en el caso de algunos presos, estos presos han sufrido condiciones, sancionadas por el estado, de aislamiento, privación sensorial y tortura psicológica. Los presos en las Unidades de Vivienda de Seguridad (SHU, siglas en inglés) viven en jaulas de hormigón que miden un poco más de 3.5 metros por 2 metros, sin ninguna oportunidad de respirar el aire fresco, sentir el sol o ver la luna y las estrellas. Se pusieron de pie en contra de la injusticia y afirmaron su humanidad en el proceso.

Antes de la reanudación de la huelga de hambre, en octubre de 2012, los Representantes del Colectivo del Corredor Corto de la SHU-PBSP [Unidad de Vivienda de Seguridad-Prisión Estatal Pelican Bay] dieron a conocer una declaración que llamó por poner fin a la violencia y las hostilidades entre los diferentes grupos de presos. Se trata del histórico Acuerdo para terminar las hostilidades escrito en nombre de todos los grupos raciales del estado de California, de las prisiones de seguridad máxima a las cárceles del condado, que exhorta a los presos de todas las nacionalidades a unirse y no usar las diferencias raciales para oponerse unos a otros.

La huelga de hambre se ganó apoyo entre importantes sectores de la sociedad. Ya para el día 60, la huelga planteaba ante millones de personas, por lo menos de una manera inicial, estas cuestiones: ¿qué representan en realidad esas unidades de tortura y quiénes son esos presos que luchan por sus derechos humanos básicos? Este fue un verdadero reto en una sociedad en que los de arriba han adoctrinado a la población en creer y aceptar que los presos no deberían tener derechos, pues son los “peores de los peores” y merecen cualquier cosa que se les hace, incluido el aislamiento... que es una forma de tortura. (Véase “¿Qué revela en realidad la huelga de hambre de los presos de California?Revolución #313.)

Se celebraron importantes protestas de apoyo a la huelga de hambre. Fuera de la Prisión Estatal de Corcoran, más de 400 personas de toda la región suroeste de Estados Unidos se unieron en una acción de protesta durante la primera semana de la huelga de hambre. Por semana tras semana, cientos de familias se movilizaron en todo el sur de California (a menudo a iniciativa de las Familias de California en pro de Abolir el Aislamiento). Se instaló una maqueta de una SHU, lo que fue muy impactante, en el Capitolio Estatal en Sacramento a mediados de agosto, con la participación de una amplia gama de fuerzas sociales. Decenas de miles de personas han firmado las peticiones en línea. Varias organizaciones y activistas de la lucha por cerrar Guantánamo, donde los presos han estado en una huelga de hambre desde el 13 de febrero, forjaron una "solidaridad mutua" y apoyaron las cinco demandas de los presos de Pelican Bay y otras prisiones de California2. La iglesia Glide Memorial de San Francisco, una de las iglesias más conocidas del Área de la Bahía, celebró un acto "Sermones desde una celda: Predicando en contra de las prisiones de Estados Unidos" ante 2.000 personas, y la Campaña Nacional de Religiosos Contra la Tortura (NRCAT, siglos en inglés) redobló sus esfuerzos de poner fin al aislamiento en las prisiones estadounidenses. Gente famosa como Jay Leno, Bonnie Raitt y otras personas prominentes firmaron una "Carta abierta al gobernador Jerry Brown".

Entre los sucesos recientes está también la publicación en el Los Angeles Times y el Del Norte Triplicate del “¡Llamamiento de emergencia! ¡Únase con nosotros para detener la tortura en las prisiones en Estados Unidos!”, iniciada por la Red Parar la Encarcelación en Masa (www.stopmassincarceration.net) y firmado por una gama de organizaciones y personas, incluidos el actor Viggo Mortensen, Alice Walker, Cornel West, Noam Chomsky, el músico Tom Morello, la autora de The New Jim Crow Michelle Alexander y Daniel Ellsberg. En el transcurso de la huelga, el relator especial de la ONU Juan Méndez hizo una declaración en que dijo explícitamente que se debería abolir el aislamiento en Estados Unidos, mencionando en particular la prisión de Pelican Bay; y Amnistía Internacional escribió sobre las represalias contra los presos: "No se debería castigar a nadie por ejercer el derecho a la protesta pacífica... las autoridades penitenciarias de California tienen que dejar de jugar con la vida de las personas...". Los obispos católicos de California pidieron una investigación independiente del aislamiento en las prisiones de California.


Apoyistas de San Francisco de la huelga de hambre montaron una réplica de una celda de la Unidad de Vivienda de Seguridad para demostrar concretamente al público la tortura que sufren los presos. Foto: Especial para Revolución

Todo eso empezó a hacer que la cuestión del aislamiento se impusiera, hasta cierto punto, en la conciencia nacional y obligó al Estado de California a confrontar serias cuestiones de legalidad, moralidad y legitimidad. Cuando a principios de la séptima semana de la huelga un juez federal permitió la alimentación por la fuerza de los presos huelguistas de hambre de California, eso se hizo noticia nacional. Millones de personas que leen el New York Times y el Los Angeles Times, o leen los periódicos y noticieros en línea, o escuchan la radio alternativa, se enteraron de la huelga de hambre, la existencia del aislamiento indefinido y la lucha para pararlo.

Al entrar en la séptima semana de la huelga de hambre, los funcionarios penitenciarios de California obtuvieron una orden judicial que permitía dar de comer por la fuerza a los presos en huelga de hambre, incluidos los que habían declarado que no querían tal intervención. Unos eticistas en medicina escribieron hace poco en la revista The New England Journal of Medicine: “Alimentar a la fuerza a una persona competente no es una práctica de la medicina; es un asalto agravado. Utilizar a un médico para asaltar a los presos no cambia la índole del acto más que utilizar a unos médicos para 'monitorear' la tortura hace de la tortura un procedimiento médico".

Ahora estos presos heroicos han suspendido la huelga de hambre, pero la lucha por poner fin a la tortura en las prisiones sigue adelante Y ADEMÁS el apoyo a esta lucha de parte de gente de todos los sectores de la sociedad tiene que continuar y crecer. Urge que más personas sepan la verdad acerca de las condiciones de encarcelación en que los presos se ven obligados a vivir. Se requiere más resistencia en masa, de una forma redoblada, como dice la Llamada de emergencia para esta huelga de hambre: “Exigimos un fin inmediato a la tortura y la inhumanidad de la jaula de prisiones estadounidense: disuelva de inmediato todas las cámaras de tortura. ¡Cumpla las demandas de [los presos]!”

Se han programado audiencias legislativas estatales para más tarde este año. Nunca habrían programado estas audiencias si los presos no hubieran librado su heroica lucha con el impacto de su lucha sobre la sociedad, y dicha lucha es la única base sobre la cual se cumplirá con las demandas de los presos. Además, el 26 de septiembre, se celebrará una audiencia importante sobre la demanda federal que se presenta en nombre de los presos de la Prisión Estatal Pelican Bay que ya han pasado de 10 a 28 años en aislamiento. La demanda impugna la práctica del Estado de California del aislamiento prolongado, diciendo que se trata de un castigo cruel e inusitado en violación del derecho de los presos al debido proceso legal.

Un sistema ilegítimo defiende la tortura

Jeffrey Beard, el director de las prisiones de California y unos representantes mediáticos del Departamento de Correcciones y Rehabilitación de California (CDCR), diseminaban sistemáticamente la desinformación de que la huelga de hambre era una maniobra de las pandillas, que no se hacía en protesta por las condiciones de vida que constituyen la tortura, sino que representaba un intento de parte de las pandillas que operan en las prisiones y sus "mandamases" de “restaurar su capacidad de aterrorizar a sus compañeros presos, al personal carcelario y a comunidades por toda California”. Tales mentiras y engaños tienen el propósito de encubrir la tortura que se aplica a gran escala contra miles de presos.

Mientras esos presos se levantaban la cabeza y demostraban su humanidad, el Estado de California respondió a la huelga de hambre con una mayor represión brutal. A muchos huelguistas de hambre los trasladaron a la Segregación Administrativa ("la mazmorra") y les soplaron chorros de aire helado las 24 horas del día; les allanaron las celdas, confiscaron las pertenencias de algunos y además confiscaron cualquier tipo de artículo comprado en la tiendita carcelaria que podría darles nutrición, como paquetes de Kool Aid (que tiene glucosa); les negaron medicina a los presos con enfermedades crónicas. En cierto momento, las autoridades penitenciarias les confiscaron materiales jurídicos a los huelguistas de hambre y prohibieron la entrada a importantes representantes legales de Pelican Bay en un intento de aislar más a los presos. Además de lo ocurrido en Pelican Bay, en otras prisiones como Corcoran, las autoridades colocaron sacos de arena y colchones a las puertas de las celdas para reforzar psicológicamente la sensación de aislamiento; levantaron "reportes disciplinarios" contra los huelguistas de hambre en las SHU por participar en "actividades de pandilla" y a algunos les aumentaron su condena a la SHU por un período de 60 a 90 días. El la Prisión Estatal de Corcoran, Billy Sell presuntamente se ahorcó, y murió tras 13 días de huelga de hambre.

La declaración, ¿Qué revela en realidad la huelga de hambre de los presos de California?
Respuesta al artículo de opinión de Jeffrey Beard en el Los Angeles Times
, del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, rama de Los Ángeles, que salió el 7 de agosto de 2013 en el periódico Revolución, revcom.us, habla de la total crueldad e ilegitimidad de un sistema que aplica y depende de la tortura generalizada y la encarcelación en masa de ciertas nacionalidades para poder funcionar.

Esa declaración decía: “Piensen en lo que ese acuerdo significa: por décadas, las personas han luchado por mantener la razón en condiciones de encarcelación que con frecuencia hacen que se vuelvan locos. En la rebatiña por sobrevivir, se han atenido a divisiones sin sentido, buscando refugio en ‘su propia raza’, y abriendo espacio para sí mismo con el deseo de ser el número uno en una competencia desaforada. En la prisión todo se organiza para fomentar y reforzar las formas y el modo de pensar vinculados al contraponerse de unos a otros.

“Ante todo eso, en un principio eran decenas de miles de presos y ahora son cientos que dicen que NO. ¡NO! Que tomarán una postura juntos en contra de esa tortura criminal, promoverán la unidad y no la división entre las personas, se jugarán la vida por esto. En las palabras de un preso el día después de iniciar la huelga de hambre: ‘Acabamos de empezar la huelga de hambre, nos sorprendió que tantas personas participaran. Asiáticos, negros, blancos, hispanos. Es algo precioso’.

“¿Cómo ha respondido este sistema? Con más represión y más criminalización”.

 

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1. Para saber más acerca de la rebelión de Attica, véase Revolución #245, 11 de septiembre de 2011, "Aniversario 40 de la rebelión de la prisión Attica" [regresa]

2. Los presos expusieron cinco demandas esenciales en las huelgas de hambre de 2011 y 2013: 1) eliminar los castigos grupales; 2) abolir la política de rendir información y modificar los criterios de estatus de membresía activa/inactiva en las pandillas; 3) cumplir con la recomendación de la Comisión de Seguridad y Abusos en las Prisiones del gobierno federal estadounidense (2006) sobre un fin al confinamiento solitario de larga duración; 4) proporcionar comida adecuada y nutritiva; y 5) expandir y proporcionar programas y privilegios para los internos de estancia indefinida de las Unidades de Vivienda de Seguridad [SHU]. [regresa]

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