--> Shimon Peres, agente genocida en la “relación especial” entre Estados Unidos e Israel

Shimon Peres, agente genocida en la “relación especial” entre Estados Unidos e Israel

5 de octubre de 2016 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Cuando el ex primer ministro de Israel, Shimon Peres, murió el 28 de septiembre, Bill y Hillary Clinton emitieron un comunicado que dijo que Peres “era un paladín de la seguridad, prosperidad y posibilidades ilimitadas [de Israel] desde el nacimiento de Israel hasta el último día sobre la tierra de Peres”. En su panegírico, Barack Obama aclamó a Peres por servir a “la cooperación común, la cooperación vital que hace más seguras nuestras dos naciones”, pero también por encarnar “los lazos que más importan [y] son más profundos” entre Estados Unidos e Israel.

Lo que el presidente, el ex-presidente y la aspirante a presidenta dijeron es cierto. Pero no lo es según lo tenían pensado.

Shimon Peres sí fue un paladín de los intereses de Israel y un actor clave en lo que los gobernantes de ambos países celebran como la “relación especial entre Estados Unidos e Israel”. Y sí encarnó los “lazos que más importan”, la perspectiva compartida de los gobernantes de Estados Unidos e Israel. Como tal, Peres fue un arquitecto, verdugo e ideólogo clave por toda su vida para la limpieza étnica terrorista y el genocidio contra el pueblo palestino. Aún más, fue un facilitador y defensor de un mundo de explotación y opresión en que Estados Unidos es el mero mero.

Un terrorista de limpieza étnica de un estado que se construyó sobre la base de la limpieza étnica

Shimon Peres dejó su huella como un miembro de la Haganá, la milicia principalmente responsable de la limpieza étnica terrorista de aldeas palestinas durante la Nakba. La Nakba (en árabe significa “catástrofe”) fue una orgía de limpieza étnica terrorista que expulsó a un millón de palestinos de sus hogares antes, durante y después de 1948.

Durante la Nakba, los israelíes expulsaron brutalmente los palestinos de su tierra y de cientos de aldeas, los obligaron a huir con lo que pudieran cargar. Violaron, torturaron y asesinaron a muchos de ellos. Destruyeron sus aldeas e incluso muchos olivares y naranjales. Cuando la Nakba terminó, habían ocurrido 31 masacres documentadas, y probablemente aún más.

El sionismo y sus patrocinadores mundiales, las potencias capitalistas-imperialistas, declararon que Israel era una “tierra sin habitantes para un pueblo sin tierra”. Y siendo un influyente ideólogo del sionismo, Shimon Peres tiene fama por haber declarado que antes de que los colonos sionistas expulsaran a un millón de palestinos, “no existía nada ahí”. (Lea sobre la historia, la naturaleza y el papel de Israel en el número especial de Revolución, “El caso de ISRAEL — ¿Bastión de ilustración o matón para el imperialismo?”).

Un proveedor clandestino de armas nucleares para el Sudáfrica del apartheid

A mediados de la década de 1960, las luchas de liberación nacional por todo el mundo, los levantamientos en el territorio estadounidense y un rival emergente, la Unión Soviética y su bloque (donde el capitalismo se había restaurado desde mediados de la década de 1950) asestaban golpes al imperialismo estadounidense. En ese contexto, los gobernantes de Estados Unidos vieron el potencial de que Israel jugara un papel fundamental como perro de ataque y ejecutor de sus intereses en el Medio Oriente y más allá.

A partir de 1967, la “relación especial” entre Estados Unidos e Israel ha sido una piedra angular del dominio de Estados Unidos sobre un mundo de maquiladoras, plantaciones, barrios marginales y opresión. Como ministro de “defensa”, Shimon Peres fue un eje para establecer esa “relación especial”. Negoció una de las primeras compras importantes de misiles avanzados estadounidenses para Israel en 1963.

Shimon Peres se jactó de ser “un arquitecto del programa de armas nucleares de Israel”. Pero debería haberle conferido el crédito principal a Estados Unidos el que aprobó y facilitó el desarrollo de las armas nucleares de Israel a finales de los 1960.

Los defensores de Israel afirman que Israel necesita estas armas nucleares para defenderse. Pero la máquina de guerra de Israel no tiene ninguna legitimidad en absoluto. Lo que los defensores del sionismo llaman “defender a Israel” es, de hecho, defender la injusta, ilegal y terrorista limpieza étnica de Palestina. Dicho esto, ¿cómo explican los defensores de Israel el largo y profundo entrenamiento y equipamiento militares que Israel había proporcionado al ejército del apartheid de Sudáfrica y sus esfuerzos para darle armas nucleares a Sudáfrica?

A mediados de los años 1970, ese régimen violentamente supremacista blanco de Sudáfrica no era sólo una fuente económica vital de ganancias para los imperialismos estadounidense y británico, sino un sicario estratégico para llevar a cabo y patrocinar un régimen de terror en contra de las luchas de liberación y los emergentes regímenes independientes en los países vecinos. Muchos de esos movimientos y regímenes tenían lazos con la Unión Soviética imperialista que contendía con Estados Unidos por influencia en el sur de África. (A mediados de la década de 1950, una nueva clase capitalista reestructuró de forma sistemática a la Unión Soviética, cambiándola de una sociedad socialista a una sociedad de capitalismo de estado, y para mediados de la década de 1970, la Unión Soviética capitalista-imperialista ya contendía con el imperialismo estadounidense en todo el mundo, incluyendo en el sur de África. Vea “No sabes lo que crees que ‘sabes’ sobre… La revolución comunista y el VERDADERO camino a la emancipación: Su historia y nuestro futuro”, una entrevista a Raymond Lotta).

       

 

A los ojos de los gobernantes de Estados Unidos, el surgimiento de los movimientos de liberación y los nuevos regímenes en el sur de África —y especialmente la influencia de la Unión Soviética en estos— constituían una amenaza estratégica para el dominio global de Estados Unidos. Las guerras lanzadas por los sustitutos africanos de Estados Unidos y Sudáfrica en Angola y Mozambique resultaron en un reino regional de muerte y terror. Se calcula que desde los mediados de la década de 1970 hasta entrada la década de 1990, un millón de personas murieron en la guerra en Mozambique, y la guerra en Angola segó aún más vidas, con el desplazamiento de millones de otros en cada país.

Por mucho que los gobernantes de Estados Unidos necesitaran al régimen del apartheid, se encontraban frente a la indignación y oposición al apartheid en todo el mundo, por lo que a Israel le asignaron el trabajo sucio en aras de Estados Unidos. En 1975, Shimon Peres —sí, ese “hombre de la paz”— se reunió con el ministro de defensa sudafricano PW Botha para llegar a un acuerdo para que Israel capacitara al régimen del apartheid para tener armas nucleares. El grado en el que consumaron ese acuerdo secreto sigue siendo poco claro, pero Israel y el Sudáfrica del apartheid continuaron colaborando en el desarrollo de la tecnología militar de Sudáfrica, incluidas las armas nucleares.

Israel desempeñó un papel similar en lugares por todo el mundo cuando Estados Unidos necesitaba subcontratar la tortura, el terror y el genocidio, como en Guatemala a principios de los 1980 (lea “Crimen Yanqui Caso #95: El carnicero de Reagan comete el genocidio en Guatemala”).

La sangrienta esencia de un “hombre de la paz” de Israel

La primera Intifada (levantamiento) palestina estalló a finales de los años 1980, un período de sostenida rebelión heroica de las masas de Palestina que hizo frente a las balas, los buldóceres y las cámaras de tortura. Las tropas israelíes masacraron a más de mil palestinos en el período de seis años previos a 1993. La lucha del pueblo palestino granjeó mucho apoyo de la gente de todos los ámbitos de la vida en todas partes del mundo. Y las denuncias y la protesta a nivel global arrojaron luz sobre el papel de Estados Unidos en la masacre del pueblo palestino, manchando y desbaratando los esfuerzos de Estados Unidos de pintarse como una fuerza por la democracia y la igualdad en el mundo.

Por lo que, además de la abierta represión sangrienta y en contubernio con la misma, Estados Unidos e Israel iniciaron el llamado “Proceso de Paz”. En ese entonces, Shimon Peres era el ministro de Relaciones Exteriores de Israel bajo el primer ministro Yitzhak Rabin, y los dos hombres representaron a Israel en los “Acuerdos de Oslo”, firmados en 1993.

En virtud de ese acuerdo, Israel transfirió aproximadamente el 40 por ciento de Cisjordania a la Autoridad Palestina (AP). Ese territorio de la AP es sólo el 10 por ciento de la Palestina histórica y consta de pequeños trozos de tierra desconexos rodeados de zonas bajo control israelí. Israel mantiene el control de los caminos principales, recursos de agua esenciales y el acceso a los países vecinos y el mar. Los Acuerdos de Oslo no establecieron ninguna provisión para los millones de refugiados palestinos que viven fuera de Israel, Cisjordania y la Gaza.

A pesar del escandaloso e injusto carácter de los Acuerdos de Oslo, unas fuerzas en la clase dominante israelí identificadas con el actual primer ministro Netanyahu consideraron esos acuerdos como una traición a los intereses de Israel. Crearon un clima en Israel que llevó al asesinato de Rabin.

Una “relación especial” en un mundo de crisis

No hay sustituto para el papel que juega el estado de Israel como un sicario en aras de los intereses del imperio estadounidense, en el Medio Oriente y en todo el mundo. Desde Oslo, se ha intensificado la contradicción entre los intereses de Israel y su papel determinante como sicario del imperio estadounidense. No obstante, hoy, cuando los imperialistas estadounidenses se encuentran ante muchísimas crisis, cuentan con Israel en su equipo, pero éste le causa problemas al dueño. En materia diplomática, económica y militar, Israel depende de Estados Unidos.

La llamativa asistencia al funeral de Shimon Peres de “líderes mundiales” fue, en parte, una forma mediante la que las dos partes de la “relación especial” entre Estados Unidos e Israel, así como otros actores globales, impulsaban y presionaban los términos de esa relación. En parte, las loas a Peres de parte de Obama y los Clinton (¡Obama lo comparó con Nelson Mandela!) fueron una forma de contienda sobre el estado de la “relación especial”.

Pero Shimon Peres no era una “voz por la paz” o la libertad. Era un arquitecto y facilitador durante toda la vida de guerras terroristas, genocidas e injustas. Y fue un eslabón esencial de un sistema capitalista-imperialista dirigido por vampiros y monstruos que han hecho de este planeta un infierno para miles de millones de personas.

El hecho de que los “líderes del mundo”, sobre todo los gobernantes de Estados Unidos, elogian a la persona de Shimon Peres como un “idealista”, un “soñador” y un “luchador por la paz” indica qué tan carentes de toda redención que lo son sus valores y el futuro que le ofrecen a la humanidad.

Recursos y fuentes:

Número especial de Revolución: El caso de Israel: ¿Bastión de ilustración o matón para el imperialismo?

Shimon Peres: “Israeli war criminal whose victims the West ignored” [Criminal de guerra israelí cuyas víctimas las ignoró el Occidente], de Ben White, Middle East Monitor, 28/09/2016.

“Revealed: how Israel offered to sell South Africa nuclear weapons” [Al desnudo: Cómo Israel ofreció vender armas nucleares a Sudáfrica], de Chris McGreal, The Guardian, 24/05/2010.

 

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