Ben Carson: Recortador de fondos para la vivienda, Tío Tom que defiende la segregación, cristiano fundamentalista lunático... y nuevo miembro peligroso de la "Galería de Horrores"

17 de diciembre de 2016 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Según cualquier estándar convencional, Ben Carson es una obscena hazmerreír como secretario de Vivienda y Desarrollo Urbano (HUD, por las siglas en inglés). Hace menos de un mes, el amigo cercano de Carson, Armstrong Williams, dijo que Carson creía que “paralizaría la presidencia” en un puesto en el gabinete porque “El Dr. Carson cree que no tiene experiencia en el gobierno, nunca ha manejado una agencia federal”.

Pero hay un método fascista en esta locura. Al nombrar a Carson para encabezar HUD, Trump pone en un puesto poderoso en el gobierno a alguien que quiere diezmar la vivienda pública e impedir que el gobierno federal interfiriera con la segregación, y que encima es un cristiano fundamentalista lunático.

Ben Carson mantiene que todo intento de parte del gobierno para hacer frente a la discriminación en la vivienda es un “programa de ingeniería social obligatoria”. Dice que la delgadísima red de seguridad que proporciona viviendas apenas soportables —o no soportables— a las personas pobres, los residentes de barrios marginados, y los negros y latinos en las viviendas públicas multifamiliares y los sucios refugios para los sin hogar es demasiado, que sólo promueve “la dependencia”. ¿Qué cree usted que un nombramiento como este implica para las personas para quienes los existentes programas de mierda gubernamentales son necesarios para sobrevivir?

Barack Obama combinó, por un lado, algunas referencias a los “pecados del pasado” de Estados Unidos y programas de reforma para mejorar un poco el nivel de vida entre las masas en general y, por el otro, sermoneos a los jóvenes negros de que fundamentalmente su situación es su propia culpa. Ben Carson hace este último sin admitir que hay legitimidad alguna en denunciar la supremacía blanca. Se promueve a sí mismo (y lo promueve todo tipo de supremacistas blancos) como prueba viviente de que los negros pueden triunfar en Estados Unidos. Y si no, insiste Carson, [¡]“la pobreza en verdad es más una elección que ninguna otra cosa”[!]

Ben Carson canaliza el espíritu de esas fuerzas entre la gente judía en la Alemania de Hitler quienes insistieron en que trabajar con Hitler era la mejor manera para que los judíos, o al menos algunos de ellos, pudieran sobrevivir bajo los nazis. Denunciaron a los sectores más pobres y desesperados de la población judía y los entregaron a los nazis (ver “¿Acaso debería alguien de los oprimidos ingresar en la policía para ‘mejorar las cosas’? Se ha intentado antes, así que vamos a ver cómo resultó”).

Y entonces tenemos el factor fascista cristiano. Carson es un religioso fundamentalista, y vitupera la ciencia. Mantiene que la Tierra se creó en seis días, y punto. Y que la teoría del Big Bang, que en este momento representa el consenso de los científicos sobre los orígenes del universo tal como lo conocemos, es “ridícula”. Niega el hecho de la evolución. Insiste en que el cambio climático —que amenaza la supervivencia de la especie humana— no es gran cosa y no es el resultado de la actividad humana (“siempre habrá enfriamiento o calentamiento”). Y exige que se obliguen a las mujeres a tener hijos contra su voluntad, en la forma de prohibir todo aborto excepto cuando la vida de una mujer está en peligro, es decir, obligarles a tener hijos incluso a las mujeres violadas o víctimas de incesto. Dijo que “le encantaría” ver derribado Roe contra Wade, allanando el camino para hacer ilegal el aborto en casi todos los casos.

Ben Carson es un teócrata que se opone a las distinciones entre la iglesia y el estado. Dijo durante su propia campaña a la presidencia que “esta es una nación judeocristiana”. Y “absolutamente no estaría de acuerdo con” permitir que un musulmán fuera presidente de Estados Unidos.  Al agregar a Carson al gabinete aumenta el factor fascista cristiano, representado por Mike Pence y otros en el régimen fascista de Trump. O, como el columnista del New York Times, Charles Blow los ha llamado con acierto, la “Legion of Doom”, o sea, la Galería de Horrores.

Así que lo que quizás parezca ser simplemente un caso de nombrar erróneamente a un loco desgraciado sin cualificación para estar a cargo de la vivienda y el desarrollo urbano... en realidad es una medida sumamente consciente y calculada con implicaciones muy siniestras. Y una más, muy urgente, razón por la cual al Régimen de Trump hay que pararlo antes de que se inicie.

 

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